
En el marco del segundo aniversario de la represiòn a Emeterio Merino Cruz, familiares y amigos del activista marcharon del IEEPO al zòcalo capitalino para exigir justicia y castigo a los responsables.
A la calenda se sumaron familiares de los presos polìticos y de activistas asesinados durante el movimiento social del año 2006 y 2007, quienes a una sola voz externaron su repudio a la polìtica de garrote del gobierno de Ulises Ruiz Ortiz.
El primer mitìn de los appistas se llevò a cabo a las afueras del penal de Santa Maria Ixcotel en apoyo y solidaridad a los presos polìticos Juan Manuel Martìnez Moreno, Pedro Castillo Aragòn, entre otros; asì tambièn para exigir la libertad de los Loxicha, Xanica, Guevea de Humbold y San Blas Atempa.
La marcha nuevamente se detuvo en la calzada Niños Hèroes esquina con Nezahualcoyotl a unos cuantos metros de la emisora La Ley 710, donde los activistas recordaron a los 26 militantes de las APPO asesinados por las caravanas de la muerte.
Al son de la mùsica folklòrica oaxaqueña y el estruendo de los cohetones, se llevò a cabo otro mitin a unos metros del Cerro del Fortin encabezado por Emeterio Merino, que se avocò a recordar la represiòn y tortura que viviò junto a otros manifestantes en el año 2007.
El obrero mostrando las lesiones fìsicas y psicologìcas provocadas por los granaderos al mando de Aristeo Lòpez Martìnez (ejecutado), Alejandro Barrita (ejecutado), Daniel Camarena Flores y Sergio Segreste Rìos, llamò al pueblo a no claudicar en la lucha hasta la libertad de los presos polìticos, la presentaciòn con vida de los desaparecidos y justicia para los appistas asesinados.
“Hace dos años cuando veniamos en una marcha pacìfica fuimos brutalmente reprimidos por la policìas, varios compañeros sufrieron lesiones, otros màs fuimos detenidos y luego objeto de torturas por òrdenes del tirano Ulises Ruiz; no podemos olvidar los excesos de este gobierno y debemos continuar en pie de lucha”, mencionó.
Merino Cruz ante unas 3 mil personas, recordò los momentos en que fuera detenido y salvajemente golpeado hasta quedar en coma, “veniamos caminando, de pronto los jefes policiacos dieron la orden para reprimirnos, por momentos pedì clemencia porque unos granaderos me orinaban la cara, otros me dieron toques elèctricos en los testìculos y tambièn me quemaron mis partes con soplete”.
Tras el pronunciamiento del obrero, los manifestantes continuaron su camino hacia la Alameda de Leòn, lugar en el que realizaron otro mitin y luego quemaron juegos pirotènicos; esta vez los encapuchados e infiltrados no aparecieron para hacer desmanes y confrontar a la APPO con el pueblo oaxaqueño, pues habìa la consigna del magisterio de detenerlos y entregarlos a las autoridades.
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