lunes, 15 de febrero de 2010

LA APPO SUPERO LA GUERRILLA EN OAXACA DEL 2006

La guerrilla actuó en 2006, pero fue rebasada por APPO: ex comandante Antonio
Abundio Núñez
lunes, 15 de febrero de 2010

La guerrilla sí estuvo presente en Oaxaca en el 2006, pero fue rebasada por el movimiento que encabezó la APPO, admite el ex comandante Antonio, máximo dirigente del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI) hasta finales de 1999, cuando fue aprehendido y encarcelado durante los últimos diez años.

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De vuelta a la lucha, pero ahora en el ámbito legal y pacífico, Jacobo Silva Nogales, como se llama, refiere que conoció perfectamente a Gabriel Alberto Cruz Sánchez, haber sido éste parte de el Ejército Popular Revolucionario (EPR), reprueba su desaparición ocurrida en mayo de 2007, junto con Edmundo Reyes Amaya.

Acompañado de su esposa Gloria Arenas Agis, la ex coronela Aurora del ERPI, Silva Nogales dice que muchos revolucionarios participaron en el movimiento social de Oaxaca, aunque el Estado utiliza este hecho como un elemento más para la represión.

"La guerrilla está donde menos lo imaginan", señala y explica que los grupos armados fueron rebasados porque "el movimiento popular oaxaqueño fue más allá y no se subordinó a ninguna dirección rebelde".

"¿Quién se esperaba un movimiento tan masivo como el del 2006?", pregunta y puntualiza que la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) superó el planteamiento vanguardista de la guerrilla porque la gente misma dirigió el rumbo, sin alianzas ni jefes que les dieran órdenes.

A sus 52 años de edad --de los cuales 20 estuvo en las montañas de Guerrero organizando y dirigiendo al PROCUP-PDLP, luego al EPR y después al ERPI y los últimos 10 en la cárcel de máxima seguridad del país-- Silva Nogales da gracias al pueblo de Oaxaca por la enseñanza del 2006 y parte del 2007.

Oaxaqueño, originario de Miahuatlán de Porfirio Díaz, que abandonó a los 14 años de edad para irse a vivir al Distrito Federal, se pronuncia por extender la experiencia de la APPO al resto del país.

Encanecido el pelo, aún con dolencias de las torturas a las que fue sometido por la policía federal en las inmediaciones del Aeropuerto de la Ciudad de México, tras su detención, y luego en la cárcel de La Palma, Estado de México, el ex comandante Antonio sostiene que "el pueblo de Oaxaca no está aniquilado", sino con toda una experiencia que puede resurgir en cualquier momento.

A diferencia de otros ex guerrilleros que reniegan de su historia, Jacobo Silva Nogales sostiene que la vía armada será justificable siempre que haya represión o fraude, pues el Estado mismo se encarga de brindar estas condiciones.

Aclara que él y su compañera Gloria están ahora en la lucha legal y pacífica porque las condiciones así los colocaron, tras 10 años de prisión.

"Esta es mi nueva trinchera. No estoy arrepentido de haber estado en la guerrilla. Mi corazón está ahí. Esa es mi convicción, porque volver a la lucha armada más que beneficiosa sería perjudicial para mis ex compañeros", dice.

Desde los 14 años de edad, cuando abandonó su natal Miahuatlán, Jacobo Silva Nogales tenía pensado volverse guerrillero, aspiración que concretó cerca de los 20, luego de alimentarse con lecturas sobre las matanzas de estudiantes en Tlatelolco 1968 y el Jueves de Corpus 1971, impulsado también por su admiración a Lucio Cabañas Barrientos.

"La cárcel no me venció en lo absoluto. Es más, ni siquiera me hizo titubear. Mi camino estaba trazado desde los 14 años", puntualiza.

De sus 30 años de lucha, dice que le gusta la forma de ser del indígena, "porque cuando se convence, da el corazón".

En 1998, Silva Nogales, su compañera Arenas Agis y un grupo de rebeldes se separan formalmente del EPR para formar el ERPI por problemas en la forma de conducción del movimiento revolucionario mexicano.

El hecho les ocasiona ser considerados "traidores" y el entonces "Comandante Antonio" es condenado a muerte por un tribunal revolucionario del EPR integrado, entre otros, por Gabriel Alberto Cruz Sánchez, hermano de Tiburcio, el máximo dirigente del grupo armado, aunque la sentencia no se cumple.

A la fecha, Silva Nogales sostiene que "independientemente de las contradicciones con Gabriel Alberto, a quien conocí perfectamente, o con la organización que él representaba, su desaparición nunca debió ser porque es algo aberrante".

Jacobo y Gloria recorren el país y ahora están en Oaxaca para hablar de su experiencia en los caminos de la revolución y exponer su nueva propuesta de lucha social a través del "poder popular", la llamada "tercera vía", que implica "mandar obedeciendo".

Ramiro, el guerrillero incorruptible

El ex comandante Antonio confirma que el comandante Ramiro, del ERPI, murió como se informó por medio de la prensa el 4 de noviembre de 2009, acribillado por el sicario Cayetano Alvarado Palacios, "El Cuche blanco", quien opera bajo las órdenes de Rogaciano Alba Álvarez, "El Roga", capo del narcotráfico en el estado de Guerrero capturado recientemente por el Gobierno federal.

Acusa que en este hecho tendría responsabilidad el actual gobernador de Guerrero, Zeferino Torreblanca Galindo, del PRD, porque además de reprimir al movimiento social permitía el secuestro y tortura de los luchadores sociales y protegía a Rogaciano.

Luego refiere que fue él quien aceptó el ingreso de Ramiro a la guerrilla cuando éste apenas tenía 14 años de edad, recomendado por gente que colaboró en el movimiento de Lucio Cabañas.

Era el año 1988, cuando el surgimiento del Frente Democrático Nacional (FDN), con Cuauhtémoc Cárdenas a la cabeza, y en un rato de plática, llevados por Ramiro, 15 jóvenes se unieron al EPR que entonces dirigía el comandante Antonio en las montañas guerrerenses.

Recuerda que contra las órdenes de la dirección nacional del EPR, que minimizaba esa forma de reclutamiento, él accedió, cubierto su rostro con una capucha, a entrevistarse con los nuevos rebeldes para aceptarlos en sus filas.

Señala que como responsable del ERPI de una zona del estado de Guerrero, el comandante Ramiro siempre mantuvo su oposición a las actividades del narcotráfico y por eso siempre buscaron asesinarlo.

Dice que primero pretendieron sobornarlo, comprarlo. Le ofrecieron mucho dinero, incluso 100 hombres pagados para la guerrilla y hasta un helicóptero para que sorteara los peligros, pero él nunca aceptó, hasta que lo mataron.

La ex coronela Aurora recuerda que Ramiro se ganó el grado de comandante entre la gente, que lo quería y respetaba, porque a pesar de su juventud, sabía escuchar y apoyarlos en el momento indicado, al grado de correr a balazos a los paramilitares cuando intentaban alguna acción contra la población.

Y Jacobo Silva Nogales completa: "Murió Ramiro, pero quedan otros 14 como él, igual de íntegros y combativos".


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