Carta al Congreso del Estado de Oaxaca, Enviada el 12 de Diciembre de 2011
de Jorge Solórzano Arellano, el Lunes, 12 de diciembre de 2011 a la(s) 2:06
“….me metieron mano mas o menos 13 estudiantes, sentí vergüenza, enojo, me tapaba la cara con la sábana para que no me miraran”1
Dirigido con respeto a las Diputadas y Diputados del Honorable Congreso del Estado Libre y Soberano de Oaxaca.
Mi nombre es Jorge Solórzano Arellano soy Médico Cirujano egresado de la Universidad Autonoma “Benito Juárez” de Oaxaca. Durante 12 años me desempeñé como socorrista de la Cruz Roja Mexicana y en los últimos 2 como Coordinador Estatal de Capacitación y Coordinador Estatal de Servicios Médicos, he colaborado en diferentes foros con la organización Nueve Lunas y fuí parte del comité revisor y diseñador de los protocolos para las tajertas de consulta del libro “Parteras Cuidando Vida, Manual de Urgencias” escrito por Cristina Galante y Araceli Gil y publicado por Nueve Lunas con apoyo de Sedesol.
Actualmente vivo en el Condado de Los Angeles, California y estoy terminando mis estudios como TUM Básico en el Center for Prehospital Care at David Geffen School of Medicine en la Universidad de California Campus Los Angeles (UCLA).
Me pronuncio en calidad de testigo de la existencia de la Violencia Obstetrica y la necesidad que tiene nuestro Estado de que la misma se tipifique. En primera instancia como respuesta a las necesidades de nuestra comunidad que requiere una certeza juridica ante la violación sistematica de sus derechos por parte de los trabajadores de la salud.
En segunda como un ejercicio de congruencia con los articulos 1o y 4o Constitucionales y tambien a la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer y la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer, "Convención de Belém Do Pará", de las cuales México es parte.
Empezaré relatando uno de los casos que más impacto han tenido sobre mi ejercicio como médico, el caso que comento tuvo lugar un fin de semana en el segundo trimestre del año 2004. En ese entonces me desempeñaba como médico pasante en el Hospital Rural No. 38 del IMSS Oportunidades, localizado en la comunidad de Tlacolula de Matamoros, Oaxaca.
Aquel día me econtraba de guardia en el servicio de Urgencias del hospital cuando una mujer llamó a consulta. Era mujer timida, de baja estatura, tendría aproximadamente 21 años de edad y tanto por su apariencia general tanto por su acento era evidente que era de extracción indígena; le pedí que entrara al consultorio y noté que caminaba con gran esfuerzo, me entregó una nota que había sido escrita en una receta por un médico privado de su comunidad. La nota médica no proporcionaba mucha información de los antecedentes o de la condición de la mujer que en adelante llamaré Jimena para respetar su identidad.
De la nota médica se rescataba el hecho de que Jimena había sido atendida dos semanas antes en nuestro hospital debido al nacimiento de su hijo. Una semana después, acorde a la nota médica, presentó fiebre y escalofríos por lo que acudió a consulta con el médico que enviaba la nota.
La paciente había sido tratada con un antibiotico que le era aplicado a razón de una ampolleta diaria y por la cual el médico cobraba $200.00 por aplicación según lo que Jimena me comentó. Aquel día se sentía peor de lo que había estado en días previos por lo que fué con su médico y este la remitío al hospital con la citada nota.
Tras solo un par de segundos Jimena yacía inconsciente en la mesa de exploración y el abdomen expuesto mostraba una coloración entre pálida y amoratada presentando piel marmorea generalizada.
El hallazgo mas impactante fue que al colocar una sonda urinaria en lugar de orina clara denaba un liquido extremadamente espeso, de color negro y de una fetidez que solo había presenciado en los peores casos de grangrena que había atendido anteriormente.
Despues de conseguir un chofer para la ambulancia trasladamos a Jimena al Hospital General de Oaxaca, ahí fue ingresada a la Unidad de Cuidados Intensivos y jamás volví a saber de ella.
Notifiqué al director del hospital del caso y en los meses siguientes al evento nunca supe de que se realizará investigación alguna en el hospital. Que decir del médico que la trató durante la última semana previa al evento.
No hubo responsables. El caso pasó como muchos otros, desapercibido sin que nadie hicera algo al respecto. No recuerdo que tras el evento alguien haya propuesto una jornada de capacitación para evitar problemas similares.
Este caso que comento se presenta diariamente en muchos hospitales de nuestro Estado, tanto públicos como privados, sin que nadie tome medidas correctivas al respecto. El encubrimiento sistematico de los trabajadores de la salud ha hecho que la violencia hacia la mujer embarazada sea vista como “normal”.
Planteemos el escenario una mujer de clase media baja que acude a cualquier centro de salud porque ha empezado a regularizarse el trabajo de parto. Digamos que esta mujer tiene 25 años, es su primer embarazo, acudió puntualmente a su control prenatal y tiene un parto de bajo riesgo. ¿Que le espera a esta mujer cuando llegue al hospital?
Primero que todo tendrá que esperar, dependiendo del hospital y de la hora del día la espera toma de unos minutos a una hora por lo general. Se le conducirá a un cuarto de valoración dónde tendrá que entrar sola, despojarse de su ropa completamente para ser revisada sin mediar muchas explicaciones, un médico interno o residente de primer año realizará la primera evaluación, si no hay progresos le indica a la mujer que salga a caminar y por todo motivo evite comer, ya que si se complican la cosas será necesario someterla a cirugía.
En promedio toma entre 12 a 24 hrs para una mujer en su primer parto completar este proceso lo que implica en algunos casos alrededor de 12 horas de ayuno. La primera evaluación fué a las 12 del día y acorde al consejo médico esta mujer ha estado caminando la mayor parte del día -para facilitar el borramiento y dilatación del cuello de la matriz- y acorde a las indicaciones recibidas no ha comido ni bebido cosa alguna, a las 10 de la noche es valorada nuevamente y como aún no ha completado la dilatación mínima de 4cm tiene que seguir caminando.
Como la mayoría de las mujeres de nuestro Estado proviene de una comunidad que está lejos del hospital y las condiciones de transporte son tan precarias que prefiere esperar a las afueras del hospital hasta que pueda ser ingresada. Como no hay una sala de espera comoda y acorde a sus necesidades está casi en la calle, caminando, con hambre, cansada y desvelada. A las 11 de la noche es valorada nuevamente, sus genitales inflamados de las valoraciones a que ha sido sometida pero finalmente es ingresada al hospital.
Ahora que es ingresada ya no puede moverse, está postrada en una cama, en ayuno de más de 10 horas y en las siguientes 4 a 6 horas no sabe absolutamente nada de su familia, está sola confinada a una sala en una cama con colchón de plastico que solo le hace sudar, con los genitales inflamados, el dolor de parto y compartiendo su experiencia -en el mejor de los casos- con otras 4 parturientas en la misma condición. Los médicos piensan que llamar a una mujer/madre en trabajo de parto parturienta o puerpera no es ofensivo.
¿Que piensa Usted?
Tras un ayuno de 14 horas, desvelo, cansancio, constante introducción de los dedos del examinador en la vagina para valoración tiene sus genitales adoloridos, suda, se presenta el momento de pasar a la sala de expulsión. Esta cansada, desvelada, hambrienta y tiene todavía que entregar a un nuevo ser al mundo.
Cuando se encuentra en la sala de expulsión entra en un nuevo trance, es colocada en una mesa, abierta de piernas, sus partes privadas dejan de serlo para ahora ser expuestas, públicas, sus genitales son aseados y manipulados por una persona que no ha tenido la cortesía de presentarse o preguntarle su nombre, se le ordena que puje, se le reprende si no lo hace en la manera que el médico espera.
Una enfermera detrás de una mascara comenta “vamos señora no se queje, como cuando se la estaban metiendo no se quejó” o “abrá las piernas si ya lo ha hecho para coger ahora hagalo para parir”, “puje más fuerte, no así no ¿Quiere que su hijo se muera?”
Previo a o durante la salida de la cabeza la mujer es mutilada para facilitar el trabajo del médico, a esta mutilación se le da el eufemismo de episiotomía, sin embargo no deja de ser una mutilación y la mujer no tiene derecho a decidir si se realiza o no, el consentimiento informado solo es más paja en la NOM para el manejo del embarazo, parto y puerperio, y en aquella que habla del expediente clínico. Si no ha salido el bebé habrá que cortar más y más y más no importa que sea lo que cortes, vagina, nalga, ano el procedimiento debe realizarse, todo sea por el buen nombre de la ciencia.
Cuando el niño nace se corta el cordón umbilical de inmediato y se le traslada a otro cuarto para ser valorado, la madre no sabe dónde está hijo y el hijo no tiene idea de dónde está su madre.
Se oye la voz de otro médico “Vásquez, apurate que tengo a otra gorda lista para expulsión y necesito la sala”, sale la placenta- el médico la revisa y está completa, pero el especialista ha dicho que a pesar de ello -y de que este contraindicado en la NOM- debe revisar que nada haya quedado dentro de la madre.
Toma una gasa y la enrolla entre sus dedos, le dice a la mujer que inspire profundo y mete la mano completa dentro de la mujer, con una mano sostiene el fondo del utero mientras con la gasa, en la otra mano, raspa el interior de la matriz de la mujer, ella sangra y sangra y contiene su llanto, está exahusta, mutilada, humillada, solo quiere que el médico termine, dos minutos después el sangrado ha parado, se le administra de rutina 20UI de Oxitocina para evitar el sangrado en la sala de recuperación, le muestran el sexo de su hijo, le preguntan si quiere usar un Dispositivo Intrauterino para no embarazarse de nuevo, no tiene ganas de pasar de nuevo por lo mismo, coaccionada y sin información acepta, el milagro del nacimiento se ha completado.
Esto lo presencie en más 50 ocasiones en los hospitales públicos de nuestro Estado, muchas otras anecdotas más se sumarian a aquellas que yo viví, cuando con ironía y sarcasmo los médicos en una reunión de amigos y colegas comentan abiertamente todos los errores que han cometido, cosas como “pobre mujer, espero pueda volver a disfrutar su sexualidad, esa episiotomía que hice fué una nalgotomía” estallan la risas, siento impotencia, no estudíe medicina para hacer y presenciar esto, no quiero saber nada más en mi vida de obstetricia.
Un año después regresará al hospital porque el DIU no ha funcionado, otra vez pasará por lo mismo, con una critica más “señora Usted no sabe más que coger y parir” se ruboriza y esconde su vergüenza, esta sola, ni su esposo ni su familia están para defenderla.
La Organización Mundial de la Salud define salud como “no solo la ausencia de enfermedad sino el completo estado de bienestar físico, mental y social”.
Este término es mundialmente aceptado y cada médico al que se le pregunte estará inmediatamente de acuerdo en que es lo correcto y lo defendería hasta las últimas consecuencias.
Basado en esta definición pregunto:
¿Es sana una mujer la que por un proceso natural como el parto se le restringe la libertad de movimiento, es separada de su familia, privada de alimento y se le estimula a un ejercicio extenuante para luego ser mutilada y humillada?
Acorde a la definición anteriormente mencionada de ninguna manera, para ser considerada sana tendría que tener un soporte familiar que constituye su entorno social disponible de inmediato y ayudandole a transitar por este tan natural proceso y tan antiguo como la especie misma, debería tener libertad de posición para garantizar su bienestar físico y se deberían tomar todas la medidas necesarias para preservar su salud e integridad física, mental y social.
¿Por qué entonces la medicina en el nombre de la ciencia y del progreso de la investigación científica promueve prácticas que por definición están en contra del completo estado de bienestar físico, mental y social?
¿Por qué un gremio pugna en contra de un marco regulatorio que garantiza los derechos humanos y de género de una comunidad? La respuesta está a discusión en su asamblea.
En el terreno estricto del derecho la Suprema Corte de Justicia de la Nación en su pagina de internet declara lo siguiente:
“De acuerdo con la Constitución Mexicana, la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer, "Convención de Belém Do Pará"; y la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, todas las mujeres tienen derecho a:
•el pleno reconocimiento de su dignidad como personas
• el respeto a su vida
• el respeto a su integridad física, psíquica y moral
• la libertad de procreación
• la igualdad de protección ante la ley
• un recurso sencillo y rápido ante los tribunales competentes, que las ampare contra actos que violen sus derechos
• la libertad de expresión y de información
• igualdad de participación en las funciones, asuntos y decisiones públicas
• ser valorada y educada fuera de patrones estereotipados de comportamiento y prácticas sociales y culturales basadas en conceptos de inferioridad o subordinación
• vivir libre de discriminación en la esfera de la educación, la vida política, el matrimonio y la familia, el empleo, la atención médica, la vida económica y social, etc.
• que se tenga en cuenta la situación de vulnerabilidad a la violencia que pueden sufrir en razón, entre otras, de su raza, embarazo, discapacidad, edad, situación socioeconómica, privación de su libertad o de su condición étnica, de migrante, refugiada o desplazada.”
(Tomado de http://www.equidad.scjn.gob.mx/spip.php?page=lineas&id_article=15)
A todas luces parece evidente que el personal de salud debería proteger y salvaguardar la salud y la dignidad de las personas, sin embargo se ha documentado casos que demuestran fehacientemente que su actuar es lejano a la realidad de su profesión.
El siguiente extracto fue obtenido de la pagina de la Suprema Corte de Justicia de la Nación dónde se sienta precedente del actuar del personal de salud con respecto al respeto a los derechos sexuales y reproductivos.
“En materia de los derechos sexuales y reproductivos el consentimiento informado, constituye la pieza clave para analizar este tipo de casos. El motivo que debe determinar la voluntad de toda persona para adoptar cualquier método de planificación familiar debe ser una decisión libre e informada para optar por determinado método de control de natalidad...
... el método utilizado por el sector salud, fue abusar de la pobreza y necesidades de subsistencia de los indígenas para convencerlos de la vasectomía, por lo que a todas luces el consentimiento otorgado por los Me phaa y al que se aferra la Secretaría de Salud para justificar su actuar se encuentra manipulado, toda vez que no estamos en presencia de un consentimiento informado, sino ante un consentimiento viciado.
Sin duda resalta que estamos en presencia de 30 agraviados, es decir, no se podría argumentar que se trata de casos aislados. Desde el año de 1999 y posteriormente en el 2001 tanto la Comisión Estatal como la Nacional de Derechos Humanos solicitaron a la Secretaría de Salud que revisaran sus políticas de planificación familiar, sin embargo la dependencia ha sido omisa y finalmente permisiva de dichas conductas pues a la fecha los funcionarios responsables siguen en servicio.
Resulta preocupante que ante casos tan evidentes, bien documentados y sobre todo sustentados no sólo por este Centro de Derechos Humanos sino que también por otros dos organismos públicos de defensa de las garantías individuales, no generen una actitud
autocrítica de la dependencia responsable, sino que la respuesta sea descalificar a los defensores de derechos humanos como lo hace el Lic. Luis Enrique Díaz Rivera, Jefe del Departamento Jurídico de la Secretaría de Salud, quien incluso según lo publicado por El Sur ha acusado a Tlachinollan de tener intereses económicos en el presente caso lo que a todas luces constituye una argucia defensiva y evasiva.
Los derechos fundamentales deben constituir un elemento sustancial de las políticas públicas de gobierno, sin embargo, parece ser que las tendencias del pasado que ubican la defensa de los derechos como un enemigo, continúan vigentes, pues sólo eso explica que la defensa del sector salud sea a través de la ofensa hacia los defensores de los derechos humanos.”
(Tomado de: http://www.equidad.scjn.gob.mx/IMG/pdf/La_esterilizacion_forzada_de_indigenas_a_traves_de_engano_no_es_un_hecho_aislado_Falaces_los_argumentos_de_la_Secretaria_de_Salud.pdf)
Este texto sienta el precendente que por intereses gremiales los trabajadores del sector salud son capaces de violar los derechos fundamentales de terceros y desafortunadamente no es ni el único ni el último caso y peor aún, en el Estado de Oaxaca violaciones similares al derecho al consentimiento informado son sistematicamente violentadas por el personal de salud que resulta impune en la mayoría de los casos amparado en la pobreza e ignorancia de aquellos que no conocen sus derechos y que en los pocos casos que se atreven a denunciar la burocracia jurídica termina por convertirse en un laberinto que hace que pierdan las esperanzas de obtener justicia.
Teniendo como marco el Primer Informe Mundial de Violencia y Salud, la Organización Mundial de la Salud define la violencia como:
“El uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o una comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, daños psicológicos, trastornos del desarrollo ó privaciones.”
Según el mismo informe la complejidad de la violencia no permite poder realizar una clasificación integral o que sea universalemente aceptada.
En el reporte de la OMS establece muchos de los actos violentos no son denunciados o son enmascarados por una falta de definición clara de que constituye un acto violento. Esto deja en clara indefension a las víctimas que sin un marco operativo claro no pueden ser protegidas contra la violencia que se ejerece contra ellas.
Un ejemplo claro de esta situación es el hecho de que durante el siglo pasado los correctivos físicos en las escuelas eran ampliamente aceptados y podrían ir desde el uso de una regla, vara, cincha por parte de los maestros hasta el clásico jalón de orejas, patillas o nalgadas no sin ir acompañadas de calficativos o insultos.
Debido a que las acciones violentas están vinculadas a la cultura de la sociedad de lo que es aceptable o no, estas manifestaciones pueden ser solapadas por largo tiempo antes de que sean tipificadas como conductas violentas que afectan el desarrollo integral de los individuos, orillandolos a ser aún más violentos.
La OMS detalla en el informe que las víctimas de la violencia no mostrarán el mismo patrón de respuesta al mismo tipo de maltrato, esto dependerá de la personalidad y la fortaleza de cada individuo tanto como al soporte social que le respalde (pareja, amigos, familia, etc.).
Un indicador común para medir la violencia es la mortalidad en una población, sin embargo la OMS detalla que las cifras de las muertes violentas solo reflejarían una parte de la realidad, esto debido a que la mayoría de las veces el maltrato no conduce a la muerte de la victima y esta puede terminar con mutilaciones, problemas de salud, disfunciones sexuales y trastornos psicológicos que en la mayoría de los casos pasan desapercibidos o peor aún como normales.
La OMS ha urgido a todos sus países miembros a tomar medidas preventivas y correctivas para identificar aquellos tipos de violencia que no han sido considerado y que siguen vulnerando a cientos de miles de vicitimas alrededor del mundo.
Este exhorto no solo considera que exista una mejora en las prácticas de las comunidades sino que insta a las autoridades locales, regionales y nacionales a desarrollar un marco jurídico que evite que aquellos que ejercen la violencia queden impunes y evite que el circulo vicioso de la violencia se repita de manera infinita.
En estos días que se discute la reforma de ley que tipifica la Violencia Obstetrica y que tantos grupos de trabajadores de la salud se promulgan en contra de la misma valdría la pena analizar con que autoridad hablan de algo que ven como cotidiano y totalmente normal e incluso proclaman esta ley como un “atentando contra el libre ejercicio médico”.
Lo más cercano a una comparación sería que los padres abusadores se promulgaran en contra de la “Declaración universal de los derechos de la infancia” porque atenta contra su “libre ejercicio de la paternidad”.
Un discurso tan patetico y tan alejado de la realidad de nuestra sociedad y que en última instancia atenta contra la vida, la salud, el libre ejercicio de la toma de decisiones sobre la sexualidad y reproducción no debe ser considerado como definitorio de la toma de decisiones que afectarían a la mayoría.
Oaxaca cuenta con 16,000 trabajadores en Servicios de Salud de Oaxaca de estos alrededor de la mitad estarán relacionados en la atención a pacientes (médicos y enfermeras de diviersas categorias) asumiendo que todos ellos están en contra a la reforma del código penal -lo cual se aleja de la realidad- sería asumir que menos de 8,000 personas están decidiendo sobre el futuro de las aproximadamente 906,875 mujeres en edad fertil (acorde al Censo Nacional de Población y Vivienda 2010) que habitan el Estado.
Esto se deriva toda vez que son las mujeres en edad fertil quienes están potencialmente expuestas a este tipo especifico de violencia. Aunque evidentemente estás cifras pueden parecer inexactas a falta de un mejor indicador tendríamos que usar este.
La pregunta derivada es la siguiente ¿Es justo que una minoría 113 a 1 decida el futuro de estas mujeres? ¿Porque su futuro? Porque la violencia deja huella en la víctima, si bien es cierto que difiere de individuo a individuo tambien lo es que la violencia que se ejerce sobre nosotros nos deja marcados para siempre.
Algunos colegios médicos exigen que se permita una autorregulación del ejercicio médico, que ya ha quedado demostrado es violento hacía sus iguales. Si permitieramos que esto ocurra y dejamos en sus manos sin restricción o condición alguna la vida y salud de las mujeres me queda una duda ¿Quien vigila a los vigilantes?
Una ley que especifique que es y que no es aceptable para la sociedad es necesaria para que no ocurran abusos a quienes en ella viven y quien sería si no los representantes de esa sociedad los responsables de garantizar la protección de sus ciudadanos.
En una sociedad como la nuestra en que la violencia es el pan nuestro de cada día desde la casa a la escuela, de la escuela al trabajo y regresando al seno de la familia no es extraño que el ciclo de la violencia regrese al momento mismo del nacimiento.
Señoras Diputadas y Señores Diputados de la Asamblea Legislativa del Estado de Oaxaca, hoy en sus manos está el futuro de nuestra sociedad, no se trata solo de complacer a un sector de la población, se trata de erradicar la violencia contra la mujer y su hija o hijo desde el momento mismo del nacimiento, de permitir la presencia de la pareja o la familia para fortalecer los lazos de su unión, de la libertad de la mujer a besar, alimentar y demostrar su amor a aquel ser que ha esperado por meses para tener en sus brazos y compartirlo con intimidad y respeto, sin prisas ni interferencias de extraños por aquellos que ella quiera que estén presentes.
De determinar un marco legislativo que garantice el derecho al acceso a la justicia que está establecida en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y en los tratados internacionales que nuestro país ha firmado, en el sistema universal, la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer y en el sistema interamericano, la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer, "Convención de Belém Do Pará".
Se trata de reconstruir el tejido de la sociedad que ha sido vulnerada sistematicamente por prácticas médicas industrializadas, mecanicas que carecen de sentido ante las mismos colegios médicos internacionales como la Organización Mundial de la Salud.
Las mismas prácticas que son defendidas por “humanistas” reflejan en si mismas el lado más oscuro de la naturaleza humana: la busqueda y ejercicio del sentirse superior y todopoderoso.
Señoras y Señores legisladores agradezco que se hayan tomado el tiempo para leer este documento y les invito a que no se dejen intimidar y que prevalezca el derecho no solo de las mujeres embarazadas sino de las familias de ellas que tienen más derecho a compartir este momento que aquellos que sin conocer a la mujer intervienen en tan importante evento las más de las veces solo para humillar o maltratar más que para ayudar.
“Hasta que no volvamos a ser capaces de observar un parto con el mismo respeto y ensimismamiento de quien observa una puesta de sol, no habrá evolución posible para esta especie porque en ella nos habremos perdido a nosotros mismos.”
Jesusa Ricoy-Olariaga
Educadora de parto, consejera en asuntos de violencia obstetrica, mujer y madre.
Respetuosamente
C. Jorge Solórzano Arellano
Médico Cirujano
REFERENCIAS
http://www.naturabebes.com/content/27-reflexiones-sobre-el-parto
http://porunpartorespetado.espacioblog.com/post/2009/03/27/violencia-obstetrica-venezuela-ley-nacional-violencia
Informe mundial sobre la violencia y la salud: resumen. Washington, D.C., Organización Panamericana de la Salud,
Oficina Regional para las Américas de la Organización Mundial de la Salud, 2002.
Mariscal-Palle, Navia-Molina y Cols., Maltrato y/o violencia: fenómeno de estudio en centros de enseñanza asistenciales-Internado Rotatorio de Medicina gestión 2005 – 2006, http://www.revistasbolivianas.org.bo/pdf/chc/v52n1/v52n1a07.pdf
BENITEZ GUERRA, Gidder. Violencia obstétrica. RFM. [online]. jun. 2008, vol.31, no.1
[citado 02 Diciembre 2011], p.5-6. Disponible en la World Wide Web: . ISSN 0798-0469.
Muerte materna: evidencia del rezago e injusticia social en Oaxaca
http://www.quadratinoaxaca.com.mx/noticia/nota,21695/
Díaz Echeverría, MORTALIDAD MATERNA Una tarea inconclusa . Fundar, Centro de Análisis e Investigación, A. C. Esta publicación forma parte de la serie: Avances y retrocesos, una
evaluación ciudadana del sexenio 2000-2006 Coordinación de la serie: Helena Hofbauer y Verónica Zebadúa, Fundar, Centro de Análisis e Investigación, A. C.
Organización Internacional del Trabajo/Consejo Internacional de Enfermeras/
Organización Mundial de la Salud/Internacional de Servicios Públicos
Directrices marco para afrontar la violencia laboral en el sector de la salud.
Ginebra, Organización Internacional del Trabajo, 2002
1Testimonio extraído del Reporte DDHH “Reporte Derechos Humanos sobre atención en salud reproductiva en Hospitales Públicos”, Rosario 2003. Medina Graciela, VIOLENCIA OBSTETRICA
http://www.gracielamedina.com/violencia-obst-trica/