Eric Joch Castillo Era enero de 2005 y los tres indígenas, Abraham Ramirez (aún preso), Juventino y Noel Garcia (liberados), originarios de Santiago Xanica, en la Sierra Sur de Oaxaca, eran detenidos en un fuerte operativo de la Policía Estatal, culpándolos de un homicidio; mientras diversas organizaciones sociales y defensoras de derechos humanos han mantenido la lucha por su libertad al considerarlos presos de conciencia. Este hecho marcará el inicio de un régimen que desde el 2004, meses antes de tomar posesión, asumía una absurda, torpe y cínica postura ante las organizaciones y líderes disidentes. Hace 6 años Ulises Ruiz toma las riendas de la administración estatal, y con sus desplantes públicos va emergiendo una población llena de hartazgos y una serie de organizaciones políticas, sociales y sindicales se plantean presionar a la Sección 22 del SNTE para que se asuma en acciones contundentes contra el ulisismo amenazante y para que también sea el eje articulador de una serie de movilizaciones unitarias que pudiesen frenar la inminente política represiva que se instauraba en los albores del mencionado año 2005. Muchos especialistas y académicos han hablado en términos cronológicos y analíticos sobre lo que paso en el 2006 en Oaxaca. Hemos conocido testimonios pero también hemos desconocido muchas historias que nos pueden hacer formular mejores interrogantes ante lo que sucedió durante 6 meses en la Ciudad Capital y en diferentes regiones. Sin embargo todavía hay organizaciones como el Frente Popular Revolucionario (FPR) y personas como Azael Santiago Chepi (Secretario General de la Sección 22) que repiten el mismo discurso de siempre, vilipendiando la imagen de un tirano que ha demostrado ser más inteligente que ellos. Ulises deja el gobierno de Oaxaca, coberturado por las fuerzas políticas tricolores más empoderadas en el país, llevó el cinismo hasta donde ningún político ni del PRI, PAN o PRD han podido llevar todavía, se va agradecido por una Appo-membrete que durante mucho fue su sombra, pero que también fue el grupito de líderes con los que se puede negociar o el grupito de activistas a los que se les puede hostigar y no pasa nada; un grupito de “reacción momentánea ante la represión”. Se sabe que la APPO fue un gran frente de personas y organizaciones, creado con ingenio por una gran asamblea de líderes sociales, comunitarios y políticos que, apoyados en una coyuntura política que ponía contra las cuerdas al gobierno, vieron la oportunidad histórica de generar un ambiente de crispación social para encauzar las demandas sociales y restablecer una nueva gobernabilidad, sin embargo, eso era en teoría el buen discurso de los líderes y de los organismos de la llamada “sociedad civil”, también adheridos al “frentote”. Vendría después la materialización del vanguardismo, propio de la vieja izquierda mexicana, que reduciría a esa APPO a una dirección “provisional” de especialistas en el activismo, en un circulo cerrado de líderes que buscaban objetivos concretos y particulares. También la APPO sigue siendo el símbolo de identidad ancestral-comunitario de mucha gente inconforme que piensa que algo debe pasar para que las cosas cambien. Saben que fuera de que haya un puñado de activistas, oenenges y grupitos egocéntricos que se pelean ridículamente entre sí y a los que tampoco nadie les cree, pueden suceder cosas sin vislumbrarlas claramente, pero que tendrán que suceder. Después de la derrota, a partir del 2007 se organizaron “asambleas” y hasta “congresos estatales” para legitimar el liderazgo de estos appos. Para eso servían los monigotes líderes de la 22, para avalar esas reuniones de activistas que dicen representar la inconformidad del pueblo de Oaxaca, como la recién Convención Estatal Democrática del FPR-Sección 22, apenas en noviembre de este año. Y es que este grupo estalinista es el grupo appo mejor organizado, el que sabe luchar por sus objetivos y que le madruga a organizaciones como el Comité de Defensa de los Derechos del Pueblo (CODEP) y demás activistas que buscan apoyarse en la 22 y en el membrete-APPO para hacerse propaganda, pero consiguen muy poco. Para dicha convención los estalinistas le robaron el nombre a una iniciativa que en septiembre de 2009 la organización Comité de Defensa ciudadana (CODECI) dio a conocer para participar en las recientes elecciones a gobernador, hecho que fortaleció a esta última, después de la derrota del PRI y que hizo más temerario, para las elites partidistas, al líder codecista Catarino Torres Pereda, recientemente asesinado. Las oeneges, Flavio Sosa, el FPR y demás emblemas del oportunismo y el agandalle, decidieron participar en las elecciones dentro de su propia lógica. Por otro lado, los radicalosos (también appos) decidieron no participar, usando el argumento ramplón de que todos los partidos son iguales, cosa que todos ya sabemos. Sin embargo hubo personas y organizaciones que nunca se han ufanado de ser appos o líderes de tal y decidieron participar en las elecciones mostrando compromiso y responsabilidad social. Si los movimientos sociales y activistas no han podido hacer nada que les otorgue la credibilidad suficiente para decirse miembros de la APPO, lo menos que debieron haber hecho es participar de forma seria en el proceso electoral, no para respaldar al diodorista Gabino Cue como los oportunistas, sino para lograr impedir que el PRI ganara. La derrota de Ulises se dió y fue por el voto útil de quienes sintieron la responsabilidad y sobre todo la necesidad de hacerlo. La APPO-frente sirvió a todo tipo de oportunismo en el 2006, incluido al oportunismo gremial de los profesores de la Sección 22. La APPO-membrete sirvió para alimentar el ego de los líderes o activistas que viajaron a Europa a erigirse como emblemas y que mantienen presencia en los medios como manera de sobrevivir políticamente o que desde un supuesto exilio se dicen magonistas, como el caso del profesor Raul Gatica que siempre ah vivido del discurso zapatista sin hacer nada serio. Se va Ulises y se va su sombra política llamada APPO. El oportunismo de los líderes nunca le afecto y tampoco le afecto el egocentrismo de los radicalosos que no generan ningún peligro. El panorama político se vuelve más complejo con la entrada del nuevo gobierno, mucha gente esta consciente de que se vienen tiempos aun más difíciles para Oaxaca, el símbolo de cambio de Gabino Cue solo es eso y si hay esperanzas también hay un hartazgo generalizado. No se irán los problemas de fondo, más bien el movimiento social tiene que cargar con los activistas y líderes en mención, pero más allá de ello tiene el reto de dejar la propaganda o pleitos vergonzosos y de comenzar a trabajar realmente desde las regiones o comunidades. Los appos tienen el reto de autolimitar su ego, que será muy difícil y es como pensar que los profesores van a dejar la simulación política. El movimiento social necesita dejar de hacer el ridículo, necesita buscar retomar de manera seria y sensata los temas de represión: Los muertos del 2006, San Juan Copala, Bety Cariño, Jyri Jaakkola, Catarino Torres, los desaparecidos políticos, los presos Loxichas, Abraham Ramirez, etc. Muchos estamos hartos de los discursos, de la propaganda monótona, de las marchas, de los plantones y de la mediocridad de los luchadores sociales oaxaqueños, pero en este momento en el que cambiamos de patrón, es necesario admitir que todo el que busque un cambio debe comenzar a transformar sus formas de trabajar. Es urgente poner los pies sobre la tierra y darse tiempo para reflexionar ya que ahora no existirá el tirano que tiene la culpa de todo, lo único que existirá es el trabajo colectivo y la alternativa de destruir nuestras formas caducas de relacionarnos entre personas comunes. Quizás así pueda quedar de lado la APPO del membrete, del oportunismo y del egocentrismo, quizás. A la memoria del brillante luchador índigena, Catarino Torres Pereda. |
Miércoles 29 de diciembre de 2010, p. 4
Lúcidos examinadores de la realidad y autores comprometidos murieron durante el año que concluye. Fueron referentes culturales, principalmente en el ámbito de las letras: el escritor Carlos Montemayor, el cronista Carlos Monsiváis, el narrador José Saramago y el filósofo Bolívar Echeverría.
La Jornada recuerda a estas personalidades, hacedores de un valioso legado.
También ocurrieron los fallecimientos del poeta Alí Chumacero; de los historiadores Friedrich Katz y Howard Zinn; de los narradores Tomás Eloy Martínez, J. D. Salinger y Miguel Delibes; y del filólogo Antonio Alatorre, entre otros.
El tenor, maestro, narrador, poeta, ensayista, traductor y activista Carlos Montemayor (Parral, Chihuahua, 1947) falleció en la ciudad de México el domingo 28 de febrero, debido al cáncer que lo aquejó durante meses. En su obra rescató la voz de los colectivos enfrentados al sistema político que les negaba cabida. Indígenas y grupos opositores de izquierda encontraron eco en su creación literaria y reivindicación en su discurso político.
Conocedor de las lenguas hebrea, griega clásica, latina, francesa, portuguesa, italiana e inglesa, tradujo obras clásicas como las Odas de Píndaro, Carmina Burana, poesías de Cayo Valerio Catulo, Virgilio y Safo, así como de poetas tales como Fernando Pessoa y Lêdo Ivo. Al parejo desarrolló una labor de rescate de los idiomas indígenas de nuestro país, que fructificó en un par de volúmenes centrados en éstos y en su poesía.
Otra de las herencias que deja fue recuperar en los libros Guerra en el paraíso, Las armas del alba y Las mujeres del alba, los motivos de los grupos opositores armados de las décadas de los 60 y 70, y el hostigamiento gubernamental a las comunidades que les dieron cobijo. Campesinos, indígenas, estudiantes, han sido masacrados una y otra vez en los países de nuestro continente. La historia de su resistencia es una memoria que dignifica nuestra vida
, manifestó el narrador.
El Premio Nobel de Literatura José Saramago (Portugal, 1922) murió el 18 de junio a la edad 87 años, debido a la leucemia. El novelista, poeta y ensayista conjuntó en su persona la generosidad, los ideales por la justicia social y una escritura profundamente determinada por la realidad. La existencia del portugués se puede caracterizar por su sentencia: El único valor que considero revolucionario es la bondad
.
Es el único portugués que ha ganado el máximo reconocimiento a las letras del mundo, que le fue otorgado en 1998 por su capacidad para volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía
, afirmó la Academia sueca.
“La razón de escribir, en el fondo, no es más que esa: escribir… No escribo para agradar, tampoco para desagradar. Escribo para desasosegar. Me gustaría que todos mis libros fueran considerados como libros del desasosiego”, señaló Saramago en 2009 en torno a su novela Caín.
En El Evangelio según Jesucristo y Caín desnudó a la religión como mitificación de la realidad; y abordó el tema de la razón en los tiempos modernos en su trilogía formada por Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres y Ensayo sobre la lucidez.
Carlos Monsiváis (ciudad de México, 1938), cronista crítico de los fenómenos presentes en la mexicanidad, además de analista de los hechos sociales que han conmovido los cimientos de la sociedad nacional durante los siglos recientes, expiró el 19 de junio debido a complicaciones de una fibrosis pulmonar.
Identificado con la izquierda, el ensayista capitalino reivindicó en sus escritos al individuo y sus derechos como base del entramado social, contra el autoritarismo y la derecha. En esta lid se inclinó por el movimiento de 1968, los ídolos populares, las figuras de izquierda y los acontecimientos que significaban ideas progresistas; también apoyó las luchas de las minorías sexuales y culturales.
La obra de Monsiváis, caracterizada por la ironía frente a una realidad intolerable, fue un revire humorístico frente a los agravios por medio de la sátira política, como en su columna Por mi madre, bohemios, en la cual evidenciaba la ignorancia y exhibía la demagogia de políticos, empresarios, jerarcas católicos y personajes de la vida pública en general.
El editor y poeta Alí Chumacero (1918) falleció el 22 de octubre en la ciudad de México, víctima de neumonía. Fue un amante de la lectura desde su infancia en su natal Acaponeta, Nayarit, y a ella dedicó su vida entera como crítico, ensayista y editor. Entre su creación literaria destaca Poema de amorosa raíz, de los versos más célebres en nuestro país.
Laboró durante más de medio siglo en el Fondo de Cultura Económica y fue una de las figuras centrales del éxito de la casa editora. Ahí, el autor de Palabras en reposo atestiguó el paso de algunas de las mejores obras de la literatura mexicana del siglo XX y fue famoso el rumor, que Chumacero negaba, de haber mejorado la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo con su corrección.
El filósofo marxista e investigador Bolívar Echeverría (1941), referente crítico del capitalismo en América Latina, falleció el 5 de junio en la ciudad de México como consecuencia de un infarto. El ecuatoriano, que adoptó la nacionalidad mexicana, fue autor de una extensa obra sobre modernidad, economía y cultura, y enfocó su trabajo a los ámbitos de la teoría crítica y la filosofía de la cultura.
Echeverría consideraba al barroco en América Latina una forma de resistencia cultural y una modernidad alternativa. “La verdadera fuerza del impulso anticapitalista –escribió– está expandida muy difusamente en el cuerpo de la sociedad, en la vida cotidiana y muchas veces en la dimensión festiva de esta última, donde lo imaginario ha dado refugio a lo político y donde esta actitud anticapitalista es omnipresente”.
Teoría que sostuvo en obras como Conversaciones sobre lo barroco, La modernidad del barroco y Definición de la cultura.
El sábado 16 de octubre, a los 83 años, pereció en la ciudad de Filadelfia Friedrich Katz, a consecuencia de cáncer. El antropólogo e historiador austriaco dedicó su vida profesional al estudio del acontecer en México y América Latina en los siglos XIX y XX. Produjo obras indispensables para entender a nuestro país como La guerra secreta en México: Europa, Estados Unidos y la Revolución Mexicana, De Díaz a Madero: Orígenes y estallido de la Revolución Mexicana y la biografía Pancho Villa, ineludible si se desea comprender al revolucionario.
Howard Zinn (Nueva York, 1922) murió el 27 de enero por una afección cardiaca, . El historiador de izquierda plasmó en su obra el punto de vista de los de abajo durante la construcción estadunidense y fue autor del libro más vendido sobre el tema: La otra historia de Estados Unidos. Referente antibelicista en ese país, el también articulista de La Jornada mantuvo siempre la esperanza en el rescate de la humanidad contra la opresión.
El periodista y narrador Tomás Eloy Martínez, nacido en Buenos, Aires, en 1934, quien logró unificar lo mejor de ambas disciplinas en su obra, pereció el 31 de enero en la capital de su país. Fue autor de una extensa obra que incluye novela, crónica, ensayo, relato, libretos de cine y televisión, donde destacan La pasión según Trelew, prohibida por la dictadura argentina; Santa Evita, traducida a múltiples idiomas, y El vuelo de la reina.
Autor de culto en Estados Unidos, J.D. Salinger (1919) murió el 27 de enero, en New Hampshire. El guardián entre el centeno, publicado en 1951, bastó para colocar al escritor entre los más reconocidos de la literatura moderna de su país y lanzarlo a la fama que siempre despreció.
Miguel Delibes (1920) vivió una España enfrentada por la Guerra Civil y luego la férrea dictadura de Francisco Franco. Es autor de una narrativa del espacio rural español, cruzada por el hambre y la falta de libertades. Su deceso ocurrió el 12 de marzo.
El ensayista y reconocido filólogo Antonio Alatorre, expiró el 21 de octubre a los 88 años. Originario de Autlán, Jalisco, ejerció una labor docente en nuestro país y otras naciones, y fue estudioso de Sor Juana Inés de la Cruz, de quien editó las obras completas. Fue un notable traductor y hacedor de una obra especializada en la que sobresale Los 1001 años de la lengua española.
A lo largo del año también se registraron los decesos de la poeta y traductora Esther Seligson (ciudad de México, 1941); el poeta y especialista en literatura chicana Juan Bruce-Novoa (San José, Costa Rica, 1944-California, Estados Unidos); el escritor y cronista Armando Jiménez (Piedras Negras, Coahuila, 1917-Tuxtla Gutiérrez, Chiapas); el crítico literario Sergio Nudelstejer (Varsovia, Polonia, 1924), y el autor de novela negra Juan Hernández Luna (ciudad de México, 1962).
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