Oaxaca y asilo político en Estados Unidos Lynn Stephen* En el tercer aniversario de su detención, tortura y encarcelamiento bajo acusaciones falsas, el biólogo Ramiro Aragón Pérez puede respirar libremente como la primera persona del conflicto de Oaxaca en 2006 que ha recibido asilo político en Estados Unidos. El caso de asilo político de Aragón Pérez fue soportado por la cuidadosa documentación proporcionada por organizaciones y delegaciones de derechos humanos mexicanas e internacionales. Aragón Pérez es biólogo con una especialización en ornitología. Ha trabajado en México y en Estados Unidos con una variedad de organizaciones que incluyen ONG, de observación de aves y de conservación. El 10 de agosto de 2006, alrededor de la una de la madrugada, fue abruptamente detenido junto con su cuñado Elionai Santiago Sánchez y con Juan Gabriel Ríos, ambos maestros. El rostro de Ramiro fue quemado con un cigarrillo, fue continuamente golpeado y pateado, su cabello le fue arrancado, y recibió amenazas de violación y muerte. A Elionai Santiago Sánchez casi le cortan por completo una oreja. El 12 de agosto de 2006, cuando Ramiro fue procesado por la Procuraduría General de la República en San Bartolo Coyotepec, se le avisó que era acusado de un delito federal, la posesión de un mosquetón de 1924, cuyo uso es exclusivo de las fuerzas armadas de México. Los cargos fueron federales, impidiéndole salir bajo fianza. Igualmente, los dos maestros detenidos con Ramiro fueron acusados de posesión ilegal de armas de fuego. Pagaron fianza y fueron liberados el 12 de agosto de 2006, y posteriormente fueron hallados culpables. Aragón Pérez fue mantenido en la cárcel de Zimatlán por casi tres meses. Fue liberado misteriosamente el 30 de octubre de ese año, después de haber sido presentado públicamente en una conferencia de prensa en un edificio del gobierno. El caso contra el biólogo quedó en un limbo jurídico y fue puesto en libertad mientras sigue acusado de un delito federal. Aragón Pérez, su esposa y sus dos pequeños hijos, quienes son ciudadanos estadunidenses, tuvieron que abandonar México y buscar refugio en el vecino país. En enero de 2008 presentaron una petición de asilo político. El 28 de julio de 2009 ambos recibieron la notificación de parte del Departamento de Justicia y del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos de que su solicitud había sido aceptada. Este caso es sumamente significativo, debido a que los gobiernos estatal de Oaxaca y federal insisten en negar la gravedad de las violaciones a los derechos humanos ocurridas en Oaxaca durante 2006 y 2007. Durante sólo seis meses en 2006 (junio-noviembre), por lo menos 23 personas fueron asesinadas, cientos fueron detenidas y encarceladas, y más de mil 200 denuncias fueron presentadas ante comisiones de derechos humanos. El 31 de julio de 2007, en una conferencia de prensa, el gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz Ortiz, descartó un informe que le fue presentado por Amnistía Internacional, titulado Oaxaca: clamor por la justicia, el cual documentaba Esto no fue poca hazaña. Con base en datos del Departamento de Justicia de Estados Unidos, un reportaje reciente de la revista mexicana Milenio señala que de los 75 mil mexicanos que han solicitado asilo político en el vecino país durante los últimos 10 años, sólo 548 casos han sido aceptados. La tasa de aceptación es de menos del uno por ciento. Por tanto, si este caso pudo sostenerse y recibir una decisión favorable por parte de los departamentos de Justicia y de Seguridad Nacional de Estados Unidos, ciertamente debería recibir un trato similar en el sistema de justicia mexicano. Lamentablemente éste no parece ser el caso. Hasta el momento no ha existido ninguna investigación sobre las personas que secuestraron y torturaron a Aragón Pérez y a sus dos compañeros, no ha habido alguna indemnización por daño moral, sicológico y físico que sufrieron o por el tiempo pasado en la cárcel por falsa acusación. Aunque libre en Estados Unidos, Ramiro Aragón Pérez –como muchos otros en Oaxaca– sigue esperando justicia en México. *Lynn Stephen es profesora distinguida de antropología y estudios étnicos, y directora del Centro de Latinos/as y Estudios Latinoamericano de la Universidad de Oregon |
Miércoles 29 de diciembre de 2010, p. 4
Lúcidos examinadores de la realidad y autores comprometidos murieron durante el año que concluye. Fueron referentes culturales, principalmente en el ámbito de las letras: el escritor Carlos Montemayor, el cronista Carlos Monsiváis, el narrador José Saramago y el filósofo Bolívar Echeverría.
La Jornada recuerda a estas personalidades, hacedores de un valioso legado.
También ocurrieron los fallecimientos del poeta Alí Chumacero; de los historiadores Friedrich Katz y Howard Zinn; de los narradores Tomás Eloy Martínez, J. D. Salinger y Miguel Delibes; y del filólogo Antonio Alatorre, entre otros.
El tenor, maestro, narrador, poeta, ensayista, traductor y activista Carlos Montemayor (Parral, Chihuahua, 1947) falleció en la ciudad de México el domingo 28 de febrero, debido al cáncer que lo aquejó durante meses. En su obra rescató la voz de los colectivos enfrentados al sistema político que les negaba cabida. Indígenas y grupos opositores de izquierda encontraron eco en su creación literaria y reivindicación en su discurso político.
Conocedor de las lenguas hebrea, griega clásica, latina, francesa, portuguesa, italiana e inglesa, tradujo obras clásicas como las Odas de Píndaro, Carmina Burana, poesías de Cayo Valerio Catulo, Virgilio y Safo, así como de poetas tales como Fernando Pessoa y Lêdo Ivo. Al parejo desarrolló una labor de rescate de los idiomas indígenas de nuestro país, que fructificó en un par de volúmenes centrados en éstos y en su poesía.
Otra de las herencias que deja fue recuperar en los libros Guerra en el paraíso, Las armas del alba y Las mujeres del alba, los motivos de los grupos opositores armados de las décadas de los 60 y 70, y el hostigamiento gubernamental a las comunidades que les dieron cobijo. Campesinos, indígenas, estudiantes, han sido masacrados una y otra vez en los países de nuestro continente. La historia de su resistencia es una memoria que dignifica nuestra vida
, manifestó el narrador.
El Premio Nobel de Literatura José Saramago (Portugal, 1922) murió el 18 de junio a la edad 87 años, debido a la leucemia. El novelista, poeta y ensayista conjuntó en su persona la generosidad, los ideales por la justicia social y una escritura profundamente determinada por la realidad. La existencia del portugués se puede caracterizar por su sentencia: El único valor que considero revolucionario es la bondad
.
Es el único portugués que ha ganado el máximo reconocimiento a las letras del mundo, que le fue otorgado en 1998 por su capacidad para volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía
, afirmó la Academia sueca.
“La razón de escribir, en el fondo, no es más que esa: escribir… No escribo para agradar, tampoco para desagradar. Escribo para desasosegar. Me gustaría que todos mis libros fueran considerados como libros del desasosiego”, señaló Saramago en 2009 en torno a su novela Caín.
En El Evangelio según Jesucristo y Caín desnudó a la religión como mitificación de la realidad; y abordó el tema de la razón en los tiempos modernos en su trilogía formada por Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres y Ensayo sobre la lucidez.
Carlos Monsiváis (ciudad de México, 1938), cronista crítico de los fenómenos presentes en la mexicanidad, además de analista de los hechos sociales que han conmovido los cimientos de la sociedad nacional durante los siglos recientes, expiró el 19 de junio debido a complicaciones de una fibrosis pulmonar.
Identificado con la izquierda, el ensayista capitalino reivindicó en sus escritos al individuo y sus derechos como base del entramado social, contra el autoritarismo y la derecha. En esta lid se inclinó por el movimiento de 1968, los ídolos populares, las figuras de izquierda y los acontecimientos que significaban ideas progresistas; también apoyó las luchas de las minorías sexuales y culturales.
La obra de Monsiváis, caracterizada por la ironía frente a una realidad intolerable, fue un revire humorístico frente a los agravios por medio de la sátira política, como en su columna Por mi madre, bohemios, en la cual evidenciaba la ignorancia y exhibía la demagogia de políticos, empresarios, jerarcas católicos y personajes de la vida pública en general.
El editor y poeta Alí Chumacero (1918) falleció el 22 de octubre en la ciudad de México, víctima de neumonía. Fue un amante de la lectura desde su infancia en su natal Acaponeta, Nayarit, y a ella dedicó su vida entera como crítico, ensayista y editor. Entre su creación literaria destaca Poema de amorosa raíz, de los versos más célebres en nuestro país.
Laboró durante más de medio siglo en el Fondo de Cultura Económica y fue una de las figuras centrales del éxito de la casa editora. Ahí, el autor de Palabras en reposo atestiguó el paso de algunas de las mejores obras de la literatura mexicana del siglo XX y fue famoso el rumor, que Chumacero negaba, de haber mejorado la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo con su corrección.
El filósofo marxista e investigador Bolívar Echeverría (1941), referente crítico del capitalismo en América Latina, falleció el 5 de junio en la ciudad de México como consecuencia de un infarto. El ecuatoriano, que adoptó la nacionalidad mexicana, fue autor de una extensa obra sobre modernidad, economía y cultura, y enfocó su trabajo a los ámbitos de la teoría crítica y la filosofía de la cultura.
Echeverría consideraba al barroco en América Latina una forma de resistencia cultural y una modernidad alternativa. “La verdadera fuerza del impulso anticapitalista –escribió– está expandida muy difusamente en el cuerpo de la sociedad, en la vida cotidiana y muchas veces en la dimensión festiva de esta última, donde lo imaginario ha dado refugio a lo político y donde esta actitud anticapitalista es omnipresente”.
Teoría que sostuvo en obras como Conversaciones sobre lo barroco, La modernidad del barroco y Definición de la cultura.
El sábado 16 de octubre, a los 83 años, pereció en la ciudad de Filadelfia Friedrich Katz, a consecuencia de cáncer. El antropólogo e historiador austriaco dedicó su vida profesional al estudio del acontecer en México y América Latina en los siglos XIX y XX. Produjo obras indispensables para entender a nuestro país como La guerra secreta en México: Europa, Estados Unidos y la Revolución Mexicana, De Díaz a Madero: Orígenes y estallido de la Revolución Mexicana y la biografía Pancho Villa, ineludible si se desea comprender al revolucionario.
Howard Zinn (Nueva York, 1922) murió el 27 de enero por una afección cardiaca, . El historiador de izquierda plasmó en su obra el punto de vista de los de abajo durante la construcción estadunidense y fue autor del libro más vendido sobre el tema: La otra historia de Estados Unidos. Referente antibelicista en ese país, el también articulista de La Jornada mantuvo siempre la esperanza en el rescate de la humanidad contra la opresión.
El periodista y narrador Tomás Eloy Martínez, nacido en Buenos, Aires, en 1934, quien logró unificar lo mejor de ambas disciplinas en su obra, pereció el 31 de enero en la capital de su país. Fue autor de una extensa obra que incluye novela, crónica, ensayo, relato, libretos de cine y televisión, donde destacan La pasión según Trelew, prohibida por la dictadura argentina; Santa Evita, traducida a múltiples idiomas, y El vuelo de la reina.
Autor de culto en Estados Unidos, J.D. Salinger (1919) murió el 27 de enero, en New Hampshire. El guardián entre el centeno, publicado en 1951, bastó para colocar al escritor entre los más reconocidos de la literatura moderna de su país y lanzarlo a la fama que siempre despreció.
Miguel Delibes (1920) vivió una España enfrentada por la Guerra Civil y luego la férrea dictadura de Francisco Franco. Es autor de una narrativa del espacio rural español, cruzada por el hambre y la falta de libertades. Su deceso ocurrió el 12 de marzo.
El ensayista y reconocido filólogo Antonio Alatorre, expiró el 21 de octubre a los 88 años. Originario de Autlán, Jalisco, ejerció una labor docente en nuestro país y otras naciones, y fue estudioso de Sor Juana Inés de la Cruz, de quien editó las obras completas. Fue un notable traductor y hacedor de una obra especializada en la que sobresale Los 1001 años de la lengua española.
A lo largo del año también se registraron los decesos de la poeta y traductora Esther Seligson (ciudad de México, 1941); el poeta y especialista en literatura chicana Juan Bruce-Novoa (San José, Costa Rica, 1944-California, Estados Unidos); el escritor y cronista Armando Jiménez (Piedras Negras, Coahuila, 1917-Tuxtla Gutiérrez, Chiapas); el crítico literario Sergio Nudelstejer (Varsovia, Polonia, 1924), y el autor de novela negra Juan Hernández Luna (ciudad de México, 1962).
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