¿Qué ha cambiado en Uruguay en los cinco años de gobierno progresista? El Estado es más fuerte y cuenta con mayor legitimidad; el pequeño y frágil país, rodeado de dos gigantes, es algo más viable que antes, cuenta con mayor autonomía energética y tiene planes de futuro; la pobreza ha caído de 30 a 20 por ciento, por las políticas sociales y la excepcional coyuntura internacional para las exportaciones; el sistema de salud se ha democratizado, siendo la principal reforma estructural del gobierno de Tabaré Vázquez; el salario real creció por primera vez en muchos años, la desocupación bajó a la mitad y se instaló la negociación colectiva Estado-empresarios-sindicatos, que redundó en un crecimiento sostenido de la afiliación sindical, aun en ramas donde nunca había existido organización laboral. Por otro lado, la producción agropecuaria creció exponencialmente, con la introducción masiva de técnicas como la siembra directa y la alimentación del ganado en espacios cerrados, materias en las que este país tenía considerable retraso. El crecimiento agropecuario favorece a los grandes productores vinculados a multinacionales de la soya y otros granos, y a los grandes frigoríficos, lo que supone una profundización del modelo neoliberal en el campo o, se si prefiere, un avance del agronegocio. En contrapartida, los pequeños productores, sobre todo los vinculados al sector lechero, se han visto perjudicados y una parte abandonó el rubro pese a la política oficial de apoyo a la producción láctea. En estos cinco años, alrededor de 25 por ciento de las tierras cultivables pasaron a manos de extranjeros, sobre todo argentinos y brasileños, sin que el parlamento haya limitado la compra por foráneos en las zonas fronterizas. El 40 por ciento de la producción de carne, principal rubro de exportación, y un porcentaje mayor del arroz, están controlados por grandes empresas brasileñas, con lo que los principales exportadores pertenecen ahora a ese país. En paralelo, el proyecto forestal sigue en pie pese a la crisis global, lo que implica que a la fábrica de celulosa Botnia le seguirán dos o tres más, dependiendo de la evolución de la economía mundial. Con todo y que el país no ha abandonado, sino profundizado el modelo, la mayor parte de la población –en especial los más pobres– cuenta con mayores ingresos y tiene expectativas de futuro algo mejores que en el pasado. La introducción del Plan Ceibal (una laptop por niño en edad escolar que se ampliará a secundaria) es la iniciativa que cuenta con mayor apoyo social. Es probable que en los próximos 10 años contribuya a disminuir la brecha entre los más ricos y los más pobres, diferencia que las políticas sociales apenas han modificado. El objetivo de las elites políticas es convertir al país en un polo de alta cualificación laboral especializado en tecnologías avanzadas, por lo cual la difusión de la computación forma parte central de ese proyecto. ¿Qué se puede esperar del gobierno de Mujica? En las grandes líneas, continuará los trazos del gobierno de Vázquez. Los equilibrios internos en el Frente Amplio, de hecho el moderado Danilo Astori será su vicepresidente, y en el conjunto de la sociedad uruguaya se tornan inviables virajes más o menos profundos o radicales. Con Mujica habrá una mejora en las relaciones con los socios del Mercosur, deterioradas desde el conflicto por la celulosa con Argentina y porque Uruguay acusa a sus vecinos de proteccionismo. Mientras Cristina Kirchner sea presidenta, y Lula siga en Planalto, el segundo gobierno progresista uruguayo se esforzará por minimizar los conflictos y diferencias, y profundizará la integración regional, tanto en relación al Mercosur como en la Unasur (Unión de Naciones Suramericanas). En este sentido, no parece posible que vuelvan a registrarse coqueteos para firmar un tratado de libre comercio con Estados Unidos como sucedió en la primera parte del actual gobierno, a impulso del presidente Vázquez y su ministro de Economía, el futuro vicepresidente. Tampoco parece posible que Uruguay se integre a la Alba. Más allá de las simpatías personales entre Chávez y Mujica, el proceso uruguayo es bien diferente del de Venezuela, Bolivia y Ecuador, por poner tres ejemplos. Uruguay atravesó la década neoliberal sin que su sistema político sufriera el menor traspié, siendo la continuidad institucional el signo distintivo de un país con fuerte tradición estadocéntrica, en todos los sectores sociales, en todo el abanico político e ideológico. La ausencia de movimientos sociales de los excluidos, no sólo lo diferencia del resto de los países del continente, sino que es consecuencia, precisamente, de esa fuerte impronta estatal que ha calado tan hondo en la izquierda política y social. Mientras el sistema político de los países andinos mencionados se vino abajo y en Argentina la estructuras políticas crujieron fuerte auspiciando el Uno de los cambios que pueden producirse es la anulación de la Ley de caducidad, que pondría fin a una legislación infame que avala la impunidad de los militares que violaron los derechos humanos. En todo caso, el actual gobierno consiguió agujerar la legislación y llevó a la cárcel a los más conspicuos violadores. La anulación cerraría un ciclo histórico que no pudo clausurarse 20 años atrás, cuando la derecha ganó un referendo que avaló la continuidad de la impunidad.que se vayan todos
, en Uruguay los grandes debates, como las privatizaciones, se zanjaron votando.
Miércoles 29 de diciembre de 2010, p. 4
Lúcidos examinadores de la realidad y autores comprometidos murieron durante el año que concluye. Fueron referentes culturales, principalmente en el ámbito de las letras: el escritor Carlos Montemayor, el cronista Carlos Monsiváis, el narrador José Saramago y el filósofo Bolívar Echeverría.
La Jornada recuerda a estas personalidades, hacedores de un valioso legado.
También ocurrieron los fallecimientos del poeta Alí Chumacero; de los historiadores Friedrich Katz y Howard Zinn; de los narradores Tomás Eloy Martínez, J. D. Salinger y Miguel Delibes; y del filólogo Antonio Alatorre, entre otros.
El tenor, maestro, narrador, poeta, ensayista, traductor y activista Carlos Montemayor (Parral, Chihuahua, 1947) falleció en la ciudad de México el domingo 28 de febrero, debido al cáncer que lo aquejó durante meses. En su obra rescató la voz de los colectivos enfrentados al sistema político que les negaba cabida. Indígenas y grupos opositores de izquierda encontraron eco en su creación literaria y reivindicación en su discurso político.
Conocedor de las lenguas hebrea, griega clásica, latina, francesa, portuguesa, italiana e inglesa, tradujo obras clásicas como las Odas de Píndaro, Carmina Burana, poesías de Cayo Valerio Catulo, Virgilio y Safo, así como de poetas tales como Fernando Pessoa y Lêdo Ivo. Al parejo desarrolló una labor de rescate de los idiomas indígenas de nuestro país, que fructificó en un par de volúmenes centrados en éstos y en su poesía.
Otra de las herencias que deja fue recuperar en los libros Guerra en el paraíso, Las armas del alba y Las mujeres del alba, los motivos de los grupos opositores armados de las décadas de los 60 y 70, y el hostigamiento gubernamental a las comunidades que les dieron cobijo. Campesinos, indígenas, estudiantes, han sido masacrados una y otra vez en los países de nuestro continente. La historia de su resistencia es una memoria que dignifica nuestra vida
, manifestó el narrador.
El Premio Nobel de Literatura José Saramago (Portugal, 1922) murió el 18 de junio a la edad 87 años, debido a la leucemia. El novelista, poeta y ensayista conjuntó en su persona la generosidad, los ideales por la justicia social y una escritura profundamente determinada por la realidad. La existencia del portugués se puede caracterizar por su sentencia: El único valor que considero revolucionario es la bondad
.
Es el único portugués que ha ganado el máximo reconocimiento a las letras del mundo, que le fue otorgado en 1998 por su capacidad para volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía
, afirmó la Academia sueca.
“La razón de escribir, en el fondo, no es más que esa: escribir… No escribo para agradar, tampoco para desagradar. Escribo para desasosegar. Me gustaría que todos mis libros fueran considerados como libros del desasosiego”, señaló Saramago en 2009 en torno a su novela Caín.
En El Evangelio según Jesucristo y Caín desnudó a la religión como mitificación de la realidad; y abordó el tema de la razón en los tiempos modernos en su trilogía formada por Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres y Ensayo sobre la lucidez.
Carlos Monsiváis (ciudad de México, 1938), cronista crítico de los fenómenos presentes en la mexicanidad, además de analista de los hechos sociales que han conmovido los cimientos de la sociedad nacional durante los siglos recientes, expiró el 19 de junio debido a complicaciones de una fibrosis pulmonar.
Identificado con la izquierda, el ensayista capitalino reivindicó en sus escritos al individuo y sus derechos como base del entramado social, contra el autoritarismo y la derecha. En esta lid se inclinó por el movimiento de 1968, los ídolos populares, las figuras de izquierda y los acontecimientos que significaban ideas progresistas; también apoyó las luchas de las minorías sexuales y culturales.
La obra de Monsiváis, caracterizada por la ironía frente a una realidad intolerable, fue un revire humorístico frente a los agravios por medio de la sátira política, como en su columna Por mi madre, bohemios, en la cual evidenciaba la ignorancia y exhibía la demagogia de políticos, empresarios, jerarcas católicos y personajes de la vida pública en general.
El editor y poeta Alí Chumacero (1918) falleció el 22 de octubre en la ciudad de México, víctima de neumonía. Fue un amante de la lectura desde su infancia en su natal Acaponeta, Nayarit, y a ella dedicó su vida entera como crítico, ensayista y editor. Entre su creación literaria destaca Poema de amorosa raíz, de los versos más célebres en nuestro país.
Laboró durante más de medio siglo en el Fondo de Cultura Económica y fue una de las figuras centrales del éxito de la casa editora. Ahí, el autor de Palabras en reposo atestiguó el paso de algunas de las mejores obras de la literatura mexicana del siglo XX y fue famoso el rumor, que Chumacero negaba, de haber mejorado la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo con su corrección.
El filósofo marxista e investigador Bolívar Echeverría (1941), referente crítico del capitalismo en América Latina, falleció el 5 de junio en la ciudad de México como consecuencia de un infarto. El ecuatoriano, que adoptó la nacionalidad mexicana, fue autor de una extensa obra sobre modernidad, economía y cultura, y enfocó su trabajo a los ámbitos de la teoría crítica y la filosofía de la cultura.
Echeverría consideraba al barroco en América Latina una forma de resistencia cultural y una modernidad alternativa. “La verdadera fuerza del impulso anticapitalista –escribió– está expandida muy difusamente en el cuerpo de la sociedad, en la vida cotidiana y muchas veces en la dimensión festiva de esta última, donde lo imaginario ha dado refugio a lo político y donde esta actitud anticapitalista es omnipresente”.
Teoría que sostuvo en obras como Conversaciones sobre lo barroco, La modernidad del barroco y Definición de la cultura.
El sábado 16 de octubre, a los 83 años, pereció en la ciudad de Filadelfia Friedrich Katz, a consecuencia de cáncer. El antropólogo e historiador austriaco dedicó su vida profesional al estudio del acontecer en México y América Latina en los siglos XIX y XX. Produjo obras indispensables para entender a nuestro país como La guerra secreta en México: Europa, Estados Unidos y la Revolución Mexicana, De Díaz a Madero: Orígenes y estallido de la Revolución Mexicana y la biografía Pancho Villa, ineludible si se desea comprender al revolucionario.
Howard Zinn (Nueva York, 1922) murió el 27 de enero por una afección cardiaca, . El historiador de izquierda plasmó en su obra el punto de vista de los de abajo durante la construcción estadunidense y fue autor del libro más vendido sobre el tema: La otra historia de Estados Unidos. Referente antibelicista en ese país, el también articulista de La Jornada mantuvo siempre la esperanza en el rescate de la humanidad contra la opresión.
El periodista y narrador Tomás Eloy Martínez, nacido en Buenos, Aires, en 1934, quien logró unificar lo mejor de ambas disciplinas en su obra, pereció el 31 de enero en la capital de su país. Fue autor de una extensa obra que incluye novela, crónica, ensayo, relato, libretos de cine y televisión, donde destacan La pasión según Trelew, prohibida por la dictadura argentina; Santa Evita, traducida a múltiples idiomas, y El vuelo de la reina.
Autor de culto en Estados Unidos, J.D. Salinger (1919) murió el 27 de enero, en New Hampshire. El guardián entre el centeno, publicado en 1951, bastó para colocar al escritor entre los más reconocidos de la literatura moderna de su país y lanzarlo a la fama que siempre despreció.
Miguel Delibes (1920) vivió una España enfrentada por la Guerra Civil y luego la férrea dictadura de Francisco Franco. Es autor de una narrativa del espacio rural español, cruzada por el hambre y la falta de libertades. Su deceso ocurrió el 12 de marzo.
El ensayista y reconocido filólogo Antonio Alatorre, expiró el 21 de octubre a los 88 años. Originario de Autlán, Jalisco, ejerció una labor docente en nuestro país y otras naciones, y fue estudioso de Sor Juana Inés de la Cruz, de quien editó las obras completas. Fue un notable traductor y hacedor de una obra especializada en la que sobresale Los 1001 años de la lengua española.
A lo largo del año también se registraron los decesos de la poeta y traductora Esther Seligson (ciudad de México, 1941); el poeta y especialista en literatura chicana Juan Bruce-Novoa (San José, Costa Rica, 1944-California, Estados Unidos); el escritor y cronista Armando Jiménez (Piedras Negras, Coahuila, 1917-Tuxtla Gutiérrez, Chiapas); el crítico literario Sergio Nudelstejer (Varsovia, Polonia, 1924), y el autor de novela negra Juan Hernández Luna (ciudad de México, 1962).
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