Primero de mayo, justicia para los mineros Arturo Alcalde Justiniani ¿Qué sentido tiene estudiar la carrera de derecho, si las autoridades encargadas de aplicar las leyes se burlan de ellas con tanto cinismo?, se preguntaba un estudiante con motivo de la resolución dictada por la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA) el pasado 14 de abril en contra de los mineros de Cananea. De un plumazo y en tan sólo un día, este tribunal desahogó una pantomima de juicio desde su etapa inicial hasta el laudo, aunque era fundamental realizar una investigación a fin de determinar si se actualizaba la causal de terminación de las relaciones colectivas de trabajo, consistente en la imposibilidad de seguir operando en el futuro por causas de fuerza mayor. La JFCA se negó a desahogar las pruebas idóneas para el caso ofrecidas por los trabajadores, aceptando el argumento patronal de que por causas de fuerza mayor la mina no podría operar más, y así autorizó el despido de mil 200 trabajadores, con indemnizaciones disminuidas, y tuvo por desaparecido el contrato colectivo y terminada la huelga, en consecuencia, a pesar de que ese mismo día se vio obligada a declararla existente por orden del Poder Judicial Federal. La falsedad del argumento de fuerza mayor muy pronto quedó en evidencia. La propia empresa puso en ridículo a las autoridades al declarar a diestra y siniestra que su intención real era reanudar actividades con otras condiciones; llegó al extremo de señalar que su objetivo era deshacerse de 300 Por la trascendencia del conflicto, es fundamental que se aclaren las causas por las que la Presidencia de la República y la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) se involucraron en esta maniobra, que día con día se hace más evidente. Sobre ello se han planteado diversas hipótesis, complementarias entre sí. La familia Larrea, propietaria del Grupo Minera México, goza de gigantescas influencias en el gobierno federal, así lo acredita el proceso de privatización en su favor de la mina de Cananea y los apoyos que ha recibido. Carlos Fernández Vega lo documenta claramente en su columna México SA (La Jornada, 20/4/09). Como expertos en la tarea de especulación de metales, durante meses los empresarios no se preocuparon por la huelga, porque finalmente la baja en la producción de cobre incrementaba su precio. Nuevas circunstancias los orillaron a cambiar de estrategia; las recientes resoluciones en su contra de jueces estadunidenses los urgen a obtener recursos frescos para reparar daños a accionistas de Southern Copper Perú. Así surge la necesidad de reanudar actividades en la mina; sin embargo, no estaban dispuestos a solucionar la huelga, ni a otorgar al sindicato un punto a su favor, razón por la cual armaron con el gobierno federal el invento de una terminación colectiva de las relaciones laborales por supuestas causas de fuerza mayor y solicitaron a la Secretaría de Economía que emitiera un documento que sirviera de excusa con base en datos proporcionados por la empresa. El gobierno federal otorgó todo su apoyo, en esta especie de cruzada contra el sindicato minero, que viene realizando de años atrás, convirtiéndola en el emblema de su política laboral. Abona al cálculo gubernamental su apuesta al olvido. Creen que después de algunos meses la población tendrá en mente otra cosa y el tema Cananea se podrá confundir con campañas en los medios y las denuncias financiadas por la empresa contra el líder del sindicato. Un argumento en favor de esta visión es el ejemplo de los trabajadores del Instituto Mexicano del Seguro Social, quienes hace tan sólo cuatro años se movilizaban a nivel nacional con la consigna ¡ni un voto al PRI ni un voto al PAN!, con motivo de la modificación del régimen de pensiones y jubilaciones que finalmente fue cancelado para el personal de nuevo ingreso. Hoy existen más de 40 mil trabajadores sin este derecho contractual, mientras su dirigente se candidatea por el partido del gobierno que materializó el golpe. El error de su cálculo es que los trabajadores sí tienen memoria, difícil de notar por la ausencia de organizaciones democráticas, de mecanismos de participación y de medios para expresarse; sin embargo, el 5 de julio será una oportunidad para hacerla patente rechazando la política antiobrera del gobierno, claramente expresada en el golpe a los mineros y su protección a un nuevo corporativismo de tipo patronal. Con su voto, los hombres y mujeres que viven de su trabajo deberán dejar claro que no es tan fácil olvidar. En contraste con la celebración del sindicalismo oficial, el que ha sido cómplice con su silencio, la movilización del próximo primero de mayo reclamará justicia para los mineros como uno de los ejes centrales. El rechazo a una política económica que genera desempleo desbocado, topes a los salarios mínimos y contractuales, 30 por ciento por debajo de la inflación oficial, el despojo de los fondos de retiro vía su privatización, la Ley del ISSSTE, el rechazo al proyecto Lozano de reforma laboral y el reclamo por un cambio en los sistemas de justicia laboral estarán presentes en las mantas y consignas de miles de trabajadoras y trabajadores. Demostrarán que tienen buena memoria y que aún tiene sentido estudiar la carrera de derecho. |
Miércoles 29 de diciembre de 2010, p. 4
Lúcidos examinadores de la realidad y autores comprometidos murieron durante el año que concluye. Fueron referentes culturales, principalmente en el ámbito de las letras: el escritor Carlos Montemayor, el cronista Carlos Monsiváis, el narrador José Saramago y el filósofo Bolívar Echeverría.
La Jornada recuerda a estas personalidades, hacedores de un valioso legado.
También ocurrieron los fallecimientos del poeta Alí Chumacero; de los historiadores Friedrich Katz y Howard Zinn; de los narradores Tomás Eloy Martínez, J. D. Salinger y Miguel Delibes; y del filólogo Antonio Alatorre, entre otros.
El tenor, maestro, narrador, poeta, ensayista, traductor y activista Carlos Montemayor (Parral, Chihuahua, 1947) falleció en la ciudad de México el domingo 28 de febrero, debido al cáncer que lo aquejó durante meses. En su obra rescató la voz de los colectivos enfrentados al sistema político que les negaba cabida. Indígenas y grupos opositores de izquierda encontraron eco en su creación literaria y reivindicación en su discurso político.
Conocedor de las lenguas hebrea, griega clásica, latina, francesa, portuguesa, italiana e inglesa, tradujo obras clásicas como las Odas de Píndaro, Carmina Burana, poesías de Cayo Valerio Catulo, Virgilio y Safo, así como de poetas tales como Fernando Pessoa y Lêdo Ivo. Al parejo desarrolló una labor de rescate de los idiomas indígenas de nuestro país, que fructificó en un par de volúmenes centrados en éstos y en su poesía.
Otra de las herencias que deja fue recuperar en los libros Guerra en el paraíso, Las armas del alba y Las mujeres del alba, los motivos de los grupos opositores armados de las décadas de los 60 y 70, y el hostigamiento gubernamental a las comunidades que les dieron cobijo. Campesinos, indígenas, estudiantes, han sido masacrados una y otra vez en los países de nuestro continente. La historia de su resistencia es una memoria que dignifica nuestra vida
, manifestó el narrador.
El Premio Nobel de Literatura José Saramago (Portugal, 1922) murió el 18 de junio a la edad 87 años, debido a la leucemia. El novelista, poeta y ensayista conjuntó en su persona la generosidad, los ideales por la justicia social y una escritura profundamente determinada por la realidad. La existencia del portugués se puede caracterizar por su sentencia: El único valor que considero revolucionario es la bondad
.
Es el único portugués que ha ganado el máximo reconocimiento a las letras del mundo, que le fue otorgado en 1998 por su capacidad para volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía
, afirmó la Academia sueca.
“La razón de escribir, en el fondo, no es más que esa: escribir… No escribo para agradar, tampoco para desagradar. Escribo para desasosegar. Me gustaría que todos mis libros fueran considerados como libros del desasosiego”, señaló Saramago en 2009 en torno a su novela Caín.
En El Evangelio según Jesucristo y Caín desnudó a la religión como mitificación de la realidad; y abordó el tema de la razón en los tiempos modernos en su trilogía formada por Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres y Ensayo sobre la lucidez.
Carlos Monsiváis (ciudad de México, 1938), cronista crítico de los fenómenos presentes en la mexicanidad, además de analista de los hechos sociales que han conmovido los cimientos de la sociedad nacional durante los siglos recientes, expiró el 19 de junio debido a complicaciones de una fibrosis pulmonar.
Identificado con la izquierda, el ensayista capitalino reivindicó en sus escritos al individuo y sus derechos como base del entramado social, contra el autoritarismo y la derecha. En esta lid se inclinó por el movimiento de 1968, los ídolos populares, las figuras de izquierda y los acontecimientos que significaban ideas progresistas; también apoyó las luchas de las minorías sexuales y culturales.
La obra de Monsiváis, caracterizada por la ironía frente a una realidad intolerable, fue un revire humorístico frente a los agravios por medio de la sátira política, como en su columna Por mi madre, bohemios, en la cual evidenciaba la ignorancia y exhibía la demagogia de políticos, empresarios, jerarcas católicos y personajes de la vida pública en general.
El editor y poeta Alí Chumacero (1918) falleció el 22 de octubre en la ciudad de México, víctima de neumonía. Fue un amante de la lectura desde su infancia en su natal Acaponeta, Nayarit, y a ella dedicó su vida entera como crítico, ensayista y editor. Entre su creación literaria destaca Poema de amorosa raíz, de los versos más célebres en nuestro país.
Laboró durante más de medio siglo en el Fondo de Cultura Económica y fue una de las figuras centrales del éxito de la casa editora. Ahí, el autor de Palabras en reposo atestiguó el paso de algunas de las mejores obras de la literatura mexicana del siglo XX y fue famoso el rumor, que Chumacero negaba, de haber mejorado la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo con su corrección.
El filósofo marxista e investigador Bolívar Echeverría (1941), referente crítico del capitalismo en América Latina, falleció el 5 de junio en la ciudad de México como consecuencia de un infarto. El ecuatoriano, que adoptó la nacionalidad mexicana, fue autor de una extensa obra sobre modernidad, economía y cultura, y enfocó su trabajo a los ámbitos de la teoría crítica y la filosofía de la cultura.
Echeverría consideraba al barroco en América Latina una forma de resistencia cultural y una modernidad alternativa. “La verdadera fuerza del impulso anticapitalista –escribió– está expandida muy difusamente en el cuerpo de la sociedad, en la vida cotidiana y muchas veces en la dimensión festiva de esta última, donde lo imaginario ha dado refugio a lo político y donde esta actitud anticapitalista es omnipresente”.
Teoría que sostuvo en obras como Conversaciones sobre lo barroco, La modernidad del barroco y Definición de la cultura.
El sábado 16 de octubre, a los 83 años, pereció en la ciudad de Filadelfia Friedrich Katz, a consecuencia de cáncer. El antropólogo e historiador austriaco dedicó su vida profesional al estudio del acontecer en México y América Latina en los siglos XIX y XX. Produjo obras indispensables para entender a nuestro país como La guerra secreta en México: Europa, Estados Unidos y la Revolución Mexicana, De Díaz a Madero: Orígenes y estallido de la Revolución Mexicana y la biografía Pancho Villa, ineludible si se desea comprender al revolucionario.
Howard Zinn (Nueva York, 1922) murió el 27 de enero por una afección cardiaca, . El historiador de izquierda plasmó en su obra el punto de vista de los de abajo durante la construcción estadunidense y fue autor del libro más vendido sobre el tema: La otra historia de Estados Unidos. Referente antibelicista en ese país, el también articulista de La Jornada mantuvo siempre la esperanza en el rescate de la humanidad contra la opresión.
El periodista y narrador Tomás Eloy Martínez, nacido en Buenos, Aires, en 1934, quien logró unificar lo mejor de ambas disciplinas en su obra, pereció el 31 de enero en la capital de su país. Fue autor de una extensa obra que incluye novela, crónica, ensayo, relato, libretos de cine y televisión, donde destacan La pasión según Trelew, prohibida por la dictadura argentina; Santa Evita, traducida a múltiples idiomas, y El vuelo de la reina.
Autor de culto en Estados Unidos, J.D. Salinger (1919) murió el 27 de enero, en New Hampshire. El guardián entre el centeno, publicado en 1951, bastó para colocar al escritor entre los más reconocidos de la literatura moderna de su país y lanzarlo a la fama que siempre despreció.
Miguel Delibes (1920) vivió una España enfrentada por la Guerra Civil y luego la férrea dictadura de Francisco Franco. Es autor de una narrativa del espacio rural español, cruzada por el hambre y la falta de libertades. Su deceso ocurrió el 12 de marzo.
El ensayista y reconocido filólogo Antonio Alatorre, expiró el 21 de octubre a los 88 años. Originario de Autlán, Jalisco, ejerció una labor docente en nuestro país y otras naciones, y fue estudioso de Sor Juana Inés de la Cruz, de quien editó las obras completas. Fue un notable traductor y hacedor de una obra especializada en la que sobresale Los 1001 años de la lengua española.
A lo largo del año también se registraron los decesos de la poeta y traductora Esther Seligson (ciudad de México, 1941); el poeta y especialista en literatura chicana Juan Bruce-Novoa (San José, Costa Rica, 1944-California, Estados Unidos); el escritor y cronista Armando Jiménez (Piedras Negras, Coahuila, 1917-Tuxtla Gutiérrez, Chiapas); el crítico literario Sergio Nudelstejer (Varsovia, Polonia, 1924), y el autor de novela negra Juan Hernández Luna (ciudad de México, 1962).
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