LA AGRESION Y EL TERROR DEL SISTEMA COMO ESTRATEGIA POLITICA

Debates y deslindes La agresión como estrategia política Gabriel PEREYRA Tuve oportunidad de asistir al IFE al supuesto debate que se dio entre los partidos políticos, con motivo de la propaganda que sacó el PAN acusando al PRI de estar ligado al narcotráfico. Y digo “supuesto” debate porque este fue un diálogo lleno de agresiones entre los representantes del PAN y del PRI. Todos los demás estuvieron de espectadores hasta que finalmente se dictó la sentencia contra el blanquiazul. Los argumentos de uno y otro partido no me convencieron ya que cada uno no hacia una réplica sino que se dedicaba a exponer una serie de argumentos de mayor o menor pobreza intelectual. Los azules insisten en convertir la etapa electoral en una carnicería, en la ofensa, la agresión, y si es posible la violencia como mecanismo de argumentación. Acusan al PRI de querer borrar su pasado y ellos tratan de escribir su presente lleno de trapas, violaciones, violencia y con sangre si es necesario. La argumentación básica del PAN es “vamos a debatir”, “las campañas son para debatir” y lo que lanzan son una serie de insultos y agresiones que no dan lugar al debate, más bien parecen mentadas de madre. Lo que es cierto es que la argumentación histórica del PAN es muy pobre, no tiene ideas que busquen el beneficio de las mayorías, que atiendan a los problemas fundamentales del país, la pobreza, la desigualdad social, el subdesarrollo. Su argumentación se basa en denunciar supuestos y ciertos errores de las administraciones priistas en las cuales ellos también fueron cómplices. Sus argumentos se acabaron con la llegada al poder antes se quejaban de la falta de democracia y ahora que tienen el poder no quieren soltarlo y son tan contrarios a la democracia que quieren permanecer en el poder por lo menos durante 70 años. Valiéndose de los métodos que sean, incluso el terror. De peticionarios y protestantes por un régimen democrático que se implantó desde la lucha de don Francisco I. Madero, los panistas han pasado al fascismo como método de gobierno y administración. Como prueba está el desarrollo de las elecciones del 2006, que según el libro de José Antonio Crespo, “hablan las actas”, da la última versión de esos hechos. Crespo revisó las actas de escrutinio y de cómputo de 150 de los trescientos distritos y detectó inconsistencias aritméticas en 63 por ciento de los casos. El IFE sólo abrió y recontó el 17 por ciento y el TRIFE poco menos del 12 por ciento lo cual fue muy grave y fríamente calculado. Se trataba de no llegar a la verdad. En las proyecciones que se hacen en el libro de Crespo y que seguramente hizo el IFE y el TRIFE pero no se dieron a conocer, las inconsistencias de las cifras redundarían en 633 mil votos, casi tres veces la diferencia oficial con lo cual le dieron el “triunfo” a Calderón. Evidentemente que esas inconsistencias vistas a través del tiempo y de todas las confesiones que se han hecho sobre las diversas marrullerías que cometió el PAN y los gobernadores traidores al PRI fueron producto del dolo y de las trampas que está dispuesto hacer los blanquiazules ahora que tiene el poder. De ahí la negativa del Calderón y su grupo a contar “voto por voto, casilla por casilla”. Los resultados de esa elección todavía están presentes la verdad aritmética no concuerda con la verdad jurídica y con la verdad histórica. México aun se encuentra dividido entre legítimos, legales, espurios, farsantes. Está lleno de encono, odio y apetitos insanos de mantener el poder ilegitimo que mal ostentan. En esa elección están los orígenes de esta crisis política que vivimos y que se agrava con la crisis económica que nos agobia y quien sabe donde termine. Ahora la lucha, la descalificación, las trampas y la guerra sucia van contra el PRI porque es el partido que mejor se ha posicionado en el espectro electoral, él que seguramente volverá a tener mayoría en la Cámara por el número de diputados que ganaran los distritos electorales. Existe también una realidad insoslayable es que el PAN no tiene una ideología a favor de los grupos sociales mayoritarios, sus héroes no son los héroes nacionales que han luchado por las causas populares, por la independencia, por la libertad, por la justicia. Aquí en México descienden ideológicamente de Iturbide, de Maximiliano, de Santa Ana, del dictador que fue Porfirio Díaz en sus últimos años. En el siglo XX sus antecedentes son los grupos cristeros que asolaron el centro del país y al grito de “Viva Cristo Rey” asesinaron a cientos de mexicanos. No hay que olvidar que el PAN se formó con dinero de la embajada americana y por un grupo de mexicanos que se oponían a la política populista y en favor de las mayorías que mantenía el gobierno de Lázaro Cárdenas. Hace unas semanas su presidente, ese “muchachito peleonero como le dicen” pero cuya conducta obedece a una estrategia, además de una deficiencia mental, demostró su antisemitismo lo que motivó una respuesta muy enérgica de Jacobo Zabludovski, defensor del sionismo en nuestro país. De manera que su nazismo es completo. Antisemita resultó el Presidente del PAN. En lo internacional es muy simple, si lo vemos en el presente, su ideólogo y propagandista es José María Aznar, del Partido Popular Español, donde se encuentran agazapados los neofranquigstas, descienden también de los fachistas italianos y de los neonazis alemanes. Las técnicas que quieren aplicarnos son las más puras estrategias fascistas, de las derechas duras. En su apetito por el mantener poder, el PAN está dispuesto a la violación de las normas que se han establecido, a la violación a la ley, a la violencia ahora verbal, pero pronto física. Porque su paradigma es el de los gobiernos de derecha que no vacilan en dividir el país, en violentar los sistemas y en implantar una violencia reaccionaria que en cualquier lugar del mundo representa las etapas más oscuras y vergonzosas de la historia de los pueblos.