sábado, 17 de julio de 2010

MARCHA-CALENDA POR LOS HECHOS DEL 16 DE JULIO 2007 EN OAXACA

-Con marcha-calenda recuerdan la Guelaguetza sangrienta
-Emeterio Marino: "Ya tengo memoria de lo que pasó"

Con marcha-calenda recuerdan la Guelaguetza sangrienta


 Emeterio Cruz en el año 2007 por parte de elementos de la policía estatal, municipal y preventiva de Oaxaca cuando participaba en actividades de la Guelaguetza Popular.Emeterio Cruz exige castigo a los culpables y cárcel al gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz Ortiz. Además, mencionó que ya existe una demanda en la Procuraduría General de Justicia (PGR) para que se haga justicia en este caso.



Decenas de simpatizantes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) participaron ayer en una marcha-calenda por las principales calles de la ciudad para rememorar la represión del 16 de julio del 2007 y demandar castigo a los responsables de disolver con gases lacrimógenos la manifestación que intentaba llegar al auditorio del "Cerro del Fortín", para presentar la llamada Guelaguetza Magisterial y Popular.
Ese día, agentes de las policías Municipal, Preventiva del Estado y Auxiliar, Bancaria, Industrial y Comercial, chocaron con seguidores del movimiento magisterial y popular por más de tres horas con un saldo de unos 60 detenidos y más de 40 heridos, entre ellos Emeterio Marino Cruz, quien a la postre quedó en coma por traumatismo craneoencefálico debido a la golpiza sufrida.
"¡Emeterio vive, la lucha sigue!", "¡Hombro con hombro, codo con codo, la APPO, la APPO, la APPO somos todos!", "¡No que no, si que si, los asesinos son del PRI!", gritaron los inconformes.
La marcha-calenda fue encabezada por Emeterio Marino Cruz, quien aún no habla y camina perfectamente, junto con los profesores Eliel González Luna y Olivo Martínez Sánchez, también detenidos en esa ocasión, y familiares de seguidores asesinados durante el conflicto político social.
La columna, acompañada de una banda de música, monigotes y marmotas de calenda, salió sobre la Carretera Internacional "Cristóbal Colón", frente al Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), en jurisdicción del municipio de Santa Lucía del Camino, después pasó por las faldas del "Cerro del Fortín" donde sucedió la represión y terminó en el zócalo de la ciudad.
En el acto político, Emeterio Marino Cruz rememoró su detención aquel 16 de julio en inmediaciones del hotel Fortín Plaza y la golpiza y la tortura propinada por policías estatales.
"Me golpearon mucho, me dejaron en estado de coma y aún tengo secuelas de eso", señaló.
A pesar de ello, subrayó que seguirá en la lucha del movimiento magisterial y popular para exigir castigo a los responsables de la represión del 16 de julio del 2007 y de las detenciones ilegales y tortura, así como de los asesinatos sucedidos en el 2006.
Convocó a los seguidores del movimiento magisterial y popular a reorganizarse y mantenerse unidos a fin de lograr la justicia para Oaxaca.
También, intervino Rosa Nelly Gochicoa, madre de Héctor Galindo Gochicoa, miembro del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) de San Salvador Atenco, Estado de México, recientemente liberado del penal de máxima seguridad del Altiplano, situado en Almoloya, Estado de México.
La mujer trajo un saludo del FDPT a la APPO y exigió igualmente la liberación de los "presos políticos y de conciencia" en Oaxaca, entre ellos, Abraham Ramírez Vásquez, indígena de Santiago Xanica.
El seguidor de la APPO, Noé Bautista, sobreviviente del ataque de la UBISORT a la caravana civil de observación al municipio autónomo de San Juan Copala, leyó una carta de miembros de la autoridad municipal, quienes no acudieron por cuestiones de seguridad.
por OCTAVIO VÉLEZ ASCENCIO
Foto: BALDOMERO ROBLES



Emeterio Marino: "Ya tengo memoria de lo que pasó"


Emeterio Marino Cruz, simpatizante de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), aún no se recupera plenamente de la golpiza propinada por la policía aquel 16 de julio del 2007 en los alrededores del "Cerro del Fortín", pero ya recuerda bien lo sucedido en aquella Guerraguetza
"Quedé mal por la golpiza, no puedo hablar ni caminar bien, pero ya tengo memoria de lo que me pasó. Casi me matan a golpes sin haber hecho algo", señala.
Cruz, un plomero ahora de 46 años de edad, conocido como "El Garras", originario de Santiago Xanica, fue detenido por agentes de corporaciones locales junto con otros tantos seguidores del movimiento magisterial y popular, después de disolver con gases lacrimógenos una multitudinaria marcha que pretendía llegar al auditorio "Cerro del Fortín" para presentar ahí la Guelaguetza Magisterial y Popular.
A causa de los golpes, debió ser internado en el Hospital Civil "Dr. Aurelio Valdivieso", pero fue después llevado después al Hospital de Alta de Especialidad de Oaxaca por presentar traumatismo craneoencefálico. Estuvo en coma y en estado casi vegetativo por más de 30 días.
Emeterio cuenta que ese día, el 16 de julio de 2007, iba en un autobús urbano para ir a hacer trabajos de plomería en una casa, pero al escuchar por la radio que había problemas cerca del "Cerro del Fortín", se bajó y se dirigió al crucero de las avenidas Héroes de Chapultepec, Venus y Sabino Crespo, a buscar a su esposa Hilaria Franco Barroso, una profesora de la Sección 22 del SNTE, quien participaba en la marcha acompañada de su hijo menor.
"Pasé cerca de ahí en un autobús y oí la radio que había problemas, me bajé a buscar a mi esposa y a mi hijo, y me encontré que estaba muy dura la cosa. Empezaron los policías a lanzar granadas (de gas lacrimógeno) y a detener y a golpear a la gente, entonces me escondí en el hotel (Fortín Plaza). Ahí me agarran unos policías y me comienzan a golpear, pero uno de ellos dice (a uno de sus compañeros) 'no a ese buey no, suéltalo' y me sueltan, pero llegan otros y piden que me agarren y que rompan la madre. Me pegaron con sus toletes y caí al suelo, ahí me dieron de patadas en la columna y me desmayé. Me paran y me llevan donde se encontraba un retén, pero sin dejarme de golpear. En ese lugar más de 20 policías me golpearon hasta tirarme al suelo y de eso hay muchas fotografías. Hasta (Alejandro) Barrita, comandante de la Policía Auxiliar (ejecutado el 30 de enero del 2008), me pegó con un garrote", cuenta.
Posteriormente, fue llevado a la caja de un tráiler aparcada a unos cuantos metros del auditorio "Cerro del Fortín" donde la entonces Secretaría de Protección Ciudadana (Seproci) estableció su cuartel general y concentró a la mayoría de los detenidos.
"En el tráiler me siguieron golpeando, me pusieron boca abajo con
otras personas que había ahí. Pasaban los policías y nos pisaban, nos
pateaban. Les pedí agua y me decían 'no, perro, te vas a morir'. (Ahí)
llegó Aristeo López Martínez (entonces coordinador de Seguridad
Pública, Vialidad y Tránsito Municipal, ejecutado posteriormente), y fue quien me dio el golpe con un tolete o con un arma en la cabeza (cerca de la sien izquierda). Yo les decía a los policías, 'no hice nada, ya no me peguen, tengo hijos, mejor llévenme a la cárcel' y ellos se burlaban y me seguían golpeando. Luego, me subieron a la batea de una camioneta con doble cabina, ahí estaban tirados boca abajo puros profesores (entre ellos Olivo Martínez Sánchez, Joaquín Vicente Cruz y Eliel González Luna). Nos llevaron a un cerro, nos bajaron de la camioneta y nos arrastraron. Me torturaron psicológicamente, me apuntaban con una pistola en la cabeza y me decían 'te vas a morir, cabrón' y le jalaban, pero no tronaba. Se reían mucho", recuerda.
Cruz, junto con los demás detenidos, fue llevado a la Procuraduría General de Justicia para ser puesto a disposición del Ministerio Público. Ahí, empezó a perder el conocimiento por el golpe recibido en la cabeza.
"Me dolía mucho la cabeza, sentía como si tuviera un casco. Quedé tirado en el piso porque ya no podía sostenerme. Los policías que estaban ahí me golpeaban también, me decían 'pinche lidercito, te vamos a matar. En eso llegó, (Sergio) Segreste (entonces secretario de Protección Ciudadana) y me pega una patada. Luego, me llevaron al cuartel de la Policía Ministerial (ahora Agencia Estatal de Investigación) y me quedé tirado otra vez, ya no podía, ya casi no veía nada. Unos médicos me metieron una aguja en los pies, pero ya no sentía nada, estaba casi muerto. Es lo último que recuerdo de ese día", afirma.
A tres años de los hechos, Emeterio aún no puede hablar ni caminar bien y
sufre constantes dolores de cabeza.
"Quedé mal. Lo que quiero es que me hagan justicia porque solamente están en la cárcel unos cuantos policías que me pegaron, pero quienes dieron las órdenes no están", asentó.
OCTAVIO VÉLEZ ASCENCIO







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