■ El Movimiento Sin Tierra denuncia que México es el laboratorio de pruebas del capitalismo “El mundo por el que luchamos no es único ni indivisible”, expresa Marcos■ Ahora sabemos que otro todo es posible, expresa el comandante David al concluir el Festival de la Digna Rabia ■ González Casanova llama a avanzar en la “pedagogía de la emancipación” San Cristóbal de las Casas, Chis., 5 de enero. Con palabras del comandante David concluyó esta noche el primer Festival Mundial de la Digna Rabia, en una sesión donde también hablaron Pablo González Casanova y el subcomandante Marcos, quien sostuvo que para los zapatistas “el mundo por el que luchamos no es único ni indivisible. “No hemos descartado la posibilidad de estar equivocados en algo, en mucho, o en todo”, admitió ante ponentes que han reiterado en distintos tonos su respeto, admiración y agradecimiento con la lucha de los zapatistas. González Casanova, fiel acompañante del movimiento zapatista (“siempre con humildad”, reconoció Marcos) declaró que dos momentos trascendentales de su vida han sido la revolución en Cuba y el alzamiento de los mayas de Chiapas, y tras refrendar su respeto, reconocimiento e identificación al EZLN, se pronunció por avanzar en la “pedagogía de la emancipación” como camino para los movimientos del presente y el porvenir. También sostuvo que “la dignidad no es negociable”, aludiendo a la experiencia zapatista. En referencia a los contenidos del festival, el comandante David expuso: “Escuchándolos, nos queda claro lo que está sucediendo en otras partes, y se ve que no hay mucha diferencia con lo que pasa aquí”. Las personas y movimientos reunidos en la Universidad de la Tierra, agregó, “deseamos hacer algo” y ahora “sabemos que otra política, otro camino, otra cultura, otro todo es posible”. En el festival, éste fue el día de la tierra. En su sentido más amplio: el suelo que pisamos. Claro, se dirá, hoy hablaron principalmente indígenas y campesinos; o bien intelectuales unidos a la “puerca tierra”, como John Berger. Ésa donde “todos viven”, según expresó el teniente coronel Moisés esta mañana. Pero no sólo por eso. En un mensaje trepidante, el Movimiento de Trabajadores Sin Tierra (MST) de Brasil llamó a defender la tierra, el agua, las semillas. Dando una vuelta de tuerca característicamente zapatista, Moisés explicó que para los indígenas de Chiapas el campo es sólo una parte de la tierra, y también lo son las ciudades, los hospitales. E invitó a pensar “para qué va a servir todo lo que construye encima de nuestra madre Tierra”. El sentido de urgencia del festival (presente en las exposiciones previas sobre América Latina, tan al ras del suelo y desde los movimientos, y en las de analistas, dirigentes sociales y artistas) este lunes tomó su perfil definitivo: la lucha es por el mundo y la humanidad, no de manera declarativa, sino literal. Por la Tierra. Entre otras cosas, el MST le puso un cascabel al gato: México es “el laboratorio del capitalismo”, donde se prueban las políticas que luego se busca extender a otros países. Coincidiendo desde Sao Paulo con sus compañeros de mesa y de lucha, el dirigente Joao Pedro Stadile aseveró que los principales enemigos de los pueblos son las empresas trasnacionales, sus organismos financieros y de comercio, los grupos de gobiernos de los países ricos. El MST ha llamado a “luchas masivas” contra esos enemigos, que quieren todo. “Cada quien tendrá sus tácticas contra ellos, seguramente en México también.” Son tiempos, dijo, “de seguir sembrando: la rabia, la indignación, la esperanza y la unidad latinoamericana”. Aún no es tiempo “de cosechar”. Palabras más, palabras menos, lo mismo sostuvieron Carlos Marentes, del Sindicato Agrícola Fronterizo “en el otro lado” (en la “zona cero de la migración mundial”); Alberto Gómez, de Vía Campesina en México; Dolores Sales, representante mam de la Coordinadora Nacional Indígena y Campesina de Guatemala, y Juan Chávez, representante purépecha del Congreso Nacional Indígena. Sus testimonios e informaciones, suerte de summa del planeta realmente existente, fueron sobrecogedores. Y estimulantes en su sencillez. América Millaray Painemal Morales, mapuche de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas de Chile, y Juan Chávez trajeron semillas. La primera como ofrenda simbólica; el segundo como declaración de principios. Demostraron que una semilla dice más que mil palabras. Todos los problemas son urgentes en la actual coyuntura histórica. En el festival convocado por el EZLN han soplado inevitablemento múltiples temas, porque hoy todo es simultáneo: peligran las semillas, el aire, el clima, la libertad, la alimentación, la naturaleza, la dignidad de las personas, la vida misma. Hay crisis económica global, guerras de conquista, estados agonizantes. Se necesita “otra política” para detener el desastre. El sábado, el pensador suizo-mexicano Jean Robert había expresado aquí una convicción: “La plausibilidad de otro presente pasa por la defensa del territorio”. El capitalismo es un “gran desterritorializador”, dijo. Las resistencias resultan, indefectiblemente, reapropiaciones y redescubrimientos de la “realidad territorial”. Por tanto, los movimientos y las luchas no están en las ideas nada más, sino sobre el terreno. “Lo que hagamos encima de la madre Tierra tiene que ser en beneficio de todos nosotros y nosotras”, dijo el teniente coronel Moisés. Por eso “tenemos que pensarle los pueblos indígenas y no indígenas cómo es que vamos a convivir en la tierra sin la explotación”. Y organizarse, porque sin ello “no se puede hacer nada”. Y contó, con palmaria sencillez, a manera de “ejemplo”, cómo la titulación de tierras ejidales a “propietarios” emprendida en el país ha sido la vía al despojo. Citó a “ese jodido Salinas” engañando a los campesinos con su contrarreforma agraria, con que serían “los verdaderos dueños”. De ahí a los bancos, a la hipoteca, a la pérdida de sus tierras. Es allí donde la resistencia autónoma tiene sentido, pues no cayó en la trampa. Los comuneros y ejidatarios zapatistas no vieron a sus hijos robarse las escrituras para venderlas y pagarse el viaje al sueño americano, como en muchas partes. La resistencia por la vida está en la tierra, donde quiera que se le encuentre. |
Miércoles 29 de diciembre de 2010, p. 4
Lúcidos examinadores de la realidad y autores comprometidos murieron durante el año que concluye. Fueron referentes culturales, principalmente en el ámbito de las letras: el escritor Carlos Montemayor, el cronista Carlos Monsiváis, el narrador José Saramago y el filósofo Bolívar Echeverría.
La Jornada recuerda a estas personalidades, hacedores de un valioso legado.
También ocurrieron los fallecimientos del poeta Alí Chumacero; de los historiadores Friedrich Katz y Howard Zinn; de los narradores Tomás Eloy Martínez, J. D. Salinger y Miguel Delibes; y del filólogo Antonio Alatorre, entre otros.
El tenor, maestro, narrador, poeta, ensayista, traductor y activista Carlos Montemayor (Parral, Chihuahua, 1947) falleció en la ciudad de México el domingo 28 de febrero, debido al cáncer que lo aquejó durante meses. En su obra rescató la voz de los colectivos enfrentados al sistema político que les negaba cabida. Indígenas y grupos opositores de izquierda encontraron eco en su creación literaria y reivindicación en su discurso político.
Conocedor de las lenguas hebrea, griega clásica, latina, francesa, portuguesa, italiana e inglesa, tradujo obras clásicas como las Odas de Píndaro, Carmina Burana, poesías de Cayo Valerio Catulo, Virgilio y Safo, así como de poetas tales como Fernando Pessoa y Lêdo Ivo. Al parejo desarrolló una labor de rescate de los idiomas indígenas de nuestro país, que fructificó en un par de volúmenes centrados en éstos y en su poesía.
Otra de las herencias que deja fue recuperar en los libros Guerra en el paraíso, Las armas del alba y Las mujeres del alba, los motivos de los grupos opositores armados de las décadas de los 60 y 70, y el hostigamiento gubernamental a las comunidades que les dieron cobijo. Campesinos, indígenas, estudiantes, han sido masacrados una y otra vez en los países de nuestro continente. La historia de su resistencia es una memoria que dignifica nuestra vida
, manifestó el narrador.
El Premio Nobel de Literatura José Saramago (Portugal, 1922) murió el 18 de junio a la edad 87 años, debido a la leucemia. El novelista, poeta y ensayista conjuntó en su persona la generosidad, los ideales por la justicia social y una escritura profundamente determinada por la realidad. La existencia del portugués se puede caracterizar por su sentencia: El único valor que considero revolucionario es la bondad
.
Es el único portugués que ha ganado el máximo reconocimiento a las letras del mundo, que le fue otorgado en 1998 por su capacidad para volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía
, afirmó la Academia sueca.
“La razón de escribir, en el fondo, no es más que esa: escribir… No escribo para agradar, tampoco para desagradar. Escribo para desasosegar. Me gustaría que todos mis libros fueran considerados como libros del desasosiego”, señaló Saramago en 2009 en torno a su novela Caín.
En El Evangelio según Jesucristo y Caín desnudó a la religión como mitificación de la realidad; y abordó el tema de la razón en los tiempos modernos en su trilogía formada por Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres y Ensayo sobre la lucidez.
Carlos Monsiváis (ciudad de México, 1938), cronista crítico de los fenómenos presentes en la mexicanidad, además de analista de los hechos sociales que han conmovido los cimientos de la sociedad nacional durante los siglos recientes, expiró el 19 de junio debido a complicaciones de una fibrosis pulmonar.
Identificado con la izquierda, el ensayista capitalino reivindicó en sus escritos al individuo y sus derechos como base del entramado social, contra el autoritarismo y la derecha. En esta lid se inclinó por el movimiento de 1968, los ídolos populares, las figuras de izquierda y los acontecimientos que significaban ideas progresistas; también apoyó las luchas de las minorías sexuales y culturales.
La obra de Monsiváis, caracterizada por la ironía frente a una realidad intolerable, fue un revire humorístico frente a los agravios por medio de la sátira política, como en su columna Por mi madre, bohemios, en la cual evidenciaba la ignorancia y exhibía la demagogia de políticos, empresarios, jerarcas católicos y personajes de la vida pública en general.
El editor y poeta Alí Chumacero (1918) falleció el 22 de octubre en la ciudad de México, víctima de neumonía. Fue un amante de la lectura desde su infancia en su natal Acaponeta, Nayarit, y a ella dedicó su vida entera como crítico, ensayista y editor. Entre su creación literaria destaca Poema de amorosa raíz, de los versos más célebres en nuestro país.
Laboró durante más de medio siglo en el Fondo de Cultura Económica y fue una de las figuras centrales del éxito de la casa editora. Ahí, el autor de Palabras en reposo atestiguó el paso de algunas de las mejores obras de la literatura mexicana del siglo XX y fue famoso el rumor, que Chumacero negaba, de haber mejorado la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo con su corrección.
El filósofo marxista e investigador Bolívar Echeverría (1941), referente crítico del capitalismo en América Latina, falleció el 5 de junio en la ciudad de México como consecuencia de un infarto. El ecuatoriano, que adoptó la nacionalidad mexicana, fue autor de una extensa obra sobre modernidad, economía y cultura, y enfocó su trabajo a los ámbitos de la teoría crítica y la filosofía de la cultura.
Echeverría consideraba al barroco en América Latina una forma de resistencia cultural y una modernidad alternativa. “La verdadera fuerza del impulso anticapitalista –escribió– está expandida muy difusamente en el cuerpo de la sociedad, en la vida cotidiana y muchas veces en la dimensión festiva de esta última, donde lo imaginario ha dado refugio a lo político y donde esta actitud anticapitalista es omnipresente”.
Teoría que sostuvo en obras como Conversaciones sobre lo barroco, La modernidad del barroco y Definición de la cultura.
El sábado 16 de octubre, a los 83 años, pereció en la ciudad de Filadelfia Friedrich Katz, a consecuencia de cáncer. El antropólogo e historiador austriaco dedicó su vida profesional al estudio del acontecer en México y América Latina en los siglos XIX y XX. Produjo obras indispensables para entender a nuestro país como La guerra secreta en México: Europa, Estados Unidos y la Revolución Mexicana, De Díaz a Madero: Orígenes y estallido de la Revolución Mexicana y la biografía Pancho Villa, ineludible si se desea comprender al revolucionario.
Howard Zinn (Nueva York, 1922) murió el 27 de enero por una afección cardiaca, . El historiador de izquierda plasmó en su obra el punto de vista de los de abajo durante la construcción estadunidense y fue autor del libro más vendido sobre el tema: La otra historia de Estados Unidos. Referente antibelicista en ese país, el también articulista de La Jornada mantuvo siempre la esperanza en el rescate de la humanidad contra la opresión.
El periodista y narrador Tomás Eloy Martínez, nacido en Buenos, Aires, en 1934, quien logró unificar lo mejor de ambas disciplinas en su obra, pereció el 31 de enero en la capital de su país. Fue autor de una extensa obra que incluye novela, crónica, ensayo, relato, libretos de cine y televisión, donde destacan La pasión según Trelew, prohibida por la dictadura argentina; Santa Evita, traducida a múltiples idiomas, y El vuelo de la reina.
Autor de culto en Estados Unidos, J.D. Salinger (1919) murió el 27 de enero, en New Hampshire. El guardián entre el centeno, publicado en 1951, bastó para colocar al escritor entre los más reconocidos de la literatura moderna de su país y lanzarlo a la fama que siempre despreció.
Miguel Delibes (1920) vivió una España enfrentada por la Guerra Civil y luego la férrea dictadura de Francisco Franco. Es autor de una narrativa del espacio rural español, cruzada por el hambre y la falta de libertades. Su deceso ocurrió el 12 de marzo.
El ensayista y reconocido filólogo Antonio Alatorre, expiró el 21 de octubre a los 88 años. Originario de Autlán, Jalisco, ejerció una labor docente en nuestro país y otras naciones, y fue estudioso de Sor Juana Inés de la Cruz, de quien editó las obras completas. Fue un notable traductor y hacedor de una obra especializada en la que sobresale Los 1001 años de la lengua española.
A lo largo del año también se registraron los decesos de la poeta y traductora Esther Seligson (ciudad de México, 1941); el poeta y especialista en literatura chicana Juan Bruce-Novoa (San José, Costa Rica, 1944-California, Estados Unidos); el escritor y cronista Armando Jiménez (Piedras Negras, Coahuila, 1917-Tuxtla Gutiérrez, Chiapas); el crítico literario Sergio Nudelstejer (Varsovia, Polonia, 1924), y el autor de novela negra Juan Hernández Luna (ciudad de México, 1962).
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