Oaxaco traidor Edgar Saavedra los oaxaqueños el año en que se vivió en ninguna parte. Un movimiento social sin precedentes se generó en la sociedad y dejó huellas para siempre en la memoria colectiva. Aquel año el magisterio, protagonista inicial e histórico de los mítines de mayo, propagó verbo, dialéctica e ideología para, meses después, llegar a los excesos inesperados de una anarquía y otros fenómenos de solidaridad, también sin precedentes en la región. La Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), se conformó por asociaciones antagónicas al gobierno, por una buena parte de los ciudadanos y el magisterio con más de 70 mil miembros, aunque no todos participaron. La Iglesia simpatizó con homilías y con sutilezas de la teología de la liberación. Pero, ¿por qué fracasó este extraordinario movimiento? y ¿en la actualidad se vive aún en peores condiciones sociales que antes de aquel annus terribilis? No se puede ensayar una respuesta simple ni concreta. El fracaso fue complejo como lo es la misma fibra cultural (idiosincrasia y religión incluida) con que están hechos los habitantes del sur mexicano. Sin embargo, el oaxaqueño dirigente, luchador o protagonista de masas siempre ha sido muy susceptible, vulnerable. En una sola palabra: termina siendo un traidor. La historia actual de los movimientos sociales no clandestinos se compone de traidores. Es una lástima que la antropología social no utilice ni haya indagado estos fenómenos vía el psicoanálisis. Por lo menos se tendría un perfil psicosocial para estudiar –y quizás entender y prever – la raíz de los fementidos. Por otro lado, a lo mejor no sea tan difícil comprender la traición si pensamos en el dinero (recordemos a Judas, sus miserables 30 piezas de plata, arquetipo de la posteridad), o simplemente tomar en cuenta el miedo y sus significados. El Leviatán mayor de los filósofos políticos, Thomas Hobbes, escribió: El miedo y yo nacimos gemelos. Con todo, el miedo termina siendo ignorado cuando el placer del poder y del dinero brilla en las manos efímeras de los dirigentes. Cuando llega la hora del “evento final del que no habrá testigos” el miedo nos avienta de bruces contra la espada y la pared de la negociación. El líder amanece un día en Panamá, Madrid o Canadá (recuérdese el caso de Enrique Rueda Pacheco; como dice la canción “se nos peló Baltasar”). Pasará a la lista de los exiliados de su propia dignidad. No estuvo dispuesto al sacrifico redentor de la lucha social porque, en el último minuto se dio cuenta de que todo era “inútil”. De ahí la reverencia a los suicidas del medio oriente, de ahí que Oaxaca esté colmado de traidores. Pongamos un ejemplo más burdo. Nadie en sus cabales piensa que de la noche a la mañana surja un reivindicador que abandere de manera genuina y hasta las últimas consecuencias la lucha popular, ese eufemismo. El miedo y el gusto por el dinero los hacen pasar por default al fichero de los pillos que han sufrido menos de la mitad. Además hay que recordar en este contexto la esterilidad del propio EPR y su participación poco concreta, definida y oportuna durante la crisis. No que estuviera ausente, más bien se manejó en un bajo perfil con muy poca función y acción. En este sentido, tuvo más faena el narcotráfico, aunque su participación le valió la captura del zar de la marihuana, Pedro Díaz Parada. La plaza había quedado vacante y en menos de dos años varias células de otros cárteles negociarían el derecho de pizzo con altos funcionarios del gobierno como sospecharon algunos medios en su momento. En el ínterin han rodado algunas cabezas. Junto al miedo, la traición congénita-cultural de los líderes y el amor al dinero, se aunó en los cruentos desenlaces del 2006, la falta de inteligencia de los cabecillas. A decir verdad, el gobierno ya había descabezado el movimiento antes de asestar el golpe final. Lo hizo con gran astucia mediante la manipulación mediática, apelando a las emociones más viscerales, al trauma y prejuicio clasista de la población. Guerra de frecuencias y paranoias Puesto que la radio había sido una herramienta efectiva para el movimiento, el gobierno copió su efectividad de persuasión y creo su propia radio pirata aprovechando la fe protestante. Se le llamó Radio Ciudadana, aunque se le conoció mejor como “radio patito” entre sus antagonistas. Fue una especie de muro de contención en lo que abiertamente ya era una “lucha de clases”. Estuvieron inmiscuidas las “damas de la sociedad” que hora tras hora y día tras día la atizaban con llamadas telefónicas para desprestigiar al movimiento; eran los ricos contra los pobres. Aunque la Appo quiso descubrir el lugar de trasmisión y desmantelarla, jamás descubrió la casa de seguridad dónde se atrincheraron. Lo que es más, en la actualidad aun sigue al aire en la sintonía 99.7 FM, auspiciada –por lo menos consentida– por el gobierno. No fue lo mismo con Radio Universidad, que fue baleada por los porros al servicio del poder, probablemente coordinados por los escuadrones de la muerte; finalmente terminó destruida cuando los esbirros le arrojaron ácido a la cabina de trasmisión. Dos años después esta radio sigue trasmitiendo una programación cercana a la hibridez; esporádicamente es botín de los grupos porriles. Por su parte, Radio Plantón (103.1 FM) ha sobrevivido a salto de mata y lo mejor que ofrece en la actualidad —cuando a trompicones está al aire— es su repertorio de música, la mayor parte “revolucionaria”. A esta cabina volvió del exilio la doctora Berta, alias La Doctora Escopeta, la más elocuente y congruente del equipo. Desde luego, luchar por mantenerse al aire no es la única actividad de Radio Plantón, están urdimbrados con toda una serie de actividades culturales, de resistencia, de lucha por la liberación de presos políticos, exposiciones artísticas, etcétera. Se hallan más datos en el sitio: http://radioplanton.linefeed.org/blog. En la actualidad el movimiento atraviesa una crisis de pereza ideológica, de congruencia en las acciones políticas y sociales (aunque lo cierto es que se ven vislumbres de brotes violentos en cada marcha del magisterio protagonizada por uno de sus grupos análogos, Los "Anarcopunks", muy semejante a la kale borroka, brazo moderado del grupo terrorista vasco ETA). Hay división interna, está infiltrada, se le ha restado poder. En su momento no supo potencializar el gesto condescendiente del pueblo. Ahora habrá que luchar por convencer de nueva cuenta, de persuadir, de proponer. Los vientos vienen en contra: el albur por sobrevivir de la grande mayoría define en sí mismo las prioridades. Nadie quiere papelitos revolucionarios sobre la mesa, es mejor tener tortillas, leche, pan. Y encima de todo esto, la crisis económica y, como corolario de las fatalidades, la resaca de la pandemia, lo que no es sino una metáfora siniestra: la gripa de cerdo mata de miedo. |
Miércoles 29 de diciembre de 2010, p. 4
Lúcidos examinadores de la realidad y autores comprometidos murieron durante el año que concluye. Fueron referentes culturales, principalmente en el ámbito de las letras: el escritor Carlos Montemayor, el cronista Carlos Monsiváis, el narrador José Saramago y el filósofo Bolívar Echeverría.
La Jornada recuerda a estas personalidades, hacedores de un valioso legado.
También ocurrieron los fallecimientos del poeta Alí Chumacero; de los historiadores Friedrich Katz y Howard Zinn; de los narradores Tomás Eloy Martínez, J. D. Salinger y Miguel Delibes; y del filólogo Antonio Alatorre, entre otros.
El tenor, maestro, narrador, poeta, ensayista, traductor y activista Carlos Montemayor (Parral, Chihuahua, 1947) falleció en la ciudad de México el domingo 28 de febrero, debido al cáncer que lo aquejó durante meses. En su obra rescató la voz de los colectivos enfrentados al sistema político que les negaba cabida. Indígenas y grupos opositores de izquierda encontraron eco en su creación literaria y reivindicación en su discurso político.
Conocedor de las lenguas hebrea, griega clásica, latina, francesa, portuguesa, italiana e inglesa, tradujo obras clásicas como las Odas de Píndaro, Carmina Burana, poesías de Cayo Valerio Catulo, Virgilio y Safo, así como de poetas tales como Fernando Pessoa y Lêdo Ivo. Al parejo desarrolló una labor de rescate de los idiomas indígenas de nuestro país, que fructificó en un par de volúmenes centrados en éstos y en su poesía.
Otra de las herencias que deja fue recuperar en los libros Guerra en el paraíso, Las armas del alba y Las mujeres del alba, los motivos de los grupos opositores armados de las décadas de los 60 y 70, y el hostigamiento gubernamental a las comunidades que les dieron cobijo. Campesinos, indígenas, estudiantes, han sido masacrados una y otra vez en los países de nuestro continente. La historia de su resistencia es una memoria que dignifica nuestra vida
, manifestó el narrador.
El Premio Nobel de Literatura José Saramago (Portugal, 1922) murió el 18 de junio a la edad 87 años, debido a la leucemia. El novelista, poeta y ensayista conjuntó en su persona la generosidad, los ideales por la justicia social y una escritura profundamente determinada por la realidad. La existencia del portugués se puede caracterizar por su sentencia: El único valor que considero revolucionario es la bondad
.
Es el único portugués que ha ganado el máximo reconocimiento a las letras del mundo, que le fue otorgado en 1998 por su capacidad para volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía
, afirmó la Academia sueca.
“La razón de escribir, en el fondo, no es más que esa: escribir… No escribo para agradar, tampoco para desagradar. Escribo para desasosegar. Me gustaría que todos mis libros fueran considerados como libros del desasosiego”, señaló Saramago en 2009 en torno a su novela Caín.
En El Evangelio según Jesucristo y Caín desnudó a la religión como mitificación de la realidad; y abordó el tema de la razón en los tiempos modernos en su trilogía formada por Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres y Ensayo sobre la lucidez.
Carlos Monsiváis (ciudad de México, 1938), cronista crítico de los fenómenos presentes en la mexicanidad, además de analista de los hechos sociales que han conmovido los cimientos de la sociedad nacional durante los siglos recientes, expiró el 19 de junio debido a complicaciones de una fibrosis pulmonar.
Identificado con la izquierda, el ensayista capitalino reivindicó en sus escritos al individuo y sus derechos como base del entramado social, contra el autoritarismo y la derecha. En esta lid se inclinó por el movimiento de 1968, los ídolos populares, las figuras de izquierda y los acontecimientos que significaban ideas progresistas; también apoyó las luchas de las minorías sexuales y culturales.
La obra de Monsiváis, caracterizada por la ironía frente a una realidad intolerable, fue un revire humorístico frente a los agravios por medio de la sátira política, como en su columna Por mi madre, bohemios, en la cual evidenciaba la ignorancia y exhibía la demagogia de políticos, empresarios, jerarcas católicos y personajes de la vida pública en general.
El editor y poeta Alí Chumacero (1918) falleció el 22 de octubre en la ciudad de México, víctima de neumonía. Fue un amante de la lectura desde su infancia en su natal Acaponeta, Nayarit, y a ella dedicó su vida entera como crítico, ensayista y editor. Entre su creación literaria destaca Poema de amorosa raíz, de los versos más célebres en nuestro país.
Laboró durante más de medio siglo en el Fondo de Cultura Económica y fue una de las figuras centrales del éxito de la casa editora. Ahí, el autor de Palabras en reposo atestiguó el paso de algunas de las mejores obras de la literatura mexicana del siglo XX y fue famoso el rumor, que Chumacero negaba, de haber mejorado la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo con su corrección.
El filósofo marxista e investigador Bolívar Echeverría (1941), referente crítico del capitalismo en América Latina, falleció el 5 de junio en la ciudad de México como consecuencia de un infarto. El ecuatoriano, que adoptó la nacionalidad mexicana, fue autor de una extensa obra sobre modernidad, economía y cultura, y enfocó su trabajo a los ámbitos de la teoría crítica y la filosofía de la cultura.
Echeverría consideraba al barroco en América Latina una forma de resistencia cultural y una modernidad alternativa. “La verdadera fuerza del impulso anticapitalista –escribió– está expandida muy difusamente en el cuerpo de la sociedad, en la vida cotidiana y muchas veces en la dimensión festiva de esta última, donde lo imaginario ha dado refugio a lo político y donde esta actitud anticapitalista es omnipresente”.
Teoría que sostuvo en obras como Conversaciones sobre lo barroco, La modernidad del barroco y Definición de la cultura.
El sábado 16 de octubre, a los 83 años, pereció en la ciudad de Filadelfia Friedrich Katz, a consecuencia de cáncer. El antropólogo e historiador austriaco dedicó su vida profesional al estudio del acontecer en México y América Latina en los siglos XIX y XX. Produjo obras indispensables para entender a nuestro país como La guerra secreta en México: Europa, Estados Unidos y la Revolución Mexicana, De Díaz a Madero: Orígenes y estallido de la Revolución Mexicana y la biografía Pancho Villa, ineludible si se desea comprender al revolucionario.
Howard Zinn (Nueva York, 1922) murió el 27 de enero por una afección cardiaca, . El historiador de izquierda plasmó en su obra el punto de vista de los de abajo durante la construcción estadunidense y fue autor del libro más vendido sobre el tema: La otra historia de Estados Unidos. Referente antibelicista en ese país, el también articulista de La Jornada mantuvo siempre la esperanza en el rescate de la humanidad contra la opresión.
El periodista y narrador Tomás Eloy Martínez, nacido en Buenos, Aires, en 1934, quien logró unificar lo mejor de ambas disciplinas en su obra, pereció el 31 de enero en la capital de su país. Fue autor de una extensa obra que incluye novela, crónica, ensayo, relato, libretos de cine y televisión, donde destacan La pasión según Trelew, prohibida por la dictadura argentina; Santa Evita, traducida a múltiples idiomas, y El vuelo de la reina.
Autor de culto en Estados Unidos, J.D. Salinger (1919) murió el 27 de enero, en New Hampshire. El guardián entre el centeno, publicado en 1951, bastó para colocar al escritor entre los más reconocidos de la literatura moderna de su país y lanzarlo a la fama que siempre despreció.
Miguel Delibes (1920) vivió una España enfrentada por la Guerra Civil y luego la férrea dictadura de Francisco Franco. Es autor de una narrativa del espacio rural español, cruzada por el hambre y la falta de libertades. Su deceso ocurrió el 12 de marzo.
El ensayista y reconocido filólogo Antonio Alatorre, expiró el 21 de octubre a los 88 años. Originario de Autlán, Jalisco, ejerció una labor docente en nuestro país y otras naciones, y fue estudioso de Sor Juana Inés de la Cruz, de quien editó las obras completas. Fue un notable traductor y hacedor de una obra especializada en la que sobresale Los 1001 años de la lengua española.
A lo largo del año también se registraron los decesos de la poeta y traductora Esther Seligson (ciudad de México, 1941); el poeta y especialista en literatura chicana Juan Bruce-Novoa (San José, Costa Rica, 1944-California, Estados Unidos); el escritor y cronista Armando Jiménez (Piedras Negras, Coahuila, 1917-Tuxtla Gutiérrez, Chiapas); el crítico literario Sergio Nudelstejer (Varsovia, Polonia, 1924), y el autor de novela negra Juan Hernández Luna (ciudad de México, 1962).
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