Universidades, fábrica de desempleados
16/05/2009 04:00:00 Juan Carlos Zavala
Con un estado altamente rural, las políticas públicas se recargan en el sector turístico. Egresados de enseñanza superior, lejos de convertirse en motor del desarrollo: Reyes de la Cruz
La educación superior en Oaxaca va en sentido opuesto a las necesidades sociales y del sector productivo del estado. No existe una relación entre la oferta educativa y el mercado laboral, ni con las necesidades que requiere la entidad para que los profesionistas sean motor o factor para el desarrollo, aseguró la especialista de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO), Virginia Guadalupe Reyes de la Cruz. Aseveró que no se ha realizado un diagnóstico real en la entidad que permita redirigir la educación superior que se imparte en las instituciones públicas.
La académica destacó que la oaxaqueña es una sociedad altamente rural; sin embargo, las políticas públicas apuestan por la actividad turística para detonar el desarrollo, pero aún así se carece de grupos con una dinámica comercial y faltan profesionales.
La educación superior permanece desvinculada del aparato productivo; es insuficiente la capacitación y actualización de los maestros y faltan inversiones para infraestructura y equipamiento de laboratorios, talleres, bibliotecas y centros de cómputo de las instituciones educativas.
De acuerdo con un estudio elaborado por el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), la matrícula en educación superior sigue presentando fuertes desequilibrios; seis carreras: derecho, administración, contaduría, computación y sistemas y medicina, absorben 56 por ciento de la demanda,
La UABJO recibe el 42 por ciento de la matrícula y otras seis Instituciones de Educación Superior (IES) absorben 30% de la matrícula (los Tecnológicos del Istmo, Comitancillo, Oaxaca y Tuxtepec y las instituciones particulares como la Universidad Regional del Sureste y el Instituto de Estudios Superiores del Golfo de México). El 28% restante de los alumnos se inscribe en 27 instituciones pequeñas.
La oferta
En Oaxaca existen 42 instituciones universitarias y tecnológicas y 14 escuelas normales; 35 son públicas y 21 particulares, cinco de estas últimas ofrecen solamente el nivel de postgrado.
En la República Mexicana se imparten 89 carreras, en Oaxaca se ofrecen 38. En el nivel de postgrado se cuenta con 13 especialidades, 47 maestrías y 5 doctorados, que son impartidos por 18 instituciones, 7 públicas y 11 particulares.
Por otra parte, según el IEEPO, la infraestructura física de las Universidades y Tecnológicos de la entidad alcanza para atender hasta un poco más de 62 mil alumnos.
‘Hacinamiento’ educativo
En tanto, la UABJO y los Institutos Tecnológicos del Istmo, Comitancillo, Tuxtepec y Pinotepa Nacional, son las IES donde la relación docente-alumnos ha sido ampliamente rebasada.
Estudios recientes realizados por la Comisión Estatal para la Planeación de la Educación Superior (COEPES), detectaron que es aceptable la inserción en el mercado laboral de los profesionistas egresados de las IES de Oaxaca, aunque no siempre para desempeñar trabajos inherentes a aquellos para los cuales estudiaron.
Cifras del Observatorio Laboral de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), relativas a la posibilidad que tienen los jóvenes profesionistas de insertarse al mercado laboral, reflejan que en el estado hay carreras como medicina y odontología en donde más del 80% de los egresados obtienen empleos afines a lo que estudiaron.
Migración
La investigadora de la UABJO, Reyes de la Cruz, afirmó que el modelo educativo impulsa la emigración de los profesionistas de sus lugares de origen, sin poner atención en sus comunidades y contribuir en el desarrollo de las mismas, “si los profesionistas no están contribuyendo en generar el desarrollo y mitigar la pobreza en el estado, entonces, ¿para qué sirve la educación?
Manifestó que Oaxaca requiere especialistas que trabajen en las comunidades como asesores de los presidentes municipales, para la gestión de recursos, “incluso está podría ser una nueva carrera profesional”; sin embargo, señaló que las instituciones públicas están más preocupadas por las pugnas políticas o la lucha por el poder que en desarrollar nuevas ofertas educativas que requieren de especialistas.
Miércoles 29 de diciembre de 2010, p. 4
Lúcidos examinadores de la realidad y autores comprometidos murieron durante el año que concluye. Fueron referentes culturales, principalmente en el ámbito de las letras: el escritor Carlos Montemayor, el cronista Carlos Monsiváis, el narrador José Saramago y el filósofo Bolívar Echeverría.
La Jornada recuerda a estas personalidades, hacedores de un valioso legado.
También ocurrieron los fallecimientos del poeta Alí Chumacero; de los historiadores Friedrich Katz y Howard Zinn; de los narradores Tomás Eloy Martínez, J. D. Salinger y Miguel Delibes; y del filólogo Antonio Alatorre, entre otros.
El tenor, maestro, narrador, poeta, ensayista, traductor y activista Carlos Montemayor (Parral, Chihuahua, 1947) falleció en la ciudad de México el domingo 28 de febrero, debido al cáncer que lo aquejó durante meses. En su obra rescató la voz de los colectivos enfrentados al sistema político que les negaba cabida. Indígenas y grupos opositores de izquierda encontraron eco en su creación literaria y reivindicación en su discurso político.
Conocedor de las lenguas hebrea, griega clásica, latina, francesa, portuguesa, italiana e inglesa, tradujo obras clásicas como las Odas de Píndaro, Carmina Burana, poesías de Cayo Valerio Catulo, Virgilio y Safo, así como de poetas tales como Fernando Pessoa y Lêdo Ivo. Al parejo desarrolló una labor de rescate de los idiomas indígenas de nuestro país, que fructificó en un par de volúmenes centrados en éstos y en su poesía.
Otra de las herencias que deja fue recuperar en los libros Guerra en el paraíso, Las armas del alba y Las mujeres del alba, los motivos de los grupos opositores armados de las décadas de los 60 y 70, y el hostigamiento gubernamental a las comunidades que les dieron cobijo. Campesinos, indígenas, estudiantes, han sido masacrados una y otra vez en los países de nuestro continente. La historia de su resistencia es una memoria que dignifica nuestra vida
, manifestó el narrador.
El Premio Nobel de Literatura José Saramago (Portugal, 1922) murió el 18 de junio a la edad 87 años, debido a la leucemia. El novelista, poeta y ensayista conjuntó en su persona la generosidad, los ideales por la justicia social y una escritura profundamente determinada por la realidad. La existencia del portugués se puede caracterizar por su sentencia: El único valor que considero revolucionario es la bondad
.
Es el único portugués que ha ganado el máximo reconocimiento a las letras del mundo, que le fue otorgado en 1998 por su capacidad para volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía
, afirmó la Academia sueca.
“La razón de escribir, en el fondo, no es más que esa: escribir… No escribo para agradar, tampoco para desagradar. Escribo para desasosegar. Me gustaría que todos mis libros fueran considerados como libros del desasosiego”, señaló Saramago en 2009 en torno a su novela Caín.
En El Evangelio según Jesucristo y Caín desnudó a la religión como mitificación de la realidad; y abordó el tema de la razón en los tiempos modernos en su trilogía formada por Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres y Ensayo sobre la lucidez.
Carlos Monsiváis (ciudad de México, 1938), cronista crítico de los fenómenos presentes en la mexicanidad, además de analista de los hechos sociales que han conmovido los cimientos de la sociedad nacional durante los siglos recientes, expiró el 19 de junio debido a complicaciones de una fibrosis pulmonar.
Identificado con la izquierda, el ensayista capitalino reivindicó en sus escritos al individuo y sus derechos como base del entramado social, contra el autoritarismo y la derecha. En esta lid se inclinó por el movimiento de 1968, los ídolos populares, las figuras de izquierda y los acontecimientos que significaban ideas progresistas; también apoyó las luchas de las minorías sexuales y culturales.
La obra de Monsiváis, caracterizada por la ironía frente a una realidad intolerable, fue un revire humorístico frente a los agravios por medio de la sátira política, como en su columna Por mi madre, bohemios, en la cual evidenciaba la ignorancia y exhibía la demagogia de políticos, empresarios, jerarcas católicos y personajes de la vida pública en general.
El editor y poeta Alí Chumacero (1918) falleció el 22 de octubre en la ciudad de México, víctima de neumonía. Fue un amante de la lectura desde su infancia en su natal Acaponeta, Nayarit, y a ella dedicó su vida entera como crítico, ensayista y editor. Entre su creación literaria destaca Poema de amorosa raíz, de los versos más célebres en nuestro país.
Laboró durante más de medio siglo en el Fondo de Cultura Económica y fue una de las figuras centrales del éxito de la casa editora. Ahí, el autor de Palabras en reposo atestiguó el paso de algunas de las mejores obras de la literatura mexicana del siglo XX y fue famoso el rumor, que Chumacero negaba, de haber mejorado la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo con su corrección.
El filósofo marxista e investigador Bolívar Echeverría (1941), referente crítico del capitalismo en América Latina, falleció el 5 de junio en la ciudad de México como consecuencia de un infarto. El ecuatoriano, que adoptó la nacionalidad mexicana, fue autor de una extensa obra sobre modernidad, economía y cultura, y enfocó su trabajo a los ámbitos de la teoría crítica y la filosofía de la cultura.
Echeverría consideraba al barroco en América Latina una forma de resistencia cultural y una modernidad alternativa. “La verdadera fuerza del impulso anticapitalista –escribió– está expandida muy difusamente en el cuerpo de la sociedad, en la vida cotidiana y muchas veces en la dimensión festiva de esta última, donde lo imaginario ha dado refugio a lo político y donde esta actitud anticapitalista es omnipresente”.
Teoría que sostuvo en obras como Conversaciones sobre lo barroco, La modernidad del barroco y Definición de la cultura.
El sábado 16 de octubre, a los 83 años, pereció en la ciudad de Filadelfia Friedrich Katz, a consecuencia de cáncer. El antropólogo e historiador austriaco dedicó su vida profesional al estudio del acontecer en México y América Latina en los siglos XIX y XX. Produjo obras indispensables para entender a nuestro país como La guerra secreta en México: Europa, Estados Unidos y la Revolución Mexicana, De Díaz a Madero: Orígenes y estallido de la Revolución Mexicana y la biografía Pancho Villa, ineludible si se desea comprender al revolucionario.
Howard Zinn (Nueva York, 1922) murió el 27 de enero por una afección cardiaca, . El historiador de izquierda plasmó en su obra el punto de vista de los de abajo durante la construcción estadunidense y fue autor del libro más vendido sobre el tema: La otra historia de Estados Unidos. Referente antibelicista en ese país, el también articulista de La Jornada mantuvo siempre la esperanza en el rescate de la humanidad contra la opresión.
El periodista y narrador Tomás Eloy Martínez, nacido en Buenos, Aires, en 1934, quien logró unificar lo mejor de ambas disciplinas en su obra, pereció el 31 de enero en la capital de su país. Fue autor de una extensa obra que incluye novela, crónica, ensayo, relato, libretos de cine y televisión, donde destacan La pasión según Trelew, prohibida por la dictadura argentina; Santa Evita, traducida a múltiples idiomas, y El vuelo de la reina.
Autor de culto en Estados Unidos, J.D. Salinger (1919) murió el 27 de enero, en New Hampshire. El guardián entre el centeno, publicado en 1951, bastó para colocar al escritor entre los más reconocidos de la literatura moderna de su país y lanzarlo a la fama que siempre despreció.
Miguel Delibes (1920) vivió una España enfrentada por la Guerra Civil y luego la férrea dictadura de Francisco Franco. Es autor de una narrativa del espacio rural español, cruzada por el hambre y la falta de libertades. Su deceso ocurrió el 12 de marzo.
El ensayista y reconocido filólogo Antonio Alatorre, expiró el 21 de octubre a los 88 años. Originario de Autlán, Jalisco, ejerció una labor docente en nuestro país y otras naciones, y fue estudioso de Sor Juana Inés de la Cruz, de quien editó las obras completas. Fue un notable traductor y hacedor de una obra especializada en la que sobresale Los 1001 años de la lengua española.
A lo largo del año también se registraron los decesos de la poeta y traductora Esther Seligson (ciudad de México, 1941); el poeta y especialista en literatura chicana Juan Bruce-Novoa (San José, Costa Rica, 1944-California, Estados Unidos); el escritor y cronista Armando Jiménez (Piedras Negras, Coahuila, 1917-Tuxtla Gutiérrez, Chiapas); el crítico literario Sergio Nudelstejer (Varsovia, Polonia, 1924), y el autor de novela negra Juan Hernández Luna (ciudad de México, 1962).
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