Parálisis nacional por la influenza, sin sustento Asa Cristina Laurell L a revisión de los datos 1 de la Secretaría de Salud (Ssa) demuestra que actúo cuando casi había pasado la epidemia de influenza A/H1N1 en el centro del país y que el Sistema Nacional de Diagnóstico y Vigilancia Epidemiológica no sirvió y todavía no es útil para actuar ante una situación de esas. La primera página del documento presentado el 8 de mayo por la dependencia demuestra que cuando declaró la emergencia el problema ya se estaba autoextinguiendo (ver gráfica). El contagio se debilitó como ocurre en todas las epidemias cuando una población adquiere Se actuó muy tarde y paralizar al país no ayudó a controlar la influenza. Lo que debería haberse hecho es una intensa búsqueda de casos, de contactos y la aplicación de cercos epidemiológicos para aislarlos y tratar a los enfermos como se está haciendo en otros países. La prueba de los graves problemas de registro se desprende del análisis de los datos oficiales sobre el desarrollo de la influenza. Éstos se ven nítidamente en la comparación entre los reportes del Distrito Federal y del estado de México. Los municipios mexiquenses conurbados, con 9.8 millones de habitantes, y la capital del país, con 8.8 millones, constituyen un espacio epidemiológico único, es decir, deberían presentar datos de defunciones y casos comprobados semejantes. Comparando los datos de la Ssa en dos fechas –15 y 27 de mayo– se observa que no ocurre. El 15 de mayo el Distrito Federal reporta mil 425 casos confirmados y 31 muertos y el estado de México, 192 casos y 16 muertes, lo que da 7.4 casos en el DF por uno en el estado de México, y 1.9 muertes en la capital por uno en la entidad vecina. El 27 de mayo los datos respectivos son: para el DF de mil 730 casos, con 33 muertes, y para el estado de México de 276 casos, con 19 muertes, lo que corresponde a 6.3 casos en el primero, por uno, en el segundo, y 1.7 defunciones en el DF por una en el estado de México. Con los mismos datos, la influenza en el estado de México pareciera mucho más letal que en el DF; en el primero fallece entre 8.3 y 6.9 por ciento de los enfermos, mientras en el segundo sólo entre 2.2 y 1.9 por ciento. Estos datos tan inconsistentes sólo se explican por errores serios en el registro del estado de México. Elevada letalidad Suponiendo que el registro en el DF sea completo, ¿cuántos enfermos y fallecidos habría en el estado de México? Lo estimamos con la aplicación de las tasas registradas de morbilidad y mortalidad del DF a la población suburbana del estado de México. El resultado es que para el 14 de mayo faltarían mil 578 enfermos y 34 defunciones; o sea: no fueron reportados mil 386 enfermos y 18 muertes. Para el 27 de mayo faltarían en el reporte mil 640 enfermos y 17 muertes. Se puede suponer además que la letalidad en el estado de México haya sido más alta, porque caso no-diagnosticado es caso no tratado con antivirales y ocurre por falta de servicios de salud. Los reportes por institución robustecen la evidencia del subregistro. El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) reportó 43.9 por ciento de los casos confirmados el 15 de mayo y el 46.1 por ciento el 27 del mismo mes, a pesar de dar cobertura a 32 por ciento de la población total; el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) se mantuvo con un porcentaje ligeramente por encima del de su población cubierta y el resto de las instituciones, públicas y privadas, no rebasó el 50 por ciento, a pesar de que tengan a su cargo alrededor de 60 por ciento de la población. El subregistro demuestra que la gran mayoría de los estados no tuvieron y siguen sin tener medios diagnósticos e instalaciones adecuadas para atender a los enfermos. Nunca se sabrá qué pasó, pero tenemos la suerte de que la influenza A/H1N1 hasta ahora es leve y no tiene una mortalidad alta. Es probable que la Organización Mundial de la Salud (OMS) haya considerado que México contaba con un sistema sólido de emergencia epidemiológica, pero la realidad es otra. México estuvo lejos de salvar a la humanidad y confundió al mundo. A la hora de la Asamblea Mundial de la OMS esto se había entendido y la secretaria general de ese organismo señaló que las fallas de registro de los países es la debilidad de la red mundial de emergencia contra la pandemia. La solicitud de México de una compensación por su 1 Tomados de www.salud.gob.mx el día de su aparición |
Miércoles 29 de diciembre de 2010, p. 4
Lúcidos examinadores de la realidad y autores comprometidos murieron durante el año que concluye. Fueron referentes culturales, principalmente en el ámbito de las letras: el escritor Carlos Montemayor, el cronista Carlos Monsiváis, el narrador José Saramago y el filósofo Bolívar Echeverría.
La Jornada recuerda a estas personalidades, hacedores de un valioso legado.
También ocurrieron los fallecimientos del poeta Alí Chumacero; de los historiadores Friedrich Katz y Howard Zinn; de los narradores Tomás Eloy Martínez, J. D. Salinger y Miguel Delibes; y del filólogo Antonio Alatorre, entre otros.
El tenor, maestro, narrador, poeta, ensayista, traductor y activista Carlos Montemayor (Parral, Chihuahua, 1947) falleció en la ciudad de México el domingo 28 de febrero, debido al cáncer que lo aquejó durante meses. En su obra rescató la voz de los colectivos enfrentados al sistema político que les negaba cabida. Indígenas y grupos opositores de izquierda encontraron eco en su creación literaria y reivindicación en su discurso político.
Conocedor de las lenguas hebrea, griega clásica, latina, francesa, portuguesa, italiana e inglesa, tradujo obras clásicas como las Odas de Píndaro, Carmina Burana, poesías de Cayo Valerio Catulo, Virgilio y Safo, así como de poetas tales como Fernando Pessoa y Lêdo Ivo. Al parejo desarrolló una labor de rescate de los idiomas indígenas de nuestro país, que fructificó en un par de volúmenes centrados en éstos y en su poesía.
Otra de las herencias que deja fue recuperar en los libros Guerra en el paraíso, Las armas del alba y Las mujeres del alba, los motivos de los grupos opositores armados de las décadas de los 60 y 70, y el hostigamiento gubernamental a las comunidades que les dieron cobijo. Campesinos, indígenas, estudiantes, han sido masacrados una y otra vez en los países de nuestro continente. La historia de su resistencia es una memoria que dignifica nuestra vida
, manifestó el narrador.
El Premio Nobel de Literatura José Saramago (Portugal, 1922) murió el 18 de junio a la edad 87 años, debido a la leucemia. El novelista, poeta y ensayista conjuntó en su persona la generosidad, los ideales por la justicia social y una escritura profundamente determinada por la realidad. La existencia del portugués se puede caracterizar por su sentencia: El único valor que considero revolucionario es la bondad
.
Es el único portugués que ha ganado el máximo reconocimiento a las letras del mundo, que le fue otorgado en 1998 por su capacidad para volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía
, afirmó la Academia sueca.
“La razón de escribir, en el fondo, no es más que esa: escribir… No escribo para agradar, tampoco para desagradar. Escribo para desasosegar. Me gustaría que todos mis libros fueran considerados como libros del desasosiego”, señaló Saramago en 2009 en torno a su novela Caín.
En El Evangelio según Jesucristo y Caín desnudó a la religión como mitificación de la realidad; y abordó el tema de la razón en los tiempos modernos en su trilogía formada por Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres y Ensayo sobre la lucidez.
Carlos Monsiváis (ciudad de México, 1938), cronista crítico de los fenómenos presentes en la mexicanidad, además de analista de los hechos sociales que han conmovido los cimientos de la sociedad nacional durante los siglos recientes, expiró el 19 de junio debido a complicaciones de una fibrosis pulmonar.
Identificado con la izquierda, el ensayista capitalino reivindicó en sus escritos al individuo y sus derechos como base del entramado social, contra el autoritarismo y la derecha. En esta lid se inclinó por el movimiento de 1968, los ídolos populares, las figuras de izquierda y los acontecimientos que significaban ideas progresistas; también apoyó las luchas de las minorías sexuales y culturales.
La obra de Monsiváis, caracterizada por la ironía frente a una realidad intolerable, fue un revire humorístico frente a los agravios por medio de la sátira política, como en su columna Por mi madre, bohemios, en la cual evidenciaba la ignorancia y exhibía la demagogia de políticos, empresarios, jerarcas católicos y personajes de la vida pública en general.
El editor y poeta Alí Chumacero (1918) falleció el 22 de octubre en la ciudad de México, víctima de neumonía. Fue un amante de la lectura desde su infancia en su natal Acaponeta, Nayarit, y a ella dedicó su vida entera como crítico, ensayista y editor. Entre su creación literaria destaca Poema de amorosa raíz, de los versos más célebres en nuestro país.
Laboró durante más de medio siglo en el Fondo de Cultura Económica y fue una de las figuras centrales del éxito de la casa editora. Ahí, el autor de Palabras en reposo atestiguó el paso de algunas de las mejores obras de la literatura mexicana del siglo XX y fue famoso el rumor, que Chumacero negaba, de haber mejorado la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo con su corrección.
El filósofo marxista e investigador Bolívar Echeverría (1941), referente crítico del capitalismo en América Latina, falleció el 5 de junio en la ciudad de México como consecuencia de un infarto. El ecuatoriano, que adoptó la nacionalidad mexicana, fue autor de una extensa obra sobre modernidad, economía y cultura, y enfocó su trabajo a los ámbitos de la teoría crítica y la filosofía de la cultura.
Echeverría consideraba al barroco en América Latina una forma de resistencia cultural y una modernidad alternativa. “La verdadera fuerza del impulso anticapitalista –escribió– está expandida muy difusamente en el cuerpo de la sociedad, en la vida cotidiana y muchas veces en la dimensión festiva de esta última, donde lo imaginario ha dado refugio a lo político y donde esta actitud anticapitalista es omnipresente”.
Teoría que sostuvo en obras como Conversaciones sobre lo barroco, La modernidad del barroco y Definición de la cultura.
El sábado 16 de octubre, a los 83 años, pereció en la ciudad de Filadelfia Friedrich Katz, a consecuencia de cáncer. El antropólogo e historiador austriaco dedicó su vida profesional al estudio del acontecer en México y América Latina en los siglos XIX y XX. Produjo obras indispensables para entender a nuestro país como La guerra secreta en México: Europa, Estados Unidos y la Revolución Mexicana, De Díaz a Madero: Orígenes y estallido de la Revolución Mexicana y la biografía Pancho Villa, ineludible si se desea comprender al revolucionario.
Howard Zinn (Nueva York, 1922) murió el 27 de enero por una afección cardiaca, . El historiador de izquierda plasmó en su obra el punto de vista de los de abajo durante la construcción estadunidense y fue autor del libro más vendido sobre el tema: La otra historia de Estados Unidos. Referente antibelicista en ese país, el también articulista de La Jornada mantuvo siempre la esperanza en el rescate de la humanidad contra la opresión.
El periodista y narrador Tomás Eloy Martínez, nacido en Buenos, Aires, en 1934, quien logró unificar lo mejor de ambas disciplinas en su obra, pereció el 31 de enero en la capital de su país. Fue autor de una extensa obra que incluye novela, crónica, ensayo, relato, libretos de cine y televisión, donde destacan La pasión según Trelew, prohibida por la dictadura argentina; Santa Evita, traducida a múltiples idiomas, y El vuelo de la reina.
Autor de culto en Estados Unidos, J.D. Salinger (1919) murió el 27 de enero, en New Hampshire. El guardián entre el centeno, publicado en 1951, bastó para colocar al escritor entre los más reconocidos de la literatura moderna de su país y lanzarlo a la fama que siempre despreció.
Miguel Delibes (1920) vivió una España enfrentada por la Guerra Civil y luego la férrea dictadura de Francisco Franco. Es autor de una narrativa del espacio rural español, cruzada por el hambre y la falta de libertades. Su deceso ocurrió el 12 de marzo.
El ensayista y reconocido filólogo Antonio Alatorre, expiró el 21 de octubre a los 88 años. Originario de Autlán, Jalisco, ejerció una labor docente en nuestro país y otras naciones, y fue estudioso de Sor Juana Inés de la Cruz, de quien editó las obras completas. Fue un notable traductor y hacedor de una obra especializada en la que sobresale Los 1001 años de la lengua española.
A lo largo del año también se registraron los decesos de la poeta y traductora Esther Seligson (ciudad de México, 1941); el poeta y especialista en literatura chicana Juan Bruce-Novoa (San José, Costa Rica, 1944-California, Estados Unidos); el escritor y cronista Armando Jiménez (Piedras Negras, Coahuila, 1917-Tuxtla Gutiérrez, Chiapas); el crítico literario Sergio Nudelstejer (Varsovia, Polonia, 1924), y el autor de novela negra Juan Hernández Luna (ciudad de México, 1962).
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