miércoles, 24 de junio de 2009

OAXACA UN ANTES Y UN DESPUES DEL 2006

Oaxaca: un antes y un después del 2006


Rubén Valencia


Prólogo al libro “Oaxaca: Más allá de la insurrección” de Sergio de Castro Sánchez

Para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias.

Ryszard Kapuscinski

Al leer los pedazos de historia que Sergio de Castro capturó en este libro me pregunto: ¿por qué es necesario leerlo? ¿Por qué interesaría al lector(a) un material como éste? Es descriptivo y analítico y a la vez tiene una carga de subjetividad honesta y clara. No se confunde en el viejo debate sobre objetividad-subjetividad o sujeto-objeto, sino que se sumerge en las profundidades de la lucha oaxaqueña y lo hace con todos los sentidos, utilizando las mejores herramientas del periodismo comprometido con las causas populares, sus verdades, aciertos y errores y pone todo ello en su justa dimensión, comparándolo con las mentiras y ocultamientos del sistema y sus medios de comunicación.
Hace falta que los pueblos de Oaxaca y sus organizaciones hagan sus propias lecturas y sus aportaciones a las distintas miradas y hechos de este movimiento, a la par de que las miradas de fuera puedan compartir lo que vieron y sintieron en esta lucha. Ocurre a menudo que de tanto mirar las grietas de las paredes de tu casa terminas por dejar de verlas y se vuelven parte del paisaje; sólo cuando las visitas te las recuerdan te das cuenta de que las grietas están ahí. Nos pasa en los movimientos sociales, en que por estar tan involucrado hay cosas que no logras ver hasta que la mirada externa te las descubre.

Mario Benedetti dice que “cuando la niebla del olvido cubre la memoria llega un punto en que la niebla se disipa y el olvido está tan lleno de memoria”. Este libro intenta contribuir a que esa niebla del olvido no cubra la memoria de la lucha digna de los pueblos de Oaxaca y al contrario, que logre traspasar los cielos y vientos de Oaxaca y se confunda en otros amaneceres y en otras luchas de nuestra América Latina y de cualquier lugar en el mundo donde también haya una lucha digna.

Sergio de Castro nos plantea en tres ejes temáticos sucesos importantes del movimiento social de la APPO. Plantea en primer término algunos factores que originaron el levantamiento el 14 de junio del 2006, como la represión a los maestros y la tortura de compañer@s, y recuerda a los que dieron la vida por esta causa, asesinados por el gobierno de Ulises Ruiz.

El segundo eje temático es una exploración del sistema político-económico, la cara del nuevo rostro del capitalismo, esa democracia neoliberal que Eduardo Galeano ha caracterizado con una metáfora sugerente. Un cocinero reune a las aves, a las gallinas y a los gansos, y les pregunta con cuál salsa querrían ser comidas. Cuando las gallinas dijeron que no querían ser comidas el cocinero les contestó que eso estaba fuera de la cuestión. Dice Galeano que esa es una metáfora del mundo: está organizado de tal manera que tenemos el derecho de elegir la salsa con la que queremos ser comidos. Esto nos hace preguntar a cuál democracia se refiere la gente del dinero. ¿A esa democracia en donde las leyes están al servicio de quien tiene más dinero? ¿O a la democracia de los países “desarrollados” que ante la mano oscura del mercado generan todo tipo de crisis como la que actualmente se está viviendo en la economía de “libre mercado”? Somos much@s los que nos resistimos a ser comidos y estamos luchando para decidir nuestro destino. El 2006 en Oaxaca es una prueba más de ello.

Dice también Galeano que el periodismo debe poner la razón al servicio del hígado, de como se te constriñen las tripas ante las injusticias, ante los explotados, los humillados. El tipo de periodismo que practica Sergio, como ilustra bien este libro, es ese periodismo al servicio del hígado. En él antepone a esa democracia neoliberal el derecho de los pueblos de gobernarse autónomamente. Narra los sucesos de Oaxaca y de la APPO a través de lo que vio y en palabras de algunos de sus protagonistas.

El tercer eje temático de Sergio es la reorganización del movimiento en el 2007. Expone los debates en su interior sobre las distintas formas de lucha y el contexto electoral, para mostrar cómo se estaba queriendo imponer en la APPO la idea de que el único camino posible era la democracia neoliberal y reformista, y sofocar o reprimir a los espacios y sectores del movimiento que seguían y siguen exigiendo la salida de Ulises Ruiz y que buscan transformaciones desde la raíz.

Acepté hacer este “prólogo” principalmente por la amistad con Sergio. Amistad en su sentido profundo, la coincidencia del gozo y la alegría que compartimos con nuestros amigos cuando sabemos que luchamos y soñamos por contribuir de distintas formas a la gestación de una sociedad más justa y humana, y que además intentan llevar a la práctica esa posibilidad de sociedad futura en nuestras relaciones cotidianas. En los espacios, momentos y lugares en los que he estado dentro del movimiento, no hay uno solo en que no haya involucrado su corazón igual que su razón, sujetada por emociones y sentimientos de hermandad. Sergio se ubica claramente más allá de los clásicos movimientos organizados desde arriba, que separan al dirigente de los cuadros militantes y de las masas que actúan según lo determina el centro. En contraste, como Sergio logra captar, Oaxaca ha hecho visible en la ciudad lo que desde hace mucho se manifiesta en las comunidades y los pueblos y recibe distintos nombres: comunalidad, guetza, autonomía, comunalicracia, poder comunal, usos y costumbres o poder del pueblo.

Este escrito no es un prólogo en el sentido estricto del término. Es más bien una palmadita al amigo y compañero. Sólo el sabe cuánto me he tardado en hacerlo y ha sido tal vez porque es imposible describir por qué los pueblos de Oaxaca se levantaron otra vez en el 2006. Sergio nos narra sus vivencias y nos describe poéticamente la dignidad de los pueblos hasta en lo que no dice del todo. En lo que nos sugiere.

La APPO como una sociedad en movimiento

Los que en Oaxaca luchamos por dignidad y por una transformación profunda respetamos a quienes no temen enfrentar al poder para ponerse al lado de los pueblos y sus verdades. Hay muchos periodistas e intelectuales de academia que para salvar su prestigio de profeta pueden argumentar y tratar de convencer a los que luchan del por qué de su lucha. Ante la imposición mediática que dice que la APPO son las organizaciones sociales que le pusieron nombre y que no reconoce la importancia de la gente no organizada previamente (en alguna estructura) que hizo y sigue haciendo este movimiento, Sergio entendió desde adentro lo profundo de la APPO o de este movimiento de movimientos. Para el Estado y sus medios de comunicación no era posible dejar en la memoria de los pueblos de México y el mundo que un movimiento como el de Oaxaca fue organizado por la gente de a pie; que la dignidad de seguir siendo lo que son para estar mejor fuera la motivación de la APPO. Es más conveniente aceptar sin crítica la supuesta injerencia de “organizaciones radicales” que buscan gestionar recursos o negociar proyectos utilizando a la gente, que aceptar y reconocer que los pueblos quieren cambiar las relaciones para una sociedad más justa y humana. A pesar de que Ulises Ruín no ha dejado de ser gobernador, el movimiento ha dado un paso cualitativo. Pasó de la demanda de salida de un gobernador a comprender que los cambios y transformaciones tienen que empezar por nosotr@s mism@s; en nuestra casa, barrio, lugar de trabajo o comunidad. El estado sabe todo esto y por ello —y por el interés por los “recursos naturales”— militariza la ciudad y los pueblos, temiendo que esta reorganización del movimiento desde adentro surja de nuevo con una conciencia social mucho más clara y radical.

Much@s de los que estamos contribuyendo a detener el estómago voraz de los capitalistas que están dispuestos a tragarse todo, vemos que una alternativa posible es que la defensa sea sostenida e inspirada por la raíz de nuestra cultura indígena.

A Nuestros Muertos, Presos, Desaparecidos y Asesinados

Este escrito pretexto de prólogo está dedicado a nuestros muertos, los asesinados de ayer y de hoy. A todos los que en el 2006 entregaron la vida, no para tener diputaciones o limosnas del gobierno, sino por una vida digna para todos y todas en Oaxaca. Pero también a tod@s aquellos que fueron desaparecid@s o asesinad@s en otros años y en otras épocas y lugares y que se fueron creyendo en el sueño de cambiar el mundo. Sus asesinos pensaron que matando su cuerpo mataban sus sueños y sus ideas. No saben que ell@s están con nosotr@s dándonos la fuerza para seguir resistiendo.

Este libro y nuestras energías que se desalientan y levantan no serían posibles sin la memoria de todos los que murieron anónimamente entregando lo más valioso que tenían, sus vidas. Es una obligación que sea dedicado a tod@s ell@s, ya que esta es una continuación de una larga lucha por liberarnos de nuestros opresores. Liberarnos como ya se está haciendo desde la cotidianidad, ejerciendo ese poder colectivo de forma autónoma, esa toma de decisiones de manera asamblearia donde se combinan las ideas que salen de la mente y del corazón, desde lo profundo de nuestra cultura. Muchos creemos que en estos nuevos movimientos sociales que se gestan plantea una regeneración de nuestro modo de ser, de nuestra cultura y aprender de lo ajeno sin dejar de ser lo que nos identifica como oaxaqueñ@s.

Cambiar desde nuestro ser personal, entrelazándonos con nuestro ser comunitario y en un ir y venir transformarnos nosotros para contribuir a la transformación de la sociedad, a fin de entretejer nuevas relaciones sociales, que nos permitan fortalecer nuestra capacidad para organizarnos de forma horizontal, para curarnos, comer, intercambiar, aprender, decidir, en fin, todos los aspectos de la vida cotidiana que le cedemos al Estado y ahora con más frecuencia a las empresas transnacionales y a la llamada globalización, la nueva cara del colonialismo.

Sergio intenta contribuir a través de este libro a contar lo que vio y lo que se ha vivido en este movimiento heterogéneo y plural y mostrar la riqueza de esa diversidad. Aclaro que al calor de la lucha es difícil hacer paradas para la escritura, mirar desde adentro hacia afuera, pero consideramos necesario hacerlo, contribuir a que se conozcan otras miradas de esta lucha y su aportación a la lucha de todos los pueblos del mundo. Es por ello que ahora me doy a la tarea de este reto. Es un intento solamente de abrir otras ventanas para mirar el movimiento.

¿Qué ha sido la APPO? ¿De dónde se nutre lo asambleario?

El movimiento social en Oaxaca cuya expresión más visible se dio en el año de 2006, conllevó una masiva organización social que nadie pudo prever. Se ha intentado interpretar este movimiento diverso desde múltiples teorías y enfoques, como el marxismo de todas las corrientes o la social democracia, como si nada hubiera pasado en el mundo o en el actuar y pensar desde los movimientos sociales, sin tomar en cuenta la debacle del paradigma del desarrollo industrial y de la forma vertical de tomar decisiones, venga del llamado capitalismo o del socialismo, los reales o los mentales... Hoy no sólo está en juego la justicia sino la libertad. Cuando la libertad de las personas en lo particular y del pueblo en general se combinan para luchar por la justicia, se olfatea y se respira un ambiente de dignidad; esa atmósfera de vivir que está siendo ahora un real contrapeso al capitalismo neoliberal. Ante su paz armada anteponemos nuestra paz con dignidad... Lo que queremos en que nos dejen en paz, dicen los pueblos por todos lados.
Consideramos necesario que tod@s contribuyamos de alguna manera a comprender y sentir esta diversidad y, sobre todo, a mostrar más a fondo la propuesta de asamblea que ha servido como punto de encuentro a las diversas expresiones sociales y políticas que se han reunido en el seno de este movimiento.

Hace unos años, cuando todavía estaba influenciado por la teoría revolucionaria en la que me formé, llegué a una comunidad en la selva de los Chimalapas, zona oriente de la región del Istmo en Oaxaca. Con un grupo de compañer@s intentábamos involucrarnos con los comuneros chimas para “ayudar” a defender la selva, su territorio. En una de esas noches, platicando con algunos comuneros, algunos de mis compañeros dijeron:
“Es que nosotros, como descendientes indígenas tenemos que aprender a ser menos individualistas y verticales, herencia del intento de colonización y venimos aquí a ver como le hacen”.

Uno de ellos, entre divertido y serio nos dijo mirándonos:

”El problema de ustedes es que ahora nos consideran como superiores y no se permiten echar una platicada natural. La asamblea para nosotros es como un candado para no permitir que nuestros diablos se coman nuestra comunidad. La asamblea es lo que permite que nosotros como comuneros y nuestras familias podamos convivir en comunidad con los demás. Nosotros no queremos ser ricos, queremos vivir bien y vivir en nuestra comunidad de manera comunal sin explotar a los demás ni que nos exploten.”

Ahí empecé a darme cuenta de las cosas y a cambiar la mirada involucrando todos los sentidos. Es importante hacerlo ahora, tal vez no tengamos otra oportunidad. Debemos aprender de lo mejor de los socialismos existentes y recrear otras formas comunalitarias de vivir y anteponer al sistema salvaje de explotación de la vida. A lo mejor ya no se llame socialismo. Quién sabe.

Muchos intuimos que el movimiento de los pueblos de Oaxaca que se expresó mayoritariamente en la ciudad de Oaxaca encontró en la asamblea —para muchos en el nombre de la APPO— su forma natural de organizarse para luchar y vencer. Esto ha sido consecuencia natural de la experiencia asamblearia que prevalece en la mayor parte de los sectores de nuestra sociedad, como las colonias y barrios, de la experiencia más radical y profunda, de las comunidades de los pueblos indios.

La APPO, el movimiento social que surgió en el 2006, fue influida sin duda por las asambleas comunitarias, por las tradiciones de las más de 10 mil comunidades de Oaxaca de los 16 pueblos indígenas. Las asambleas son las manifestaciones visibles para la toma de decisiones en nuestra cultura, en la cosmovisión de nuestros pueblos indios.

En Oaxaca, la división territorial reconoce formalmente 570 municipios, que se han formado, en la mayoría de los casos, como expresión de las luchas de los pueblos por la defensa de sus territorios. El municipio es la circunscripción territorial en la que se vive la dinámica política y administrativa de los pueblos de Oaxaca. En su articulación con el sistema colonial y después con el Estado Nacional el municipio ha sido utilizado para contener, subyugar y controlar a los pueblos, pero éstos lo han convertido también en el espacio en que expresa su lucha tenaz por la defensa del territorio y el fortalecimiento del gobierno local. Es la lucha que ha permitido que Oaxaca sea el estado en el que existe mayor porcentaje de tierra comunal y la mayor concentración de pueblos indígenas.

Aún cuando sabemos que las leyes no sirven de mucho cuando los poderosos y los caciques se imponen, es importante resaltar que desde 1998 se aprobó en Oaxaca una Ley Indígena considerada, hasta ahora, la más avanzada del país, que reconoce en la letra lo que desde mucho tiempo atrás existía en los hechos: que 412 municipios optan por el sistema normativo indígena, mal llamado de “usos y costumbres”. Ante la fuerte presión de los pueblos para deshacerse de los caciques, en 1995 se logró que se ampliara en la legislación del sistema electoral el reconocimiento de la asamblea comunitaria como principal órgano de consulta en las comunidades y el que no fuera necesario que las autoridades indígenas electas se registraran en los partidos políticos o practicaran el procedimiento electoral para constituir sus autoridades.

Aún con estos avances, el Estado Nacional ha logrado contener la autonomía de los pueblos a través del cacicazgo reflejado por una persona o una familia. El cacicazgo es una estructura intermediaria entre el poder central y el poder local. El cacique cumple para el Estado la función de contener el avance autonómico, a través de mecanismos de control basados en el privilegio que otorga el partido oficial —el PRI— para concentrar en unos cuantos el poder económico interno y el poder político externo, del cual dependen la colectividad, su sistema de cargos y su asamblea. Generalmente el cacique mayor es el gobernador en turno. Como dicen algunos líderes indígenas, “En Oaxaca, a partir de Diódoro Carrasco ya no hay mucha presencia de los cacicazgos antiguos, sino unos del tipo delincuencial, aliados a grupos ligados al crimen organizado, constituidos en mafias”.

Los caciques en Oaxaca son el poder detrás del trono que permite la continuidad del poder. Un factor fundamental de su existencia es su relación con las instituciones del Estado. En algún momento pueden ser secretarios, presidentes municipales o diputados o tener fuertes vínculos con delegados de gobierno, secretarios de asuntos indígenas y los encargados de los programas de desarrollo, todos ellos comandados por el gobernador en turno. Una diferencia entre los viejos cacicazgos y los nuevos es que los viejos caciques usaban estas influencias sin siquiera salir de su comunidad de origen. Los nuevos caciques ejercen su poder sin estar en su región. Algo que siguen teniendo en común es servir al Estado para contener la autonomía de los pueblos y comunidades, a través de la violencia, asesinando a opositores políticos o dirigentes indígenas, y con la perversión de los recursos públicos y el control en los “recursos naturales”, acaparando tierra, agua y recursos maderables, utilizando la ganadería extensiva y a ciertas organizaciones de productores en la continua la depredación de la naturaleza. A inicios de los años setenta en distintas regiones del estado se formaron organizaciones etnopolíticas para combatir estos cacicazgos, recuperando las tierras y tratando de fortalecer su autonomía ante el Estado. Es decir, que la autonomía indígena y sus asambleas comunitarias siempre ha tenido confrontación con el estado a través de los caciques locales o regionales.

Los municipios que cuentan con más recursos y aquellos en que la autoridad comunitaria se ejerce realmente con participación de la asamblea son más autónomos que los que dependen principalmente de recursos del gobierno estatal o federal. La experiencia ha impulsado a los pueblos a tratar de revertir este proceso, generando proyectos propios que les permitan mayor autosuficiencia y autonomía como pueblos. Muchos municipios luchan tanto por ejercer los recursos públicos de manera directa, como por fortalecer la autosuficiencia y la autonomía, muchos de ellos a través de lo que algunos han llamado comunalidad.

La Comunalidad como fuente de inspiración

En el debate sobre el pensamiento comunal se dice que no puede haber comunalidad sin territorio y que la APPO fue apenas un intento de regenerarnos como pueblos. Sin embargo, durante el 2006 salió a relucir parte de nuestro ombligo enterrado en nuestras tierras, para que no se nos olvide de dónde venimos. Son muchas las vivencias de comunión, fraternidad y apoyo mutuo que se han dado en el movimiento; sobre todo en las barrikadas instaladas en las colonias populares.

En la actualidad el Consejo de la APPO no representa a todo el amplio y diverso movimiento social. Lo que algunos han llamado dispersión, en realidad es el hecho de que muchos espacios se han vuelto a reorganizar en sus propios lugares y en sus territorios definidos. Viene una siguiente etapa pero nadie puede prever cómo será.

Hay quienes ven a la APPO o a los pueblos como actores secundarios para que algunos representantes de organizaciones sociales accedan al poder del Estado, a fin de que desde ahí realicen los cambios que hacen falta. Para much@s más, en este nuevo proceso tienen que seguirse sembrando las semillas de la resistencia, la autonomía y el poder popular. El poder popular sería la capacidad de poder-hacer de los pueblos, colonias, barrios y otros muchos espacios, para transformar la sociedad desde los pueblos mismos. O sea desde la base.

Debido a que se está haciendo mucho énfasis en el principio de comunalidad como inspiración para el fortalecimiento de la APPO y del movimiento social, se hace necesario aclarar lo que este término significa.

Floriberto Díaz un activista e intelectual indígena de Oaxaca, fallecido en 1995, propuso a partir de su experiencia con los pueblos indígenas este concepto para intentar mostrar un modo de vida que está basado en la vida comunitaria de los pueblos. Desde la primera caracterización, Floriberto planteaba que la Comunalidad se constituye sobre 4 elementos fundamentales que son: el territorio comunal (uso y defensa del espacio colectivo), el trabajo comunal (interfamiliar a través de la ayuda mutua y comunitario a través del tequio como trabajo gratuito para obras en beneficio del pueblo), el poder comunal (la participación en la asamblea y el desempeño de los diversos cargos cívicos y religiosos que forman su sistema de gobierno) y el disfrute comunal (la participación en las fiestas y su patrocinio).

Este carácter de la organización política de las comunidades y pueblos indígenas se basa precisamente en su propia concepción del poder como servicio al pueblo y el asambleísmo como el modo de decisión política.
Como bien lo explica Jaime Luna:

”La significación del poder en una comunidad indígena a diferencia de lo que se representa en un mundo mestizo rural o urbano es muy diferente. En nuestras comunidades el poder es un servicio, es decir, es la ejecución de lineamientos de una asamblea, de una colectividad. En el otro, significa el ejercicio de las decisiones de la propia autoridad que ha sido elegida a través de mecanismos electorales poco controlados por la sociedad. Una autoridad en comunidad es prácticamente un empleado al servicio de todos, un empleado al que no se le remunera, al que no se le permite diseñar, y cuando esto se da, lo diseñado puede realizarse sólo si existe la consulta. Por lo contrario, el poder político en las sociedades rurales mestizas o urbanas es lo contrario, es la posibilidad de ejecutar sus propias ideas, satisfacer sus personales intereses, la consulta no existe.”

Luna también nos explica que “la asamblea es la máxima autoridad en la comunidad. En ella participan lo mismo trabajadores del campo que artesanos y profesionales. En la asamblea se trabaja siempre por consenso, aunque en muchos casos y por cuestiones prácticas se use el mayoriteo [votación]. La elección de las autoridades no refleja ninguna intención o lineamiento partidista, se fundamenta en el prestigio y éste, en el trabajo”. Es una concepción del poder que hace que “nuestros obstáculos inmediatos sean los partidos políticos”.

Desde su concepción, la idea de la comunalidad ha estado ligada al ejercicio de la autonomía y al poder del pueblo. Es precisamente la comunalidad la que constituye y es capaz de crear las condiciones necesarias para el pleno autogobierno.

Benjamín Maldonado, antropólogo que ha trabajado muy de cerca con los pueblos indígenas, nos cuenta que la idea de la comunalidad como principio rector de la vida india surge y se desarrolla en medio de la discusión, la agitación y la movilización, pero no como una ideología de combate, sino como una ideología de identidad, mostrando que la especificidad india es su ser comunal con raíces históricas y culturales propias y antiguas, a partir de las cuales se busca orientar la vida de los pueblos como pueblos.

La comunalidad es un concepto comprendido dentro de gran parte del magisterio y entre intelectuales indígenas oaxaqueños por su vivencia en las comunidades que en su mayoría son pueblos indígenas, así como por sus ejercicios de sistematización para explicar su realidad inmediata. La comunalidad, en el actual contexto, no es únicamente del reconocimiento del modo de vida de nuestros pueblos indios y de su influencia al interior del movimiento. Es también una disposición del actuar crítico y colectivo contra la imposición, la intolerancia y el partidismo electoral que sólo busca reproducir el mismo esquema de dominación que han padecido nuestros pueblos.

La propuesta de la comunalidad puede entenderse como la igualdad de derechos y obligaciones de todos los miembros de una comunidad o de un pueblo para participar en la decisión del destino de ésta, así como para disfrutar de sus bienes y productos.

En la APPO se reconoce este principio como inspiración del movimiento. La dificultad para su implementación dentro del Consejo fue precisamente que no había un territorio definido concreto. La ciudad de Oaxaca y las oficinas donde se reunía el Consejo no permitía que cada uno de los pueblos, organizaciones y sectores pudieran consensuar las propuestas a corto, mediano y largo plazo. Pero en esta etapa muchos se están inspirando en la propuesta. La gran mayoría de los habitantes de las colonias populares de Oaxaca y en donde existieron la mayor parte de barrikadas vienen de las comunidades indígenas de las ocho regiones del estado. Hay muchas que incluso recrean sus tradiciones y sus modos aquí en la ciudad y van y vienen a sus pueblos de origen. Otras por lo menos tienen el recuerdo y la memoria de saber de dónde vienen. Es importante resaltar que la mayoría de las organizaciones e integrantes del movimiento indígena del estado participó activamente en la APPO. Participaron en el foro “Construyendo la Democracia y la Gobernabilidad de Oaxaca” —realizado en agosto del 2006— o en sus asambleas, como la Asamblea Regional de los Pueblos del Istmo, realizada en Ixtepec en enero del 2007, o en el Foro Estatal Indígena realizado en la ciudad de Oaxaca en diciembre del 2006. Participaron apoyando con alimentos en las barrikadas y en Radio Universidad o actuando en las movilizaciones, incluso algunos con sus bastones de mando como en la primera marcha después de la represión de 25 de noviembre del 2006.

En 1999 un grupo de personas de la sociedad civil y de organizaciones indígenas aportó sus reflexiones para concebir opciones que reorganizaran la sociedad en su diversidad cultural. En el tema de la cultura dijeron que se empeñarían en regenerar la comunalidad, que aún define la condición de la mayoría de los oaxaqueños. Para ellos la comunalidad es un actitud filosófica y humana que nos permite reconocernos en el otro. Que no eran individuos sino personas, parte de una red de relaciones concretas que se entrelazan para formar comunidad. Soy Rubén hijo de Rubén e Isabel, nieto de Casilda y Mateo y así hasta que se reconstruye tu ser en el pueblo. Eres responsable de tus actos pero te define un pasado y un presente que construye el porvenir.

En el balance de la situación actual señalaron:

”Algunos de nosotros hemos perdido la comunalidad y en muchos se haya debilitada. El virus del individualismo nos ha contaminado hasta en las comunidades más alejadas. Muchos de nosotros nos vemos obligados a pasar buena parte de nuestra vida en las condiciones masificadas de la sociedad moderna, en la cual se nos trata como individuos, no como personas. Ahí no se nos deja ser lo que somos.

”Pero la comunalidad mantiene aún su vigor, en las comunidades indias lo mismo que en barrios urbanos y pueblos mestizos. Es todavía la forma principal de existencia de los oaxaqueños que vivimos en las casi diez mil comunidades del estado y se manifiesta también en la mayoría de los barrios de nuestras ciudades, como se hace evidente ante las grandes adversidades. Buscaremos afirmar y consolidar la comunalidad, dándole formas políticas contemporáneas que la refuercen y la extiendan.”

Las compañeras mujeres han tenido un papel de suma importancia en esta nueva etapa de los movimientos en Oaxaca. Por ello es importante que en la siembra para la nueva sociedad por la que estamos luchando estén incluidas y que puedan tener y gozar de esa libertad tan añorada. En las mismas opciones desde los pueblos se ha planteado lo siguiente:

”Afirmamos la diferencia sustancial entre mujeres y hombres, pero rechazamos que esa diferencia se convierta en opresión, discriminación o desigualdad. Nos oponemos al tratamiento patriarcal de las mujeres, que en el cosmos simbólico vernáculo de cada lugar las discrimina, oprime y subordina a los hombres en las palabras, los espacios, las acciones y las formas de gobierno. Rechazamos con el mismo vigor la moderna discriminación sexista de las mujeres, que les atribuye impedimentos o limitaciones por su sola condición femenina, en una sociedad ideológicamente igualitaria. Todas esas actitudes y comportamientos imponen una opresión insoportable a las mujeres, desde que son niñas, pero también reducen la dignidad de los hombres.

”Lucharemos para regenerar en Oaxaca la armonía de género, en que la complementaridad asimétrica de hombres y mujeres pueda fluir con mutuo respeto, combatiendo las formas de discriminación y opresión que aún prevalecen en el mundo tradicional y las que pretenden remediarlas a través de la homogeneización destructiva del mundo moderno. Lucharemos vigorosamente por ampliar los ámbitos de libertad, en todos los aspectos, para que todos puedan ejercerla a plenitud. No afirmaremos una vida buena y digna para las mujeres como un derecho de género, sino como una opción de libertad, en que hombres y mujeres puedan enlazar sus empeños para la regeneración y construcción conjunta de las comunidades.”

El punto de partida

Cuando concluía el sexenio de José Murat, el “gobernador” anterior a Ulises Ruiz, había una política de “dinero o plomo”, o sea, o te compraba o te reprimía. Incluso antes de éste, en el sexenio de Diódoro Carrasco también se imprimió un sello “duro”. Aún así, muchos pueblos, organizaciones y regiones enteras estaban dando la pelea por ejercer el derecho a autogobernarse. Como los casos de Loxichas, Unión Hidalgo, San Blas Atempa, Xanica y Benito Juárez en los Chimalapas, por mencionar algunos. Las organizaciones sociales, por su parte, también habían sufrido una política represora de los gobiernos estatales; hubo una fase de desmovilización y desarticulación de los movimientos y sectores en lucha. En este escenario se da en Oaxaca, por primera vez, la presencia de un candidato de “centro izquierda” que había sido funcionario del gobierno estatal, y que compitió por la gubernatura contra Ulises Ruiz.

En Oaxaca el proceso electoral del 2004 se dio en medio de una competencia cerrada y una gran movilización ciudadana. El proceso se vivió entre un priísmo vertical con la fachada de Ulises Ruiz y una oposición con posibilidades de generar una transición.
En evidente fraude, y en medio del descontento de la población, llega al poder Ulises Ruiz con la consigna “ni marchas, ni bloqueos ni plantones” y, de manera autoritaria, cambia la sede de los poderes de gobierno (que ya se estaba preparado desde antes), lleva la sede del ejecutivo a un pueblo que está a media hora de la ciudad capital; también sacaron de la capital la sede del poder legislativo y actualmente se continúa esta política, con la construcción de la ciudad judicial en el municipio de Reyes Mantecón. Así es como se da el banderazo para convertir a Oaxaca en una ciudad al servicio del turismo, una especie de Disneylandia colonial, siguiendo el plan con una serie de remodelaciones para reconfigurar el paisaje urbano: la más visible es la remodelación de Zócalo donde con exceso de dinero y autoritarismo se cortan árboles y levantan pisos centenarios de cantera para crear un espacio más afín a los “extravagantes” gustos de la clase gobernante. Además, se lleva a cabo un robo millonario al patrimonio cultural y al presupuesto. El gobierno consintió la ampliación de las instalaciones de la terminal de autobuses hacia los terrenos del barrio de Jalatlaco, uno de los más antiguos de la ciudad, generando con esto una gran inconformidad que originó la formación de un consejo ciudadano en este barrio.

Por otro lado, el gobierno de Ulises Ruiz emprendió una campaña de hostigamiento en contra del periódico Noticias, que incluyó la usurpación de sus bodegas e instalaciones; esto como venganza porque su director apoyó la campaña de su opositor “más cercano” en las elecciones a gobernador, quien según el imaginario de la gente había ganado la elección.

En todo este contexto la Sección 22, que aglutina al magisterio oaxaqueño, empezó el 15 de mayo de 2006 como cada año, un paro de labores en exigencia de una serie de demandas, entre las cuales se encontraba el aumento salarial por la vía de la rezonificación por vida cara (que el salario refleje el costo de vida en Oaxaca). Cabe aclarar que estas movilizaciones del magisterio no contaban con todo el respaldo de la gente, por distintas razones. Aún así y por todo lo anterior, cuando el 14 de junio la policía del estado entra al Zócalo de la Ciudad a desalojar a los maestros y los reprime brutalmente provoca una solidaridad sin precedentes hacia el movimiento magisterial.

Mientras en el 2006 la situación en Oaxaca estaba caliente y tensa, a nivel nacional la ilegitimidad de un gobierno conservador y derechista comandado por Felipe Calderón agazapado detrás de las fuerzas militares bajo el pretexto del narcotráfico y pandemias reprime a los movimientos territoriales y aplica políticas de control social. Es por ello que desde Oaxaca vemos que más allá de membretes de coordinadoras nacionales o frentes únicos tenemos la enorme tarea de vincular los movimientos de resistencia en el país, generar acuerdos y compromisos claros que nos permitan fortalecer una verdadera articulación y hagamos realidad la frase de si golpean a uno nos golpean a tod@s. Desde Oaxaca nosotros intentamos aportar nuestro granito de arena a este programa nacional de resistencia y liberación, que nos permita visualizar esa nueva sociedad que queremos construir y defender.

El Desarrollo. Una mirada propia de la vida digna

Un escritor conocido dijo una vez sobre la Revolución Mexicana de 1910, que los pueblos de México hicieron una revolución porque no querían cambiar. Creo que en parte es verdad. Es como se dice en Oaxaca. Los pueblos cambian su tradición de manera tradicional. Y obviamente hay pendientes en esta transformación que hay que ir regenerando como pueblos.

Tenemos pues que si vemos el 2006 como un ciclo que da continuidad a las luchas, demandas y exigencias de los pueblos para reconstituirse como pueblos y vivir en paz, con justicia, libertad y dignidad, recurriremos indudablemente a la experiencia interna, a la raíz que hizo que brotara en forma de fogatas con café y pan estos lazos de reciprocidad en la ciudad, en los hombres, mujeres, niñ@s y ancianos de las colonias populares. Sólo pudo existir algo como el 2006 por todo lo que ya en Oaxaca se ha luchado por defender: el derecho a nuestro propio modo de ser, pensar y vivir el mundo.

Algunos decimos aquí que el proceso de la lucha en Oaxaca es contradictorio a veces. La combinación de lo viejo y lo nuevo es la aportación y la esperanza de que saldrá algo mucho mejor. En la APPO se han encontrado los viejos y no tan viejos modos de hacer política. La estructura organizada y vertical del magisterio y los oaxaqueños de a pie. Los algo y los nadie que sin esperanzas de futuro decidieron jugarse el todo por el todo para un mundo nuevo. Los que no estaban organizados pero tenían coraje ante la opresión del Estado y su sistema. Los que no tenían teoría revolucionaria pero tenían un corazón fuerte y una palabra sabia. Se juntaron todos. Juntos pero no revueltos. Y atrás, muy atrás, como guardianes, esperando, nuestros abuelos en vigilia constante, como esperando un verdadero diálogo entre el campo y la ciudad para generar un pleno autogobierno. No para tomar algo de allá arriba sino para ejercer el poder viéndolo como servicio. Regenerando nuestras relaciones sociales. Estas contradicciones pueden verse como desilusión o como esperanza según desde donde miremos. Para nosotros estas contradicciones son necesarias cuando algo está vivo, moviéndose y de nosotros depende si se sigue moviendo para cambiar la relación de ese arriba y ese abajo o si nos limitamos a poner en el poder de arriba a los “iluminados”. Mientras tanto seguimos reflexionando en la acción nuestros caminos para esa nueva sociedad. Lo que sembremos ahora será lo que cosecharemos mañana. Y por ello mientras luchamos contra el estado lo hacemos también contra sus valores, su desarrollo y su progreso.

¿Quienes son los pobres?

Dicen que en Oaxaca luchamos para dejar de ser pobres.

Desde la perspectiva desarrollista en sus tabuladores mencionan que Oaxaca es el segundo estado más pobre del país, lleno de analfabetas, falta de servicios públicos en la salud y atraso en el nivel educativo. Es decir, en el discurso oficial, nuestro estado es un desierto, lleno de ausencias de todo lo esencial: Carece de salud, de educación, de todo tipo de actividades, especialmente las económicas. En fin, lo único que parece sobrar es necesidad, y es el gobierno y las omnipresentes organizaciones asistencialistas que se apuran a satisfacer estas necesidades, que ellos mismos se encargan de crear todos los días. En las pocas ocasiones en las que se habla del Oaxaca de los pueblos y de las comunidades indígenas es para resaltar su "riqueza cultural", sinónimo de vestidos coloridos y bailes anticuados, que se puede explotar en eventos folclóricos como la Guelaguetza. De la idea que la cultura también es salud, que también es educación y que también es economía, ni sus luces.

Abriendo los ojos y olvidándose de los prejuicios se puede ver esta otra Oaxaca, esta Oaxaca de prácticas diferentes donde la cultura no es una forma de presentarse al turismo, sino una forma de vida diferente, con sus propias formas de ver y hacer las cosas, su propia forma de aprender. Cuando hablamos de riqueza cultural, nos referimos a esto. No estamos reivindicando algunas prácticas marginales que el discurso moderno llama "tradición", que en el fondo quiere decir atrasado: Estamos hablando de practicas vivas que se nutren de la relaciones sociales en los pueblos y que desde luego incluyen a nuestra madre tierra y las cosas e ideas que llegaron de afuera. Así hay que entender la medicina que se practica y que se llama "tradicional", las prácticas de agricultura orgánica, las formas de trueque, de aprendizajes, de autogobierno: Son expresiones contemporáneas de una forma e idea de vida diferente. La distinción entre tradicional y moderno es en sí mismo producto de la modernidad. En los pueblos hay una actitud mucho más pragmática: constantemente se experimenta con ideas y cosas ajenas, se apropia lo útil y se desecha lo peligroso. Esta forma de experimentar, la capacidad de decidir por sí mismos sobre la vida, es lo que llamamos nosotros autonomía, y esta autonomía es el blanco verdadero del desarrollo, que lleva como meta una dependencia total al Estado y al sistema capitalista, y por eso nos persiguen con tanta saña para desarrollarnos, es decir, volvernos dependientes e incapaces de defendernos.

Gracias a nuestro “subdesarrollo”, gracias a las autonomías existentes, vimos a un pueblo capaz de organizarse, de defenderse y de gobernarse a si mismo. Un pueblo desarrollado, dependiente totalmente de servicios provistos por un gobierno para su funcionamiento, nunca pudiera haber hecho lo mismo. Los gobernantes corruptos e ineptos sobran en México y el mundo, los Ulises Ruiz y Mario Marín desde hace mucho dejaron de ser noticia, se volvieron la normalidad del sistema capitalista y neoliberal, pero Oaxaca se volvió noticia porque su pueblo fue capaz de levantarse y organizarse.

En Oaxaca tenemos definiciones propias de la vida buena. De las condiciones que permiten vivir bien y sentirse bien. En vez de seguir persiguiendo ilusiones de bienestar, de la que sólo disfrutan unos cuantos, lucharemos por nuestros propios caminos para esa vida digna.

Ilusamente creímos que las herramientas y técnicas modernas aumentarían nuestras capacidades. Pero esas innovaciones trajeron consigo una forma de relación, con la naturaleza o en la sociedad, que nos subyuga y oprime. En vez de liberarnos de los trabajos pesados concentran en unos pocos el fruto del esfuerzo de todos. Ahora luchamos para regenerar un modo comunal de vida, en que la libertad personal se realice en la interdependencia mutua con otros. La vida misma queremos que sea una relación creativa y autónoma con los demás y con el ambiente, que nos libere de las respuestas condicionadas de los individuos a las exigencias que les imponen los otros o el medio.

Con los medios técnicos existentes podremos dar realidad a nuestras definiciones de la buena vida. Nuestra seguridad física y social no dependerá de los poderes financieros, los burócratas o la policía, sino del estilo de relación entre nosotros, de nuestras comunidades, de instituciones sociales y políticas basadas en la cooperación, no en la competitividad; en la solidaridad, más que en la envidia; en la Comunalidad, más que en el individualismo; en la armonía, más que en la confrontación; en la sociedad comunal, más que en la sociedad tecnológica basada en la propiedad privada, la dominación de la naturaleza y la explotación del hombre.

Un grupo de organizaciones de la sociedad civil planteó desde hace años esta propuesta en los siguientes términos:

”Vamos a ser, en nuestra vida cotidiana, el cambio que soñamos para el mundo. Vamos a ver de nuevo con nuestros propios ojos los obstáculos que enfrentamos y los asumiremos como desafíos a la imaginación de todos. Daremos nuevo valor a lo que sabemos y a nuestra capacidad autónoma de aprender. No rendiremos ya nuestra voluntad a un futuro enajenado a las ideologías. Vamos a convertir nuestro presente en la construcción de un porvenir.”

Lucha Anticapitalista y el Debate de las Alternativas

Dicen que somos hij@s de nuestro tiempo y para revalorar las aportaciones de distintos movimientos. Actualmente en Oaxaca y en el país esta en juego el tipo de vida que queremos, alternativas al modelo capitalista-neoliberal, pero no sólo el tipo de vida sino la forma que tendrá, su forma de organización. Ahora los medios son fines y los fines son medios. Se necesita con urgencia subordinar creativamente las formas verticales a la construcción horizontal de la sociedad. El otro punto del debate es el modelo de vida, cuestionar no sólo el capitalismo sino el modelo por el cual se sostiene. La modernidad, el progreso y el desarrollo, como forma evolutiva del ser humano. El marxismo tiene aportaciones indudables para entender al capitalismo pero mi impresión es que ya no es muy útil para comprender los nuevos tiempos, sobre todo para imaginarnos las alternativas, tenemos que aprender a mirar y sentir los nuevos brotes de insurgencia, de rebeldía y creo que aquí ya se combina la mente con el corazón, mientras los teóricos y la mayoría de militantes del socialismo marxista construyen su mirada de sociedad alternativa sin separarse de la visión industrialista y tecnológica que ya no tiene cabida para un mundo mejor. No podemos seguir pensando en “alcanzar” los niveles de desarrollo del mal llamado “primer mundo” y mirarnos con lástima por ser “subdesarrollados”. Para soñar e imaginarnos otra sociedad tenemos que ponerle limites al desarrollo, construir alternativas que permitan revalorar la vida campesina, la redignificación de los oficios y los saberes de la gente sencilla, una educación y alternativas de aprendizaje que no expulsen a la gente de sus lugares de origen sino que ayuden a afianzarlos y a que contribuyan a mejorar la calidad de vida de sus pueblos. Que propiciemos una economía a escala humana. Donde más que el precio sea el aprecio. El reconocimiento de las capacidades propias que contribuyen a construir una alternativa a la economía.

Muchos de los que estamos por la construcción de una sociedad autónoma y libre, cuestionamos en la teoría y en la práctica la condición característica de la sociedad capitalista, en la que el hombre y la mujer no sólo pierden en manos del capital el producto de su esfuerzo, sino que pierden también la capacidad de realizarse plenamente a través de un trabajo digno y creativo, acorde con sus capacidades. El ser humano se convierte en esclavo de la máquina y del trabajo, en lugar de hacer de éste instrumento de su propia realización, en una escala apropiada a la gente.

Esta crítica a la forma capitalista de producir y organizar la vida social no conduce mecánicamente a la ideología socialista. En todos los socialismos reales se ha mantenido esa misma lógica del trabajo que caracteriza al capitalismo, lo mismo que la actitud destructiva a la madre tierra. Cuando el socialismo critica la propiedad privada de los medios de producción proponiendo como única alternativa la colectivización, se rindió la voluntad de todos a las estructuras burocráticas que la pusieron al servicio de intereses mafiosos y corruptos, en un régimen autoritario. Confiamos, en cambio, en la propiedad personal y comunal de los medios de producción, en que lo importante es eliminar toda forma de explotación sobre otros e introducir nuevas relaciones sociales, basadas en la autonomía y la libertad, que sean un cimiento apropiado de la nueva sociedad y de otra forma de hacer política.

Nosotros, en los espacios que colaboramos en el movimiento social no nos reducimos a ser contestatarios. Creemos que la lucha adquiere pleno sentido a partir de tejer iniciativas autónomas dedicadas a tejer nuevas relaciones sociales. Múltiples acciones que propicien el ejercicio de libertad y creatividad de quienes formamos parte de este gran movimiento. Desde estas iniciativas participamos activamente en el debate público, en particular para aportar y hacer evidentes las falsas ilusiones y manipulaciones impulsadas por los partidos y diversas organizaciones políticas y para contribuir a enriquecer la reflexión crítica sobre las crisis actuales y los caminos para salir de ellas.

En VOCAL (Voces Oaxaqueñas Construyendo Autonomía y Libertad) así lo vemos. Nacimos como un espacio formado entre nosotros, que se ha desplazado adonde ha sido necesario para organizar sus procesos de reflexión en la acción. Aunque esa seguirá siendo la principal forma de existencia, desde un principio se planteó la conveniencia de tener también formas de arraigo territorial, que lejos de parecerse a las de la propiedad privada se hagan semejantes a la tradición y formas de posesión de los pueblos indígenas.

Quienes formamos VOCAL no vamos a esperar otros 500 años para que llegue la liberación. Estamos decididos a ejercer nuestra libertad desde ahora y a mantener una lucha permanente para compartirla con todos y enfrentar cuanto se le oponga.

En VOCAL no nos definimos como un colectivo o una organización. Como espacio de libertad, intentamos expresar el sueño de personas y grupos empeñados en la transformación social y la reflexión y acción crítica y que pretende servir de puente para hacer visibles otras iniciativas.

En este contexto y en el marco de la lucha amplia, VOCAL intenta contribuir a fortalecer espacios autogestionarios, de producción, compartencia y aprendizaje autónomo. En el acompañamiento directo en los procesos autonómicos de personas, barrios y pueblos de Oaxaca se están poniendo en práctica formas alternativas de convivencia armónica y se crearán y emplearán tecnologías apropiadas que traen nuevas relaciones sociales basadas en la cooperación, la autonomía y la solidaridad.

Estas propuestas autogestionarias pretenden ser no sólo visionarias sino con funcionalidad concreta. Responder a necesidades y esperanzas de gente real. Esperamos que los resultados sean similares a las semillas que esparcen los vientos de Ehécatl; Algunas encuentran suelo fértil donde recrear y extender la autonomía, la rebelión por una vida digna. Con los valores del apoyo mutuo, reciprocidad, consenso, complementariedad, equilibrio y unidad en lo diverso.

La Lucha de los Pueblos y de la APPO. Año 2009

En junio de 2009 estamos otra vez de pie. La rearticulación del movimiento social está en una nueva fase. Ante la crisis mundial del capital nos damos cuenta de que ahora más que nunca van sobre los recursos naturales y Oaxaca es uno de los estados más codiciados. Con su concepción comunal de todos los aprovechamientos, los pueblos han estado defendiendo su territorio contra cuantos quieren ocuparlo: de los “eólicos”, las minerías, los proyectos disfrazados de eco-turismo, las presas, la explotación irracional de los bosques, la ganadería extensiva, la mercantilización de nuestra cultura…

En el segundo congreso de la APPO se acordó enfáticamente que el fortalecimiento del movimiento tenía que pasar indudablemente por la defensa del territorio. Nuevas barrikadas están floreciendo, tanto las que son expresión de autodefensa como las que constituyen espacios de toma de decisiones de los barrios urbanos, en los que surgen nuevas formas, creativas y novedosas de autoorganización. Creemos que será de ahí, de los barrios marginados por el poder y de las comunidades, que saldrá otra vez la energía de cambio y la fuerza necesaria para esa transformación profunda.

Sigue la inconformidad y la exigencia de renuncia y castigo a Ulises Ruiz. Siguen las marchas, los foros, las asambleas y plantones para lograrlo. Al mismo tiempo, crecen las iniciativas y propuestas autónomas. Se ha entendido que Ulises es un títere del sistema económico-político del capital y para derrotarlo tenemos que sacarlo de nuestras vidas. Se siguen extendiendo alternativas de vida digna. Cada vez hay más radios comunitarias: más de 100 en todo el estado. Se están fortaleciendo espacios urbanos. CASOTA, Espacio Zapata, CACITA, Colectivo ZAPE, son apenas algunos de ellos. Desde el arte, la cultura y la comunicación siguen activos en el movimiento en su conjunto. Han crecido los espacios que en Oaxaca ofrecen servicios o productos de medicina alternativa, agricultura urbana y una variedad de alternativas de aprendizaje y comercio solidario.

En esta nueva etapa de la lucha social en Oaxaca por la construcción de una nueva forma de relacionarnos y de construir otro modo de vida, más humano y respetuoso de la madre tierra, creemos que debemos regenerar la relación en la sociedad y con la naturaleza. En este nuevo ciclo comienzan a aparecer personas, comunidades y pueblos semillas, quienes están sembrando nuevas ideas y acciones en la conciencia colectiva. La APPO-Pueblo.

En este paso de la resistencia a la construcción, de la visibilidad al reflujo, es decir, de mostrarse y mirar hacía adentro, están surgiendo novedosas iniciativas políticas, ecológicas, comunicativas y de aprendizaje que están contrarrestando al sistema y que poco a poco están ganando terreno, visibilidad y respeto. Esas semillas están debilitando y desmantelando el sistema, con la interrelación del conjunto del movimiento.

Ese es el tamaño de nuestro reto. La esperanza de un porvenir digno, que no es para mañana sino que ya empezó a construirse desde ahora.

En pie de lucha.

Rubén Valencia Núñez : Participante del movimiento social de Oaxaca. Investigador social. Ha sido consejal de la APPO en el 2006. Colabora en la Universidad de la Tierra en Oaxaca y es integrante de VOCAL y de CASOTA.
Estas ideas han sido reelaboradas y son fruto de reflexiones con otros compas en el movimiento social de Oaxaca

La Haine

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