Sociedad abiertaERNESTO REYES . Un país donde los actos de la ley y la justicia operan en sentido contrario no puede llamarse democrático. Mala copia de la “dictablanda” priista, el gobierno de Calderón, como el de Fox, cree que la gobernabilidad se construye mediante alianzas con los poderes regionales, y no con la fuerza del pueblo. Oaxaca es el caso paradigmático donde la supervivencia de un desfalleciente gobierno, depende del oxígeno que gustoso recibe del gobierno federal que alguna vez- sobre todo en el año 2000- se pensó que iba a ahondar en prácticas democráticas. Ni una ni otra cosa se ha hecho para minar poco a poco el caciquismo regional, dejando a sus propios correligionarios- los del PAN- a merced del poder local que incluso mete baza en las decisiones políticas de este partido. Así se advierte en torno a la renovación del comité directivo estatal donde el delfín de Ulises, concertador ex diputado, se apresta a seguir siendo interlocutor confiable con el régimen. Si alguna voz de ortodoxia blanquiazul quisiera reclamarle su afinidad podría recibir como contestación burlona: ¿ Acaso no el presidente apoya a Ulises para que a costa de lo que sea concluya su periodo ? Un ejemplo claro es el manto de impunidad que encubre el caso de la veintena de muertos que dejó el conflicto social, donde no sólo se estancó la investigación – si es que alguna vez estuvo abierta- sino que nunca se acreditó a ningún servidor público o particular como culpable. Todos los jefes y ex jefes policiacos que en su momento fueron mencionados y connotados personajes que comandaban los “escuadrones de la muerte”, andan libres sin que nadie les moleste. Incluso se aprestan a participar con su jefe en las campañas electorales próximas, para seguir encubriendo sus fechorías. Ahora, para darle el “tiro de gracia” al movimiento y generar una reacción adversa entre la opinión pública ambos gobiernos, con perversa intención, tratan de acreditar responsabilidad a la propia disidencia de las agresiones de las cuales se quejaba. Así se lee el caso Brad Will que la semana pasada generó expresiones de espasmo y de condena, tanto de su familia como de diversas organizaciones sociales y civiles, porque se aprecia como inaudito que ahora se culpe a simpatizantes de la APPO de la muerte del colaborador de Indymedia, un medio alternativo que siempre expresó simpatía con el movimiento y como consecuencia, una constante crítica hacia el régimen de Ulises. El jueves pasado, faltaban unas horas para que el gobierno del estado, el Congreso local y la PGR aceptara o no la Recomendación que el pasado 27 de septiembre emitió la Comisión Nacional de Derechos Humanos. En lugar de ello, se arresta a Juan Manuel Martínez Moreno, como supuesto asesino material de Brad y a dos “encubridores” que horas después salen libres, bajo fianza. Este golpe de mano, propinado por la PGR en el tiempo límite, busca salvar su honor y la “calidad” de su indagatoria, porque precisamente en la investigación realizada por el Ombudsman nacional, se echa por tierra la hipótesis de la procuraduría oaxaqueña de que los disparos con los que privaron de la vida a Will fueron realizados a corta distancia y no de lejos como concluyeron peritajes de organismos no gubernamentales. Para colmo, la PGR pretende tratar como criminal a todo aquél hombre o mujer que tuvo o tiene relación con la APPO y el magisterio. La PGR validó como suyas las inconsistencias y mala fe con que se realizó la indagatoria en la procuraduría local. Se apoya en un testigo de nombre Alfredo Feria Pérez, sobrino del ex presidente municipal priista de Santa Lucía del Camino que en ése entonces coordinó, según denuncias, a un grupo integrado por regidores y funcionarios de la policía municipal para que desmontaran a balazos la barricada instalada sobre la calle Calicanto, aquél 27 de octubre. Ahora nada más falta, decían nuestros amigos de los portales, que se concluya que Brad se suicidó de dos balazos en el pecho para victimizarse y hacerse famoso.¿A quien le creen? Contactos: Ernesto_reyes_647@hotmail.com |
Miércoles 29 de diciembre de 2010, p. 4
Lúcidos examinadores de la realidad y autores comprometidos murieron durante el año que concluye. Fueron referentes culturales, principalmente en el ámbito de las letras: el escritor Carlos Montemayor, el cronista Carlos Monsiváis, el narrador José Saramago y el filósofo Bolívar Echeverría.
La Jornada recuerda a estas personalidades, hacedores de un valioso legado.
También ocurrieron los fallecimientos del poeta Alí Chumacero; de los historiadores Friedrich Katz y Howard Zinn; de los narradores Tomás Eloy Martínez, J. D. Salinger y Miguel Delibes; y del filólogo Antonio Alatorre, entre otros.
El tenor, maestro, narrador, poeta, ensayista, traductor y activista Carlos Montemayor (Parral, Chihuahua, 1947) falleció en la ciudad de México el domingo 28 de febrero, debido al cáncer que lo aquejó durante meses. En su obra rescató la voz de los colectivos enfrentados al sistema político que les negaba cabida. Indígenas y grupos opositores de izquierda encontraron eco en su creación literaria y reivindicación en su discurso político.
Conocedor de las lenguas hebrea, griega clásica, latina, francesa, portuguesa, italiana e inglesa, tradujo obras clásicas como las Odas de Píndaro, Carmina Burana, poesías de Cayo Valerio Catulo, Virgilio y Safo, así como de poetas tales como Fernando Pessoa y Lêdo Ivo. Al parejo desarrolló una labor de rescate de los idiomas indígenas de nuestro país, que fructificó en un par de volúmenes centrados en éstos y en su poesía.
Otra de las herencias que deja fue recuperar en los libros Guerra en el paraíso, Las armas del alba y Las mujeres del alba, los motivos de los grupos opositores armados de las décadas de los 60 y 70, y el hostigamiento gubernamental a las comunidades que les dieron cobijo. Campesinos, indígenas, estudiantes, han sido masacrados una y otra vez en los países de nuestro continente. La historia de su resistencia es una memoria que dignifica nuestra vida
, manifestó el narrador.
El Premio Nobel de Literatura José Saramago (Portugal, 1922) murió el 18 de junio a la edad 87 años, debido a la leucemia. El novelista, poeta y ensayista conjuntó en su persona la generosidad, los ideales por la justicia social y una escritura profundamente determinada por la realidad. La existencia del portugués se puede caracterizar por su sentencia: El único valor que considero revolucionario es la bondad
.
Es el único portugués que ha ganado el máximo reconocimiento a las letras del mundo, que le fue otorgado en 1998 por su capacidad para volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía
, afirmó la Academia sueca.
“La razón de escribir, en el fondo, no es más que esa: escribir… No escribo para agradar, tampoco para desagradar. Escribo para desasosegar. Me gustaría que todos mis libros fueran considerados como libros del desasosiego”, señaló Saramago en 2009 en torno a su novela Caín.
En El Evangelio según Jesucristo y Caín desnudó a la religión como mitificación de la realidad; y abordó el tema de la razón en los tiempos modernos en su trilogía formada por Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres y Ensayo sobre la lucidez.
Carlos Monsiváis (ciudad de México, 1938), cronista crítico de los fenómenos presentes en la mexicanidad, además de analista de los hechos sociales que han conmovido los cimientos de la sociedad nacional durante los siglos recientes, expiró el 19 de junio debido a complicaciones de una fibrosis pulmonar.
Identificado con la izquierda, el ensayista capitalino reivindicó en sus escritos al individuo y sus derechos como base del entramado social, contra el autoritarismo y la derecha. En esta lid se inclinó por el movimiento de 1968, los ídolos populares, las figuras de izquierda y los acontecimientos que significaban ideas progresistas; también apoyó las luchas de las minorías sexuales y culturales.
La obra de Monsiváis, caracterizada por la ironía frente a una realidad intolerable, fue un revire humorístico frente a los agravios por medio de la sátira política, como en su columna Por mi madre, bohemios, en la cual evidenciaba la ignorancia y exhibía la demagogia de políticos, empresarios, jerarcas católicos y personajes de la vida pública en general.
El editor y poeta Alí Chumacero (1918) falleció el 22 de octubre en la ciudad de México, víctima de neumonía. Fue un amante de la lectura desde su infancia en su natal Acaponeta, Nayarit, y a ella dedicó su vida entera como crítico, ensayista y editor. Entre su creación literaria destaca Poema de amorosa raíz, de los versos más célebres en nuestro país.
Laboró durante más de medio siglo en el Fondo de Cultura Económica y fue una de las figuras centrales del éxito de la casa editora. Ahí, el autor de Palabras en reposo atestiguó el paso de algunas de las mejores obras de la literatura mexicana del siglo XX y fue famoso el rumor, que Chumacero negaba, de haber mejorado la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo con su corrección.
El filósofo marxista e investigador Bolívar Echeverría (1941), referente crítico del capitalismo en América Latina, falleció el 5 de junio en la ciudad de México como consecuencia de un infarto. El ecuatoriano, que adoptó la nacionalidad mexicana, fue autor de una extensa obra sobre modernidad, economía y cultura, y enfocó su trabajo a los ámbitos de la teoría crítica y la filosofía de la cultura.
Echeverría consideraba al barroco en América Latina una forma de resistencia cultural y una modernidad alternativa. “La verdadera fuerza del impulso anticapitalista –escribió– está expandida muy difusamente en el cuerpo de la sociedad, en la vida cotidiana y muchas veces en la dimensión festiva de esta última, donde lo imaginario ha dado refugio a lo político y donde esta actitud anticapitalista es omnipresente”.
Teoría que sostuvo en obras como Conversaciones sobre lo barroco, La modernidad del barroco y Definición de la cultura.
El sábado 16 de octubre, a los 83 años, pereció en la ciudad de Filadelfia Friedrich Katz, a consecuencia de cáncer. El antropólogo e historiador austriaco dedicó su vida profesional al estudio del acontecer en México y América Latina en los siglos XIX y XX. Produjo obras indispensables para entender a nuestro país como La guerra secreta en México: Europa, Estados Unidos y la Revolución Mexicana, De Díaz a Madero: Orígenes y estallido de la Revolución Mexicana y la biografía Pancho Villa, ineludible si se desea comprender al revolucionario.
Howard Zinn (Nueva York, 1922) murió el 27 de enero por una afección cardiaca, . El historiador de izquierda plasmó en su obra el punto de vista de los de abajo durante la construcción estadunidense y fue autor del libro más vendido sobre el tema: La otra historia de Estados Unidos. Referente antibelicista en ese país, el también articulista de La Jornada mantuvo siempre la esperanza en el rescate de la humanidad contra la opresión.
El periodista y narrador Tomás Eloy Martínez, nacido en Buenos, Aires, en 1934, quien logró unificar lo mejor de ambas disciplinas en su obra, pereció el 31 de enero en la capital de su país. Fue autor de una extensa obra que incluye novela, crónica, ensayo, relato, libretos de cine y televisión, donde destacan La pasión según Trelew, prohibida por la dictadura argentina; Santa Evita, traducida a múltiples idiomas, y El vuelo de la reina.
Autor de culto en Estados Unidos, J.D. Salinger (1919) murió el 27 de enero, en New Hampshire. El guardián entre el centeno, publicado en 1951, bastó para colocar al escritor entre los más reconocidos de la literatura moderna de su país y lanzarlo a la fama que siempre despreció.
Miguel Delibes (1920) vivió una España enfrentada por la Guerra Civil y luego la férrea dictadura de Francisco Franco. Es autor de una narrativa del espacio rural español, cruzada por el hambre y la falta de libertades. Su deceso ocurrió el 12 de marzo.
El ensayista y reconocido filólogo Antonio Alatorre, expiró el 21 de octubre a los 88 años. Originario de Autlán, Jalisco, ejerció una labor docente en nuestro país y otras naciones, y fue estudioso de Sor Juana Inés de la Cruz, de quien editó las obras completas. Fue un notable traductor y hacedor de una obra especializada en la que sobresale Los 1001 años de la lengua española.
A lo largo del año también se registraron los decesos de la poeta y traductora Esther Seligson (ciudad de México, 1941); el poeta y especialista en literatura chicana Juan Bruce-Novoa (San José, Costa Rica, 1944-California, Estados Unidos); el escritor y cronista Armando Jiménez (Piedras Negras, Coahuila, 1917-Tuxtla Gutiérrez, Chiapas); el crítico literario Sergio Nudelstejer (Varsovia, Polonia, 1924), y el autor de novela negra Juan Hernández Luna (ciudad de México, 1962).
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