■ ACE: Alianza Calderón-Elba ■ Nuevas formas de dominación ■ Reprimir, en lugar de solucionar Ningún proyecto de mejoría educativa puede ser considerado auténtico si es propuesto o sostenido por el mismo grupo caciquil que durante décadas ha sido culpable y beneficiario del decaimiento grave de la actividad docente nacional. Sin embargo, se ha pretendido instaurar la especie de que la llamada Alianza por la Calidad de la Educación (ACE) es un patriótico intento de restauración del sistema de enseñanza, que sin doble intención ni intereses perversos han planteado dos personajes políticamente asépticos y genuinamente preocupados por impulsar “cambios”: la jefa del sindicato magisterial, cuya influencia corporativa pasa por el control de un partido bisagra y el alquiler de brigadas de defraudación electoral, y el ocupante actual de Los Pinos, que entre otras deudas con la jefa Gordillo tiene la correspondiente a los comicios de 2006. La Alianza Calderón Elba (la auténtica ACE) es un proyecto de “modernización” que, bajo el control estricto de la cacique sindical, pretende remover cuanto le sea posible para establecer nuevas formas de dominación laboral y, siempre bajo la supervisión redituable del aparato sindical gordillista, abrir puertas a privatizaciones del rubro educativo que coloquen el trabajo de aulas al servicio de las necesidades empresariales. La patrona Elba Esther es punta de lanza de las añejas pretensiones derechistas de aminorar y desplazar el auténtico sentido de la educación pública, cerrando escuelas normales, adecuando los planes de estudios a las necesidades del mercado y el sentido de “competencia” y convirtiendo a los profesores en meros empleados desechables, más preocupados por conservar su chamba que por mantener vigentes en los educandos algunas chácharas del pasado, como la historia patria, la soberanía nacional, el poder popular, la auténtica solidaridad social, los derechos constitucionales y demás bisutería que debe ceder paso a las específicas capacidades técnicas que deben alcanzar quienes servirán como mano de obra calificada, sin mayor esperanza de capilaridad social. El voraz proyecto elbista, al que el débil e indolente aliado y deudor Calderón ha dado luz verde, ha generado de inmediato oposición hasta ahora focalizada en el estado de Morelos. Contra ese movimiento social organizado, que ha ido más allá de los intereses laborales específicos de los profesores, y que ha logrado la adhesión de poblaciones campesinas y de padres de familia ajenos a los membretes derechistas mediatizados, se ha levantado una muralla sorda y ciega que en la entidad tiene como representante al confesional gobernador Marco Antonio Adame, miembro de la agrupación secreta El Yunque y conocido organizador de peregrinaciones y actos públicos de extrema fe católica, y en el plano nacional al atribulado Felipe Calderón, que a la crisis financiera global y el reto desbordado del narcotráfico suma ahora el nacimiento y desarrollo de un movimiento magisterial que pone en peligro su relación de dependencia agradecida con la jefa Gordillo y le coloca en la disyuntiva, acotada por sí mismo, de repetir acciones represivas como las que a cargo de Vicente Fox se realizaron en Atenco y Oaxaca, o permitir que el ejemplo de la irrupción morelense pueda prender en la pradera aún más seca que a fines del sexenio anterior. Hasta ahora, la apuesta de la Alianza Calderón Elba ha sido por la desatención y la represión. Nadie ha hecho verdadero caso de lo que a lo largo de meses han venido planteando y demandando los profesores morelenses. La nulidad apellidada Vázquez Mota y el huidizo gobernador Adame sólo han hecho declaraciones burocráticas, mientras la manipulación mediática facturada ha pretendido centrar el incendio social en una simplona defensa de plazas que los profesores en lucha estarían haciendo para poder heredarlas a sus hijos, como si todo lo que hoy se está viviendo en aquella entidad fuera un fenómeno de hipnosis colectiva que llevara a tanta gente, en situaciones tan difíciles, a enfrentar al poder sólo por conservar legados personales a unos cuantos “manipuladores”. La fuerza y el crecimiento del movimiento magisterial morelense han producido ya enfrentamientos en los que soldados y policía militarizada (la PFP) han arremetido contra profesores y ciudadanos en protesta (lo sucedido en Xoxocotla muestra el tamaño de la desesperación oficial). Lo sucedido en estos días, sobre todo en este poblado, muestra que la franja de ejercicio sobrio y sano del poder se ha reducido aceleradamente en ese equipo pinolero, frívolo, insensible y dado más bien a los negocios, al que las circunstancias cada vez más adversas van dejando atrapado, resentido, golpeador. Morelos y el país, sin embargo, están en condiciones distintas a las que en Oaxaca permitieron a Ulises Ruiz sostenerse en el poder y sortear el jaque de la APPO. Hoy, la desesperación social y el enojo por las diarias torpezas gobernantes en todos los niveles han creado condiciones que no permitirán asfixiar el movimiento morelense en sus límites geográficos ni observar en silencio la represión militarizada. Calderón quiere sostener sus alianzas de deudor con Elba Esther, pero su fuerza apenas le es suficiente para tratar de equilibrarse y reforzarse a sí mismo. Elba Esther, enredada entre tantos hilos de poder manejados con autoritarismo enfermizo, tiene enfrente el riesgo de un levantamiento nacional que la envíe al mismo cesto donde quedó la figura de su mentor, Carlos Jonguitud Barrios. Y, mientras F.C. enviaba un mensaje por televisión que ya no pudo ser abordado aquí, por razones de tiempo, y su secretario de Agricultura, el Caballo Negro Cárdenas, echaba rollos desastrosos de demagogia frente a diputados, y el procurador chilango Mancera se echaba porras ante asamblea legislativa amable, aunque siempre con el fantasma del caso Martí “resuelto” con maquinaciones insostenibles, ¡feliz fin de semana, con el avance a marchas forzadas de la maquinaria legislativa de aprobación ¿negociada? de la reforma petrolera descafeinada!
Astillero
Miércoles 29 de diciembre de 2010, p. 4
Lúcidos examinadores de la realidad y autores comprometidos murieron durante el año que concluye. Fueron referentes culturales, principalmente en el ámbito de las letras: el escritor Carlos Montemayor, el cronista Carlos Monsiváis, el narrador José Saramago y el filósofo Bolívar Echeverría.
La Jornada recuerda a estas personalidades, hacedores de un valioso legado.
También ocurrieron los fallecimientos del poeta Alí Chumacero; de los historiadores Friedrich Katz y Howard Zinn; de los narradores Tomás Eloy Martínez, J. D. Salinger y Miguel Delibes; y del filólogo Antonio Alatorre, entre otros.
El tenor, maestro, narrador, poeta, ensayista, traductor y activista Carlos Montemayor (Parral, Chihuahua, 1947) falleció en la ciudad de México el domingo 28 de febrero, debido al cáncer que lo aquejó durante meses. En su obra rescató la voz de los colectivos enfrentados al sistema político que les negaba cabida. Indígenas y grupos opositores de izquierda encontraron eco en su creación literaria y reivindicación en su discurso político.
Conocedor de las lenguas hebrea, griega clásica, latina, francesa, portuguesa, italiana e inglesa, tradujo obras clásicas como las Odas de Píndaro, Carmina Burana, poesías de Cayo Valerio Catulo, Virgilio y Safo, así como de poetas tales como Fernando Pessoa y Lêdo Ivo. Al parejo desarrolló una labor de rescate de los idiomas indígenas de nuestro país, que fructificó en un par de volúmenes centrados en éstos y en su poesía.
Otra de las herencias que deja fue recuperar en los libros Guerra en el paraíso, Las armas del alba y Las mujeres del alba, los motivos de los grupos opositores armados de las décadas de los 60 y 70, y el hostigamiento gubernamental a las comunidades que les dieron cobijo. Campesinos, indígenas, estudiantes, han sido masacrados una y otra vez en los países de nuestro continente. La historia de su resistencia es una memoria que dignifica nuestra vida
, manifestó el narrador.
El Premio Nobel de Literatura José Saramago (Portugal, 1922) murió el 18 de junio a la edad 87 años, debido a la leucemia. El novelista, poeta y ensayista conjuntó en su persona la generosidad, los ideales por la justicia social y una escritura profundamente determinada por la realidad. La existencia del portugués se puede caracterizar por su sentencia: El único valor que considero revolucionario es la bondad
.
Es el único portugués que ha ganado el máximo reconocimiento a las letras del mundo, que le fue otorgado en 1998 por su capacidad para volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía
, afirmó la Academia sueca.
“La razón de escribir, en el fondo, no es más que esa: escribir… No escribo para agradar, tampoco para desagradar. Escribo para desasosegar. Me gustaría que todos mis libros fueran considerados como libros del desasosiego”, señaló Saramago en 2009 en torno a su novela Caín.
En El Evangelio según Jesucristo y Caín desnudó a la religión como mitificación de la realidad; y abordó el tema de la razón en los tiempos modernos en su trilogía formada por Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres y Ensayo sobre la lucidez.
Carlos Monsiváis (ciudad de México, 1938), cronista crítico de los fenómenos presentes en la mexicanidad, además de analista de los hechos sociales que han conmovido los cimientos de la sociedad nacional durante los siglos recientes, expiró el 19 de junio debido a complicaciones de una fibrosis pulmonar.
Identificado con la izquierda, el ensayista capitalino reivindicó en sus escritos al individuo y sus derechos como base del entramado social, contra el autoritarismo y la derecha. En esta lid se inclinó por el movimiento de 1968, los ídolos populares, las figuras de izquierda y los acontecimientos que significaban ideas progresistas; también apoyó las luchas de las minorías sexuales y culturales.
La obra de Monsiváis, caracterizada por la ironía frente a una realidad intolerable, fue un revire humorístico frente a los agravios por medio de la sátira política, como en su columna Por mi madre, bohemios, en la cual evidenciaba la ignorancia y exhibía la demagogia de políticos, empresarios, jerarcas católicos y personajes de la vida pública en general.
El editor y poeta Alí Chumacero (1918) falleció el 22 de octubre en la ciudad de México, víctima de neumonía. Fue un amante de la lectura desde su infancia en su natal Acaponeta, Nayarit, y a ella dedicó su vida entera como crítico, ensayista y editor. Entre su creación literaria destaca Poema de amorosa raíz, de los versos más célebres en nuestro país.
Laboró durante más de medio siglo en el Fondo de Cultura Económica y fue una de las figuras centrales del éxito de la casa editora. Ahí, el autor de Palabras en reposo atestiguó el paso de algunas de las mejores obras de la literatura mexicana del siglo XX y fue famoso el rumor, que Chumacero negaba, de haber mejorado la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo con su corrección.
El filósofo marxista e investigador Bolívar Echeverría (1941), referente crítico del capitalismo en América Latina, falleció el 5 de junio en la ciudad de México como consecuencia de un infarto. El ecuatoriano, que adoptó la nacionalidad mexicana, fue autor de una extensa obra sobre modernidad, economía y cultura, y enfocó su trabajo a los ámbitos de la teoría crítica y la filosofía de la cultura.
Echeverría consideraba al barroco en América Latina una forma de resistencia cultural y una modernidad alternativa. “La verdadera fuerza del impulso anticapitalista –escribió– está expandida muy difusamente en el cuerpo de la sociedad, en la vida cotidiana y muchas veces en la dimensión festiva de esta última, donde lo imaginario ha dado refugio a lo político y donde esta actitud anticapitalista es omnipresente”.
Teoría que sostuvo en obras como Conversaciones sobre lo barroco, La modernidad del barroco y Definición de la cultura.
El sábado 16 de octubre, a los 83 años, pereció en la ciudad de Filadelfia Friedrich Katz, a consecuencia de cáncer. El antropólogo e historiador austriaco dedicó su vida profesional al estudio del acontecer en México y América Latina en los siglos XIX y XX. Produjo obras indispensables para entender a nuestro país como La guerra secreta en México: Europa, Estados Unidos y la Revolución Mexicana, De Díaz a Madero: Orígenes y estallido de la Revolución Mexicana y la biografía Pancho Villa, ineludible si se desea comprender al revolucionario.
Howard Zinn (Nueva York, 1922) murió el 27 de enero por una afección cardiaca, . El historiador de izquierda plasmó en su obra el punto de vista de los de abajo durante la construcción estadunidense y fue autor del libro más vendido sobre el tema: La otra historia de Estados Unidos. Referente antibelicista en ese país, el también articulista de La Jornada mantuvo siempre la esperanza en el rescate de la humanidad contra la opresión.
El periodista y narrador Tomás Eloy Martínez, nacido en Buenos, Aires, en 1934, quien logró unificar lo mejor de ambas disciplinas en su obra, pereció el 31 de enero en la capital de su país. Fue autor de una extensa obra que incluye novela, crónica, ensayo, relato, libretos de cine y televisión, donde destacan La pasión según Trelew, prohibida por la dictadura argentina; Santa Evita, traducida a múltiples idiomas, y El vuelo de la reina.
Autor de culto en Estados Unidos, J.D. Salinger (1919) murió el 27 de enero, en New Hampshire. El guardián entre el centeno, publicado en 1951, bastó para colocar al escritor entre los más reconocidos de la literatura moderna de su país y lanzarlo a la fama que siempre despreció.
Miguel Delibes (1920) vivió una España enfrentada por la Guerra Civil y luego la férrea dictadura de Francisco Franco. Es autor de una narrativa del espacio rural español, cruzada por el hambre y la falta de libertades. Su deceso ocurrió el 12 de marzo.
El ensayista y reconocido filólogo Antonio Alatorre, expiró el 21 de octubre a los 88 años. Originario de Autlán, Jalisco, ejerció una labor docente en nuestro país y otras naciones, y fue estudioso de Sor Juana Inés de la Cruz, de quien editó las obras completas. Fue un notable traductor y hacedor de una obra especializada en la que sobresale Los 1001 años de la lengua española.
A lo largo del año también se registraron los decesos de la poeta y traductora Esther Seligson (ciudad de México, 1941); el poeta y especialista en literatura chicana Juan Bruce-Novoa (San José, Costa Rica, 1944-California, Estados Unidos); el escritor y cronista Armando Jiménez (Piedras Negras, Coahuila, 1917-Tuxtla Gutiérrez, Chiapas); el crítico literario Sergio Nudelstejer (Varsovia, Polonia, 1924), y el autor de novela negra Juan Hernández Luna (ciudad de México, 1962).
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