Su historia es similar a la que muchas mujeres indígenas enfrentan en México, situación que refleja las graves deficiencias del sistema de justicia vigente, confirmaron los Centros de Derechos Humanos Bartolomé Carrasco y Miguel Agustín Pro Juárez. El área jurídica de las organizaciones de derechos humanos resaltó que “pese a la insuficiencia de las pruebas, un Juez penal de Oaxaca la encontró responsable del delito de privación ilegal de la libertad, basándose primordialmente en una confesión que le fue arrancada en condiciones irregulares”. “No obstante, habiendo cumplido la pena en exceso, Isabel Almaraz recuperó, el pasado 17 de julio, su libertad, sin embargo, hasta hoy dan a conocer su liberación porque antes la víctima tuvo que ser sometida a sesiones psicológicas, precisaron. Por lo pronto, las ong´s adelantaron que “la sentencia dictada en contra de Isabel ha sido ya apelada por su defensa, asimismo, se estudian las vías pertinentes para exigir la indemnización relativa al tiempo que Isabel permaneció innecesariamente en prisión”. Además, enumeraron las violaciones al debido proceso y a los derechos humanos cometidos en el caso de Isabel Almaraz: Se violó el derecho a la integridad personal cuando Isabel fue detenida al recibir agresiones físicas y verbales. El maltrato continuó e incluso se agravó cuando fue puesta a disposición del ministerio público, pues la amenaza de que se dañaría a sus hijas si negaba su participación en los hechos peso sobre ella para rendir su declaración ministerial. La situación se extendió en la declaración preparatoria en donde fue presionada por el agente del ministerio público para que dijera lo mismo que estaba en su declaración inicial, amenazándola e insultándola cada vez que salía la secretaria judicial pues el juez no estivo presente. Entonces, estas irregularidades, podrían calificarse de torturas o tratos crueles e inhumanos, porque nunca fueron investigadas cabalmente por una autoridad imparcial. De igual forma, se tipifico violación a los derechos específicos que se derivan de su condición de mujer indígena porque Isabel nunca tuvo acceso a un traductor o intérprete cuando estuvo a disposición del ministerio público ni al rendir sus declaraciones ministerial y preparatoria mismas que, a la postre, ha sido usada en su contra. Tampoco lo tuvo en posteriores momentos procesales, bajo el argumento de que ella entendía el español, añadieron. Así mismo, incurrieron en violación del derecho a una defensa adecuada, ya que Isabel Almaraz tenía derecho a ser asesorada y representada adecuadamente por un defensor público desde su primera declaración, aunque si aparece la firma de un abogado del estado, lo que demuestra que todo fue un montaje. Durante su proceso, Isabel también careció de información sobre el estado de la causa y debió cambiar de defensor en varias ocasiones. Ello provocó que las audiencias se pospusieran frecuentemente y que el proceso se extendiera por más de 6 años. Frente a esta situación, el juez de la causa fue pasivo y, de esta manera, se toleró la dilación de la justicia, en supuesto beneficio de Isabel. Otra violación que se observó es el derecho a la libertad personal y a la presunción de inocencia, toda vez que una de las violaciones a derechos humanos que más resalta en el caso de Isabel es la duración excesiva de la prisión preventiva a la que se le sometió; exceso que es todavía más evidente atendiendo a que la sentencia que finalmente se le impuso fue de tres meses. Consideraron que Isabel, que estuvo presa durante 72 meses, cumplió esa pena 24 veces más, entonces, es evidente que se atentó contra su derecho a la libertad personal y a la presunción de inocencia. Por consiguiente en este proceso se violaron preceptos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos; del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y del Convenio 169 de la OIT, así como de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
Deficiencias en el sistema de justicia vigente Pedro Matías Miércoles 01 de Octubre de 2008 07:03 Después de seis años de permanecer recluida en la Penitenciaría del Estado acusada del delito de secuestro, la indígena zapoteca Isabel Almaraz Matías obtuvo su libertad al ser sentenciada a tres meses de prisión.
Miércoles 29 de diciembre de 2010, p. 4
Lúcidos examinadores de la realidad y autores comprometidos murieron durante el año que concluye. Fueron referentes culturales, principalmente en el ámbito de las letras: el escritor Carlos Montemayor, el cronista Carlos Monsiváis, el narrador José Saramago y el filósofo Bolívar Echeverría.
La Jornada recuerda a estas personalidades, hacedores de un valioso legado.
También ocurrieron los fallecimientos del poeta Alí Chumacero; de los historiadores Friedrich Katz y Howard Zinn; de los narradores Tomás Eloy Martínez, J. D. Salinger y Miguel Delibes; y del filólogo Antonio Alatorre, entre otros.
El tenor, maestro, narrador, poeta, ensayista, traductor y activista Carlos Montemayor (Parral, Chihuahua, 1947) falleció en la ciudad de México el domingo 28 de febrero, debido al cáncer que lo aquejó durante meses. En su obra rescató la voz de los colectivos enfrentados al sistema político que les negaba cabida. Indígenas y grupos opositores de izquierda encontraron eco en su creación literaria y reivindicación en su discurso político.
Conocedor de las lenguas hebrea, griega clásica, latina, francesa, portuguesa, italiana e inglesa, tradujo obras clásicas como las Odas de Píndaro, Carmina Burana, poesías de Cayo Valerio Catulo, Virgilio y Safo, así como de poetas tales como Fernando Pessoa y Lêdo Ivo. Al parejo desarrolló una labor de rescate de los idiomas indígenas de nuestro país, que fructificó en un par de volúmenes centrados en éstos y en su poesía.
Otra de las herencias que deja fue recuperar en los libros Guerra en el paraíso, Las armas del alba y Las mujeres del alba, los motivos de los grupos opositores armados de las décadas de los 60 y 70, y el hostigamiento gubernamental a las comunidades que les dieron cobijo. Campesinos, indígenas, estudiantes, han sido masacrados una y otra vez en los países de nuestro continente. La historia de su resistencia es una memoria que dignifica nuestra vida
, manifestó el narrador.
El Premio Nobel de Literatura José Saramago (Portugal, 1922) murió el 18 de junio a la edad 87 años, debido a la leucemia. El novelista, poeta y ensayista conjuntó en su persona la generosidad, los ideales por la justicia social y una escritura profundamente determinada por la realidad. La existencia del portugués se puede caracterizar por su sentencia: El único valor que considero revolucionario es la bondad
.
Es el único portugués que ha ganado el máximo reconocimiento a las letras del mundo, que le fue otorgado en 1998 por su capacidad para volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía
, afirmó la Academia sueca.
“La razón de escribir, en el fondo, no es más que esa: escribir… No escribo para agradar, tampoco para desagradar. Escribo para desasosegar. Me gustaría que todos mis libros fueran considerados como libros del desasosiego”, señaló Saramago en 2009 en torno a su novela Caín.
En El Evangelio según Jesucristo y Caín desnudó a la religión como mitificación de la realidad; y abordó el tema de la razón en los tiempos modernos en su trilogía formada por Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres y Ensayo sobre la lucidez.
Carlos Monsiváis (ciudad de México, 1938), cronista crítico de los fenómenos presentes en la mexicanidad, además de analista de los hechos sociales que han conmovido los cimientos de la sociedad nacional durante los siglos recientes, expiró el 19 de junio debido a complicaciones de una fibrosis pulmonar.
Identificado con la izquierda, el ensayista capitalino reivindicó en sus escritos al individuo y sus derechos como base del entramado social, contra el autoritarismo y la derecha. En esta lid se inclinó por el movimiento de 1968, los ídolos populares, las figuras de izquierda y los acontecimientos que significaban ideas progresistas; también apoyó las luchas de las minorías sexuales y culturales.
La obra de Monsiváis, caracterizada por la ironía frente a una realidad intolerable, fue un revire humorístico frente a los agravios por medio de la sátira política, como en su columna Por mi madre, bohemios, en la cual evidenciaba la ignorancia y exhibía la demagogia de políticos, empresarios, jerarcas católicos y personajes de la vida pública en general.
El editor y poeta Alí Chumacero (1918) falleció el 22 de octubre en la ciudad de México, víctima de neumonía. Fue un amante de la lectura desde su infancia en su natal Acaponeta, Nayarit, y a ella dedicó su vida entera como crítico, ensayista y editor. Entre su creación literaria destaca Poema de amorosa raíz, de los versos más célebres en nuestro país.
Laboró durante más de medio siglo en el Fondo de Cultura Económica y fue una de las figuras centrales del éxito de la casa editora. Ahí, el autor de Palabras en reposo atestiguó el paso de algunas de las mejores obras de la literatura mexicana del siglo XX y fue famoso el rumor, que Chumacero negaba, de haber mejorado la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo con su corrección.
El filósofo marxista e investigador Bolívar Echeverría (1941), referente crítico del capitalismo en América Latina, falleció el 5 de junio en la ciudad de México como consecuencia de un infarto. El ecuatoriano, que adoptó la nacionalidad mexicana, fue autor de una extensa obra sobre modernidad, economía y cultura, y enfocó su trabajo a los ámbitos de la teoría crítica y la filosofía de la cultura.
Echeverría consideraba al barroco en América Latina una forma de resistencia cultural y una modernidad alternativa. “La verdadera fuerza del impulso anticapitalista –escribió– está expandida muy difusamente en el cuerpo de la sociedad, en la vida cotidiana y muchas veces en la dimensión festiva de esta última, donde lo imaginario ha dado refugio a lo político y donde esta actitud anticapitalista es omnipresente”.
Teoría que sostuvo en obras como Conversaciones sobre lo barroco, La modernidad del barroco y Definición de la cultura.
El sábado 16 de octubre, a los 83 años, pereció en la ciudad de Filadelfia Friedrich Katz, a consecuencia de cáncer. El antropólogo e historiador austriaco dedicó su vida profesional al estudio del acontecer en México y América Latina en los siglos XIX y XX. Produjo obras indispensables para entender a nuestro país como La guerra secreta en México: Europa, Estados Unidos y la Revolución Mexicana, De Díaz a Madero: Orígenes y estallido de la Revolución Mexicana y la biografía Pancho Villa, ineludible si se desea comprender al revolucionario.
Howard Zinn (Nueva York, 1922) murió el 27 de enero por una afección cardiaca, . El historiador de izquierda plasmó en su obra el punto de vista de los de abajo durante la construcción estadunidense y fue autor del libro más vendido sobre el tema: La otra historia de Estados Unidos. Referente antibelicista en ese país, el también articulista de La Jornada mantuvo siempre la esperanza en el rescate de la humanidad contra la opresión.
El periodista y narrador Tomás Eloy Martínez, nacido en Buenos, Aires, en 1934, quien logró unificar lo mejor de ambas disciplinas en su obra, pereció el 31 de enero en la capital de su país. Fue autor de una extensa obra que incluye novela, crónica, ensayo, relato, libretos de cine y televisión, donde destacan La pasión según Trelew, prohibida por la dictadura argentina; Santa Evita, traducida a múltiples idiomas, y El vuelo de la reina.
Autor de culto en Estados Unidos, J.D. Salinger (1919) murió el 27 de enero, en New Hampshire. El guardián entre el centeno, publicado en 1951, bastó para colocar al escritor entre los más reconocidos de la literatura moderna de su país y lanzarlo a la fama que siempre despreció.
Miguel Delibes (1920) vivió una España enfrentada por la Guerra Civil y luego la férrea dictadura de Francisco Franco. Es autor de una narrativa del espacio rural español, cruzada por el hambre y la falta de libertades. Su deceso ocurrió el 12 de marzo.
El ensayista y reconocido filólogo Antonio Alatorre, expiró el 21 de octubre a los 88 años. Originario de Autlán, Jalisco, ejerció una labor docente en nuestro país y otras naciones, y fue estudioso de Sor Juana Inés de la Cruz, de quien editó las obras completas. Fue un notable traductor y hacedor de una obra especializada en la que sobresale Los 1001 años de la lengua española.
A lo largo del año también se registraron los decesos de la poeta y traductora Esther Seligson (ciudad de México, 1941); el poeta y especialista en literatura chicana Juan Bruce-Novoa (San José, Costa Rica, 1944-California, Estados Unidos); el escritor y cronista Armando Jiménez (Piedras Negras, Coahuila, 1917-Tuxtla Gutiérrez, Chiapas); el crítico literario Sergio Nudelstejer (Varsovia, Polonia, 1924), y el autor de novela negra Juan Hernández Luna (ciudad de México, 1962).
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