Desfiladero EU acumula más tropas en la frontera, el narco sigue siendo el rey y la vía electoral está cancelada Jaime Avilés Felipe Calderón fijó el próximo 15 de abril como fecha límite para que la Secretaría de Energía y Petróleos Mexicanos determinen dónde se construirá la nueva refinería que su gobierno(o como se llame) anunció hace un año, en respuesta a la movilización nacional encabezada por Andrés Manuel López Obrador contra la privatización de Pemex. ¿Por qué perdió tanto tiempo en tomar una decisión de extrema urgencia? No hay que organizar paneles de debate, simposios de adivinos o rifas entre gobernadores para darse cuenta de que hay tres lugares idóneos para la nueva refinería. El mejor, sin duda, es Tuxpan, Veracruz, en el norte del Golfo de México, porque ahí llegan todas las gasolinas que compramos en el exterior y desde ahí se distribuyen al resto del país mediante una red de ductos creada para tal propósito. Lo lógico, por tanto, sería instalar la planta en ese sitio, pues su costo sería el más bajo comparado con el de las otras dos opciones ideales: Minatitlán y Salina Cruz. Minatitlán, Veracruz, cuenta ya con una refinería que está en proceso de reconfiguración desde hace cinco años. Quienes saben de esto recomiendan aprovecharla y añadirle un segundo Tal sería, por ejemplo, el caso de la tercera alternativa: Salina Cruz, Oaxaca, un lugar escogido por los expertos gracias a su ubicación estratégica, ya que las gasolinas y demás combustibles que allí se fabricaran podrían abastecer a toda la costa mexicana del Pacífico y contribuir al ahorro interno en la medida en que disminuirían los gastos de envío desde la costa del Golfo. ¿Por qué, se preguntan los sabios, Calderón se ha tardado tanto en iniciar la obra de la nueva refinería o, más aún, por qué se negó desde el principio a montar las tres refinerías que México requiere para dejar de importar gasolinas totalmente? La respuesta es obvia: aunque represente una inmensa sangría económica para el país, la compra de combustibles en el extranjero es un fantástico negocio para la mafia incrustada en el Desde los más altos niveles del Ejecutivo, pasando por Pemex y terminando en los contratistas que lo surten, la desaparición de la compra de gasolinas importadas significaría la pérdida de jugosas comisiones y mordidas que van a dar a cuentas secretas y multimillonarias en dólares. Lo mismo sucede con el gas natural. Cada 24 horas Pemex quema un millón de pies cúbicos de este combustible en el megayacimiento de Cantarel y, en ese mismo lapso, adquiere 750 mil pies cúbicos en Altamira, Tamaulipas, y cerca de Tijuana, Baja California, a las empresas British y Sempra. La razón por la cual quema ese gas en el mar de Campeche es que, durante el sexenio de Marta Sahagún de Fox, Pemex inyectó nitrógeno en Cantarel para aumentar la presión en el fondo de los pozos de modo que el petróleo saliera más rápido. Sin embargo, el nitrógeno contaminó el gas natural, y los tecnócratas a las órdenes de la mafia panista, en vez de instalar una planta que separe el gas del nitrógeno, resolvieron simplemente quemar el gas… y comprarlo en la frontera norte. ¿Por qué? Porque para ellos también es un gran negocio, igual que el de las gasolinas importadas. Si el principal derivado del petróleo en el mundo es la guerra, como decía Fontanarrosa, en México lo es la corrupción. Véase el caso del yacimiento de Chicontepec, donde el ingeniero Francisco Garaicochea, premio nacional de Ingeniería Petrolera, descubrió el siguiente absurdo que, el pasado miércoles, durante la conmemoración del 71 aniversario de la nacionalización de la industria, denunció Octavio Romero Oropeza, secretario para la austeridad republicana del gobierno legítimo de López Obrador. Garaicochea demostró que, en 2007, el costo de producción de cada barril de petróleo extraído en Chicontepec era de 134 dólares, mientras su precio de venta era apenas de 62, lo que ocasionaba una pérdida de 72 dólares por barril. El No obstante, ese campo ya fue concesionado a diversas firmas foráneas, que seguirán cobrando por chupar lo que puedan, a sabiendas de que cada pozo de Chicontepec tiene una producción inicial de 150 barriles diarios que, a los pocos meses, se reduce a 15. Por ello, Calderón y su director general de Pemex, Jesús Reyes Heroles, han puesto en marcha un programa para perforar 16 mil pozos, a razón de mil 200 por año, durante 14 años, y lo harán, cueste lo que cueste, aun teniendo en cuenta que, cada día, 750 pozos de Chicontepec producen lo mismo que dos de Cantarel. Como salta a la vista, mientras esta banda de asaltantes de las riquezas públicas se mantenga en el poder, el país no podrá comenzar a levantar cabeza. Hay que echarlos. Urge, es obvio… Mañana, todos al Zócalo El problema es quiénes y cómo van a sacar a Calderón del poder para propiciar el surgimiento de la cuarta República. No serán los panistas ni los priístas, cuyos líderes nacionales protagonizaron una vergonsoza reyerta en el cónclave de los banqueros en Acapulco. Tampoco los perredistas, cuyas elecciones internas del domingo pasado resultaron tan asquerosas como si las hubiera organizado el PRI de Salinas de Gortari, aunque en el DF los chuchos perdieran 14 de 16 delegaciones, tragando ríos de sopa de su propio chocolante mediante la compra de votos y el reparto de despensas. Sin partidos políticos confiables y con el instituto de la felación electrónica (ife) de rodillas ante Televisa, la vía electoral está cancelada por el momento y el abstencionismo del 5 de julio será histórico. Para colmo, Estados Unidos continúa acumulando tropas en la frontera norte y el narco sigue siendo el rey. La única salida viable que tiene México –y el que sepa de otra que avise– es el movimiento de López Obrador, que mañana se reúne otra vez en el Zócalo para definir nuevas acciones. Para comunicarse con esta columna jamastu@gmail.com |
Miércoles 29 de diciembre de 2010, p. 4
Lúcidos examinadores de la realidad y autores comprometidos murieron durante el año que concluye. Fueron referentes culturales, principalmente en el ámbito de las letras: el escritor Carlos Montemayor, el cronista Carlos Monsiváis, el narrador José Saramago y el filósofo Bolívar Echeverría.
La Jornada recuerda a estas personalidades, hacedores de un valioso legado.
También ocurrieron los fallecimientos del poeta Alí Chumacero; de los historiadores Friedrich Katz y Howard Zinn; de los narradores Tomás Eloy Martínez, J. D. Salinger y Miguel Delibes; y del filólogo Antonio Alatorre, entre otros.
El tenor, maestro, narrador, poeta, ensayista, traductor y activista Carlos Montemayor (Parral, Chihuahua, 1947) falleció en la ciudad de México el domingo 28 de febrero, debido al cáncer que lo aquejó durante meses. En su obra rescató la voz de los colectivos enfrentados al sistema político que les negaba cabida. Indígenas y grupos opositores de izquierda encontraron eco en su creación literaria y reivindicación en su discurso político.
Conocedor de las lenguas hebrea, griega clásica, latina, francesa, portuguesa, italiana e inglesa, tradujo obras clásicas como las Odas de Píndaro, Carmina Burana, poesías de Cayo Valerio Catulo, Virgilio y Safo, así como de poetas tales como Fernando Pessoa y Lêdo Ivo. Al parejo desarrolló una labor de rescate de los idiomas indígenas de nuestro país, que fructificó en un par de volúmenes centrados en éstos y en su poesía.
Otra de las herencias que deja fue recuperar en los libros Guerra en el paraíso, Las armas del alba y Las mujeres del alba, los motivos de los grupos opositores armados de las décadas de los 60 y 70, y el hostigamiento gubernamental a las comunidades que les dieron cobijo. Campesinos, indígenas, estudiantes, han sido masacrados una y otra vez en los países de nuestro continente. La historia de su resistencia es una memoria que dignifica nuestra vida
, manifestó el narrador.
El Premio Nobel de Literatura José Saramago (Portugal, 1922) murió el 18 de junio a la edad 87 años, debido a la leucemia. El novelista, poeta y ensayista conjuntó en su persona la generosidad, los ideales por la justicia social y una escritura profundamente determinada por la realidad. La existencia del portugués se puede caracterizar por su sentencia: El único valor que considero revolucionario es la bondad
.
Es el único portugués que ha ganado el máximo reconocimiento a las letras del mundo, que le fue otorgado en 1998 por su capacidad para volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía
, afirmó la Academia sueca.
“La razón de escribir, en el fondo, no es más que esa: escribir… No escribo para agradar, tampoco para desagradar. Escribo para desasosegar. Me gustaría que todos mis libros fueran considerados como libros del desasosiego”, señaló Saramago en 2009 en torno a su novela Caín.
En El Evangelio según Jesucristo y Caín desnudó a la religión como mitificación de la realidad; y abordó el tema de la razón en los tiempos modernos en su trilogía formada por Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres y Ensayo sobre la lucidez.
Carlos Monsiváis (ciudad de México, 1938), cronista crítico de los fenómenos presentes en la mexicanidad, además de analista de los hechos sociales que han conmovido los cimientos de la sociedad nacional durante los siglos recientes, expiró el 19 de junio debido a complicaciones de una fibrosis pulmonar.
Identificado con la izquierda, el ensayista capitalino reivindicó en sus escritos al individuo y sus derechos como base del entramado social, contra el autoritarismo y la derecha. En esta lid se inclinó por el movimiento de 1968, los ídolos populares, las figuras de izquierda y los acontecimientos que significaban ideas progresistas; también apoyó las luchas de las minorías sexuales y culturales.
La obra de Monsiváis, caracterizada por la ironía frente a una realidad intolerable, fue un revire humorístico frente a los agravios por medio de la sátira política, como en su columna Por mi madre, bohemios, en la cual evidenciaba la ignorancia y exhibía la demagogia de políticos, empresarios, jerarcas católicos y personajes de la vida pública en general.
El editor y poeta Alí Chumacero (1918) falleció el 22 de octubre en la ciudad de México, víctima de neumonía. Fue un amante de la lectura desde su infancia en su natal Acaponeta, Nayarit, y a ella dedicó su vida entera como crítico, ensayista y editor. Entre su creación literaria destaca Poema de amorosa raíz, de los versos más célebres en nuestro país.
Laboró durante más de medio siglo en el Fondo de Cultura Económica y fue una de las figuras centrales del éxito de la casa editora. Ahí, el autor de Palabras en reposo atestiguó el paso de algunas de las mejores obras de la literatura mexicana del siglo XX y fue famoso el rumor, que Chumacero negaba, de haber mejorado la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo con su corrección.
El filósofo marxista e investigador Bolívar Echeverría (1941), referente crítico del capitalismo en América Latina, falleció el 5 de junio en la ciudad de México como consecuencia de un infarto. El ecuatoriano, que adoptó la nacionalidad mexicana, fue autor de una extensa obra sobre modernidad, economía y cultura, y enfocó su trabajo a los ámbitos de la teoría crítica y la filosofía de la cultura.
Echeverría consideraba al barroco en América Latina una forma de resistencia cultural y una modernidad alternativa. “La verdadera fuerza del impulso anticapitalista –escribió– está expandida muy difusamente en el cuerpo de la sociedad, en la vida cotidiana y muchas veces en la dimensión festiva de esta última, donde lo imaginario ha dado refugio a lo político y donde esta actitud anticapitalista es omnipresente”.
Teoría que sostuvo en obras como Conversaciones sobre lo barroco, La modernidad del barroco y Definición de la cultura.
El sábado 16 de octubre, a los 83 años, pereció en la ciudad de Filadelfia Friedrich Katz, a consecuencia de cáncer. El antropólogo e historiador austriaco dedicó su vida profesional al estudio del acontecer en México y América Latina en los siglos XIX y XX. Produjo obras indispensables para entender a nuestro país como La guerra secreta en México: Europa, Estados Unidos y la Revolución Mexicana, De Díaz a Madero: Orígenes y estallido de la Revolución Mexicana y la biografía Pancho Villa, ineludible si se desea comprender al revolucionario.
Howard Zinn (Nueva York, 1922) murió el 27 de enero por una afección cardiaca, . El historiador de izquierda plasmó en su obra el punto de vista de los de abajo durante la construcción estadunidense y fue autor del libro más vendido sobre el tema: La otra historia de Estados Unidos. Referente antibelicista en ese país, el también articulista de La Jornada mantuvo siempre la esperanza en el rescate de la humanidad contra la opresión.
El periodista y narrador Tomás Eloy Martínez, nacido en Buenos, Aires, en 1934, quien logró unificar lo mejor de ambas disciplinas en su obra, pereció el 31 de enero en la capital de su país. Fue autor de una extensa obra que incluye novela, crónica, ensayo, relato, libretos de cine y televisión, donde destacan La pasión según Trelew, prohibida por la dictadura argentina; Santa Evita, traducida a múltiples idiomas, y El vuelo de la reina.
Autor de culto en Estados Unidos, J.D. Salinger (1919) murió el 27 de enero, en New Hampshire. El guardián entre el centeno, publicado en 1951, bastó para colocar al escritor entre los más reconocidos de la literatura moderna de su país y lanzarlo a la fama que siempre despreció.
Miguel Delibes (1920) vivió una España enfrentada por la Guerra Civil y luego la férrea dictadura de Francisco Franco. Es autor de una narrativa del espacio rural español, cruzada por el hambre y la falta de libertades. Su deceso ocurrió el 12 de marzo.
El ensayista y reconocido filólogo Antonio Alatorre, expiró el 21 de octubre a los 88 años. Originario de Autlán, Jalisco, ejerció una labor docente en nuestro país y otras naciones, y fue estudioso de Sor Juana Inés de la Cruz, de quien editó las obras completas. Fue un notable traductor y hacedor de una obra especializada en la que sobresale Los 1001 años de la lengua española.
A lo largo del año también se registraron los decesos de la poeta y traductora Esther Seligson (ciudad de México, 1941); el poeta y especialista en literatura chicana Juan Bruce-Novoa (San José, Costa Rica, 1944-California, Estados Unidos); el escritor y cronista Armando Jiménez (Piedras Negras, Coahuila, 1917-Tuxtla Gutiérrez, Chiapas); el crítico literario Sergio Nudelstejer (Varsovia, Polonia, 1924), y el autor de novela negra Juan Hernández Luna (ciudad de México, 1962).
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