Entre corruptos, panzones o ineptos
La Calle
Luis González de Alba
2009-03-23
En México, 7 de cada 10 policías no pueden perseguir a un delincuente por más de 100 metros (una cuadra), señala el apartado sobre seguridad pública del informe de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) de la Cuenta Pública 2007 (Reforma, 21.III.09). De ahí que muchos disparen aunque se trate de quien, desarmado, huye por un delito ínfimo, como haber sido sorprendido en riña o robando cervezas. Los peores casos de policías gordos, con alto colesterol y diabetes se concentran en los estados del centro y sur de la república, desde Jalisco, tierra del pozole, a Quintana Roo.
No es un dato marginal ni un señalamiento frívolo acerca de la ausencia de belleza: es el indicador de que vivimos sin policía. Pero también sin gobierno. ¿Qué obtenemos los ciudadanos a cambio de nuestros impuestos? En cada vez más zonas habitacionales pagamos a una junta de vecinos por el agua (extraída de un pozo), recolección de basura y vigilancia. Cuando viajamos en auto, las carreteras son de cuota y a pesar de eso con frecuencia malas; la electricidad es de voltaje tan irregular que sin protección nos funde valiosos aparatos, y muy cara: por cinco focos de 60 encendidos del anochecer a las 3am, refrigerador y otros electrodomésticos de uso esporádico, pago $2,500.00 pesos al bimestre. Y el servicio es de la CFE, no de esa cueva de ladrones sindicalizados que es la del Centro (“en liquidación”… rezan los recibos hace decenios).
Pagamos la educación pública, es verdad. Pero desde la inexplicable fortuna de La Maestra por antonomasia, hasta la venta, renta y herencia de las plazas sindicales de profesor, la escuela oficial es un pantano de corrupción, aborta jóvenes que no entienden lo que leen y se atragantan con una historia que comienza con una derrota, sigue con un Grito de Independencia que nadie dio jamás, una Revolución traicionada a los 20 días por el héroe Zapata, y una Expropiación Petrolera que el presidente Cárdenas abrió a capitales privados en áreas hoy restringidas por el PRD y el PRI bajo pena de traición a la patria (y se aguantan la risa).
Con nuestros impuestos no pagamos un cuerpo de policía que nos libre de temor al caminar de noche por la calle, pero sostenemos partidos contra los que estamos y pagaríamos el doble por ver desaparecidos, como el emporio familiar de los González verdes, el marrullero PRD y las boyantes franquicias de los minipartidos; pagamos diputados para que impidan la instalación de refinerías en territorio mexicano, refinerías que darían trabajo a mexicanos y pagarían impuestos a México; mantenemos a cuerpo de cardenales un Senado incapaz de darnos un sistema fiscal sencillo, recaudador y distribuidor de la riqueza.
Cuando la Filarmónica de Jalisco logra llenar tres viernes seguidos el principal teatro de Guadalajara, semejante éxito resulta intolerable para las autoridades y se apresuran a permitir, tres viernes seguidos, un concierto de rock sobre la plaza a veinte pasos y con megadecibeles que estremecen el interior del teatro e impiden escuchar, a los que sí pagamos, para que afuera se diviertan los que no pagan… pero votarán en julio próximo. El populismo panista en toda su estupidez. No quedan ganas de volver si va uno a empeñarse en descifrar durante horas qué notas pertenecen al concierto de Rachmaninoff y cuáles al de Yuri.
El populismo panista llama, desde la Presidencia misma, a debatir la ubicación de una refinería para la que apenas contamos con una octava parte de los costos, millones que se irán al barril sin fondo de las pérdidas de Pemex-refinación en vez de irse a exploración de yacimientos: una refinería que será inaugurada, si acaso, cuando ya no tengamos petróleo.
Un pueblo de inseguros, abrumado por un inocultable complejo de inferioridad, como los mexicanos que pagaban a una compañía vivales para hacer ganar la bandera nacional como la más linda del mundo (lo cual no buscaron para la suya alemanes, gringos ni ingleses: seguros de quiénes son y cuánto valen), ahora podría votar, también por un número 900 de hasta mil pesos el voto: los que estén a favor de instalar la refinería en Baja California Sur… los que estén por Chihuahua… Quizá el PRD, experto en vilezas de gran calado, logre su instalación en la terremotienta sierra de Guerrero, donde, si no la destroza Madre Natura, al menos quede a la mano para dinamitarla en cuanto lo ordene Yasabenquién.
www.luisgonzalezdealba.com
Tres de cada veinte elementos, con trastornos sicológicos
la Auditoría Superior de la Federación. Sólo se adquirió el dos por ciento de las armas necesarias para 152 mil efectivos; 17 estados no compraron armamento
Frente al discurso del presidente Felipe Calderón en defensa de su estrategia de combate al crimen organizado, la Auditoría Superior de la Federación echó por tierra el optimismo, al diagnosticar que en México la policía, en general, está completamente desarmada e indefensa ante la delincuencia.
En su informe de la Cuenta Pública del 2007 concluye que “más del 50 por ciento del personal policial preventivo a nivel nacional no está calificado para ejercer eficientemente sus funciones”. Detalla que, “por ejemplo: uno de cada 5 policías tiene una formación escolar inferior al nivel básico y sólo 3 de cada 10 elementos superan ese nivel”.
El documento destaca que “se presenta un sobrepeso que en promedio es de 10 kilogramos.; pocos policías se encuentran en buenas condiciones de salud; y más del 14 por ciento registró algún trastorno psicológico, todo lo cual significa un riesgo a su entorno social, personal o laboral”.
Por su parte, “las evaluaciones de control de confianza efectuadas, se aplicaron a sólo el 32.2 por ciento del total de policías preventivos, ya que, en promedio, las entidades federativas aplicaron únicamente 3 de las 7 evaluaciones establecidas en los convenios; a ese ritmo, se necesitarían más de dos años para evaluar a la totalidad del personal”.
Añade que “el número de armas adquiridas en las 31 entidades federativas representó el 2.2 por ciento de las requeridas por los 158 mil 245 policías autorizados para portarlas y 17 entidades no compraron armas”.
44 años para renovar armamento
Por consiguiente, “se requerirían más de 44 años para renovar el armamento de la policía preventiva facultada”.
En 28 entidades federativas “no se evidenció la realización de prácticas de tiro; sólo en tres de ellas se documentó su realización y su frecuencia fue mínima: una vez al año. Por cuanto a la capacitación, los policías que participaron en el proceso representaron el 28.9 por ciento del total; esto es, sólo 3 de cada 10 elementos se capacitó”.
En cuanto a la calidad del Sistema Nacional de Información, “se comparó la información de las 32 entidades federativas en diversas bases de datos y registros nacionales en materia de seguridad pública, con las cifras proporcionadas por el SESNSP, habiéndose encontrado diferencias significativas”.
Por tanto, “se puede afirmar que dicho Sistema, después de 13 años, sigue sin proporcionar el servicio para mejorar las estrategias y recabar datos en beneficio de las áreas de investigación policial que se requieren para el combate de la delincuencia”.
La auditoría resalta que “la ineficiencia en la procuración de justicia, la baja asignación presupuestaria y el deficiente manejo de los recursos, así como un estado de fuerza insuficiente de los cuerpos policiales en cuanto a su armamento, constituyen importantes factores que propician el crecimiento de delitos”.
Gobernadores, incumplidos
Además, “la mayoría de las entidades federativas incumplieron los compromisos y metas pactadas en los convenios de coordinación celebrados entre la Secretaría de Seguridad Pública y los gobiernos locales; prevalece una deficiente planeación y programación en materia de evaluación y capacitación del personal policial, adquisición de armamento y equipo, conformación del Sistema Nacional de Información, y ampliación de las instalaciones de la infraestructura penitenciaria”.
En materia presupuestal, “se constató que, de un monto modificado de seis mil millones 652 millones 980 mil de pesos, a diciembre de 2007 no se ejercieron dos mil millones 863 millones 245 mil pesos, es decir, el 43 por ciento del Fondo de Seguridad Pública (FOSEG)”.
Se encontró que, en la medida en que las entidades federativas asignan a la seguridad pública mayores recursos como proporción de sus presupuestos totales, el crecimiento de la incidencia delictiva disminuye.
La ASF emitió 152 observaciones que generaron 157 acciones, las cuales corresponden a cuatro recomendaciones y 153 recomendaciones al desempeño.
Con todo el (sobre)peso de la Ley
'El patrullero 777'.
23 de marzo de 2009.- Desde que Cantinflas, Pedro Infante o Luis Aguilar ejercieron de policía, entre los uniformados mexicanos nada ha vuelto a ser lo mismo. En lugar de las exquisitas maneras de Cantinflas, el traje impecablemente cruzado de Aguilar o la moto deslumbrante y el bigote de tiralíneas de Infante, los mexicanos conviven diariamente con una policía gorda, inoperante y ligeramente trastornada, según las conclusiones del informe realizado por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) y que acaba de ver la luz.
Como si fueran pocos los problemas de seguridad que arrastra el país, con esta policía hasta el hampón más torpe puede permitirse huir andando de la escena del crimen porque 7 de cada 10 agentes no tienen la capacidad de perseguir a nadie más de 100 metros a un nivel constante y acelerado. El estudio ni siquiera tiene en cuenta que el peso de los chalecos antibalas, que es de unos 7 kilos.
Según este informe, para intentar frenar la criminalidad, México cuenta con casi 250.000 policías, de los que sólo el 25%, se encuentra en buenas condiciones de salud. Es decir, casi 75 % del personal tiene obesidad, colesterol, diabetes, hipertensión o problemas visuales, entre otros padecimientos.
Lo cierto es que sin resultados aparentes, incluso en ciudades como el Distrito Federal, ya están en marcha programas nutricionales y de preparación física en un intento porque evitar que 'el chesco' (refresco) y las 'sabritas' (patatas fritas) constituyan la dieta básica del uniformado.
Haciendo el reparto por estados, precisamente en las zonas con mayor índice delictivo es donde más del 50% de los policías está gordo. Un sobrepeso que ronda los 10 kilos de media.
Según la Auditoría del Estado más de 50 por ciento del personal policial no está calificado para ejercer eficientemente sus funciones, uno de cada cinco policías tiene una formación escolar inferior al nivel básico y más del 14% registró algún trastorno psicológico.
Pero si a estas alturas se pregunta porque no los echan y buscan policías más capacitados, debe saber que en ciudades como el DF se cobran sueldos de 300 euros, es obligatorio pagarse el chaleco antibala y dar mantenimiento a la patrulla. En definitiva, pocos estímulos para cuidarse y, menos aún, para hacer de 'Patrullero 777'.
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