miércoles, 15 de octubre de 2008

SE COMPLICA EL PROCESO DE DIÁLOGO CON MAESTROS

-Se complica el proceso de diálogo con maestros

-Morelos, polvorín en ciernes

Se complica el proceso de diálogo con maestros

JAIME LUIS BRITO /La Jornada

Miércoles, 15 de Octubre de 2008 00:00

CUERNAVACA. El camino hacia el diálogo entre el Movimiento Magisterial de Bases y los gobiernos estatal y federal se complicó. La aparición de un actor no invitado, la comisión plural resolutiva del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y su intención de participar en el diálogo, ha complicado el tema.
De acuerdo con fuentes involucradas en el proceso de resolución del conflicto, el SNTE ha presionado al gobierno federal para participar en el diálogo que se gesta con el Movimiento Magisterial, no obstante, los maestros inconformes con la Alianza, han manifestado su rechazo a la interlocución con “cualquier enviado de Elba Esther Gordillo”, dado que según su argumentación, las bases han desconocido a la dirigencia del SNTE.
La Comisión Coadyuvante ha logrado desde el fin de semana pasado que se acuerden determinadas medidas de distensión, como el retiro de las fuerzas policiacas de las zonas donde se realizaron los desalojos, mientras maestros y pueblos se comprometen a no tomar carreteras.
Los gobiernos federal y estatal no cumplieron al 100 por ciento, mientras que los maestros y los pueblos, no han bloqueado carreteras, aunque este martes realizaron una marcha en Cuernavaca, para condenar la represión en Amayuca y Xoxocotla la semana pasada.
Este miércoles se espera que las posiciones se flexibilicen, de tal suerte que todas las partes envíen señales para sentarse a la mesa de negociación, que inicien el proceso de diálogo para encontrar una solución al conflicto magisterial que se acerca a los 60 días.
El momento es crítico, porque las condiciones para el diálogo están dadas, el gobernador Marco Antonio Adame Castillo, que ha reiterado su disposición al diálogo, tiene la oportunidad para convocarlo, y en cuanto más breve, será mejor.

La marcha
La marcha de este martes se convirtió en una catarsis. La rabia que provocaron los brutales operativos de desalojo contra los bloqueos de carreteras de la semana pasada, salió como grito, clamor, reclamo. “Cobardes”, fue el calificativo dado a un grupo de policías antimotines que resguardaron toda la mañana el Congreso del Estado.
Más de 15 mil maestros marcharon pacíficamente este martes por las principales calles de Cuernavaca, en repudio a la represión gubernamental contra el Movimiento Magisterial y los pueblos que se solidarizaron con su movimiento y que cerraron diversas vías carreteras la semana pasada. Los gritos de “Xoxocotla no es cuartel, fuera ejército de él” y “cobardes, asesinos, que matan campesinos”, fueron los que más se escucharon en una manifestación que ahora dejó de lado los insultos a la prensa, para centrarlos en los policías y los gobiernos federal y estatal, cuya actitud de represión fue severamente cuestionada en las calles este jueves.
La marcha partió de la glorieta Emiliano Zapata en Buena Vista, de Las Palmas, y del Seguro Social de Plan de Ayala. Culminó en el zócalo de Cuernavaca, donde llevaron a cabo un mitin, en el que repudiaron la represión de la semana pasada.



Morelos, polvorín en ciernes

Editorial/la jornada

Ayer, en la capital de Morelos, miles de personas –maestros, normalistas, universitarios, campesinos, padres de familia e integrantes de organizaciones sociales– volvieron a marchar en demanda de la cancelación de la denominada Alianza por la Calidad de la Educación (ACE), en repudio a la violencia represiva ejercida por la fuerza pública contra las comunidades de Xoxocotla, Tenayuca y Tres Marías, la semana pasada; en favor del retiro de los elementos del Ejército Mexicano que permanecen en esas comunidades, así como para exigir que se reanude el diálogo entre los maestros y las autoridades estatales y federales.

A casi dos meses de iniciarse el paro de labores de los docentes en esa entidad –circunstancia que ha impedido el arranque del ciclo escolar 2008-2009–, no parece haber perspectivas de solución para poner fin al conflicto magisterial local. Desde la ruptura de las negociaciones entre los representantes del magisterio y los gobiernos local y federal, hace más de dos semanas –causada, a decir de los profesores, por la injerencia de Elba Esther Gordillo–, las autoridades han endurecido su postura y se ha recrudecido la campaña de linchamiento mediático en contra del movimiento. Para colmo, los recientes actos de represión y crueldad de la fuerza pública han alimentado y extendido el descontento en un amplio sector de la sociedad de Morelos y de todo el país.

Es de destacar, al respecto, lo ocurrido el pasado jueves en Xoxocotla, donde integrantes del Ejército y de las policías estatal y federal despejaron con extremada violencia el bloqueo que padres de familia mantenían en la carretera Cuautla-Jojutla. Durante el desalojo fueron cometidos diversos actos de vejación e incluso de tortura, como los que sufrió Abraham Escorcia Beltrán, habitante de esa comunidad, desligado del movimiento magisterial, quien, sin embargo, fue detenido ilegalmente por elementos de la Policía Federal Preventiva y forzado a caminar descalzo sobre brasas ardientes. Este episodio, por sí solo, descalifica el desempeño gubernamental en el conflicto morelense y confirma, por añadidura, que el uso de la fuerza pública y la criminalización de la protesta social conducen al atropello del estado de derecho, no a su robustecimiento.

En la circunstancia actual, ante la creciente explosividad de la situación que se vive en Morelos, el gobierno de Felipe Calderón tendría que rectificar el camino y reconocer la inviabilidad política de la ACE: ese pacto no podrá ser instrumentado por la vía de la negociación –cancelada desde el momento en que las autoridades pretendieron impulsarlo a espaldas de las bases de docentes y a instancias de una dirigencia que es objeto de repudio en amplias franjas del magisterio morelense y nacional–, y los riesgos de intentar imponerlo por la vía de la fuerza son sumamente elevados: una escalada represora en contra del movimiento magisterial morelense pudiera derivar en un conflicto similar al que se vivió en Oaxaca a finales del foxismo y principios del actual ciclo de gobierno, o incluso peor si se toma en cuenta la actual determinación del mando civil de involucrar al Ejército en tareas represivas, como pudo verse en los referidos acontecimientos de Xoxocotla.

Lo que menos necesita el gobierno calderonista en el momento presente es involucrarse en un conflicto como el que se está gestando en Morelos: tal situación sería particularmente desastrosa para la actual administración, de por sí inmersa en una crisis de legitimidad de origen, que enfrenta, además, el auge de la criminalidad y la delincuencia en todo el país, así como los descalabros económicos suscitados por la crisis financiera internacional y por su propia falta de capacidad, previsión y cautela. Es necesario, pues, que el gobierno reconozca la procedencia de las demandas de los docentes de Morelos y se apreste a negociar con ellos. De lo contrario, pudiera estar en riesgo la gobernabilidad del país, de por sí precaria.



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