Dos añosSociedad abiertaERNESTO REYES Como se le quiera ver: este lunes 1 de diciembre, cuando para mucha gente empieza una época bonita, el régimen represivo de Ulises Ruiz Ortiz cumple exactamente cuatro años de mantener sojuzgada a una población que aún con la situación adversa, se resiste a quedarse callada. Calderón cumple dos y ¡miren el país – incluyendo a Oaxaca- cómo está! Una lectura pesimista nos dirá que lo tenemos que padecer dos años más; aunque el optimista tercia: serán sólo dos años; ya pasaron cuatro, los más duros. Esta discusión cuando se trata de periodos gubernamentales son harto engañosas, pues como el futuro nadie lo puede conocer, nadie sabe si los 730 días que restan serán tranquilos o mucho más difíciles de lo que han sido los precedentes. El sentido común indica, que el talante autoritario no se quita. Que reincide el mal gobernante que no es querido por el pueblo, debido entre otras cosas a que asumió el poder a contrapelo de la voluntad popular, pues busca ser temido, más que amado, al más puro estilo de Maquiavelo. Oaxaca ha tenido mala suerte: la han gobernado políticos que sólo vienen a llevarse las alforjas llenas de dinero – como aquella familia que tiene un hospital de mil 500 millones de pesos en la ciudad de México-; capotean como pueden los problemas, y al final de su periodo huyen para nunca volver. En el caso de Ulises, la vox populli no se equivoca: ha continuado con la tradición priista de gobernar para una clase, un grupo en particular, llenando su gabinete de fieles, serviciales y sumisos, entre ellos familiares que han hecho jugosos negocios. Nunca compartió el poder ni siquiera con el equipo muratista; cuando tuvo oportunidad, a los que quedaban de aquél régimen, los sumó a su cuadra de incondicionales, con puestos y dinero. A la oposición insumisa, le recetó plomo, cárcel y desprestigio; a la disidencia domesticada, prebendas y poder: derecho de picaporte para juntos “cogobernar” el estado. Cuando alguien afirma que lo peor ya ha pasado después de tanto agravio, se equivoca: puede ser que ya en retirada, el régimen ulisista mantenga su empeño por desbaratar las ínsulas de autonomía que quedan en las comunidades, sindicatos, partidos y grupos ciudadanos. Y para ello cuenta con la complicidad del gobierno de Calderón que se beneficia con el ablandamiento opositor realizado por Ulises. Puede ser que en el último tercio se cobre los agravios de quienes lo han desafiado. La ruta escogida pasará su “prueba de fuego” en el verano del 2009 durante los comicios intermedios para renovar la Cámara de Diputadosl. Seguramente, piensan los más precavidos, Ulises se querrá robar nuevamente las elecciones, como no lo pudo hacer en el 2006, cuando fue fundamental la postura adoptada por el magisterio y el llamado movimiento popular para convocar a un voto de castigo que en sus bases activó el sufragio a favor de la figura que entonces compendiaba muchos de los anhelos de cambio. En el proceso que se avecina, el PRI de Ulises buscará aplastar a sectores y grupos peligrosos para su causa y mantener aliados a dirigentes y sectores proclives al oficialismo y al diálogo. Es a decir de algunos observadores, un método efectivo: desalienta la participación ciudadana, siembra candidatos en partidos aliados y destruye candidaturas independientes. Si bien es cierto que la elección del 2009 opera bajo otra lógica que la de 2010, le viene bien a Ulises el reposicionamiento del PRI nacional, favorecido por las encuestas previas y la disminución de las preferencias hacia el PAN y el PRD. Tratará de comprar el “carro completo” con políticos aliados de izquierda y derecha, para hacer un emparedado de la verdadera oposición que ahora se está nucleando en Convergencia y el PT. Éstas son las previsiones. Pero frente al deseo de seguir avasallando en los dos años que le quedan, quienes no han sido tocados por la ambición deben oponer a Ulises no sólo su capacidad organizativa, sino su deseo de transformación, de cambio, empezando por construir una nueva forma de hacer política, con gente honesta y liderazgos genuinos. Es apenas uno de los múltiples retos que nos quedan para los dos años venideros que corren a partir de hoy. Contactos: Ernesto_reyes_647@hotmail.com |
Miércoles 29 de diciembre de 2010, p. 4
Lúcidos examinadores de la realidad y autores comprometidos murieron durante el año que concluye. Fueron referentes culturales, principalmente en el ámbito de las letras: el escritor Carlos Montemayor, el cronista Carlos Monsiváis, el narrador José Saramago y el filósofo Bolívar Echeverría.
La Jornada recuerda a estas personalidades, hacedores de un valioso legado.
También ocurrieron los fallecimientos del poeta Alí Chumacero; de los historiadores Friedrich Katz y Howard Zinn; de los narradores Tomás Eloy Martínez, J. D. Salinger y Miguel Delibes; y del filólogo Antonio Alatorre, entre otros.
El tenor, maestro, narrador, poeta, ensayista, traductor y activista Carlos Montemayor (Parral, Chihuahua, 1947) falleció en la ciudad de México el domingo 28 de febrero, debido al cáncer que lo aquejó durante meses. En su obra rescató la voz de los colectivos enfrentados al sistema político que les negaba cabida. Indígenas y grupos opositores de izquierda encontraron eco en su creación literaria y reivindicación en su discurso político.
Conocedor de las lenguas hebrea, griega clásica, latina, francesa, portuguesa, italiana e inglesa, tradujo obras clásicas como las Odas de Píndaro, Carmina Burana, poesías de Cayo Valerio Catulo, Virgilio y Safo, así como de poetas tales como Fernando Pessoa y Lêdo Ivo. Al parejo desarrolló una labor de rescate de los idiomas indígenas de nuestro país, que fructificó en un par de volúmenes centrados en éstos y en su poesía.
Otra de las herencias que deja fue recuperar en los libros Guerra en el paraíso, Las armas del alba y Las mujeres del alba, los motivos de los grupos opositores armados de las décadas de los 60 y 70, y el hostigamiento gubernamental a las comunidades que les dieron cobijo. Campesinos, indígenas, estudiantes, han sido masacrados una y otra vez en los países de nuestro continente. La historia de su resistencia es una memoria que dignifica nuestra vida
, manifestó el narrador.
El Premio Nobel de Literatura José Saramago (Portugal, 1922) murió el 18 de junio a la edad 87 años, debido a la leucemia. El novelista, poeta y ensayista conjuntó en su persona la generosidad, los ideales por la justicia social y una escritura profundamente determinada por la realidad. La existencia del portugués se puede caracterizar por su sentencia: El único valor que considero revolucionario es la bondad
.
Es el único portugués que ha ganado el máximo reconocimiento a las letras del mundo, que le fue otorgado en 1998 por su capacidad para volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía
, afirmó la Academia sueca.
“La razón de escribir, en el fondo, no es más que esa: escribir… No escribo para agradar, tampoco para desagradar. Escribo para desasosegar. Me gustaría que todos mis libros fueran considerados como libros del desasosiego”, señaló Saramago en 2009 en torno a su novela Caín.
En El Evangelio según Jesucristo y Caín desnudó a la religión como mitificación de la realidad; y abordó el tema de la razón en los tiempos modernos en su trilogía formada por Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres y Ensayo sobre la lucidez.
Carlos Monsiváis (ciudad de México, 1938), cronista crítico de los fenómenos presentes en la mexicanidad, además de analista de los hechos sociales que han conmovido los cimientos de la sociedad nacional durante los siglos recientes, expiró el 19 de junio debido a complicaciones de una fibrosis pulmonar.
Identificado con la izquierda, el ensayista capitalino reivindicó en sus escritos al individuo y sus derechos como base del entramado social, contra el autoritarismo y la derecha. En esta lid se inclinó por el movimiento de 1968, los ídolos populares, las figuras de izquierda y los acontecimientos que significaban ideas progresistas; también apoyó las luchas de las minorías sexuales y culturales.
La obra de Monsiváis, caracterizada por la ironía frente a una realidad intolerable, fue un revire humorístico frente a los agravios por medio de la sátira política, como en su columna Por mi madre, bohemios, en la cual evidenciaba la ignorancia y exhibía la demagogia de políticos, empresarios, jerarcas católicos y personajes de la vida pública en general.
El editor y poeta Alí Chumacero (1918) falleció el 22 de octubre en la ciudad de México, víctima de neumonía. Fue un amante de la lectura desde su infancia en su natal Acaponeta, Nayarit, y a ella dedicó su vida entera como crítico, ensayista y editor. Entre su creación literaria destaca Poema de amorosa raíz, de los versos más célebres en nuestro país.
Laboró durante más de medio siglo en el Fondo de Cultura Económica y fue una de las figuras centrales del éxito de la casa editora. Ahí, el autor de Palabras en reposo atestiguó el paso de algunas de las mejores obras de la literatura mexicana del siglo XX y fue famoso el rumor, que Chumacero negaba, de haber mejorado la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo con su corrección.
El filósofo marxista e investigador Bolívar Echeverría (1941), referente crítico del capitalismo en América Latina, falleció el 5 de junio en la ciudad de México como consecuencia de un infarto. El ecuatoriano, que adoptó la nacionalidad mexicana, fue autor de una extensa obra sobre modernidad, economía y cultura, y enfocó su trabajo a los ámbitos de la teoría crítica y la filosofía de la cultura.
Echeverría consideraba al barroco en América Latina una forma de resistencia cultural y una modernidad alternativa. “La verdadera fuerza del impulso anticapitalista –escribió– está expandida muy difusamente en el cuerpo de la sociedad, en la vida cotidiana y muchas veces en la dimensión festiva de esta última, donde lo imaginario ha dado refugio a lo político y donde esta actitud anticapitalista es omnipresente”.
Teoría que sostuvo en obras como Conversaciones sobre lo barroco, La modernidad del barroco y Definición de la cultura.
El sábado 16 de octubre, a los 83 años, pereció en la ciudad de Filadelfia Friedrich Katz, a consecuencia de cáncer. El antropólogo e historiador austriaco dedicó su vida profesional al estudio del acontecer en México y América Latina en los siglos XIX y XX. Produjo obras indispensables para entender a nuestro país como La guerra secreta en México: Europa, Estados Unidos y la Revolución Mexicana, De Díaz a Madero: Orígenes y estallido de la Revolución Mexicana y la biografía Pancho Villa, ineludible si se desea comprender al revolucionario.
Howard Zinn (Nueva York, 1922) murió el 27 de enero por una afección cardiaca, . El historiador de izquierda plasmó en su obra el punto de vista de los de abajo durante la construcción estadunidense y fue autor del libro más vendido sobre el tema: La otra historia de Estados Unidos. Referente antibelicista en ese país, el también articulista de La Jornada mantuvo siempre la esperanza en el rescate de la humanidad contra la opresión.
El periodista y narrador Tomás Eloy Martínez, nacido en Buenos, Aires, en 1934, quien logró unificar lo mejor de ambas disciplinas en su obra, pereció el 31 de enero en la capital de su país. Fue autor de una extensa obra que incluye novela, crónica, ensayo, relato, libretos de cine y televisión, donde destacan La pasión según Trelew, prohibida por la dictadura argentina; Santa Evita, traducida a múltiples idiomas, y El vuelo de la reina.
Autor de culto en Estados Unidos, J.D. Salinger (1919) murió el 27 de enero, en New Hampshire. El guardián entre el centeno, publicado en 1951, bastó para colocar al escritor entre los más reconocidos de la literatura moderna de su país y lanzarlo a la fama que siempre despreció.
Miguel Delibes (1920) vivió una España enfrentada por la Guerra Civil y luego la férrea dictadura de Francisco Franco. Es autor de una narrativa del espacio rural español, cruzada por el hambre y la falta de libertades. Su deceso ocurrió el 12 de marzo.
El ensayista y reconocido filólogo Antonio Alatorre, expiró el 21 de octubre a los 88 años. Originario de Autlán, Jalisco, ejerció una labor docente en nuestro país y otras naciones, y fue estudioso de Sor Juana Inés de la Cruz, de quien editó las obras completas. Fue un notable traductor y hacedor de una obra especializada en la que sobresale Los 1001 años de la lengua española.
A lo largo del año también se registraron los decesos de la poeta y traductora Esther Seligson (ciudad de México, 1941); el poeta y especialista en literatura chicana Juan Bruce-Novoa (San José, Costa Rica, 1944-California, Estados Unidos); el escritor y cronista Armando Jiménez (Piedras Negras, Coahuila, 1917-Tuxtla Gutiérrez, Chiapas); el crítico literario Sergio Nudelstejer (Varsovia, Polonia, 1924), y el autor de novela negra Juan Hernández Luna (ciudad de México, 1962).
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