Uno más, 2008Somos participantes, pero también, necesariamente, observadores. 2008 ha puesto en cuestionamiento una parte esencial del modo en que opera la economía, entendida siempre en su dimensión política, y de cómo los mercados regulan no sólo las transacciones mercantiles, sino las condiciones sociales. Y no se trata, por supuesto, de automatismo alguno, o bien, de ajustes mecánicos que afecten esta interrelación. El capitalismo contemporáneo está en un momento de grandes definiciones. Los acuerdos sociales que se fueron forjando a lo largo de los últimos 25 años ya no son sostenibles. Tal vez, la enorme sacudida que ha producido esta más reciente crisis no ha hecho aún patente la profunda ruptura que se ha dado. Pero tampoco un nuevo acuerdo social se va a dar de manera automática, sino que se expondrán las fuertes fricciones que existen. Así que estamos de lleno en una etapa de incertidumbre en la que hay cabida para el estallamiento de distintas formas del conflicto. La globalización no tiene por qué ser un efectivo entorno de protección en contra de la confrontación. Es más, hasta ahora no ha mostrado tener esa capacidad. La recomposición de los poderes económicos y militares pasa por un proceso muy activo de reposicionamiento en todo el mundo. Los liderazgos políticos en el orbe no parecen demasiado confiables. Las reticencias de unos y los protagonismos de otros, sumados a la incapacidad de unos más, son ostensibles. No es claro quién puede conjuntar una visión y proponer y aplicar las acciones para evitar que la crisis se extienda a otras formas de confrontación. Los polvorines y la inestabilidad están a la vista por todas partes. El tránsito que se dio entre el entusiasmo por la etapa de bajas tasas de inflación con crecimiento del producto en muchos países del mundo hacia la crisis fue realmente rápido. Lo pudimos seguir paso a paso durante tan sólo unos cuantos meses. En ese corto periodo se ha podido advertir la fragilidad que entraña el sistema económico. Las condiciones monetarias se alteran de forma significativa y cambian la relación de los precios relativos de los productos dentro de cada país y entre las naciones. Las cuentas fiscales dan vuelcos de enorme magnitud cuando se tiene que intervenir en los mercados e inyectar fondos públicos en las empresas privadas. Las corrientes financieras ponen al descubierto los desajustes y también la dependencia que hay entre el exceso de consumo en unos países y el de ahorro en otros. Esto es lo que ha ocurrido, por ejemplo, entre Estados Unidos y China. Los chinos han invertido en deuda del gobierno estadunidense un monto del orden de un billón de dólares, que en buena medida financian las compras de sus productos y la posibilidad de manipular el yuan. Ese arreglo no se va a sostener, sobre todo ahora que lo que están financiando es el déficit fiscal y no sólo el comercial. El contexto prevaleciente es de gran inestabilidad y hay que darse cuenta de que la siguiente situación puede provocar incluso una de mayor calado. Después de todo, ahora los acreedores del Tesoro de Washington están contra la pared. En las condiciones de desconfianza que ahora rigen, prefieren incluso tener títulos de deuda que pagan cero tasa nominal de interés. Pero esa situación se va a revertir y habrá un nuevo desajuste que compensar. Es llamativa la sorpresa con la que esta crisis tomó a los responsables de la política económica en todas partes y la manera en que ha exhibido a los gestores de los mercados de deuda. Esto incluye el derrumbe de los sistemas de contabilidad que se aplican, de los mecanismos de calificación de la deuda, de la incapacidad de regulación de las autoridades responsables de ejercerla y de cómo se abren los espacios para los abusos y los fraudes. Parte de lo que ahora observamos también tiene que ver con la interdependencia de la fragilidad financiera y el sector productivo. Más allá de las enormes posibilidades para la especulación financiera que se abrieron en las últimas dos décadas, ésta no se sostiene de modo indefinido por sí misma. Ahora, la producción industrial cae a ritmos no registrados durante 40 años. En Japón, cuya economía se mantuvo en situación recesiva en los años 90 y no ha podido superarla, dicha producción cayó 8 por ciento en noviembre respecto al mes anterior. La rebaja en la actividad industrial se extiende y aunque aún se cree que China puede resistir, la debilidad es ya patente. 2009 empieza en condiciones precarias en muy distintos frentes que, además, se expresan de manera diferenciada en cada país. Uno de los puntos sobre los que conviene mantener la atención y pensar de modo claro y sin los vicios recientes tiene que ver con los factores que hacen que las condiciones puedan variar de manera tan decisiva y tan rápida y cómo es que esto se manifiesta en la existencia social. |
Miércoles 29 de diciembre de 2010, p. 4
Lúcidos examinadores de la realidad y autores comprometidos murieron durante el año que concluye. Fueron referentes culturales, principalmente en el ámbito de las letras: el escritor Carlos Montemayor, el cronista Carlos Monsiváis, el narrador José Saramago y el filósofo Bolívar Echeverría.
La Jornada recuerda a estas personalidades, hacedores de un valioso legado.
También ocurrieron los fallecimientos del poeta Alí Chumacero; de los historiadores Friedrich Katz y Howard Zinn; de los narradores Tomás Eloy Martínez, J. D. Salinger y Miguel Delibes; y del filólogo Antonio Alatorre, entre otros.
El tenor, maestro, narrador, poeta, ensayista, traductor y activista Carlos Montemayor (Parral, Chihuahua, 1947) falleció en la ciudad de México el domingo 28 de febrero, debido al cáncer que lo aquejó durante meses. En su obra rescató la voz de los colectivos enfrentados al sistema político que les negaba cabida. Indígenas y grupos opositores de izquierda encontraron eco en su creación literaria y reivindicación en su discurso político.
Conocedor de las lenguas hebrea, griega clásica, latina, francesa, portuguesa, italiana e inglesa, tradujo obras clásicas como las Odas de Píndaro, Carmina Burana, poesías de Cayo Valerio Catulo, Virgilio y Safo, así como de poetas tales como Fernando Pessoa y Lêdo Ivo. Al parejo desarrolló una labor de rescate de los idiomas indígenas de nuestro país, que fructificó en un par de volúmenes centrados en éstos y en su poesía.
Otra de las herencias que deja fue recuperar en los libros Guerra en el paraíso, Las armas del alba y Las mujeres del alba, los motivos de los grupos opositores armados de las décadas de los 60 y 70, y el hostigamiento gubernamental a las comunidades que les dieron cobijo. Campesinos, indígenas, estudiantes, han sido masacrados una y otra vez en los países de nuestro continente. La historia de su resistencia es una memoria que dignifica nuestra vida
, manifestó el narrador.
El Premio Nobel de Literatura José Saramago (Portugal, 1922) murió el 18 de junio a la edad 87 años, debido a la leucemia. El novelista, poeta y ensayista conjuntó en su persona la generosidad, los ideales por la justicia social y una escritura profundamente determinada por la realidad. La existencia del portugués se puede caracterizar por su sentencia: El único valor que considero revolucionario es la bondad
.
Es el único portugués que ha ganado el máximo reconocimiento a las letras del mundo, que le fue otorgado en 1998 por su capacidad para volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía
, afirmó la Academia sueca.
“La razón de escribir, en el fondo, no es más que esa: escribir… No escribo para agradar, tampoco para desagradar. Escribo para desasosegar. Me gustaría que todos mis libros fueran considerados como libros del desasosiego”, señaló Saramago en 2009 en torno a su novela Caín.
En El Evangelio según Jesucristo y Caín desnudó a la religión como mitificación de la realidad; y abordó el tema de la razón en los tiempos modernos en su trilogía formada por Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres y Ensayo sobre la lucidez.
Carlos Monsiváis (ciudad de México, 1938), cronista crítico de los fenómenos presentes en la mexicanidad, además de analista de los hechos sociales que han conmovido los cimientos de la sociedad nacional durante los siglos recientes, expiró el 19 de junio debido a complicaciones de una fibrosis pulmonar.
Identificado con la izquierda, el ensayista capitalino reivindicó en sus escritos al individuo y sus derechos como base del entramado social, contra el autoritarismo y la derecha. En esta lid se inclinó por el movimiento de 1968, los ídolos populares, las figuras de izquierda y los acontecimientos que significaban ideas progresistas; también apoyó las luchas de las minorías sexuales y culturales.
La obra de Monsiváis, caracterizada por la ironía frente a una realidad intolerable, fue un revire humorístico frente a los agravios por medio de la sátira política, como en su columna Por mi madre, bohemios, en la cual evidenciaba la ignorancia y exhibía la demagogia de políticos, empresarios, jerarcas católicos y personajes de la vida pública en general.
El editor y poeta Alí Chumacero (1918) falleció el 22 de octubre en la ciudad de México, víctima de neumonía. Fue un amante de la lectura desde su infancia en su natal Acaponeta, Nayarit, y a ella dedicó su vida entera como crítico, ensayista y editor. Entre su creación literaria destaca Poema de amorosa raíz, de los versos más célebres en nuestro país.
Laboró durante más de medio siglo en el Fondo de Cultura Económica y fue una de las figuras centrales del éxito de la casa editora. Ahí, el autor de Palabras en reposo atestiguó el paso de algunas de las mejores obras de la literatura mexicana del siglo XX y fue famoso el rumor, que Chumacero negaba, de haber mejorado la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo con su corrección.
El filósofo marxista e investigador Bolívar Echeverría (1941), referente crítico del capitalismo en América Latina, falleció el 5 de junio en la ciudad de México como consecuencia de un infarto. El ecuatoriano, que adoptó la nacionalidad mexicana, fue autor de una extensa obra sobre modernidad, economía y cultura, y enfocó su trabajo a los ámbitos de la teoría crítica y la filosofía de la cultura.
Echeverría consideraba al barroco en América Latina una forma de resistencia cultural y una modernidad alternativa. “La verdadera fuerza del impulso anticapitalista –escribió– está expandida muy difusamente en el cuerpo de la sociedad, en la vida cotidiana y muchas veces en la dimensión festiva de esta última, donde lo imaginario ha dado refugio a lo político y donde esta actitud anticapitalista es omnipresente”.
Teoría que sostuvo en obras como Conversaciones sobre lo barroco, La modernidad del barroco y Definición de la cultura.
El sábado 16 de octubre, a los 83 años, pereció en la ciudad de Filadelfia Friedrich Katz, a consecuencia de cáncer. El antropólogo e historiador austriaco dedicó su vida profesional al estudio del acontecer en México y América Latina en los siglos XIX y XX. Produjo obras indispensables para entender a nuestro país como La guerra secreta en México: Europa, Estados Unidos y la Revolución Mexicana, De Díaz a Madero: Orígenes y estallido de la Revolución Mexicana y la biografía Pancho Villa, ineludible si se desea comprender al revolucionario.
Howard Zinn (Nueva York, 1922) murió el 27 de enero por una afección cardiaca, . El historiador de izquierda plasmó en su obra el punto de vista de los de abajo durante la construcción estadunidense y fue autor del libro más vendido sobre el tema: La otra historia de Estados Unidos. Referente antibelicista en ese país, el también articulista de La Jornada mantuvo siempre la esperanza en el rescate de la humanidad contra la opresión.
El periodista y narrador Tomás Eloy Martínez, nacido en Buenos, Aires, en 1934, quien logró unificar lo mejor de ambas disciplinas en su obra, pereció el 31 de enero en la capital de su país. Fue autor de una extensa obra que incluye novela, crónica, ensayo, relato, libretos de cine y televisión, donde destacan La pasión según Trelew, prohibida por la dictadura argentina; Santa Evita, traducida a múltiples idiomas, y El vuelo de la reina.
Autor de culto en Estados Unidos, J.D. Salinger (1919) murió el 27 de enero, en New Hampshire. El guardián entre el centeno, publicado en 1951, bastó para colocar al escritor entre los más reconocidos de la literatura moderna de su país y lanzarlo a la fama que siempre despreció.
Miguel Delibes (1920) vivió una España enfrentada por la Guerra Civil y luego la férrea dictadura de Francisco Franco. Es autor de una narrativa del espacio rural español, cruzada por el hambre y la falta de libertades. Su deceso ocurrió el 12 de marzo.
El ensayista y reconocido filólogo Antonio Alatorre, expiró el 21 de octubre a los 88 años. Originario de Autlán, Jalisco, ejerció una labor docente en nuestro país y otras naciones, y fue estudioso de Sor Juana Inés de la Cruz, de quien editó las obras completas. Fue un notable traductor y hacedor de una obra especializada en la que sobresale Los 1001 años de la lengua española.
A lo largo del año también se registraron los decesos de la poeta y traductora Esther Seligson (ciudad de México, 1941); el poeta y especialista en literatura chicana Juan Bruce-Novoa (San José, Costa Rica, 1944-California, Estados Unidos); el escritor y cronista Armando Jiménez (Piedras Negras, Coahuila, 1917-Tuxtla Gutiérrez, Chiapas); el crítico literario Sergio Nudelstejer (Varsovia, Polonia, 1924), y el autor de novela negra Juan Hernández Luna (ciudad de México, 1962).
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