Astillero■ Soledad claudicante ■ El regreso de El Yunque ■ En el nombre de Dios Felipe Calderón está creando un Frankenstein operativo. Primero instaló en Bucareli a un litigante especializado en defender a ricos y poderosos y ahora ha mandado traer del Vaticano a uno de los líderes nacionales de El Yunque para que lo auxilie en tareas delicadas, según eso en la secretaría particular. Si con Gómez Mont instauró el conflicto de intereses y el tráfico de influencias como criterio rector de la gobernación nacional, con Bravo Mena estaría devolviendo el control político de la presidencia formal del país a una ultraderechista facción secreta (ya antes Ramón Muñoz, llamado Julio Vértiz en las sesiones oscuras, dominó Los Pinos durante el foxismo). De confirmarse lo que anoche en todos los corrillos se daba como un hecho, es decir, la designación del embajador católico en sustitución del amigo César Nava, se estaría en presencia de una temprana y contundente soledad política de quien habría repartido ya tantos espacios de poder a representantes de grupos vigorosos que se estaría quedando con la pura lealtad de su banda tricolor y sus uniformes militares. Caído el héroe Mouriño, Calderón tiene a Diego Fernández de Cevallos y Carlos Salinas de Gortari instalados en Gobernación, a Vicente Fox y Ramón Muñoz en la secretaría particular (a menos que no sea este el destino de Bravo Mena), a Salinas y poderosos grupos trasnacionales en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (donde despacha Luis Téllez Carlyle), y a chantajistas y peligrosos grupos de espionaje y extorsión instalados en la secretaría federal de seguridad pública (donde Genaro García Luna recibe impropias exoneraciones públicas de su jefe Calderón mientras sus cercanos, entre ellos su ex secretario particular, declaran ante la parte bélica adversa al reverendo Moon, es decir, ante la procuraduría Televisa a cargo de Eddy Medina Mora). Pero no sólo es logística la claudicación felipista. Durante largos años, Calderón se preció de ser un doctrinario, es decir, un conocedor y practicante de los principios reales del PAN, aquellos que habrían sido pervertidos por las oleadas de oportunismo, ignorancia y fanatismo provenientes de los Bárbaros del Norte, que impusieron su pragmatismo empresarial, y de las agrupaciones de ultraderecha como El Yunque y sus organismos de fachada como, entre otros, Desarrollo Humano Integral (DHIAC), la Unión Nacional de Padres de Familia y la Asociación Nacional Cívica Femenina (Ancifem). Calderón, su tutor Carlos Castillo Peraza (del que terminó profundamente distanciado) y ocupantes del retablo actual del poder, como Germán Martínez, presumían posturas ideológicas totalmente opuestas a las maniobras clandestinas e intolerantes de El Yunque. Sin embargo, así como Calderón hubo de rendirse ante la fuerza real de factores que debían resultarle antitéticos, como la súbita aliada Elba Esther Gordillo o los corruptos líderes petroleros que siguen poderosos e intocados, ahora ha arriado banderas ante el yunquismo que en esta coyuntura significa foxismo, sahagunismo y espinismo, no porque la frívola y patrimonialista pareja presidencial del sexenio pasado pertenezca al grupo clandestino, sino porque hubo y hay un amasiato de interés (con El Yunque, no entre el par de tardíos tórtolos) que permite a ambas partes presionar al débil Felipe, a quien no acompañaron en su duelo personal por la muerte de Mouriño ni el jefe mínimo de la reacción, Brutarco Elías Fox, ni su esposa que había anunciado que Vicente estaría ese domingo de homenaje en la sede nacional del PAN, ni Manuel Espino pero sí el diplomático Luis Felipe. No porque sus destinatarios sean pocos ha de desestimarse otra forma de claudicación felipista, la cometida con el grupo íntimo al que en el Campo Marte y en las oficinas centrales del PAN colmó de elogios directos e indirectos (éstos, derivados de los que prodigó a Mouriño) y a los que fríamente ha ido despojando de opciones de ascenso que suponían escalafonarias en el caso de Gobernación o haciendo a un lado como el caso de Nava al que los rumores palaciegos enfilan hacia la difusa secretaría técnica de aterrizaje de reformas constitucionales en materia de seguridad pública y justicia penal, que ocupaba el difunto José Luis Santiago Vasconcelos, o una candidatura segura a diputado federal desde la que pelearía por la coordinación de sus compañeros. El retorno de El Yunque a la intimidad del poder formal no es un asunto que concierna sólo a los grupos de derecha y sus acomodos o pleitos internos. Cuando otro destacado yunquista, Carlos Abascal, asumió la Secretaría de Gobernación (en el nombre de Dios), se desató una espiral de violencia política que pasó por San Salvador Atenco y Oaxaca y llegó incluso a los extremos de manipulación criminal en Pasta de Conchos, este episodio a cargo de otro miembro del grupo clandestino, Francisco Xavier Salazar Sáenz. El arribo de Bravo Mena a una posición clave de la recomposición forzada del felipismo alienta, por lo demás, las versiones extendidas que adjudican la reciente caída del Learjet oficial no al poder desbordado del narco sino a la gélida capacidad conspirativa de la ultraderecha, concretamente del ahora políticamente beneficiado Yunque. Astillas En Oaxaca, a dos años de la gran agresión, hay un proceso de reorganización social que tiene como referente que en la sección 22 del magisterio se eligió una directiva solidaria con la lucha de años anteriores y ajena a las maniobras de cooptación de Ulises Ruiz. Uno de los personajes más conocidos, Flavio Sosa, está a su vez en el proceso de construcción de una nueva fuerza estatal que se sume a la APPO y, en un congreso de esta asamblea, programado para enero, trate de impulsar una reactivación que aprenda de errores pasados, sobre todo del voluntarismo y el extremismo, y trace un programa de trabajo menos llamativo pero más efectivo. En el horizonte está, desde luego, el proceso electoral de sustitución de Ulises Ruiz, quien propone como relevo a su acompañante en tareas de represión Jorge Franco, actual presidente del PRI. Los opositores tienen como carta sabida al diodorista y convergente Gabino Cué... ¡Hasta mañana! |
Miércoles 29 de diciembre de 2010, p. 4
Lúcidos examinadores de la realidad y autores comprometidos murieron durante el año que concluye. Fueron referentes culturales, principalmente en el ámbito de las letras: el escritor Carlos Montemayor, el cronista Carlos Monsiváis, el narrador José Saramago y el filósofo Bolívar Echeverría.
La Jornada recuerda a estas personalidades, hacedores de un valioso legado.
También ocurrieron los fallecimientos del poeta Alí Chumacero; de los historiadores Friedrich Katz y Howard Zinn; de los narradores Tomás Eloy Martínez, J. D. Salinger y Miguel Delibes; y del filólogo Antonio Alatorre, entre otros.
El tenor, maestro, narrador, poeta, ensayista, traductor y activista Carlos Montemayor (Parral, Chihuahua, 1947) falleció en la ciudad de México el domingo 28 de febrero, debido al cáncer que lo aquejó durante meses. En su obra rescató la voz de los colectivos enfrentados al sistema político que les negaba cabida. Indígenas y grupos opositores de izquierda encontraron eco en su creación literaria y reivindicación en su discurso político.
Conocedor de las lenguas hebrea, griega clásica, latina, francesa, portuguesa, italiana e inglesa, tradujo obras clásicas como las Odas de Píndaro, Carmina Burana, poesías de Cayo Valerio Catulo, Virgilio y Safo, así como de poetas tales como Fernando Pessoa y Lêdo Ivo. Al parejo desarrolló una labor de rescate de los idiomas indígenas de nuestro país, que fructificó en un par de volúmenes centrados en éstos y en su poesía.
Otra de las herencias que deja fue recuperar en los libros Guerra en el paraíso, Las armas del alba y Las mujeres del alba, los motivos de los grupos opositores armados de las décadas de los 60 y 70, y el hostigamiento gubernamental a las comunidades que les dieron cobijo. Campesinos, indígenas, estudiantes, han sido masacrados una y otra vez en los países de nuestro continente. La historia de su resistencia es una memoria que dignifica nuestra vida
, manifestó el narrador.
El Premio Nobel de Literatura José Saramago (Portugal, 1922) murió el 18 de junio a la edad 87 años, debido a la leucemia. El novelista, poeta y ensayista conjuntó en su persona la generosidad, los ideales por la justicia social y una escritura profundamente determinada por la realidad. La existencia del portugués se puede caracterizar por su sentencia: El único valor que considero revolucionario es la bondad
.
Es el único portugués que ha ganado el máximo reconocimiento a las letras del mundo, que le fue otorgado en 1998 por su capacidad para volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía
, afirmó la Academia sueca.
“La razón de escribir, en el fondo, no es más que esa: escribir… No escribo para agradar, tampoco para desagradar. Escribo para desasosegar. Me gustaría que todos mis libros fueran considerados como libros del desasosiego”, señaló Saramago en 2009 en torno a su novela Caín.
En El Evangelio según Jesucristo y Caín desnudó a la religión como mitificación de la realidad; y abordó el tema de la razón en los tiempos modernos en su trilogía formada por Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres y Ensayo sobre la lucidez.
Carlos Monsiváis (ciudad de México, 1938), cronista crítico de los fenómenos presentes en la mexicanidad, además de analista de los hechos sociales que han conmovido los cimientos de la sociedad nacional durante los siglos recientes, expiró el 19 de junio debido a complicaciones de una fibrosis pulmonar.
Identificado con la izquierda, el ensayista capitalino reivindicó en sus escritos al individuo y sus derechos como base del entramado social, contra el autoritarismo y la derecha. En esta lid se inclinó por el movimiento de 1968, los ídolos populares, las figuras de izquierda y los acontecimientos que significaban ideas progresistas; también apoyó las luchas de las minorías sexuales y culturales.
La obra de Monsiváis, caracterizada por la ironía frente a una realidad intolerable, fue un revire humorístico frente a los agravios por medio de la sátira política, como en su columna Por mi madre, bohemios, en la cual evidenciaba la ignorancia y exhibía la demagogia de políticos, empresarios, jerarcas católicos y personajes de la vida pública en general.
El editor y poeta Alí Chumacero (1918) falleció el 22 de octubre en la ciudad de México, víctima de neumonía. Fue un amante de la lectura desde su infancia en su natal Acaponeta, Nayarit, y a ella dedicó su vida entera como crítico, ensayista y editor. Entre su creación literaria destaca Poema de amorosa raíz, de los versos más célebres en nuestro país.
Laboró durante más de medio siglo en el Fondo de Cultura Económica y fue una de las figuras centrales del éxito de la casa editora. Ahí, el autor de Palabras en reposo atestiguó el paso de algunas de las mejores obras de la literatura mexicana del siglo XX y fue famoso el rumor, que Chumacero negaba, de haber mejorado la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo con su corrección.
El filósofo marxista e investigador Bolívar Echeverría (1941), referente crítico del capitalismo en América Latina, falleció el 5 de junio en la ciudad de México como consecuencia de un infarto. El ecuatoriano, que adoptó la nacionalidad mexicana, fue autor de una extensa obra sobre modernidad, economía y cultura, y enfocó su trabajo a los ámbitos de la teoría crítica y la filosofía de la cultura.
Echeverría consideraba al barroco en América Latina una forma de resistencia cultural y una modernidad alternativa. “La verdadera fuerza del impulso anticapitalista –escribió– está expandida muy difusamente en el cuerpo de la sociedad, en la vida cotidiana y muchas veces en la dimensión festiva de esta última, donde lo imaginario ha dado refugio a lo político y donde esta actitud anticapitalista es omnipresente”.
Teoría que sostuvo en obras como Conversaciones sobre lo barroco, La modernidad del barroco y Definición de la cultura.
El sábado 16 de octubre, a los 83 años, pereció en la ciudad de Filadelfia Friedrich Katz, a consecuencia de cáncer. El antropólogo e historiador austriaco dedicó su vida profesional al estudio del acontecer en México y América Latina en los siglos XIX y XX. Produjo obras indispensables para entender a nuestro país como La guerra secreta en México: Europa, Estados Unidos y la Revolución Mexicana, De Díaz a Madero: Orígenes y estallido de la Revolución Mexicana y la biografía Pancho Villa, ineludible si se desea comprender al revolucionario.
Howard Zinn (Nueva York, 1922) murió el 27 de enero por una afección cardiaca, . El historiador de izquierda plasmó en su obra el punto de vista de los de abajo durante la construcción estadunidense y fue autor del libro más vendido sobre el tema: La otra historia de Estados Unidos. Referente antibelicista en ese país, el también articulista de La Jornada mantuvo siempre la esperanza en el rescate de la humanidad contra la opresión.
El periodista y narrador Tomás Eloy Martínez, nacido en Buenos, Aires, en 1934, quien logró unificar lo mejor de ambas disciplinas en su obra, pereció el 31 de enero en la capital de su país. Fue autor de una extensa obra que incluye novela, crónica, ensayo, relato, libretos de cine y televisión, donde destacan La pasión según Trelew, prohibida por la dictadura argentina; Santa Evita, traducida a múltiples idiomas, y El vuelo de la reina.
Autor de culto en Estados Unidos, J.D. Salinger (1919) murió el 27 de enero, en New Hampshire. El guardián entre el centeno, publicado en 1951, bastó para colocar al escritor entre los más reconocidos de la literatura moderna de su país y lanzarlo a la fama que siempre despreció.
Miguel Delibes (1920) vivió una España enfrentada por la Guerra Civil y luego la férrea dictadura de Francisco Franco. Es autor de una narrativa del espacio rural español, cruzada por el hambre y la falta de libertades. Su deceso ocurrió el 12 de marzo.
El ensayista y reconocido filólogo Antonio Alatorre, expiró el 21 de octubre a los 88 años. Originario de Autlán, Jalisco, ejerció una labor docente en nuestro país y otras naciones, y fue estudioso de Sor Juana Inés de la Cruz, de quien editó las obras completas. Fue un notable traductor y hacedor de una obra especializada en la que sobresale Los 1001 años de la lengua española.
A lo largo del año también se registraron los decesos de la poeta y traductora Esther Seligson (ciudad de México, 1941); el poeta y especialista en literatura chicana Juan Bruce-Novoa (San José, Costa Rica, 1944-California, Estados Unidos); el escritor y cronista Armando Jiménez (Piedras Negras, Coahuila, 1917-Tuxtla Gutiérrez, Chiapas); el crítico literario Sergio Nudelstejer (Varsovia, Polonia, 1924), y el autor de novela negra Juan Hernández Luna (ciudad de México, 1962).
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