¿Ganar o perder?: instituciones y movimientos socialesMagdalena GómezSe consolidó un nuevo pacto en los recintos del Congreso de la Unión sobre la reforma petrolera, y la soberbia del poder demanda aplauso y acatamiento a las instituciones ante un movimiento en defensa del petróleo que impidió una buena parte de los planes privatizadores impulsados por el calderonismo y aliados. La miopía política ya característica del PRIAN, con sus ocasionales aliados, no logra entender que ellos ocupan el espacio de la legalidad, pero que la legitimidad no es automática respecto de las decisiones que tomen. Por ello exige el aplauso so pena de condenar a quienes se lo niegan a la denostación personalizada de quien encabeza un movimiento conformado por una ciudadanía consciente de sus posturas y de los principios que la orientan. Sobra señalar la trascendencia del tema de los recursos petroleros en el proyecto de nación que se delineó en 1917. Por ello es histórico el hecho de que , por esta vez, se logró impedir la entrega descarada de ese recurso estratégico al capital privado nacional e internacional. Pero no olvidemos que también han sido “históricas” las contrarreformas salinistas de 1992, que dieron al traste con la propiedad social agraria del artículo 27 constitucional para colocar las tierras en el mercado y dar una supuesta certidumbre jurídica a ejidatarios y comuneros. Basta ver la situación en el campo, el viraje en el discurso oficial para ostentar que el paradigma moderno es “sembrar edificios”. Resulta importante detenernos en el análisis de las llamadas “prácticas parlamentarias” para observar cómo encubren la definición de intereses fundamentalmente económicos que son los determinantes para cerrar sus discusiones y aprobar dictámenes inamovibles, porque se rompe “el consenso”. Cuando en 2001 pactaron la contrarreforma indígena, actores y cómplices no lo hicieron guiados por su mayor o menor aprecio hacia los pueblos indígenas, sino por la defensa del poder establecido y de los intereses en juego. ¿Qué había detrás de su preocupación por garantizar los llamados derechos de terceros sobre las tierras y omitir los territorios y sólo después de ello darles “preferencia” a los de los pueblos originarios? ¿Qué detrás de su decisión de transferir a los estados la regulación de una autonomía que decían reconocer, cuando sabían que las facultades en los asuntos claves de la demanda indígena son de orden federal? ¿Mucha técnica jurídica? La reforma consolidada la semana pasada, más que ganadores, tuvo perdedores porque para garantizar en última instancia los intereses privados se obligó a sus personeros en el Congreso a recurrir a las trampas de la ley, como bien señaló Andrés Manuel López Obrador en el Palacio Legislativo de San Lázaro; por ello el encono ante la crítica social. Como vimos, todo lo que se proteste fuera o dentro de los recintos parlamentarios no tiene cabida una vez que los señores y señoras legisladoras lograron su “consenso”. Viene al caso contrastar esta experiencia nuevamente con la de 2001, cuando se llegó a decir que la tergiversación de la propuesta indígena se dio porque el subcomandante Marcos no se quedó en el Distrito Federal para protestar en la calle en el momento de los arreglos internos y se regresó a Chiapas con la comandancia zapatista después que ésta dijo su palabra en el recinto del Congreso. Siempre hay supuestas razones para transferir responsabilidades a los actores sociales frente a las decisiones del poder. Estas dinámicas se repiten una y otra vez y nos muestran la verdadera cara de las instituciones que se han alejado de lo que fueron sus principios fundacionales. La autonomía y facultades del Poder Legislativo fueron otorgadas para que se constituyera en garante del proyecto social reflejado en la Constitución. Hoy en día eso se olvida, y la autonomía se usa como un fin en sí mismo para encabezar y procesar el retroceso. No en balde observamos que la única mira que alcanza a los ocupantes de las instituciones es la de reformar sus reglas para seguir reproduciéndose al margen de las dinámicas y exigencias del movimiento social. Afortunadamente hoy no es 1992, cuando el salinismo logró minimizar y acallar las protestas campesinas por la contrarreforma agraria; por ello el movimiento en defensa del petróleo no escuchó el canto de las sirenas para regodearse en los logros, que los hubo, frente a la embestida privatizadora, y evidenció las “trampas legales” en la reforma de Petróleos Mexicanos (Pemex). “Se busca aplicar contratos de servicios con asignación de bloques con un tiempo de 20 a 25 años y con incentivos económicos especiales, y da la casualidad que en la reforma no hay limitantes”, señaló López Obrador ante diputados, y no se logró que en el artículo 60 de la Ley de Pemex se incluyera una prohibición expresa al respecto. Cuando se defienden principios no hay gradualismo posible; por ello el encono de “las instituciones”. |
Miércoles 29 de diciembre de 2010, p. 4
Lúcidos examinadores de la realidad y autores comprometidos murieron durante el año que concluye. Fueron referentes culturales, principalmente en el ámbito de las letras: el escritor Carlos Montemayor, el cronista Carlos Monsiváis, el narrador José Saramago y el filósofo Bolívar Echeverría.
La Jornada recuerda a estas personalidades, hacedores de un valioso legado.
También ocurrieron los fallecimientos del poeta Alí Chumacero; de los historiadores Friedrich Katz y Howard Zinn; de los narradores Tomás Eloy Martínez, J. D. Salinger y Miguel Delibes; y del filólogo Antonio Alatorre, entre otros.
El tenor, maestro, narrador, poeta, ensayista, traductor y activista Carlos Montemayor (Parral, Chihuahua, 1947) falleció en la ciudad de México el domingo 28 de febrero, debido al cáncer que lo aquejó durante meses. En su obra rescató la voz de los colectivos enfrentados al sistema político que les negaba cabida. Indígenas y grupos opositores de izquierda encontraron eco en su creación literaria y reivindicación en su discurso político.
Conocedor de las lenguas hebrea, griega clásica, latina, francesa, portuguesa, italiana e inglesa, tradujo obras clásicas como las Odas de Píndaro, Carmina Burana, poesías de Cayo Valerio Catulo, Virgilio y Safo, así como de poetas tales como Fernando Pessoa y Lêdo Ivo. Al parejo desarrolló una labor de rescate de los idiomas indígenas de nuestro país, que fructificó en un par de volúmenes centrados en éstos y en su poesía.
Otra de las herencias que deja fue recuperar en los libros Guerra en el paraíso, Las armas del alba y Las mujeres del alba, los motivos de los grupos opositores armados de las décadas de los 60 y 70, y el hostigamiento gubernamental a las comunidades que les dieron cobijo. Campesinos, indígenas, estudiantes, han sido masacrados una y otra vez en los países de nuestro continente. La historia de su resistencia es una memoria que dignifica nuestra vida
, manifestó el narrador.
El Premio Nobel de Literatura José Saramago (Portugal, 1922) murió el 18 de junio a la edad 87 años, debido a la leucemia. El novelista, poeta y ensayista conjuntó en su persona la generosidad, los ideales por la justicia social y una escritura profundamente determinada por la realidad. La existencia del portugués se puede caracterizar por su sentencia: El único valor que considero revolucionario es la bondad
.
Es el único portugués que ha ganado el máximo reconocimiento a las letras del mundo, que le fue otorgado en 1998 por su capacidad para volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía
, afirmó la Academia sueca.
“La razón de escribir, en el fondo, no es más que esa: escribir… No escribo para agradar, tampoco para desagradar. Escribo para desasosegar. Me gustaría que todos mis libros fueran considerados como libros del desasosiego”, señaló Saramago en 2009 en torno a su novela Caín.
En El Evangelio según Jesucristo y Caín desnudó a la religión como mitificación de la realidad; y abordó el tema de la razón en los tiempos modernos en su trilogía formada por Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres y Ensayo sobre la lucidez.
Carlos Monsiváis (ciudad de México, 1938), cronista crítico de los fenómenos presentes en la mexicanidad, además de analista de los hechos sociales que han conmovido los cimientos de la sociedad nacional durante los siglos recientes, expiró el 19 de junio debido a complicaciones de una fibrosis pulmonar.
Identificado con la izquierda, el ensayista capitalino reivindicó en sus escritos al individuo y sus derechos como base del entramado social, contra el autoritarismo y la derecha. En esta lid se inclinó por el movimiento de 1968, los ídolos populares, las figuras de izquierda y los acontecimientos que significaban ideas progresistas; también apoyó las luchas de las minorías sexuales y culturales.
La obra de Monsiváis, caracterizada por la ironía frente a una realidad intolerable, fue un revire humorístico frente a los agravios por medio de la sátira política, como en su columna Por mi madre, bohemios, en la cual evidenciaba la ignorancia y exhibía la demagogia de políticos, empresarios, jerarcas católicos y personajes de la vida pública en general.
El editor y poeta Alí Chumacero (1918) falleció el 22 de octubre en la ciudad de México, víctima de neumonía. Fue un amante de la lectura desde su infancia en su natal Acaponeta, Nayarit, y a ella dedicó su vida entera como crítico, ensayista y editor. Entre su creación literaria destaca Poema de amorosa raíz, de los versos más célebres en nuestro país.
Laboró durante más de medio siglo en el Fondo de Cultura Económica y fue una de las figuras centrales del éxito de la casa editora. Ahí, el autor de Palabras en reposo atestiguó el paso de algunas de las mejores obras de la literatura mexicana del siglo XX y fue famoso el rumor, que Chumacero negaba, de haber mejorado la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo con su corrección.
El filósofo marxista e investigador Bolívar Echeverría (1941), referente crítico del capitalismo en América Latina, falleció el 5 de junio en la ciudad de México como consecuencia de un infarto. El ecuatoriano, que adoptó la nacionalidad mexicana, fue autor de una extensa obra sobre modernidad, economía y cultura, y enfocó su trabajo a los ámbitos de la teoría crítica y la filosofía de la cultura.
Echeverría consideraba al barroco en América Latina una forma de resistencia cultural y una modernidad alternativa. “La verdadera fuerza del impulso anticapitalista –escribió– está expandida muy difusamente en el cuerpo de la sociedad, en la vida cotidiana y muchas veces en la dimensión festiva de esta última, donde lo imaginario ha dado refugio a lo político y donde esta actitud anticapitalista es omnipresente”.
Teoría que sostuvo en obras como Conversaciones sobre lo barroco, La modernidad del barroco y Definición de la cultura.
El sábado 16 de octubre, a los 83 años, pereció en la ciudad de Filadelfia Friedrich Katz, a consecuencia de cáncer. El antropólogo e historiador austriaco dedicó su vida profesional al estudio del acontecer en México y América Latina en los siglos XIX y XX. Produjo obras indispensables para entender a nuestro país como La guerra secreta en México: Europa, Estados Unidos y la Revolución Mexicana, De Díaz a Madero: Orígenes y estallido de la Revolución Mexicana y la biografía Pancho Villa, ineludible si se desea comprender al revolucionario.
Howard Zinn (Nueva York, 1922) murió el 27 de enero por una afección cardiaca, . El historiador de izquierda plasmó en su obra el punto de vista de los de abajo durante la construcción estadunidense y fue autor del libro más vendido sobre el tema: La otra historia de Estados Unidos. Referente antibelicista en ese país, el también articulista de La Jornada mantuvo siempre la esperanza en el rescate de la humanidad contra la opresión.
El periodista y narrador Tomás Eloy Martínez, nacido en Buenos, Aires, en 1934, quien logró unificar lo mejor de ambas disciplinas en su obra, pereció el 31 de enero en la capital de su país. Fue autor de una extensa obra que incluye novela, crónica, ensayo, relato, libretos de cine y televisión, donde destacan La pasión según Trelew, prohibida por la dictadura argentina; Santa Evita, traducida a múltiples idiomas, y El vuelo de la reina.
Autor de culto en Estados Unidos, J.D. Salinger (1919) murió el 27 de enero, en New Hampshire. El guardián entre el centeno, publicado en 1951, bastó para colocar al escritor entre los más reconocidos de la literatura moderna de su país y lanzarlo a la fama que siempre despreció.
Miguel Delibes (1920) vivió una España enfrentada por la Guerra Civil y luego la férrea dictadura de Francisco Franco. Es autor de una narrativa del espacio rural español, cruzada por el hambre y la falta de libertades. Su deceso ocurrió el 12 de marzo.
El ensayista y reconocido filólogo Antonio Alatorre, expiró el 21 de octubre a los 88 años. Originario de Autlán, Jalisco, ejerció una labor docente en nuestro país y otras naciones, y fue estudioso de Sor Juana Inés de la Cruz, de quien editó las obras completas. Fue un notable traductor y hacedor de una obra especializada en la que sobresale Los 1001 años de la lengua española.
A lo largo del año también se registraron los decesos de la poeta y traductora Esther Seligson (ciudad de México, 1941); el poeta y especialista en literatura chicana Juan Bruce-Novoa (San José, Costa Rica, 1944-California, Estados Unidos); el escritor y cronista Armando Jiménez (Piedras Negras, Coahuila, 1917-Tuxtla Gutiérrez, Chiapas); el crítico literario Sergio Nudelstejer (Varsovia, Polonia, 1924), y el autor de novela negra Juan Hernández Luna (ciudad de México, 1962).
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