Un secretario atrapado por las sospechasÁLVARO DELGADO MÉXICO, D.F., 4 de octubre (apro).- Perfilado como aspirante presidencial desde que Felipe Calderón lo nombró secretario de Gobernación, en enero de este año, pero cancelada esa expectativa por haber sido exhibido como presunto traficante de influencias para beneficiar negocios familiares, Juan Camilo Mouriño murió justo cuando estaba bajo escrutinio por su inminente salida del cargo y su futuro político. Fallecido, junto con otras siete personas, al estrellarse en esta ciudad la aeronave en que viajaba -un Lear Jet-45, matrícula XC-VMC--, que ya había reportado una falla técnica en un viaje de uno de los antecesores en la Secretaría de Gobernación, Carlos Abascal, hace justamente tres años--, Mouriño era visto como candidato a diputado federal o a gobernador de Campeche. Apenas la semana pasada, el jueves 30 de octubre, Mouriño trató de aplacar las versiones de su inminente remoción del primer cargo del gabinete presidencial, sobre todo después de aprobada la reforma petrolera, sector en el que su familia tiene intereses, particularmente en el sureste del país. "Desde el primer día que llegué a la Secretaría de Gobernación, y a la fecha, sigo trabajando con la misma convicción, con el mismo nivel de compromiso y con la misma decisión, de ser parte de esta generación política llamada a transformar al país y de un gobierno que trabaja todos los días por conseguirlo", dijo. --¿No se cumplió su ciclo aprobada la reforma energética, secretario? --No, se cumple simplemente la aprobación de la quinta reforma importante por parte del Legislativo y el séptimo acuerdo nacional relevante entre el gobierno y otros actores sociales y políticos, y no se cumple, de ninguna manera, un ciclo. "Este gobierno apenas va entrando, va terminando su segundo año de la administración y aún le queda mucho por hacer con los funcionarios que el presidente Calderón decida que lo acompañen en esta administración." Hace dos meses, el 4 de septiembre, en la Cámara de Diputados y ante los cuestionamientos de la oposición por la falta de resultados en el combate contra la inseguridad, Mouriño también rechazó que fuera a ser removido del cargo, como él mismo se lo planteó a Calderón después de que, en febrero, Andrés Manuel López Obrador exhibiera numerosos contratos que, afirmó, acreditaban que era un traficante de influencias. Los documentos exhibidos confirmaban que, en efecto, Mouriño firmó contratos con Petróleos Mexicanos (Pemex) como apoderado legal de Ivancar, S.A. de C.V., empresa propiedad de su familia, pero lo hizo no como un particular, sino como presidente de la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados y, luego, como funcionario de la Secretaría de Energía. La respuesta de Mouriño fue tardía, cinco días después de que López Obrador exhibió los documentos, y también equívoca: según él, nada tuvo que ver con contratos otorgados por Pemex a la empresa del Grupo Energético del Sureste (GES), el emporio familiar, y aseguró que hizo sacrificios para servir a los mexicanos: "El precio que pagué no fue menor. Le he arrebatado tiempo a mi familia, renuncié a las acciones de las cerca de 80 empresas de uno de los grupos empresariales más importantes del sureste mexicano y también dejé muchas de las comodidades que tienen los que viven en el interior del país." Gerente administrativo de GES entre 1993 y 1994, y después, entre 1995 y 1997, director de Finanzas, Mouriño dijo que en este último año, cuando el grupo de empresas había crecido y se había consolidado como uno de los más importantes en la región, decidió emprender su propio camino y "abrirse paso en la vida pública" Fue entonces cuando, en las elecciones de 1997, ganó una diputación local en Campeche y tres años después, en el 2000, fue nombrado diputado federal electo plurinominal del Partido Acción Nacional (PAN), bajo la coordinación de Calderón, quien lo nombró presidente de la Comisión de Energía. "Hacia finales del 2003, al asumir la primera responsabilidad en la administración pública, tomé la decisión más importante de mi vida: Dedicarme por completo al servicio al país y a los demás", dijo Mouriño, quien evadió en el comunicado precisar que los diputados, locales y federales, son también servidores públicos. Mouriño, quien fue subsecretario de Energía con Calderón, de octubre del 2003 a junio del 2004, aseguró que la información dada a conocer omitía la existencia de una relación mercantil establecida hacía 23 años entre la empresa Ivancar, perteneciente a GES, y Pemex. "Por tanto, resulta inmoral y doloso afirmar que las operaciones de dicho negocio son producto de las responsabilidades públicas que yo he ocupado en el pasado reciente", subrayó. Según el funcionario, cuando Ivancar estableció relación comercial con Pemex él tenía 14 años de edad y agregó que "esta línea del negocio prácticamente no ha crecido desde su inicio". "La expansión del grupo empresarial se ha dado en la administración de franquicias y en negocios inmobiliarios desde mucho antes que yo ingresara al servicio público. "Resulta mezquino que se me acuse de beneficiarme económicamente de la política, cuando fue justamente la política la que me motivó a renunciar a un patrimonio legítimo, producto del esfuerzo personal y familiar. Es por ello que pondré a disposición de las autoridades competentes, toda información que se me requiera para que sean éstas quienes emitan una opinión en el plano legal. Yo soy el principal interesado en que se aclare esta acusación dolosa", remató. Aunque conforme a la ley se acreditaba el delito de tráfico de influencias y aun se formuló la denuncia ante la Procuraduría General de la República (PGR), que jamás ha informado de las investigaciones, Mouriño contó con el respaldo político de Felipe Calderón y del jefe de la oposición priista, Manlio Fabio Beltrones. Desde entonces, sin embargo, quedó debilitado políticamente, a tal punto de que perdió jerarquía al interior del gabinete y sufrió una degradación en sus facultades, sobre todo con la incorporación al equipo de Calderón de Jorge Tello Peón como responsable de la Coordinación en Seguridad Nacional. De por sí Mouriño estaba siempre bajo sospecha por su auténtica nacionalidad: Nacido en España, optó por la nacionalidad mexicana al cumplir la mayoría de edad, pero -tal como demostró el semanario Proceso-- utilizó un pasaporte español siendo ya mexicano. Mouriño se mantuvo en el cargo y contó con el respaldo del presidente del PAN, Germán Martínez, quien dijo que los que lo criticaban le tenían miedo: "El es una muestra de la nueva clase política que está construyendo el país, una buena muestra de profesionalismo, de decencia pública y capacidad. ¡Eso representa Juan Camilo!" Pero la estrella de Mouriño se fue apagando, inclusive en el PAN, al punto de que, apenas el lunes, el propio Martínez ya no hizo una defensa tan férrea como a mediados del año. Cuando se le preguntó si era necesaria la renuncia del secretario de Gobernación, respondió: "No voy a contestar nada más que es facultad del presidente, constitucionalmente establecida, nombrar libremente a las personas que lo acompañen en su gabinete. El desempeño de cada uno de los secretarios lo juzga también el presidente de la República." --A partir de estos señalamientos ¿cabría la posibilidad de que Mouriño sea candidato a gobernador? --No tengo ningún comentario. Pero en el mismo PAN se sabía que Calderón cesaría a Mouriño, presumiblemente en enero, y su destino estaba entre ser candidato a diputado federal o aspirante a la gubernatura de Campeche. Estaba pendiente sólo presentar los avances del Acuerdo Nacional por la Seguridad cuya instalación a nivel estatal lo condujo hoy a San Luis Potosí, además de poner en marcha el programa Paisano. En esa entidad impartió su última conferencia de prensa y la última pregunta la hizo el reportero Eduardo Delgado, del diario Pulso, justamente sobre los resultados del gobierno en la lucha contra la delincuencia. --Esta situación ya es grave. ¿Hacia dónde se piensa seguir esta lucha y si esto no confirma que se va perdiendo la batalla que se declaró? --Mira, yo creo que no podemos medir el resultado de esta lucha simplemente por el número de ejecuciones -respondió Mouriño--. Hemos dicho con toda claridad que esta lucha, y lo dijimos y advertimos desde el principio de la misma, no sería una lucha sencilla. También hemos dicho que no sería una lucha de corto plazo, que nos llevaría tiempo, recursos y que lamentablemente nos llevaría vidas humanas... A esa última respuesta de Mouriño pareció corresponder el mensaje de Calderón sobre las razones del desplome del avión en que viajaba, junto con otras siete personas -todas muertas--, porque nunca habló de que fue un accidente en el mensaje que dirigió después de la tragedia y que le dedicó, íntegramente, al funcionario. "También pido a todos los mexicanos que ningún acontecimiento, por doloroso o difícil que sea, como por supuesto lo es éste, nos haga desfallecer en nuestro anhelo de tener un México mejor. Estaremos informando a ustedes y a toda la nación a medida en que avancen las investigaciones del caso, y en su momento, haré saber a los mexicanos las decisiones de gobierno correspondientes." |
Miércoles 29 de diciembre de 2010, p. 4
Lúcidos examinadores de la realidad y autores comprometidos murieron durante el año que concluye. Fueron referentes culturales, principalmente en el ámbito de las letras: el escritor Carlos Montemayor, el cronista Carlos Monsiváis, el narrador José Saramago y el filósofo Bolívar Echeverría.
La Jornada recuerda a estas personalidades, hacedores de un valioso legado.
También ocurrieron los fallecimientos del poeta Alí Chumacero; de los historiadores Friedrich Katz y Howard Zinn; de los narradores Tomás Eloy Martínez, J. D. Salinger y Miguel Delibes; y del filólogo Antonio Alatorre, entre otros.
El tenor, maestro, narrador, poeta, ensayista, traductor y activista Carlos Montemayor (Parral, Chihuahua, 1947) falleció en la ciudad de México el domingo 28 de febrero, debido al cáncer que lo aquejó durante meses. En su obra rescató la voz de los colectivos enfrentados al sistema político que les negaba cabida. Indígenas y grupos opositores de izquierda encontraron eco en su creación literaria y reivindicación en su discurso político.
Conocedor de las lenguas hebrea, griega clásica, latina, francesa, portuguesa, italiana e inglesa, tradujo obras clásicas como las Odas de Píndaro, Carmina Burana, poesías de Cayo Valerio Catulo, Virgilio y Safo, así como de poetas tales como Fernando Pessoa y Lêdo Ivo. Al parejo desarrolló una labor de rescate de los idiomas indígenas de nuestro país, que fructificó en un par de volúmenes centrados en éstos y en su poesía.
Otra de las herencias que deja fue recuperar en los libros Guerra en el paraíso, Las armas del alba y Las mujeres del alba, los motivos de los grupos opositores armados de las décadas de los 60 y 70, y el hostigamiento gubernamental a las comunidades que les dieron cobijo. Campesinos, indígenas, estudiantes, han sido masacrados una y otra vez en los países de nuestro continente. La historia de su resistencia es una memoria que dignifica nuestra vida
, manifestó el narrador.
El Premio Nobel de Literatura José Saramago (Portugal, 1922) murió el 18 de junio a la edad 87 años, debido a la leucemia. El novelista, poeta y ensayista conjuntó en su persona la generosidad, los ideales por la justicia social y una escritura profundamente determinada por la realidad. La existencia del portugués se puede caracterizar por su sentencia: El único valor que considero revolucionario es la bondad
.
Es el único portugués que ha ganado el máximo reconocimiento a las letras del mundo, que le fue otorgado en 1998 por su capacidad para volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía
, afirmó la Academia sueca.
“La razón de escribir, en el fondo, no es más que esa: escribir… No escribo para agradar, tampoco para desagradar. Escribo para desasosegar. Me gustaría que todos mis libros fueran considerados como libros del desasosiego”, señaló Saramago en 2009 en torno a su novela Caín.
En El Evangelio según Jesucristo y Caín desnudó a la religión como mitificación de la realidad; y abordó el tema de la razón en los tiempos modernos en su trilogía formada por Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres y Ensayo sobre la lucidez.
Carlos Monsiváis (ciudad de México, 1938), cronista crítico de los fenómenos presentes en la mexicanidad, además de analista de los hechos sociales que han conmovido los cimientos de la sociedad nacional durante los siglos recientes, expiró el 19 de junio debido a complicaciones de una fibrosis pulmonar.
Identificado con la izquierda, el ensayista capitalino reivindicó en sus escritos al individuo y sus derechos como base del entramado social, contra el autoritarismo y la derecha. En esta lid se inclinó por el movimiento de 1968, los ídolos populares, las figuras de izquierda y los acontecimientos que significaban ideas progresistas; también apoyó las luchas de las minorías sexuales y culturales.
La obra de Monsiváis, caracterizada por la ironía frente a una realidad intolerable, fue un revire humorístico frente a los agravios por medio de la sátira política, como en su columna Por mi madre, bohemios, en la cual evidenciaba la ignorancia y exhibía la demagogia de políticos, empresarios, jerarcas católicos y personajes de la vida pública en general.
El editor y poeta Alí Chumacero (1918) falleció el 22 de octubre en la ciudad de México, víctima de neumonía. Fue un amante de la lectura desde su infancia en su natal Acaponeta, Nayarit, y a ella dedicó su vida entera como crítico, ensayista y editor. Entre su creación literaria destaca Poema de amorosa raíz, de los versos más célebres en nuestro país.
Laboró durante más de medio siglo en el Fondo de Cultura Económica y fue una de las figuras centrales del éxito de la casa editora. Ahí, el autor de Palabras en reposo atestiguó el paso de algunas de las mejores obras de la literatura mexicana del siglo XX y fue famoso el rumor, que Chumacero negaba, de haber mejorado la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo con su corrección.
El filósofo marxista e investigador Bolívar Echeverría (1941), referente crítico del capitalismo en América Latina, falleció el 5 de junio en la ciudad de México como consecuencia de un infarto. El ecuatoriano, que adoptó la nacionalidad mexicana, fue autor de una extensa obra sobre modernidad, economía y cultura, y enfocó su trabajo a los ámbitos de la teoría crítica y la filosofía de la cultura.
Echeverría consideraba al barroco en América Latina una forma de resistencia cultural y una modernidad alternativa. “La verdadera fuerza del impulso anticapitalista –escribió– está expandida muy difusamente en el cuerpo de la sociedad, en la vida cotidiana y muchas veces en la dimensión festiva de esta última, donde lo imaginario ha dado refugio a lo político y donde esta actitud anticapitalista es omnipresente”.
Teoría que sostuvo en obras como Conversaciones sobre lo barroco, La modernidad del barroco y Definición de la cultura.
El sábado 16 de octubre, a los 83 años, pereció en la ciudad de Filadelfia Friedrich Katz, a consecuencia de cáncer. El antropólogo e historiador austriaco dedicó su vida profesional al estudio del acontecer en México y América Latina en los siglos XIX y XX. Produjo obras indispensables para entender a nuestro país como La guerra secreta en México: Europa, Estados Unidos y la Revolución Mexicana, De Díaz a Madero: Orígenes y estallido de la Revolución Mexicana y la biografía Pancho Villa, ineludible si se desea comprender al revolucionario.
Howard Zinn (Nueva York, 1922) murió el 27 de enero por una afección cardiaca, . El historiador de izquierda plasmó en su obra el punto de vista de los de abajo durante la construcción estadunidense y fue autor del libro más vendido sobre el tema: La otra historia de Estados Unidos. Referente antibelicista en ese país, el también articulista de La Jornada mantuvo siempre la esperanza en el rescate de la humanidad contra la opresión.
El periodista y narrador Tomás Eloy Martínez, nacido en Buenos, Aires, en 1934, quien logró unificar lo mejor de ambas disciplinas en su obra, pereció el 31 de enero en la capital de su país. Fue autor de una extensa obra que incluye novela, crónica, ensayo, relato, libretos de cine y televisión, donde destacan La pasión según Trelew, prohibida por la dictadura argentina; Santa Evita, traducida a múltiples idiomas, y El vuelo de la reina.
Autor de culto en Estados Unidos, J.D. Salinger (1919) murió el 27 de enero, en New Hampshire. El guardián entre el centeno, publicado en 1951, bastó para colocar al escritor entre los más reconocidos de la literatura moderna de su país y lanzarlo a la fama que siempre despreció.
Miguel Delibes (1920) vivió una España enfrentada por la Guerra Civil y luego la férrea dictadura de Francisco Franco. Es autor de una narrativa del espacio rural español, cruzada por el hambre y la falta de libertades. Su deceso ocurrió el 12 de marzo.
El ensayista y reconocido filólogo Antonio Alatorre, expiró el 21 de octubre a los 88 años. Originario de Autlán, Jalisco, ejerció una labor docente en nuestro país y otras naciones, y fue estudioso de Sor Juana Inés de la Cruz, de quien editó las obras completas. Fue un notable traductor y hacedor de una obra especializada en la que sobresale Los 1001 años de la lengua española.
A lo largo del año también se registraron los decesos de la poeta y traductora Esther Seligson (ciudad de México, 1941); el poeta y especialista en literatura chicana Juan Bruce-Novoa (San José, Costa Rica, 1944-California, Estados Unidos); el escritor y cronista Armando Jiménez (Piedras Negras, Coahuila, 1917-Tuxtla Gutiérrez, Chiapas); el crítico literario Sergio Nudelstejer (Varsovia, Polonia, 1924), y el autor de novela negra Juan Hernández Luna (ciudad de México, 1962).
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