■ Una receta para darle, al IFE y al PRD, una sopa de sus propios chocolates Durante su gira del pasado fin de semana por diversos municipios de Jalisco, Andrés Manuel López Obrador rindió homenaje en cada mitin a la memoria del desaparecido José Zamarripa de la Peña, representante del gobierno legítimo de México en aquella entidad. Nieto de un gobernador revolucionario de Aguascalientes, hijo de un aguerrido líder sindical, militaba en la izquierda desde su adolescencia porque llevaba en los genes el amor a la política. A los 16 años se afilió al Partido Comunista Mexicano; más tarde, pasó al Socialista Unificado de México, y siguió por la senda de las metamorfosis cuando éste se convirtió en Partido Mexicano Socialista (PMS), y éste en Partido de la Revolución Democrática (PRD), y éste en una ruina moral nauseabunda, hoy en manos de una pandilla de atracadores. Cuando López Obrador llegó a la presidencia nacional del PRD en 1996, Pepe se incorporó a su equipo de trabajo y estuvo a su lado en esos años de éxitos electorales continuos. Cuando Andrés Manuel quedó al frente del Gobierno del Distrito Federal, fue su coordinador de asesores todo el sexenio. Después del golpe de Estado de 2006, que sembró a Felipe Calderón en Los Pinos, Zamarripa recibió del jefe de la oposición dos nuevos cargos: subsecretario de la hacienda pública en el gobierno legítimo y representante de éste en Jalisco. Cuando hace tres domingos murió de un infarto en un viejo edificio de la colonia Condesa, le faltaban tres días para cumplir 50 años de edad. No tenía gas en el departamento que alquilaba. No tenía un peso en la bolsa, ni en el banco, ni en la vida. No tenía nada, aparte de una inmensa colección de libros y discos, y amigos en todo el país. Pese a que estuvo en una posición de poder dentro del GDF, nunca se valió de la política para enriquecerse, lo que habla de su estatura ética y de su honestidad juarista. Pero si al morir no contaba siquiera con gas para cocinar, esto se debe a razones que hoy merecen ser expuestas públicamente. En 2006, cuando numerosos perredistas ascendieron al Poder Legislativo con los votos de los seguidores de López Obrador para impulsar en las cámaras el proyecto alternativo de nación, muchos se comprometieron a descontar de su dieta de casi 200 mil pesos mensuales una pequeña suma para cubrir los gastos y sueldos del gobierno legítimo. Sin embargo, la guerra sucia de la ultraderecha no terminó con el robo de la Presidencia y el linchamiento perpetuo de los levantacejas: continuó también dentro del PRD, en donde la corriente de Ruth Zavaleta y Jesús Ortega secuestró la dirección del partido y nombró a Guadalupe Acosta Naranjo como palero oficial del régimen. Esto trajo, por supuesto, consecuencias negativas para la resistencia civil pacífica: el Frente Amplio Progresista se quedó sin oficinas y el apoyo económico al gobierno legítimo dejó de fluir. Hace por lo menos seis meses que López Obrador, los secretarios y los subsecretarios de su gabinete no cobran sueldo, mientras las deudas con los proveedores se acrecientan y la estrechez torna cada vez más difícil la vida cotidiana de las familias de los empleados de confianza. En otras palabras, la derecha neopanista del PRD, en alianza con Calderón, fomenta el estrangulamiento de la estructura que encabeza la lucha por la transformación del país. De repente, sin embargo, Acosta Naranjo pone el grito en el cielo porque sus propios cómplices amenazan con quitarle las pilas al juguetito que ellos mismos le regalaron. El Instituto del Fraude Electoral –esa extensión de la empresa Hildebrando, propiedad del cuñado de Felipe Calderón, que posee todos los datos del padrón electoral federal sin que nadie la moleste– ha decidido multar al PRD con 57 millones de pesos por el plantón de 2006 en Reforma y con 13 millones de pesos más por la huelga legislativa del pasado abril, que impidió la privatización de Petróleos Mexicanos por la vía del madruguete. Ambas sanciones fueron pedidas por el representante del PAN ante el IFE y la secretaría ejecutiva del instituto sugirió un castigo de “4.9 millones de pesos por la movilización poselectoral de 2006 y 650 mil pesos por la toma de tribunas” en las cámaras. Pero de acuerdo con la magnífica nota periodística de Alonso Urrutia publicada ayer en este diario, ambas cifras crecieron en forma desmesurada: la primera “en mil 200 por ciento, al pasar de 4.9 a 57 millones” y la segunda “en 2 mil por ciento”, al saltar de 650 mil a 13 millones de pesos. Según cálculos de un periódico oficialista divulgados el jueves, el PRD podría verse obligado a pagar este adeudo en cómodas mensualidades de 9 millones de pesos. Esto, según Acosta Naranjo, pondría en peligro la viabilidad financiera del partido que regentea. Se trata, obviamente, de un acto represivo en contra, no del PRD, sino de los ciudadanos, a quienes el (des)gobierno de Calderón, a través del IFE-Hildebrando, quiere humillarlos castigándolos por haber ejercido su derecho constitucional a protestar contra una rotunda injusticia. Estamos, en otras palabras, ante una intentona de venganza, concebida por las mentes enfermas de aquellos que no aspiran sino a lastimar a quienes a diario los tachan de ineptos, corruptos y espurios. Por lo tanto, la resistencia civil pacífica debe situarse a la altura de las circunstancias. ¿Quieren pagos mensuales de 9 millones de pesos? Perfecto. El gobierno legítimo cuenta con casi 3 millones de afiliados en todo el país. Si cada uno de ellos destina la suma de tres pesos mensuales, la “ejemplarizante” cantidad quedará saldada sin que a nadie le duela el codo. Y para convertir el castigo en una fiesta, el dinero podría entregarse en monedas de 10, 20 y 50 centavos, formando largas filas de miles y miles de ciudadanos a las puertas del edificio que preside Leonardo Valdés Zurita, alias Vazurita. ¿Quieren humillarnos aún más? Démosles una sopa de su propio chocolate. A cambio, sería prudente exigir dos condiciones: que Acosta Naranjo renuncie a la presidencia del PRD, y que ese partido pague los salarios atrasados del gobierno legítimo y reanude su apoyo económico al movimiento, al cual le debe las prerrogativas electorales de que disfruta. Mañana, en el Zócalo, López Obrador anunciará un plan de emergencia para sacar al país de la crisis en que lo ha sumergido Calderón y acabará de hundirlo Bush con el inminente derrumbe financiero de Estados Unidos. Es desde todo punto de vista deseable que la enumeración de los objetivos del plan vaya acompañada de acciones concretas para que la movilización popular empiece a traducirlos en logros y avances, y en alianzas con todas las luchas sociales que están en curso.
Desfiladero
Miércoles 29 de diciembre de 2010, p. 4
Lúcidos examinadores de la realidad y autores comprometidos murieron durante el año que concluye. Fueron referentes culturales, principalmente en el ámbito de las letras: el escritor Carlos Montemayor, el cronista Carlos Monsiváis, el narrador José Saramago y el filósofo Bolívar Echeverría.
La Jornada recuerda a estas personalidades, hacedores de un valioso legado.
También ocurrieron los fallecimientos del poeta Alí Chumacero; de los historiadores Friedrich Katz y Howard Zinn; de los narradores Tomás Eloy Martínez, J. D. Salinger y Miguel Delibes; y del filólogo Antonio Alatorre, entre otros.
El tenor, maestro, narrador, poeta, ensayista, traductor y activista Carlos Montemayor (Parral, Chihuahua, 1947) falleció en la ciudad de México el domingo 28 de febrero, debido al cáncer que lo aquejó durante meses. En su obra rescató la voz de los colectivos enfrentados al sistema político que les negaba cabida. Indígenas y grupos opositores de izquierda encontraron eco en su creación literaria y reivindicación en su discurso político.
Conocedor de las lenguas hebrea, griega clásica, latina, francesa, portuguesa, italiana e inglesa, tradujo obras clásicas como las Odas de Píndaro, Carmina Burana, poesías de Cayo Valerio Catulo, Virgilio y Safo, así como de poetas tales como Fernando Pessoa y Lêdo Ivo. Al parejo desarrolló una labor de rescate de los idiomas indígenas de nuestro país, que fructificó en un par de volúmenes centrados en éstos y en su poesía.
Otra de las herencias que deja fue recuperar en los libros Guerra en el paraíso, Las armas del alba y Las mujeres del alba, los motivos de los grupos opositores armados de las décadas de los 60 y 70, y el hostigamiento gubernamental a las comunidades que les dieron cobijo. Campesinos, indígenas, estudiantes, han sido masacrados una y otra vez en los países de nuestro continente. La historia de su resistencia es una memoria que dignifica nuestra vida
, manifestó el narrador.
El Premio Nobel de Literatura José Saramago (Portugal, 1922) murió el 18 de junio a la edad 87 años, debido a la leucemia. El novelista, poeta y ensayista conjuntó en su persona la generosidad, los ideales por la justicia social y una escritura profundamente determinada por la realidad. La existencia del portugués se puede caracterizar por su sentencia: El único valor que considero revolucionario es la bondad
.
Es el único portugués que ha ganado el máximo reconocimiento a las letras del mundo, que le fue otorgado en 1998 por su capacidad para volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía
, afirmó la Academia sueca.
“La razón de escribir, en el fondo, no es más que esa: escribir… No escribo para agradar, tampoco para desagradar. Escribo para desasosegar. Me gustaría que todos mis libros fueran considerados como libros del desasosiego”, señaló Saramago en 2009 en torno a su novela Caín.
En El Evangelio según Jesucristo y Caín desnudó a la religión como mitificación de la realidad; y abordó el tema de la razón en los tiempos modernos en su trilogía formada por Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres y Ensayo sobre la lucidez.
Carlos Monsiváis (ciudad de México, 1938), cronista crítico de los fenómenos presentes en la mexicanidad, además de analista de los hechos sociales que han conmovido los cimientos de la sociedad nacional durante los siglos recientes, expiró el 19 de junio debido a complicaciones de una fibrosis pulmonar.
Identificado con la izquierda, el ensayista capitalino reivindicó en sus escritos al individuo y sus derechos como base del entramado social, contra el autoritarismo y la derecha. En esta lid se inclinó por el movimiento de 1968, los ídolos populares, las figuras de izquierda y los acontecimientos que significaban ideas progresistas; también apoyó las luchas de las minorías sexuales y culturales.
La obra de Monsiváis, caracterizada por la ironía frente a una realidad intolerable, fue un revire humorístico frente a los agravios por medio de la sátira política, como en su columna Por mi madre, bohemios, en la cual evidenciaba la ignorancia y exhibía la demagogia de políticos, empresarios, jerarcas católicos y personajes de la vida pública en general.
El editor y poeta Alí Chumacero (1918) falleció el 22 de octubre en la ciudad de México, víctima de neumonía. Fue un amante de la lectura desde su infancia en su natal Acaponeta, Nayarit, y a ella dedicó su vida entera como crítico, ensayista y editor. Entre su creación literaria destaca Poema de amorosa raíz, de los versos más célebres en nuestro país.
Laboró durante más de medio siglo en el Fondo de Cultura Económica y fue una de las figuras centrales del éxito de la casa editora. Ahí, el autor de Palabras en reposo atestiguó el paso de algunas de las mejores obras de la literatura mexicana del siglo XX y fue famoso el rumor, que Chumacero negaba, de haber mejorado la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo con su corrección.
El filósofo marxista e investigador Bolívar Echeverría (1941), referente crítico del capitalismo en América Latina, falleció el 5 de junio en la ciudad de México como consecuencia de un infarto. El ecuatoriano, que adoptó la nacionalidad mexicana, fue autor de una extensa obra sobre modernidad, economía y cultura, y enfocó su trabajo a los ámbitos de la teoría crítica y la filosofía de la cultura.
Echeverría consideraba al barroco en América Latina una forma de resistencia cultural y una modernidad alternativa. “La verdadera fuerza del impulso anticapitalista –escribió– está expandida muy difusamente en el cuerpo de la sociedad, en la vida cotidiana y muchas veces en la dimensión festiva de esta última, donde lo imaginario ha dado refugio a lo político y donde esta actitud anticapitalista es omnipresente”.
Teoría que sostuvo en obras como Conversaciones sobre lo barroco, La modernidad del barroco y Definición de la cultura.
El sábado 16 de octubre, a los 83 años, pereció en la ciudad de Filadelfia Friedrich Katz, a consecuencia de cáncer. El antropólogo e historiador austriaco dedicó su vida profesional al estudio del acontecer en México y América Latina en los siglos XIX y XX. Produjo obras indispensables para entender a nuestro país como La guerra secreta en México: Europa, Estados Unidos y la Revolución Mexicana, De Díaz a Madero: Orígenes y estallido de la Revolución Mexicana y la biografía Pancho Villa, ineludible si se desea comprender al revolucionario.
Howard Zinn (Nueva York, 1922) murió el 27 de enero por una afección cardiaca, . El historiador de izquierda plasmó en su obra el punto de vista de los de abajo durante la construcción estadunidense y fue autor del libro más vendido sobre el tema: La otra historia de Estados Unidos. Referente antibelicista en ese país, el también articulista de La Jornada mantuvo siempre la esperanza en el rescate de la humanidad contra la opresión.
El periodista y narrador Tomás Eloy Martínez, nacido en Buenos, Aires, en 1934, quien logró unificar lo mejor de ambas disciplinas en su obra, pereció el 31 de enero en la capital de su país. Fue autor de una extensa obra que incluye novela, crónica, ensayo, relato, libretos de cine y televisión, donde destacan La pasión según Trelew, prohibida por la dictadura argentina; Santa Evita, traducida a múltiples idiomas, y El vuelo de la reina.
Autor de culto en Estados Unidos, J.D. Salinger (1919) murió el 27 de enero, en New Hampshire. El guardián entre el centeno, publicado en 1951, bastó para colocar al escritor entre los más reconocidos de la literatura moderna de su país y lanzarlo a la fama que siempre despreció.
Miguel Delibes (1920) vivió una España enfrentada por la Guerra Civil y luego la férrea dictadura de Francisco Franco. Es autor de una narrativa del espacio rural español, cruzada por el hambre y la falta de libertades. Su deceso ocurrió el 12 de marzo.
El ensayista y reconocido filólogo Antonio Alatorre, expiró el 21 de octubre a los 88 años. Originario de Autlán, Jalisco, ejerció una labor docente en nuestro país y otras naciones, y fue estudioso de Sor Juana Inés de la Cruz, de quien editó las obras completas. Fue un notable traductor y hacedor de una obra especializada en la que sobresale Los 1001 años de la lengua española.
A lo largo del año también se registraron los decesos de la poeta y traductora Esther Seligson (ciudad de México, 1941); el poeta y especialista en literatura chicana Juan Bruce-Novoa (San José, Costa Rica, 1944-California, Estados Unidos); el escritor y cronista Armando Jiménez (Piedras Negras, Coahuila, 1917-Tuxtla Gutiérrez, Chiapas); el crítico literario Sergio Nudelstejer (Varsovia, Polonia, 1924), y el autor de novela negra Juan Hernández Luna (ciudad de México, 1962).
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