Los panistas no entiendenLos gobiernos del Partido Acción Nacional, desde el federal hasta los municipales, insisten en su negativa a ver la realidad y, peor, a entenderla. Si los critica López Obrador, se trata de un catastrofista, una especie de filósofo de la destrucción, un enfant terrible, populista por añadidura. Si el crítico es Carlos Slim, se trata de un empresario oportunista que busca concesiones para aumentar sus riquezas. Si es un dirigente social o un ciudadano común, no existe y punto, ¿para qué tomarse la molestia de leerlo o escucharlo? Es un resentido que no entiende las proezas que está realizando Calderón. Y mientras los panistas se regodean en su onanismo gubernamental, el país tercamente insiste en resquebrajarse, su economía en ser cada día más amenazante y, tanto empresarios como trabajadores, necios que son, insisten también –como corresponde– en fracasar en su intento por sobrevivir. Los 451 mil empleos perdidos en los últimos tres meses no son resultado de la impericia gubernamental, sino de los empresarios que en vez de ser audaces y arriesgar su futuro haciendo como que aquí no pasa nada (como el gobierno), se ven obligados a cerrar por días o semanas o a despedir personal para mantenerse como tales, pues, como todo mundo sabe (salvo los gobernantes), no son hermanas de la caridad, sino personas o grupos dedicados a hacer negocios y, de paso, a dar empleos. El problema, que tampoco quieren ver los gobiernos panistas, es que más de 90 por ciento de la fuerza de trabajo empleada está ubicada en empresas pequeñas e incluso micro que al igual que toda la clase media luchan por sobrevivir en medio de la crisis, gracias, precisamente, a las políticas de los últimos gobiernos que sólo han beneficiado a los grandes capitales, nacionales y extranjeros. Otro problema, que tampoco han querido ver los gobernantes, es que alrededor de 60 por ciento de la población económicamente activa tiene que dedicarse a actividades propias de la economía informal, ya que no les queda de otra…, salvo delinquir, que es, lamentablemente, otra opción. Esta miopía es la que afecta a varios presidentes municipales, como el de Cuernavaca (Morelos), al querer quitar de la vía pública a los vendedores ambulantes, a los mendigos (aunque sean viejitos que apenas pueden caminar), a limpiaparabrisas, a malabaristas, etcétera, sean niños, jóvenes o adultos. “Se ven muy feos”, parecen decir, y por lo mismo hay que quitarlos. ¿Qué les ofrecen? Trabajos temporales mal pagados, como una caridad mal hecha, o detención por faltas administrativas. Aceptemos, sólo para no parecer radicales, que a veces un montón de niños y jovencitos queriendo lavar un parabrisas son una molestia y que hay que insistirles en que no lo hagan, pero también aceptemos que tal “molestia” no es nada comparada con la opción que les están dejando los gobiernos al impedirles dedicarse a la profesión, industria, comercio o trabajo que les acomode siendo lícitos, como señala el artículo 5 constitucional. La palabra clave del texto es “lícitos”, pues esto está a consideración de una determinación judicial, si se atacan o no derechos de terceros o si la autoridad de gobierno resuelve que tales actividades ofenden los derechos de la sociedad (como también lo establece el artículo). Si somos rigurosos, vender objetos en la calle u obtener dinero por limosnas sin pagar impuestos por el resultado de ambas actividades no es legal. Pero todo mundo sabe que si fuéramos rigurosos el Estado debería garantizar la seguridad de los mexicanos, y también un trabajo digno, como lo señala el artículo 123 del mismo texto constitucional. Pero como ninguna de estas garantías se cumple, los gobiernos, desde hace muchos años, se han hecho de la vista gorda, pues han sabido, salvo los del PAN, que el trabajo informal, las actividades en la economía informal, han sido un paliativo para suavizar la presión que los más pobres ejercerían sobre la economía o para evitar que en lugar de limpiar parabrisas atraquen a los automovilistas o asalten comercios, casas habitación o vendan droga. Tan ilícito es vender chicles en la calle sin la autorización correspondiente como vender droga, pero es también un asunto de grados. Todos, hasta los panistas con hijos, preferirían, si les queda algo en el cerebro, que los pobres vendan chicles (aunque “se vean feos en las calles”) a que vendan droga (aunque no se vean). Lo ideal sería que no hubiera vendedores ambulantes ni mendigos, ni puestos de venta de mercancías de dudosa procedencia o higiene, pero para que esto ocurriera tendríamos que tener un sistema de seguridad social semejante al de Suiza, donde 4 por ciento de los jóvenes entre 18 y 25 años de edad viven de la ayuda social y no de la caridad pública o limpiando parabrisas. No somos Suiza ni nada parecido. En México la pobreza es alarmante y no se va a resolver reprimiendo “legalmente” a quienes hacen lo que pueden para no tener que robarle su bolsa del súper a una persona o robarse cables de energía eléctrica incluso con riesgo de ser electrocutados. Algo que definitivamente no entendieron los panistas, ni lo van a entender (como tampoco quienes votaron por ellos), es que si no se resuelve el problema de la pobreza y del creciente desempleo, no servirán de nada las medidas administrativas contra los pobres que quieren sobrevivir, ni quitándolos de las calles ni reubicándolos en “reservaciones” comerciales a donde nadie va. Lejos de haber entendido el profundo significado del lema de López Obrador: “Por el bien de todos, primero los pobres”, lo atacaron y quisieron hacer escarnio acusándolo de populista. No entendieron nada y siguen si entender. Así les va a ir en las próximas elecciones. |
Miércoles 29 de diciembre de 2010, p. 4
Lúcidos examinadores de la realidad y autores comprometidos murieron durante el año que concluye. Fueron referentes culturales, principalmente en el ámbito de las letras: el escritor Carlos Montemayor, el cronista Carlos Monsiváis, el narrador José Saramago y el filósofo Bolívar Echeverría.
La Jornada recuerda a estas personalidades, hacedores de un valioso legado.
También ocurrieron los fallecimientos del poeta Alí Chumacero; de los historiadores Friedrich Katz y Howard Zinn; de los narradores Tomás Eloy Martínez, J. D. Salinger y Miguel Delibes; y del filólogo Antonio Alatorre, entre otros.
El tenor, maestro, narrador, poeta, ensayista, traductor y activista Carlos Montemayor (Parral, Chihuahua, 1947) falleció en la ciudad de México el domingo 28 de febrero, debido al cáncer que lo aquejó durante meses. En su obra rescató la voz de los colectivos enfrentados al sistema político que les negaba cabida. Indígenas y grupos opositores de izquierda encontraron eco en su creación literaria y reivindicación en su discurso político.
Conocedor de las lenguas hebrea, griega clásica, latina, francesa, portuguesa, italiana e inglesa, tradujo obras clásicas como las Odas de Píndaro, Carmina Burana, poesías de Cayo Valerio Catulo, Virgilio y Safo, así como de poetas tales como Fernando Pessoa y Lêdo Ivo. Al parejo desarrolló una labor de rescate de los idiomas indígenas de nuestro país, que fructificó en un par de volúmenes centrados en éstos y en su poesía.
Otra de las herencias que deja fue recuperar en los libros Guerra en el paraíso, Las armas del alba y Las mujeres del alba, los motivos de los grupos opositores armados de las décadas de los 60 y 70, y el hostigamiento gubernamental a las comunidades que les dieron cobijo. Campesinos, indígenas, estudiantes, han sido masacrados una y otra vez en los países de nuestro continente. La historia de su resistencia es una memoria que dignifica nuestra vida
, manifestó el narrador.
El Premio Nobel de Literatura José Saramago (Portugal, 1922) murió el 18 de junio a la edad 87 años, debido a la leucemia. El novelista, poeta y ensayista conjuntó en su persona la generosidad, los ideales por la justicia social y una escritura profundamente determinada por la realidad. La existencia del portugués se puede caracterizar por su sentencia: El único valor que considero revolucionario es la bondad
.
Es el único portugués que ha ganado el máximo reconocimiento a las letras del mundo, que le fue otorgado en 1998 por su capacidad para volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía
, afirmó la Academia sueca.
“La razón de escribir, en el fondo, no es más que esa: escribir… No escribo para agradar, tampoco para desagradar. Escribo para desasosegar. Me gustaría que todos mis libros fueran considerados como libros del desasosiego”, señaló Saramago en 2009 en torno a su novela Caín.
En El Evangelio según Jesucristo y Caín desnudó a la religión como mitificación de la realidad; y abordó el tema de la razón en los tiempos modernos en su trilogía formada por Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres y Ensayo sobre la lucidez.
Carlos Monsiváis (ciudad de México, 1938), cronista crítico de los fenómenos presentes en la mexicanidad, además de analista de los hechos sociales que han conmovido los cimientos de la sociedad nacional durante los siglos recientes, expiró el 19 de junio debido a complicaciones de una fibrosis pulmonar.
Identificado con la izquierda, el ensayista capitalino reivindicó en sus escritos al individuo y sus derechos como base del entramado social, contra el autoritarismo y la derecha. En esta lid se inclinó por el movimiento de 1968, los ídolos populares, las figuras de izquierda y los acontecimientos que significaban ideas progresistas; también apoyó las luchas de las minorías sexuales y culturales.
La obra de Monsiváis, caracterizada por la ironía frente a una realidad intolerable, fue un revire humorístico frente a los agravios por medio de la sátira política, como en su columna Por mi madre, bohemios, en la cual evidenciaba la ignorancia y exhibía la demagogia de políticos, empresarios, jerarcas católicos y personajes de la vida pública en general.
El editor y poeta Alí Chumacero (1918) falleció el 22 de octubre en la ciudad de México, víctima de neumonía. Fue un amante de la lectura desde su infancia en su natal Acaponeta, Nayarit, y a ella dedicó su vida entera como crítico, ensayista y editor. Entre su creación literaria destaca Poema de amorosa raíz, de los versos más célebres en nuestro país.
Laboró durante más de medio siglo en el Fondo de Cultura Económica y fue una de las figuras centrales del éxito de la casa editora. Ahí, el autor de Palabras en reposo atestiguó el paso de algunas de las mejores obras de la literatura mexicana del siglo XX y fue famoso el rumor, que Chumacero negaba, de haber mejorado la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo con su corrección.
El filósofo marxista e investigador Bolívar Echeverría (1941), referente crítico del capitalismo en América Latina, falleció el 5 de junio en la ciudad de México como consecuencia de un infarto. El ecuatoriano, que adoptó la nacionalidad mexicana, fue autor de una extensa obra sobre modernidad, economía y cultura, y enfocó su trabajo a los ámbitos de la teoría crítica y la filosofía de la cultura.
Echeverría consideraba al barroco en América Latina una forma de resistencia cultural y una modernidad alternativa. “La verdadera fuerza del impulso anticapitalista –escribió– está expandida muy difusamente en el cuerpo de la sociedad, en la vida cotidiana y muchas veces en la dimensión festiva de esta última, donde lo imaginario ha dado refugio a lo político y donde esta actitud anticapitalista es omnipresente”.
Teoría que sostuvo en obras como Conversaciones sobre lo barroco, La modernidad del barroco y Definición de la cultura.
El sábado 16 de octubre, a los 83 años, pereció en la ciudad de Filadelfia Friedrich Katz, a consecuencia de cáncer. El antropólogo e historiador austriaco dedicó su vida profesional al estudio del acontecer en México y América Latina en los siglos XIX y XX. Produjo obras indispensables para entender a nuestro país como La guerra secreta en México: Europa, Estados Unidos y la Revolución Mexicana, De Díaz a Madero: Orígenes y estallido de la Revolución Mexicana y la biografía Pancho Villa, ineludible si se desea comprender al revolucionario.
Howard Zinn (Nueva York, 1922) murió el 27 de enero por una afección cardiaca, . El historiador de izquierda plasmó en su obra el punto de vista de los de abajo durante la construcción estadunidense y fue autor del libro más vendido sobre el tema: La otra historia de Estados Unidos. Referente antibelicista en ese país, el también articulista de La Jornada mantuvo siempre la esperanza en el rescate de la humanidad contra la opresión.
El periodista y narrador Tomás Eloy Martínez, nacido en Buenos, Aires, en 1934, quien logró unificar lo mejor de ambas disciplinas en su obra, pereció el 31 de enero en la capital de su país. Fue autor de una extensa obra que incluye novela, crónica, ensayo, relato, libretos de cine y televisión, donde destacan La pasión según Trelew, prohibida por la dictadura argentina; Santa Evita, traducida a múltiples idiomas, y El vuelo de la reina.
Autor de culto en Estados Unidos, J.D. Salinger (1919) murió el 27 de enero, en New Hampshire. El guardián entre el centeno, publicado en 1951, bastó para colocar al escritor entre los más reconocidos de la literatura moderna de su país y lanzarlo a la fama que siempre despreció.
Miguel Delibes (1920) vivió una España enfrentada por la Guerra Civil y luego la férrea dictadura de Francisco Franco. Es autor de una narrativa del espacio rural español, cruzada por el hambre y la falta de libertades. Su deceso ocurrió el 12 de marzo.
El ensayista y reconocido filólogo Antonio Alatorre, expiró el 21 de octubre a los 88 años. Originario de Autlán, Jalisco, ejerció una labor docente en nuestro país y otras naciones, y fue estudioso de Sor Juana Inés de la Cruz, de quien editó las obras completas. Fue un notable traductor y hacedor de una obra especializada en la que sobresale Los 1001 años de la lengua española.
A lo largo del año también se registraron los decesos de la poeta y traductora Esther Seligson (ciudad de México, 1941); el poeta y especialista en literatura chicana Juan Bruce-Novoa (San José, Costa Rica, 1944-California, Estados Unidos); el escritor y cronista Armando Jiménez (Piedras Negras, Coahuila, 1917-Tuxtla Gutiérrez, Chiapas); el crítico literario Sergio Nudelstejer (Varsovia, Polonia, 1924), y el autor de novela negra Juan Hernández Luna (ciudad de México, 1962).
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