Cada vez con más frecuencia es común escuchar la expresión “sociedad civil”, por ejemplo oímos en la radio o leemos en la prensa que “organizaciones de la sociedad civil se manifestaron contra la inseguridad”, “representantes de la sociedad civil se pronunciaron contra la pederastia y la violencia de género”, etc. Actualmente también es frecuente escuchar que existen “movimientos ciudadanos” pronunciándose por la defensa del petróleo unos, por el patrimonio natural, contra la depredación de espacios verdes, otros por la paz, la justicia, el desarrollo con dignidad, etc. La lista de organizaciones que se presentan como de la “sociedad civil” o grupos, redes y movimientos ciudadanos es creciente aunque aun desde mi punto de vista, insuficiente y relativamente débil. Por el uso frecuente de estos términos y su expresión en la vida colectiva, es pertinente decir algo sobre su significado y pertinencia. En primer lugar debemos decir que cuando se utiliza el concepto de “sociedad civil” o “movimiento ciudadano”, se intenta diferenciarlos de lo que son propiamente el Estado y los partidos políticos. En principio se trata de una dicotomía, el Estado por un lado, “la sociedad civil”, por otra. La característica principal del Estado es lo que Max Weber definió como el “monopolio de la fuerza legítima”, el Estado es una institución de dominio, aunque no solo de ello como nos lo plantea Antonio Gramci. Norberto Bobbio diría que, en el Estado moderno, que es del que estamos hablando, la legitimidad, proviene de la ley, aunque no solo de ella, también de la recta conducta diría Juárez. La Ley es la que otorga al grupo gobernante el “monopolio de la fuerza legítima”, se insiste en esto pues hay también fuerzas ilegítimas, valga decir ilegales, como las de la delincuencia, organizada, los grupos paramilitares, las guardias blancas, los porros, etc. La sociedad civil seria entonces en principio, aquella que no es Estado, pero esta organizada: Los sindicatos, las cámaras empresariales, las organizaciones campesinas, estudiantiles, de colonos, de grupos sociales diversos con las más variadas agendas y demandas. En relación con esto último hay quien diría que la sociedad civil es el espacio donde se gestan los reclamos sociales, los conflictos, muchos de los cuales ha de resolver o arbitrar el Estado, por lo menos teóricamente. En la medida que no lo hace se gesta y desarrolla “ingobernabilidad”. El Estado Liberal moderno por darle ese nombre, supone un régimen de partidos donde estos, también teóricamente, debían ser vehículos para transmitir esas demandas de la sociedad, aunque, como vemos en la práctica, no siempre es así. Crecientemente incluso, los ciudadanos se sienten cada vez menos representados por los partidos y los políticos, lo que viene alentando estos “movimientos ciudadanos” que se expresan al margen de los partidos y a veces incluso, contra estos, aunque existen múltiples combinaciones Los ciudadanos empiezan a dejar de ser siervos, clientelas políticas, para convertirse en agentes autónomos que se organizan y también hacen política, se interesan y ocupan de los asuntos públicos, se sienten miembros de la “polis”, pero no buscan el poder político como los partidos, no quieren formar parte de la estructura del Estado como los políticos, no quieren cargos, menos el monopolio de la fuerza, ni ser policías, quieren seguir sendo, “sociedad civil” y que sus demandas sean resueltas. Hay que decir por cierto que también y frente a la dicotomía Estado-Sociedad Civil, algunos pensadores han propuesto el concepto de “sociedad política” para referirse particularmente a los partidos, que no son necesariamente Estado y tampoco pueden considerarse “sociedad civil” en el sentido que le hemos dado a este término. A pesar de que las organizaciones de la “sociedad civil” crecen en número, incluso por los mismos vacíos que el Estado en su etapa neoliberal ha venido dejando, así como por el papel que han venido jugando la “sociedad política”, los partidos políticos, aun tampoco vemos la fuerza suficiente de la “sociedad civil” para lograr los ideales de justicia, libertad, igualdad, democracia al que aspiran muchos ciudadanos y ciudadanas. Hoy, el tema de la inseguridad, secuestros, asesinatos, levantones, extorsión, que delincuentes amafiados crecientemente con policías y funcionarios públicos que debían proteger la vida, libertad, integridad física, patrimonio, de ciudadanos y ciudadanas, esta generando nuevas y crecientes demandas de la “sociedad civil” variopinta, que en mi opinión, no debe desdeñar el movimiento popular. Creo que sería otro error seguir viendo el tema de manera clasista como se ha hecho con otros asuntos. Si bien las marchas y en las que algunos participaron y que en el pasado fueron en apoyo del gobierno estatal, estas no son para ello, sino incluso contra el gobierno del estado y federal, aunque en ella participe de colado el papa del “chucky”, pues ellos son finalmente los responsables de la seguridad de los ciudadanos y ciudadanas, para eso les pagan y si no, como muchos ahora les dicen, “que se vayan”. Tampoco esperemos que estas marchas y manifestaciones diversas sean en apoyo de quienes no han tenido el tino de mostrar mas apertura y pluralidad, ni siquiera entre si, recuérdese el espectáculo en la marcha de conmemoración del aniversario luctuoso de José Jiménez Colmenares. Un ejemplo de organizaciones de las que hoy participan en la demanda de mayor seguridad es el Movimiento Ciudadano por la Paz, la Justicia y el Desarrollo con Dignidad, entre quienes por cierto se encuentran personas que estuvieron del lado del movimiento popular, a pesar de su “incomodo” papel de empresarios o funcionarios federales como Luis Ugartechea o Francisco Reyes. Por ello recibieron represalias del gobierno estatal. Por cierto es interesante el resultado de la consulta que durante cuatro domingos el Movimiento por la Paz, la Justicia y el Desarrollo con Dignidad promovió, desde la “sociedad civil”. En esta consulta, el 91% de los participantes piensa que el gobierno del estado no cumple con brindar justicia, paz y seguridad. Asimismo, el 94% cree que el los recursos públicos que usa el gobierno no se usan con transparencia y mucho menos para los fines que deberían. Por otra parte casi el 76% considera que las obras públicas que se realizan no respetan el patrimonio cultural y natural. En otro reporte dieron a conocer que las personas que participaron en la consulta muestran disposición particularmente a participar en tareas de educación, medio ambiente y fortalecimiento del estado de derecho con un 26.64%, un 20.48% y un 19.77% respectivamente y en menor medida, en medios de comunicación (12%), mecanismos de paz (9%), en otros temas (11%). Fortalecer la “sociedad civil” a través de la organización ciudadana es fundamental para contrarrestar el autoritarismo, la corrupción, el cinismo, la arbitrariedad, la estulticia, ineptitud de nuestra clase política y de los que dicen gobernarnos. El movimiento popular debía ser más abierto y apoyar otras expresiones de la variopinta “sociedad civil”.
LA SOCIEDAD CIVIL: AMPLIARLA Y FORTALECERLA Víctor Raúl Martínez Vásquez (IISUABJO) viernes, 12 de septiembre de 2008
Miércoles 29 de diciembre de 2010, p. 4
Lúcidos examinadores de la realidad y autores comprometidos murieron durante el año que concluye. Fueron referentes culturales, principalmente en el ámbito de las letras: el escritor Carlos Montemayor, el cronista Carlos Monsiváis, el narrador José Saramago y el filósofo Bolívar Echeverría.
La Jornada recuerda a estas personalidades, hacedores de un valioso legado.
También ocurrieron los fallecimientos del poeta Alí Chumacero; de los historiadores Friedrich Katz y Howard Zinn; de los narradores Tomás Eloy Martínez, J. D. Salinger y Miguel Delibes; y del filólogo Antonio Alatorre, entre otros.
El tenor, maestro, narrador, poeta, ensayista, traductor y activista Carlos Montemayor (Parral, Chihuahua, 1947) falleció en la ciudad de México el domingo 28 de febrero, debido al cáncer que lo aquejó durante meses. En su obra rescató la voz de los colectivos enfrentados al sistema político que les negaba cabida. Indígenas y grupos opositores de izquierda encontraron eco en su creación literaria y reivindicación en su discurso político.
Conocedor de las lenguas hebrea, griega clásica, latina, francesa, portuguesa, italiana e inglesa, tradujo obras clásicas como las Odas de Píndaro, Carmina Burana, poesías de Cayo Valerio Catulo, Virgilio y Safo, así como de poetas tales como Fernando Pessoa y Lêdo Ivo. Al parejo desarrolló una labor de rescate de los idiomas indígenas de nuestro país, que fructificó en un par de volúmenes centrados en éstos y en su poesía.
Otra de las herencias que deja fue recuperar en los libros Guerra en el paraíso, Las armas del alba y Las mujeres del alba, los motivos de los grupos opositores armados de las décadas de los 60 y 70, y el hostigamiento gubernamental a las comunidades que les dieron cobijo. Campesinos, indígenas, estudiantes, han sido masacrados una y otra vez en los países de nuestro continente. La historia de su resistencia es una memoria que dignifica nuestra vida
, manifestó el narrador.
El Premio Nobel de Literatura José Saramago (Portugal, 1922) murió el 18 de junio a la edad 87 años, debido a la leucemia. El novelista, poeta y ensayista conjuntó en su persona la generosidad, los ideales por la justicia social y una escritura profundamente determinada por la realidad. La existencia del portugués se puede caracterizar por su sentencia: El único valor que considero revolucionario es la bondad
.
Es el único portugués que ha ganado el máximo reconocimiento a las letras del mundo, que le fue otorgado en 1998 por su capacidad para volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía
, afirmó la Academia sueca.
“La razón de escribir, en el fondo, no es más que esa: escribir… No escribo para agradar, tampoco para desagradar. Escribo para desasosegar. Me gustaría que todos mis libros fueran considerados como libros del desasosiego”, señaló Saramago en 2009 en torno a su novela Caín.
En El Evangelio según Jesucristo y Caín desnudó a la religión como mitificación de la realidad; y abordó el tema de la razón en los tiempos modernos en su trilogía formada por Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres y Ensayo sobre la lucidez.
Carlos Monsiváis (ciudad de México, 1938), cronista crítico de los fenómenos presentes en la mexicanidad, además de analista de los hechos sociales que han conmovido los cimientos de la sociedad nacional durante los siglos recientes, expiró el 19 de junio debido a complicaciones de una fibrosis pulmonar.
Identificado con la izquierda, el ensayista capitalino reivindicó en sus escritos al individuo y sus derechos como base del entramado social, contra el autoritarismo y la derecha. En esta lid se inclinó por el movimiento de 1968, los ídolos populares, las figuras de izquierda y los acontecimientos que significaban ideas progresistas; también apoyó las luchas de las minorías sexuales y culturales.
La obra de Monsiváis, caracterizada por la ironía frente a una realidad intolerable, fue un revire humorístico frente a los agravios por medio de la sátira política, como en su columna Por mi madre, bohemios, en la cual evidenciaba la ignorancia y exhibía la demagogia de políticos, empresarios, jerarcas católicos y personajes de la vida pública en general.
El editor y poeta Alí Chumacero (1918) falleció el 22 de octubre en la ciudad de México, víctima de neumonía. Fue un amante de la lectura desde su infancia en su natal Acaponeta, Nayarit, y a ella dedicó su vida entera como crítico, ensayista y editor. Entre su creación literaria destaca Poema de amorosa raíz, de los versos más célebres en nuestro país.
Laboró durante más de medio siglo en el Fondo de Cultura Económica y fue una de las figuras centrales del éxito de la casa editora. Ahí, el autor de Palabras en reposo atestiguó el paso de algunas de las mejores obras de la literatura mexicana del siglo XX y fue famoso el rumor, que Chumacero negaba, de haber mejorado la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo con su corrección.
El filósofo marxista e investigador Bolívar Echeverría (1941), referente crítico del capitalismo en América Latina, falleció el 5 de junio en la ciudad de México como consecuencia de un infarto. El ecuatoriano, que adoptó la nacionalidad mexicana, fue autor de una extensa obra sobre modernidad, economía y cultura, y enfocó su trabajo a los ámbitos de la teoría crítica y la filosofía de la cultura.
Echeverría consideraba al barroco en América Latina una forma de resistencia cultural y una modernidad alternativa. “La verdadera fuerza del impulso anticapitalista –escribió– está expandida muy difusamente en el cuerpo de la sociedad, en la vida cotidiana y muchas veces en la dimensión festiva de esta última, donde lo imaginario ha dado refugio a lo político y donde esta actitud anticapitalista es omnipresente”.
Teoría que sostuvo en obras como Conversaciones sobre lo barroco, La modernidad del barroco y Definición de la cultura.
El sábado 16 de octubre, a los 83 años, pereció en la ciudad de Filadelfia Friedrich Katz, a consecuencia de cáncer. El antropólogo e historiador austriaco dedicó su vida profesional al estudio del acontecer en México y América Latina en los siglos XIX y XX. Produjo obras indispensables para entender a nuestro país como La guerra secreta en México: Europa, Estados Unidos y la Revolución Mexicana, De Díaz a Madero: Orígenes y estallido de la Revolución Mexicana y la biografía Pancho Villa, ineludible si se desea comprender al revolucionario.
Howard Zinn (Nueva York, 1922) murió el 27 de enero por una afección cardiaca, . El historiador de izquierda plasmó en su obra el punto de vista de los de abajo durante la construcción estadunidense y fue autor del libro más vendido sobre el tema: La otra historia de Estados Unidos. Referente antibelicista en ese país, el también articulista de La Jornada mantuvo siempre la esperanza en el rescate de la humanidad contra la opresión.
El periodista y narrador Tomás Eloy Martínez, nacido en Buenos, Aires, en 1934, quien logró unificar lo mejor de ambas disciplinas en su obra, pereció el 31 de enero en la capital de su país. Fue autor de una extensa obra que incluye novela, crónica, ensayo, relato, libretos de cine y televisión, donde destacan La pasión según Trelew, prohibida por la dictadura argentina; Santa Evita, traducida a múltiples idiomas, y El vuelo de la reina.
Autor de culto en Estados Unidos, J.D. Salinger (1919) murió el 27 de enero, en New Hampshire. El guardián entre el centeno, publicado en 1951, bastó para colocar al escritor entre los más reconocidos de la literatura moderna de su país y lanzarlo a la fama que siempre despreció.
Miguel Delibes (1920) vivió una España enfrentada por la Guerra Civil y luego la férrea dictadura de Francisco Franco. Es autor de una narrativa del espacio rural español, cruzada por el hambre y la falta de libertades. Su deceso ocurrió el 12 de marzo.
El ensayista y reconocido filólogo Antonio Alatorre, expiró el 21 de octubre a los 88 años. Originario de Autlán, Jalisco, ejerció una labor docente en nuestro país y otras naciones, y fue estudioso de Sor Juana Inés de la Cruz, de quien editó las obras completas. Fue un notable traductor y hacedor de una obra especializada en la que sobresale Los 1001 años de la lengua española.
A lo largo del año también se registraron los decesos de la poeta y traductora Esther Seligson (ciudad de México, 1941); el poeta y especialista en literatura chicana Juan Bruce-Novoa (San José, Costa Rica, 1944-California, Estados Unidos); el escritor y cronista Armando Jiménez (Piedras Negras, Coahuila, 1917-Tuxtla Gutiérrez, Chiapas); el crítico literario Sergio Nudelstejer (Varsovia, Polonia, 1924), y el autor de novela negra Juan Hernández Luna (ciudad de México, 1962).
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