sábado, 17 de noviembre de 2007

UNA REPRESION MAS A CUENTA

Guerrero: Gobernador perredista desaloja violentamente a estudiantes pacíficos, 12 desaparecidos, 10 detenidos, 230 heridos

Desalojó violento a normalistas que habían ocupado pacíficamente el congreso del estado, hay un número aún no cuantificado de personas heridas. Reportes preliminares señalan 230 estudiantes heridos y 10 detenidos. El Sur de Acapulco reporta 2 desaparecidos y La Jornada Guerrero 12 desaparecidos.

CHILPANCINGO, 14 DE NOVIEMBRE. Unos mil policías antimotines del estado, a petición del presidente de la Comisión de Gobierno del Congreso local, el perredista Carlos Reyes Torres, desalojaron violentamente a unos 800 estudiantes de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM) que tomaron el edificio legislativo en exigencia de que el gobierno del estado respete a la licenciatura de primaria y otorgue fuentes en trabajo.

El saldo del desalojo encabezado por el secretario de Seguridad Pública del estado, Heriberto Salinas Altés, según el recuento hecho hasta las 7 de la noche, fue de una decena de estudiantes desaparecidos, 10 jóvenes heridos de gravedad, y al menos 250 heridos leves por los golpes que propinaron los policías y los gases lacrimógenos que arrojaron.

Los estudiantes responsabilizaron directamente de los hechos al gobernador Zeferino Torreblanca Galindo; al presidente de la Comisión de Gobierno, Reyes Torres; a los secretarios de Educación, José Luis González de la Vega Otero, y al de Seguridad Pública, Salinas Altés.

Los policías estatales golpearon también a diputados que se oponían a que entraran los granaderos a golpear a los jóvenes en el edificio legislativo, entre estos Ramiro Solorio Almazán, del PRD; a los observadores de la Comisión de Defensa de Derechos Humanos (Coddehum), Hipólito Lugo Cortés y Adelaido Memije, y a representantes de los medios de comunicación.

En el Congreso local, al menos unos 300 normalistas de otros estados y trabajadores del recinto sufrieron agresión con granadas de gas lacrimógeno.

Salió huyendo

Antes de que comenzara la acción, Reyes Torres asumió su responsabilidad, a pesar de la violencia que podía generar. Pero cuando se dieron los hechos y los jóvenes lo encararon y amenazaron con agarrarlo para que enfrentara con ellos a los policías, salió huyendo del Congreso.

Al único diputado que pusieron en frente de las fumarolas de gas lacrimógeno, para que parara los golpes y los gases, fue al que preside la Comisión de Educación, Fernando Pineda Ménez, pero los policías no pararon.

Con violencia sacaron del Congreso a unas 50 normalistas, que posteriormente subieron a uno de sus carros; a otros que agarraron en el exterior fueron golpeados hasta dejarlos casi muertos.

Los estudiantes que lograron salir del edificio, unos 500, se instalaron al otro lado de la Autopista del Sol y con tanques de gas colocados estratégicamente lograron que la policía se replegara. El desalojo violento duró alrededor de dos horas.

Hasta este lugar llegaron colonos de Chilpancingo y ciudadanos de Tixtla, reporteros, disidentes del Comité Ejecutivo del PRD y diputados que posteriormente se solidarizaron con los jóvenes, y formaron una valla humana para sacarlos, posteriormente los metieron a la Ciudad Universitaria de la UAG.

Desaparecidos y lesionados

La primera ocasión que el presidente de la Comisión de Gobierno se entrevistó con los jóvenes, reconoció que él había llamado a la seguridad pública.

En el segundo encuentro pidió que lo dejaran sesionar, aunque no había quórum; los jóvenes le pidieron que se comprometiera a que intervendría ante el Ejecutivo para que les solucionara sus demandas, pero se negó.

Minutos más tarde, como a las 4:30 de la tarde, un helicóptero sobrevoló el recinto legislativo, con una sirena encendida, que ocasionó que los policías estatales avanzaran más.

Los jóvenes normalistas metieron a la sala de plenos a las estudiantes; Hipólito Lugo, visitador de la Coddehum, les dio confianza de que no entrarían hasta ahí.

Pero en segundos una granada de gas lacrimógeno fue arrojada dentro del recinto y entraron granaderos lanzando gas y macanazos, mientras en la parte del estacionamiento los policías golpeaban a los estudiantes.

Hubo un espacio en que los jóvenes que lograron escapar entraron al Congreso para exigir a Reyes Torres que parara los golpes, sobre todo contra las mujeres. Pero él sólo mostraba una sonrisa irónica, mientras los diputados lo rodeaban para que no se le acercaran los estudiantes. Al encararlo lo responsabilizaron directamente.

Con ayuda de los mismos diputados Carlos Reyes salió por la puerta trasera de su oficina, dejando atrás a los trabajadores y a los otros diputados.

En ese instante y porque no permitieron la salida de las mujeres normalistas y los granaderos seguían aventado gas lacrimógeno, y lanzando golpes los estudiantes de Ayotzinapa que intentaban replegarlos, tomaron como rehén al diputado Fernando Pineda Ménez, y lo usaron como escudo contra los granaderos; pedían al diputado que exigiera a los policías que pararan, pero estos no le hicieron caso.

Las estudiantes normalistas lloraban, corrían de un lugar a otro en busca de una puerta, que no encontraban, pues las granadas de gas las aventaban frente a éstas para que no pudieran salir.

El diputado suplicaba a los policías que ya no lazaran gas, que soltaran a los jóvenes y que pararan la persecusión de las mujeres.

Los normalistas se metieron a una de las oficinas de Reyes Torres y sacaron de ahí refrescos que esparcían como lluvia para que bajara el olor a gas; iban por agua a las llaves y baños para que las muchachas se quitaran el gas de los ojos, que les impedía ver.

En los cubículos de los diputados, los del primer y segundo piso, así como en la cafetería –en la planta baja, donde se dio parte del desalojo–, se encerraron los trabajadores de confianza de los diputados, y negaron el paso a otras jóvenes que ya estaban a punto de desmayarse.

El escenario fuera del desalojo

Los estudiantes que se quedaron afuera del Congreso local pidieron que ya no lanzaran gas contra los que estaban dentro, pero los policías estatales continuaron sobre los estudiantes.

Los agentes de seguridad del Congreso arengaron a los policías estatales para que entraran a sacar a los jóvenes, quienes se adelantaron (los de seguridad a sacar a los jóvenes), pero fueron detenidos por un grupo de reporteros y fotógrafos.

Los mismos representantes de los medios de comunicación pidieron a los diputados, entre ellos, Ramiro Solorio Almazán, Humberto Calvo Memije, Fidel Payan, Wulfrano Salgado, que pararan a los policías.

Desde la azotea de la sede legislativa, los estudiantes vieron cómo los policías sacaron a un grupo de sus compañeras por el estacionamiento, cómo golpearon a los estudiantes que intentaban impedirlo.

Los diputados presentes ofrecieron seguridad para que salieran los jóvenes por la puerta trasera, pero los antimotines se negaron y amagaron con lanzarse sobre los que salieran por esta puerta.

Atrás del Congreso, sobre la Autopista del Sol, unos 400 jóvenes para impedir que los policías continuaran la represión contra sus compañeros, pararon un carro de gas, del cual bajaron tanques y los colocaron de manera estratégica (frente a los policías) en medio de la pista.

Amagaron con detonarlos si no paraban y dejaban salir libres sus compañeros.

Desde lejos el general Salinas Altes sólo observaba, la gente del pueblo comenzó a llegar, encararon a los diputados que fueran comparsas del gobernador Torreblanca Galindo y que avalaran el desalojo violento.

Los policías gritaban porras para motivarse a seguir; los normalistas rurales les gritaban que si avanzaban explotarían los tanques de gas.

De esta manera, los antimotines se replegaron un poco; mientras la gente del pueblo que llegó hasta ahí, reporteros, diputados y perredistas hicieron una valla humana para sacar a las y los jóvenes que todavía permanecían dentro del recinto.

De ahí se trasladaron a Ciudad Universitaria, en donde médicos voluntarios, porque nunca llegó la Cruz Roja ni Salud estatal, atendieron a los lesionados.

Hasta el cierre de esta edición los muchachos seguían atrincherados en CU, pues su escuela en Tixtla estaba sitiada por policías estatales.







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OAXACA DE JUAREZ, MAGON Y ZAPATA ,APPO 2011, http://todoelpoderalpueblo.blogspot.com