miércoles, 17 de octubre de 2007

ESTO NOS CONCIERNE A TODOS




MATA LA DESNUTRICION 8MIL NIÑOS CADA AÑO EN MEXICO

Diario La Estrella/Agencia Reforma

MÉXICO, DF - En México, el país donde vive el hombre más rico del mundo, los niños todavía mueren por desnutrición.

Cada año a 8 mil infantes se les va la vida en un estornudo o en una diarrea. Su cuerpo es tan frágil que no resiste enfermedades infecciosas, curables con tan sólo una pastilla si se tratara de niños sanos.

Los fallecimientos por desnutrición aguda -conocida técnicamente como emaciación- afectan a los menores de 12 años y representan la duodécima causa de muerte general en el País con el 1.6 por ciento de incidencia, de acuerdo con la Secretaría de Salud.

Sin embargo, este número podría ser aún mayor si se contaran todos los niños que mueren en las zonas rurales de Guerrero, Chiapas, Yucatán y Oaxaca, de los que ni siquiera existen estadísticas oficiales, pues tienen un subregistro del 80 por ciento.

En esas zonas la desnutrición se ha vuelto "normal", lamenta Héctor Bourges Rodríguez, titular de la Dirección de Nutrición del Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán.

Quienes la padecen asumen que comer sólo una o dos veces al día es normal y quienes son testigos no se indignan ante esa realidad.

"El problema no es que consuman esos alimentos, sino que lo hacen en cantidades insuficientes para nutrirse. Antes de llegar a los niveles mortales de la desnutrición, padecen hambre", señala.

Una visita a los Altos de Chiapas bastó para constatar que el hambre y la desnutrición aguda -o emaciación, que llega a ser mortal-, siguen amenazando a 153 mil niños menores de 5 años.

Cada mañana, Celestino Pérez y su familia desayunaban tacos de sal y café con azúcar. A la hora de la comida su mujer cocinaba caldo de frijoles con tortillas y café con azúcar. Para la cena sólo alcanzaba café con azúcar.

A los pocos días se terminó el frijol y empezaron a comer los chayotes del huertito que crecía en el corral de su casa. Pero los chayotes se acabaron bien pronto, también el maíz que habían almacenado... y no habría cosecha nueva hasta dentro de seis meses.

Entonces Celestino y su familia no tuvieron más que comer hojas de chayote hervidas con sal y café con azúcar. Apenas alcanzaba para una comida al día. No había alimentos en la tienda comunal y tampoco dinero para comprarlos.

La familia entera salía a la montaña y le arrancaba cualquier hierba para comer.

La comunidad entera estaba en silencio y sus habitantes encerrados en sus casas. No había ánimos de jugar, ni de reunirse a platicar, mucho menos de pensar en obras comunitarias como arreglar el camino o reparar la escuela.

"La desnutrición no genera violencia, sino pasividad. Antes de matar físicamente, mata el espíritu. Las comunidades que la padecen se vuelven apáticas, no hay ocasión de juego, ni deporte, ni festejo. Menos de superación de obras comunales.

"Entonces la desnutrición se vuelve un círculo vicioso, que no encuentra fin”, dice Bourges, doctor en Nutriología por la Universidad de Massachusetts, que recibió el Premio FAO a la Alimentación en 1984.

Cuando los índices de desnutrición aguda se proyectan en los estados más pobres, se disparan hasta cinco veces más que en el resto del territorio nacional.

En las montañas de Guerrero y Chiapas, y algunas zonas de Chihuahua y el Estado de México, el 10 por ciento de los niños la padecen. En estas zonas las muertes de infantes por deficiencias alimenticias representan el 4.5 por ciento del total, más del doble que en el resto del País.

"Son niños cuyo riesgo de morir se dispara por sus bajas defensas, entonces una infección digestiva o respiratoria puede ser mortal", afirma Abelardo Ávila, investigador del Instituto Zubirán.

De acuerdo con el funcionario, hasta hace unos años las autoridades de salud no reconocían en sus estadísticas a la desnutrición como causa directa de muerte en miles de infantes del País.

Los niños de las zonas rurales, indígenas en su mayoría, morían según las actas de defunción por enfermedades respiratorias o gastrointestinales, una gripa, una fiebre o una diarrea era suficiente para acabar con ellos.

Por ello directivos del Instituto comenzaron una campaña de capacitación a médicos de zonas rurales del País para identificar las muertes cuya causa directa fuera la desnutrición y se determinó que alrededor de 8 mil menores de 12 años pierden la vida al año por la falta de nutrientes.

Su muerte queda registrada en el acta de defunción por "anemia y otras deficiencias de alimentación".

...Y sobrevivientes se vuelven obesos

Si bien la obesidad ha sido un padecimiento vinculado con la abundancia, las personas de escasos recursos que sobrevivieron a la desnutrición en su infancia son más propensas a padecerla.

Así lo documentó Arturo Jiménez Cruz, representante del Cuerpo Académico de Nutrición de la Universidad Autónoma de Baja California, en su estudio "Obesidad, diabetes y pobreza: costos e implicaciones".

"Como mecanismo de adaptación, los humanos, después de periodos de desnutrición, aumentamos la eficiencia energética. "Por otro lado, el costo de los alimentos chatarra favorece el mayor consumo de éstos entre los grupos menos favorecidos económicamente", establece en el documento.

Falla al gobierno focalizar combate

El gobierno federal carece de un programa nacional para combatir la desnutrición y, aunque es atendida por las secretarías de Salud, Desarrollo Social, Educación y Agricultura, se hace de manera descoordinada y sin seguimiento.

El programa Oportunidades da atención médica y de complementos alimenticios a 345 mil mujeres embarazadas y en lactancia, así como a un millón 700 mil menores de 5 años en zonas de alta y muy alta marginación, pero no está focalizado en habitantes que padecen desnutrición.

Asimismo, el DIF Nacional tiene una red de desayunos escolares, pero tampoco lo focaliza a los menores desnutridos ni da seguimiento médico y psicológico.

El titular de la Dirección de Nutrición del Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán, Héctor Bourges, considera que se debería crear un gabinete de alimentación así como existe uno de seguridad.

"Es un tema que lamentablemente no se ha concebido con la importancia que tiene, porque es un indicador directo de la pobreza y es causa de enfermedades futuras como la obesidad", dijo.

Cada DIF estatal tiene sus propios programas de desayunos escolares, pero tienen el mismo problema del nacional, además de que se modifican conforme cambia la administración local, lamentó Abelardo Ávila, investigador del mismo Instituto.

"El problema es que se trata de buscar fórmulas mágicas como los alimentos enriquecidos, las papillas, el amaranto, pero la población no sólo se alimenta de eso.

"Tampoco se puede pretender erradicar la desnutrición cuando no hay un seguimiento médico y psicológico de los menores, que además depende del interés político de cada administración", acusó.

En el Gobierno de José López Portillo existió el Sistema Alimenticio Mexicano, que tenía como objetivo el combate a la desnutrición. Miguel de la Madrid hizo su propio proyecto, con la Comisión Nacional de Alimentos. Después, no ha habido otro gobierno federal que focalice la atención.

Según la fundación Un Kilo de Ayuda, con 320 pesos mensuales durante dos años por niño se puede acabar con el problema de la desnutrición, por lo que se requiere un presupuesto de 38 mil millones de pesos, que equivale al gasto anual de Oportunidades.

El organismo realizó convenios con los estados de Chiapas, Yucatán, Puebla y Quintana Roo para que aporten el 25 por ciento de los recursos. Espera que el Gobierno federal aporte 50 por ciento y la sociedad civil el 25 restante.

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OAXACA DE JUAREZ, MAGON Y ZAPATA ,APPO 2011, http://todoelpoderalpueblo.blogspot.com