jueves, 16 de octubre de 2008

QUE PERRO



Qué perro

Laura Itzel Castillo / En concreto

En medio del desplome financiero de los Estados Unidos, Felipe Calderón está empecinado en entregarle a esa nación nuestra riqueza. Erró en el diagnóstico —el catarrito inicial se convirtió en pulmonía—y se equivoca también en la receta.

Por su compromiso con las trasnacionales, a Felipe le pasa desapercibida la historia. “Defenderé el peso como un perro”, dijo José López Portillo en febrero de 1982. Aquel Presidente que prometió desarrollo económico para el país, decía que los mexicanos tendríamos que aprender a “administrar la abundancia”, a partir de la exportación petrolera. Finalmente acabó devaluando nuestra moneda.

En aquella época se cimentó la actual política económica mexicana, basada en la extracción y venta indiscriminada de petróleo en condiciones de endeudamiento y supeditación comercial a EU.

Con la expropiación petrolera, decretada valientemente por Lázaro Cárdenas en 1938, el crecimiento económico del país fue del orden de 6% anual. Así era, hasta que los neoliberales llegaron al poder. Jesús Silva Herzog, último secretario de Hacienda de JLP, anunció que el crecimiento económico para ese lejano 82 sería de 0%, similar al que se pronostica para 2009.

Son ya más de 25 años que se aplican en México los lineamientos de Washington con resultados desastrosos, y Calderón insiste en más de lo mismo. Incluso se anuncia que ya están listos los dictámenes relativos a la supuesta reforma energética y que pronto serán votados en el pleno del Senado.

Milton Friedman, el fallecido economista norteamericano promotor de la doctrina neoliberal, pugnó siempre por desmontar el “Estado de bienestar” para dejar actuar libremente al mercado. Decía: “Una nueva administración disfruta de seis a nueve meses para poner en marcha cambios legislativos importantes; si no aprovecha la oportunidad de actuar durante ese periodo concreto, no volverá a disfrutar de ocasión igual”. Friedman fue consejero de Thatcher, de Nixon, de Reagan, de Pinochet y de los Bush, entre otros “progresistas” personajes.

En México, los discípulos de Friedman solamente intervienen, a nombre del Estado, para favorecer a los privados. Según ellos, los pobres no deben ser apoyados por el Estado: a eso le llaman “populismo”. Pero cuando los muy ricos están en riesgo por los vaivenes del mercado, piden inmediatamente el auxilio del “Estado benefactor”.

Agustín Carstens reveló que un grupo de empresas estuvo tras el ataque especulativo contra el peso. EL UNIVERSAL ya publicó algunos nombres. ¿Habrá castigo para los sacadólares como en el 82? ¿Calderón será tan perro como JLP para defender nuestra moneda?

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