Astillero■ La desmemoria como pedestal ■ Por decreto: accidente ■ Homenajes electorales El mejor promotor de la hipótesis del atentado es el propio gobierno federal. La insistencia oficial en que no hay cabida más que para pensar en lo accidental ha generado una rápida propagación del espectro de las conspiraciones, con material especulativo que va desde las dudas respecto de la verdadera identidad de los irreconocibles restos calcinados hasta las razones políticas que habrían estado detrás de las presuntas maquinaciones en las que, según esos ánimos públicos desatados, habrían podido participar intereses petroleros traicionados o venganzas de narcotraficantes (sobre todo por la detención de El Rey Zambada), o maniobras de falsa desaparición para luego disfrutar riquezas acumuladas, e incluso ajustes internos de cuentas o pleitos despiadados entre derechistas desesperados por seguir en el poder. De la aparición de esas y otras variantes de la imaginación colectiva ha de responsabilizarse al mal manejo de la crisis del Learjet que ha hecho la administración felipista, en particular su nada confiable secretario de comunicaciones y transportes, el transexenal Luis Téllez, que produce suspicacias en la misma proporción en que se ha aferrado desde unas horas después del accidente aéreo a instalar la teoría del tirador solitario, perdón, del accidente como opción solitaria, sin practicar la necesaria apertura a todas las variables que un investigador honesto y sin consigna habría de mantener cuando menos durante el lapso inmediatamente posterior a un suceso tan altamente polémico. Y la rapidísima campaña de información internacional organizada por la normalmente lenta y aguada cancillería, como si una orden superior estuviese conminando a ciertos subordinados a luchar para asentar con fuerza la idea del accidente como posibilidad única. Otra falla evidente del felipismo es la pretensión de transmutar un pasivo político de horas atrás (el secretario de gobernación en vías de ser reacomodado, el conflicto de intereses en el tema de los negocios petroleros, el padre protegido en indagaciones sobre lavado de dinero) en un activo al que mediante homenajes de cúpula y certificados postmortuorios de buena conducta se busca convertir en una especie de héroe panista de la desmemoria cívica, en ejemplar caballero andante de la hipocresía que para no perturbar los convencionalismos fúnebres prefiere olvidar el historial de ciertos difuntos para centrarse en aspectos que con benevolencia son maquillados, descafeinados u ocultados. El PAN-gobierno está usando la muerte de uno de sus personajes más cuestionables para tratar de construir un presunto mártir en tiempos previos a las elecciones más difíciles para ese binomio decadente. Calderón está pensando en el grupo, en la facción, en los amigos y sus intereses (al respecto, Juan Manuel Rodríguez escribió a esta columna: “Calderón no dedicó ni una sola palabra de aliento o consideración por las víctimas peatonales del accidente. No ofreció hacerse cargo de ellas y su pena. Estaba ensimismado. Era el presidente de unos cuantos cuates, no de los mexicanos, como pretende ser. Por otra parte, sus palabras y su gesto no corresponden al impacto de una muerte accidental, sino al de un acto de guerra. Guerra que él declaró, sin consultarnos. Entonces, tal vez considera que los muertos peatonales son sólo daños colaterales. No respondió como el presidente de los mexicanos, sino como el presidente y gran cuate de Mouriño. ¿Responderá como Aquiles ante la muerte de Patroclo?”) Devastado por el golpe directo a su círculo íntimo, sin la agilidad política necesaria, el michoacano deja que asuma provisionalmente la secretaría de gobernación el empresario lechero Abraham González Uyeda, el dueño del rancho de la zona conurbada de Guadalajara en donde se produjo el destape del entonces secretario de energía que luego sería despedido por un Vicente Fox que pretendió regañar por ese acto al entonces gobernador de Jalisco, Francisco Ramírez Acuña, que siempre ha sido el verdadero jefe de González Uyeda, a quien pretenden convertir en 2009 en candidato plurinominal a diputado local para que coordine la fracción blanquiazul del congreso tapatío, mientras Ramírez Acuña busca la diputación federal de Zapopan para pelear la coordinación de la bancada panista en San Lázaro y, aunque usted no lo crea, intentar desde allí la postulación a la Presidencia de la República en 2012. La caída del jet que provenía de la plaza estatal vendida a los zetas también permitió maniobrar para abollarle un poco la corona al jefe mínimo de la contrarrevolución, Plutarco Elías Fox, que se organizó la llamada Cumbre San Cristóbal en el monumento a la corrupción llamado Centro Fox, donde se reunirían líderes pertenecientes a la Internacional Demócrata de Centro, pero a la cual ya no irá la plana mayor calderonista, dedicada a organizar los homenajes de hoy y el próximo domingo. Las puntualizaciones del caso fueron hechas por el aspirante al relevo en Bucareli, Germán Martínez, que desde allí comenzaría a tejer sueños presidenciales. Astillas Margarita Rodríguez Pérez reprocha: “Independientemente de tus filias y fobias, deberías ser un poco más sensible para reconocer la tragedia humana que se vivió, no sólo por Mouriño o Vasconcelos, sino todas las personas que fallecieron en el accidente y todos los heridos. Parece que tu inteligencia ha sido nublada por tu cerrazón partidista, más sensibilidad por favor.”... Kenneth Parra envía correos a esta columna desde octubre de 2007, siempre altamente críticos, pero a partir del 28 de agosto de este año anunció: “te recordaré todos los días para que no se te olvide quien es tu presidente”, y a partir de entonces envía irregularmente la siguiente frase al buzón de esta sección: “¡Viva México Cabrones! y ¡Viva Felipe Calderon Presidente de México!” Pero ayer sí pasó a una etapa superior de su obsesión, pues colocó cinco mensajes con los siguientes textos: “Ustedes sólo dividen y desinforman”, “Gente como ustedes no necesita México”, “Putos, mezquinos, perdedores”, “Hijo de tu puta madre, ya estarás contento”, y “Cómo chingas, tú y AMLO son los que debieron haber muerto”... Y, mientras los profesores de Morelos regresan a clases, ¡hasta mañana! |
Miércoles 29 de diciembre de 2010, p. 4
Lúcidos examinadores de la realidad y autores comprometidos murieron durante el año que concluye. Fueron referentes culturales, principalmente en el ámbito de las letras: el escritor Carlos Montemayor, el cronista Carlos Monsiváis, el narrador José Saramago y el filósofo Bolívar Echeverría.
La Jornada recuerda a estas personalidades, hacedores de un valioso legado.
También ocurrieron los fallecimientos del poeta Alí Chumacero; de los historiadores Friedrich Katz y Howard Zinn; de los narradores Tomás Eloy Martínez, J. D. Salinger y Miguel Delibes; y del filólogo Antonio Alatorre, entre otros.
El tenor, maestro, narrador, poeta, ensayista, traductor y activista Carlos Montemayor (Parral, Chihuahua, 1947) falleció en la ciudad de México el domingo 28 de febrero, debido al cáncer que lo aquejó durante meses. En su obra rescató la voz de los colectivos enfrentados al sistema político que les negaba cabida. Indígenas y grupos opositores de izquierda encontraron eco en su creación literaria y reivindicación en su discurso político.
Conocedor de las lenguas hebrea, griega clásica, latina, francesa, portuguesa, italiana e inglesa, tradujo obras clásicas como las Odas de Píndaro, Carmina Burana, poesías de Cayo Valerio Catulo, Virgilio y Safo, así como de poetas tales como Fernando Pessoa y Lêdo Ivo. Al parejo desarrolló una labor de rescate de los idiomas indígenas de nuestro país, que fructificó en un par de volúmenes centrados en éstos y en su poesía.
Otra de las herencias que deja fue recuperar en los libros Guerra en el paraíso, Las armas del alba y Las mujeres del alba, los motivos de los grupos opositores armados de las décadas de los 60 y 70, y el hostigamiento gubernamental a las comunidades que les dieron cobijo. Campesinos, indígenas, estudiantes, han sido masacrados una y otra vez en los países de nuestro continente. La historia de su resistencia es una memoria que dignifica nuestra vida
, manifestó el narrador.
El Premio Nobel de Literatura José Saramago (Portugal, 1922) murió el 18 de junio a la edad 87 años, debido a la leucemia. El novelista, poeta y ensayista conjuntó en su persona la generosidad, los ideales por la justicia social y una escritura profundamente determinada por la realidad. La existencia del portugués se puede caracterizar por su sentencia: El único valor que considero revolucionario es la bondad
.
Es el único portugués que ha ganado el máximo reconocimiento a las letras del mundo, que le fue otorgado en 1998 por su capacidad para volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía
, afirmó la Academia sueca.
“La razón de escribir, en el fondo, no es más que esa: escribir… No escribo para agradar, tampoco para desagradar. Escribo para desasosegar. Me gustaría que todos mis libros fueran considerados como libros del desasosiego”, señaló Saramago en 2009 en torno a su novela Caín.
En El Evangelio según Jesucristo y Caín desnudó a la religión como mitificación de la realidad; y abordó el tema de la razón en los tiempos modernos en su trilogía formada por Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres y Ensayo sobre la lucidez.
Carlos Monsiváis (ciudad de México, 1938), cronista crítico de los fenómenos presentes en la mexicanidad, además de analista de los hechos sociales que han conmovido los cimientos de la sociedad nacional durante los siglos recientes, expiró el 19 de junio debido a complicaciones de una fibrosis pulmonar.
Identificado con la izquierda, el ensayista capitalino reivindicó en sus escritos al individuo y sus derechos como base del entramado social, contra el autoritarismo y la derecha. En esta lid se inclinó por el movimiento de 1968, los ídolos populares, las figuras de izquierda y los acontecimientos que significaban ideas progresistas; también apoyó las luchas de las minorías sexuales y culturales.
La obra de Monsiváis, caracterizada por la ironía frente a una realidad intolerable, fue un revire humorístico frente a los agravios por medio de la sátira política, como en su columna Por mi madre, bohemios, en la cual evidenciaba la ignorancia y exhibía la demagogia de políticos, empresarios, jerarcas católicos y personajes de la vida pública en general.
El editor y poeta Alí Chumacero (1918) falleció el 22 de octubre en la ciudad de México, víctima de neumonía. Fue un amante de la lectura desde su infancia en su natal Acaponeta, Nayarit, y a ella dedicó su vida entera como crítico, ensayista y editor. Entre su creación literaria destaca Poema de amorosa raíz, de los versos más célebres en nuestro país.
Laboró durante más de medio siglo en el Fondo de Cultura Económica y fue una de las figuras centrales del éxito de la casa editora. Ahí, el autor de Palabras en reposo atestiguó el paso de algunas de las mejores obras de la literatura mexicana del siglo XX y fue famoso el rumor, que Chumacero negaba, de haber mejorado la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo con su corrección.
El filósofo marxista e investigador Bolívar Echeverría (1941), referente crítico del capitalismo en América Latina, falleció el 5 de junio en la ciudad de México como consecuencia de un infarto. El ecuatoriano, que adoptó la nacionalidad mexicana, fue autor de una extensa obra sobre modernidad, economía y cultura, y enfocó su trabajo a los ámbitos de la teoría crítica y la filosofía de la cultura.
Echeverría consideraba al barroco en América Latina una forma de resistencia cultural y una modernidad alternativa. “La verdadera fuerza del impulso anticapitalista –escribió– está expandida muy difusamente en el cuerpo de la sociedad, en la vida cotidiana y muchas veces en la dimensión festiva de esta última, donde lo imaginario ha dado refugio a lo político y donde esta actitud anticapitalista es omnipresente”.
Teoría que sostuvo en obras como Conversaciones sobre lo barroco, La modernidad del barroco y Definición de la cultura.
El sábado 16 de octubre, a los 83 años, pereció en la ciudad de Filadelfia Friedrich Katz, a consecuencia de cáncer. El antropólogo e historiador austriaco dedicó su vida profesional al estudio del acontecer en México y América Latina en los siglos XIX y XX. Produjo obras indispensables para entender a nuestro país como La guerra secreta en México: Europa, Estados Unidos y la Revolución Mexicana, De Díaz a Madero: Orígenes y estallido de la Revolución Mexicana y la biografía Pancho Villa, ineludible si se desea comprender al revolucionario.
Howard Zinn (Nueva York, 1922) murió el 27 de enero por una afección cardiaca, . El historiador de izquierda plasmó en su obra el punto de vista de los de abajo durante la construcción estadunidense y fue autor del libro más vendido sobre el tema: La otra historia de Estados Unidos. Referente antibelicista en ese país, el también articulista de La Jornada mantuvo siempre la esperanza en el rescate de la humanidad contra la opresión.
El periodista y narrador Tomás Eloy Martínez, nacido en Buenos, Aires, en 1934, quien logró unificar lo mejor de ambas disciplinas en su obra, pereció el 31 de enero en la capital de su país. Fue autor de una extensa obra que incluye novela, crónica, ensayo, relato, libretos de cine y televisión, donde destacan La pasión según Trelew, prohibida por la dictadura argentina; Santa Evita, traducida a múltiples idiomas, y El vuelo de la reina.
Autor de culto en Estados Unidos, J.D. Salinger (1919) murió el 27 de enero, en New Hampshire. El guardián entre el centeno, publicado en 1951, bastó para colocar al escritor entre los más reconocidos de la literatura moderna de su país y lanzarlo a la fama que siempre despreció.
Miguel Delibes (1920) vivió una España enfrentada por la Guerra Civil y luego la férrea dictadura de Francisco Franco. Es autor de una narrativa del espacio rural español, cruzada por el hambre y la falta de libertades. Su deceso ocurrió el 12 de marzo.
El ensayista y reconocido filólogo Antonio Alatorre, expiró el 21 de octubre a los 88 años. Originario de Autlán, Jalisco, ejerció una labor docente en nuestro país y otras naciones, y fue estudioso de Sor Juana Inés de la Cruz, de quien editó las obras completas. Fue un notable traductor y hacedor de una obra especializada en la que sobresale Los 1001 años de la lengua española.
A lo largo del año también se registraron los decesos de la poeta y traductora Esther Seligson (ciudad de México, 1941); el poeta y especialista en literatura chicana Juan Bruce-Novoa (San José, Costa Rica, 1944-California, Estados Unidos); el escritor y cronista Armando Jiménez (Piedras Negras, Coahuila, 1917-Tuxtla Gutiérrez, Chiapas); el crítico literario Sergio Nudelstejer (Varsovia, Polonia, 1924), y el autor de novela negra Juan Hernández Luna (ciudad de México, 1962).
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