La coincidencia en el tiempo entre el estallido de la crisis económica y financiera y el proceso electoral en los Estados Unidos, ha puesto a ese país, más que nunca, en el centro de la atención mundial. Pero ante el martes 4, las medidas anticrisis y los resultados de las bolsas de valores quedaron un poco de lado, para atender a los resultados de los comicios en EEUU.Pronosticado en las encuestas, el triunfo de Barack Obama no ha sorprendido. Lo que sí ha superado las expectativas es la gran concurrencia de votantes. Sin embargo la masiva inscripción de nuevos electores, en su mayoría jóvenes, y la votación en días previos, preanunciaban el interés excepcional del pueblo norteamericano en esta elección. No cabe duda que las consignas más difundidas en la campaña de Obama, “Change” (cambio) y “Hope” (esperanza), han sido la expresión de deseos con los que se identificó gran parte de electorado. Es claro que el interrogante que se nos plantea es en qué medida podrá el nuevo gobierno de EEUU llevar a cabo los cambios que prometió el candidato Obama, y cual será la repercusión en nuestro futuro. Muchos estamos inclinados a pensar –y en Argentina algunos analistas políticos ya lo han manifestado- que poco cambiará, porque los gobiernos norteamericanos han estado, y seguirán sometidos, a los intereses de las grandes corporaciones financieras e industriales. Además, EEUU por sí solo no podrá manejar la crisis económico-financiera global, de modo que las políticas de otras potencias económicas influirán en su evolución, además de lo que haga Washington.Con todo, el amplio triunfo de los candidatos demócratas, que lograron una significativa mayoría tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes, dan al Presidente Obama un margen de apoyo importante para llevar adelante las reformas que requieran del aval legislativo. Por otra parte ha sido evidente que la situación económica y social interna de los EEUU ha sido el centro de la campaña. En medio del proceso de déficit fiscal, enfriamiento de la economía, aumento del desempleo, crisis de pagos de las hipotecas y otros males, la vieja consigna “¡Es la economía, estúpido!” sobrevoló la campaña, y las propuestas de los candidatos apuntaron, en gran medida, a los bolsillos de los contribuyentes. Y si bien no pudieron evitar pronunciarse sobre las guerras en Irak y Afganistán –sobre todo por el peso que significan para la economía norteamericana- la agenda internacional, tanto de Obama como de McCain, fue muy escueta, y América Latina casi ni figuró.La política energética, y en particular la referida al petróleo, fue parte importante de las propuestas de los candidatos. El mercado petrolero a nivel global está en un período de paulatino decaimiento de las reservas que pueden explotarse a bajo costo, y se extienden los conflictos relacionados con el dominio de zonas petrolíferas, entre otras: invasiones en Irak y Afganistán, situaciones de guerra entre facciones en África, atentados terroristas en Nigeria, tensiones en las relaciones con Irán; la mayoría con la intervención directa o indirecta de los EEUU. La crisis financiera internacional ha contribuido a desequilibrar también al siempre sensible mercado del petróleo, y hemos visto el aumento desmedido del crudo en los últimos años hasta alcanzar en julio último un precio de u$s 147 el barril por efecto de la especulación en los mercados a futuro, para caer ahora en más de un 50% en apenas dos meses. Los Estados Unidos han llegado a un grado de dependencia de la importación de hidrocarburos, que está contribuyendo fuertemente al desequilibrio comercial. De gran productor exportador de petróleo hasta hace pocas décadas, EEUU importa hoy el 65% del crudo necesario para su consumo interno y, de seguir así, en el año 2030 deberá llegar a importar el 75%; en el gas se pasaría del 17% actual al 21%. Hoy el rubro hidrocarburos contribuye con más del 40% al déficit de la balanza comercial.Por otra parte, el consumo sigue aumentando, los precios también, y con ellos la carga sobre la economía de los ciudadanos, básicamente en el consumo domiciliario (calefacción en primer término) y en los combustibles para automóviles.Desde la administración norteamericana hace tiempo se vienen proponiendo, y en muy poca medida poniendo en marcha, iniciativas para tratar de resolver esa dependencia de la importación y el creciente costo de la energía. En las cámaras del Congreso proliferan los proyectos de ley que sufren demoras bajo las presiones de los intereses petroleros e industriales y los avatares de controversias entre legisladores. Los ejes principales de las propuestas son: aumentar la extracción local de hidrocarburos, racionalizar el consumo –aumentando la eficiencia energética, principalmente en la construcción y equipamiento de viviendas, y en el rendimiento de los motores de automotores- y desarrollar fuentes alternativas de energía primaria y de generación de electricidad (biocombustibles, solar, eólica, nuclear). Al mismo tiempo las propuestas contemplan reducir las emisiones de gases generadores de lluvia ácida y de efecto invernadero, para evitar la contaminación y el cambio climático.Las propuestas de campaña de McCain y Obama sobre la cuestión energética han coincidido en las líneas generales de acción, si bien con diferentes grados de detalle en los distintos programas. Particularmente en lo referente a la importación de petróleo, ambos han señalado la necesidad de reducir la dependencia de las compras en el Oriente Medio y a Venezuela. Igualmente han planteado metas similares para la promoción de fuentes alternativas y el mejoramiento de la eficiencia energética, otorgando subsidios para el desarrollo y comercialización de autos híbridos y de bajas emisiones de gases, y para la reducción de emisiones en la industria. En su momento, McCain puso en primer término de sus propuestas la ampliación de la producción local de petróleo y gas, impulsando la exploración y explotación en la Plataforma Continental Exterior (explotación offshore en la costa atlántica) y en el Refugio Nacional de Vida Silvestre en el Ártico. Ambos proyectos, fuertemente criticados por el peligro de alteración del medio ambiente y de accidentes de contaminación, favorecerían la expansión de las grandes petroleras que se beneficiarían con el impulso estatal. ExxonMobil, que ha ganado más de u$s14.800 millones en el último trimestre, quizá no crea necesitarlo.En cambio el senador Obama puso en primer término un programa de subsidios para ayudar a los consumidores de combustibles y prometió invertir 150.000 millones de dólares en 10 años para promover energías limpias, augurando que en esos programas se crearían 5 millones de empleos.Más allá del mayor o menor realismo –y oportunismo- de las propuestas, y de la capacidad del futuro presidente para llevarlas adelante, no parece un signo menor para la política energética de Estados Unidos – y quizá del resto del mundo- que, a partir de enero, el presidente no sea el ex-dueño de la fallida empresa Bush Exploration, que el Secretario de Estado no tenga el extraño nombre de un barco superpetrolero –Condoleezza Rice- y que, por último, el vicepresidente no sea un ex-director de Halliburton, proveedora de petroleras y beneficiaria de grandes negocios en Irak. |
Miércoles 29 de diciembre de 2010, p. 4
Lúcidos examinadores de la realidad y autores comprometidos murieron durante el año que concluye. Fueron referentes culturales, principalmente en el ámbito de las letras: el escritor Carlos Montemayor, el cronista Carlos Monsiváis, el narrador José Saramago y el filósofo Bolívar Echeverría.
La Jornada recuerda a estas personalidades, hacedores de un valioso legado.
También ocurrieron los fallecimientos del poeta Alí Chumacero; de los historiadores Friedrich Katz y Howard Zinn; de los narradores Tomás Eloy Martínez, J. D. Salinger y Miguel Delibes; y del filólogo Antonio Alatorre, entre otros.
El tenor, maestro, narrador, poeta, ensayista, traductor y activista Carlos Montemayor (Parral, Chihuahua, 1947) falleció en la ciudad de México el domingo 28 de febrero, debido al cáncer que lo aquejó durante meses. En su obra rescató la voz de los colectivos enfrentados al sistema político que les negaba cabida. Indígenas y grupos opositores de izquierda encontraron eco en su creación literaria y reivindicación en su discurso político.
Conocedor de las lenguas hebrea, griega clásica, latina, francesa, portuguesa, italiana e inglesa, tradujo obras clásicas como las Odas de Píndaro, Carmina Burana, poesías de Cayo Valerio Catulo, Virgilio y Safo, así como de poetas tales como Fernando Pessoa y Lêdo Ivo. Al parejo desarrolló una labor de rescate de los idiomas indígenas de nuestro país, que fructificó en un par de volúmenes centrados en éstos y en su poesía.
Otra de las herencias que deja fue recuperar en los libros Guerra en el paraíso, Las armas del alba y Las mujeres del alba, los motivos de los grupos opositores armados de las décadas de los 60 y 70, y el hostigamiento gubernamental a las comunidades que les dieron cobijo. Campesinos, indígenas, estudiantes, han sido masacrados una y otra vez en los países de nuestro continente. La historia de su resistencia es una memoria que dignifica nuestra vida
, manifestó el narrador.
El Premio Nobel de Literatura José Saramago (Portugal, 1922) murió el 18 de junio a la edad 87 años, debido a la leucemia. El novelista, poeta y ensayista conjuntó en su persona la generosidad, los ideales por la justicia social y una escritura profundamente determinada por la realidad. La existencia del portugués se puede caracterizar por su sentencia: El único valor que considero revolucionario es la bondad
.
Es el único portugués que ha ganado el máximo reconocimiento a las letras del mundo, que le fue otorgado en 1998 por su capacidad para volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía
, afirmó la Academia sueca.
“La razón de escribir, en el fondo, no es más que esa: escribir… No escribo para agradar, tampoco para desagradar. Escribo para desasosegar. Me gustaría que todos mis libros fueran considerados como libros del desasosiego”, señaló Saramago en 2009 en torno a su novela Caín.
En El Evangelio según Jesucristo y Caín desnudó a la religión como mitificación de la realidad; y abordó el tema de la razón en los tiempos modernos en su trilogía formada por Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres y Ensayo sobre la lucidez.
Carlos Monsiváis (ciudad de México, 1938), cronista crítico de los fenómenos presentes en la mexicanidad, además de analista de los hechos sociales que han conmovido los cimientos de la sociedad nacional durante los siglos recientes, expiró el 19 de junio debido a complicaciones de una fibrosis pulmonar.
Identificado con la izquierda, el ensayista capitalino reivindicó en sus escritos al individuo y sus derechos como base del entramado social, contra el autoritarismo y la derecha. En esta lid se inclinó por el movimiento de 1968, los ídolos populares, las figuras de izquierda y los acontecimientos que significaban ideas progresistas; también apoyó las luchas de las minorías sexuales y culturales.
La obra de Monsiváis, caracterizada por la ironía frente a una realidad intolerable, fue un revire humorístico frente a los agravios por medio de la sátira política, como en su columna Por mi madre, bohemios, en la cual evidenciaba la ignorancia y exhibía la demagogia de políticos, empresarios, jerarcas católicos y personajes de la vida pública en general.
El editor y poeta Alí Chumacero (1918) falleció el 22 de octubre en la ciudad de México, víctima de neumonía. Fue un amante de la lectura desde su infancia en su natal Acaponeta, Nayarit, y a ella dedicó su vida entera como crítico, ensayista y editor. Entre su creación literaria destaca Poema de amorosa raíz, de los versos más célebres en nuestro país.
Laboró durante más de medio siglo en el Fondo de Cultura Económica y fue una de las figuras centrales del éxito de la casa editora. Ahí, el autor de Palabras en reposo atestiguó el paso de algunas de las mejores obras de la literatura mexicana del siglo XX y fue famoso el rumor, que Chumacero negaba, de haber mejorado la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo con su corrección.
El filósofo marxista e investigador Bolívar Echeverría (1941), referente crítico del capitalismo en América Latina, falleció el 5 de junio en la ciudad de México como consecuencia de un infarto. El ecuatoriano, que adoptó la nacionalidad mexicana, fue autor de una extensa obra sobre modernidad, economía y cultura, y enfocó su trabajo a los ámbitos de la teoría crítica y la filosofía de la cultura.
Echeverría consideraba al barroco en América Latina una forma de resistencia cultural y una modernidad alternativa. “La verdadera fuerza del impulso anticapitalista –escribió– está expandida muy difusamente en el cuerpo de la sociedad, en la vida cotidiana y muchas veces en la dimensión festiva de esta última, donde lo imaginario ha dado refugio a lo político y donde esta actitud anticapitalista es omnipresente”.
Teoría que sostuvo en obras como Conversaciones sobre lo barroco, La modernidad del barroco y Definición de la cultura.
El sábado 16 de octubre, a los 83 años, pereció en la ciudad de Filadelfia Friedrich Katz, a consecuencia de cáncer. El antropólogo e historiador austriaco dedicó su vida profesional al estudio del acontecer en México y América Latina en los siglos XIX y XX. Produjo obras indispensables para entender a nuestro país como La guerra secreta en México: Europa, Estados Unidos y la Revolución Mexicana, De Díaz a Madero: Orígenes y estallido de la Revolución Mexicana y la biografía Pancho Villa, ineludible si se desea comprender al revolucionario.
Howard Zinn (Nueva York, 1922) murió el 27 de enero por una afección cardiaca, . El historiador de izquierda plasmó en su obra el punto de vista de los de abajo durante la construcción estadunidense y fue autor del libro más vendido sobre el tema: La otra historia de Estados Unidos. Referente antibelicista en ese país, el también articulista de La Jornada mantuvo siempre la esperanza en el rescate de la humanidad contra la opresión.
El periodista y narrador Tomás Eloy Martínez, nacido en Buenos, Aires, en 1934, quien logró unificar lo mejor de ambas disciplinas en su obra, pereció el 31 de enero en la capital de su país. Fue autor de una extensa obra que incluye novela, crónica, ensayo, relato, libretos de cine y televisión, donde destacan La pasión según Trelew, prohibida por la dictadura argentina; Santa Evita, traducida a múltiples idiomas, y El vuelo de la reina.
Autor de culto en Estados Unidos, J.D. Salinger (1919) murió el 27 de enero, en New Hampshire. El guardián entre el centeno, publicado en 1951, bastó para colocar al escritor entre los más reconocidos de la literatura moderna de su país y lanzarlo a la fama que siempre despreció.
Miguel Delibes (1920) vivió una España enfrentada por la Guerra Civil y luego la férrea dictadura de Francisco Franco. Es autor de una narrativa del espacio rural español, cruzada por el hambre y la falta de libertades. Su deceso ocurrió el 12 de marzo.
El ensayista y reconocido filólogo Antonio Alatorre, expiró el 21 de octubre a los 88 años. Originario de Autlán, Jalisco, ejerció una labor docente en nuestro país y otras naciones, y fue estudioso de Sor Juana Inés de la Cruz, de quien editó las obras completas. Fue un notable traductor y hacedor de una obra especializada en la que sobresale Los 1001 años de la lengua española.
A lo largo del año también se registraron los decesos de la poeta y traductora Esther Seligson (ciudad de México, 1941); el poeta y especialista en literatura chicana Juan Bruce-Novoa (San José, Costa Rica, 1944-California, Estados Unidos); el escritor y cronista Armando Jiménez (Piedras Negras, Coahuila, 1917-Tuxtla Gutiérrez, Chiapas); el crítico literario Sergio Nudelstejer (Varsovia, Polonia, 1924), y el autor de novela negra Juan Hernández Luna (ciudad de México, 1962).
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