Pueblos indios y petróleo La gran injusticia Alainet En el gran debate abierto en torno a la reforma energética, se han dejado una vez más de lado los derechos de los pueblos indígenas. Se ha olvidado en el caso del petróleo que muchos de los campos de extracción, refinerías e instalaciones petroquímicas, ductos y zonas de almacenamiento se localizan precisamente en territorios ancestrales de los pueblos indios de Veracruz, Tabasco, San Luis Potosí, Chiapas, Oaxaca y Campeche. Hasta ahora los beneficios de la renta petrolera han llegado a cuentagotas a los pueblos indios, los cuales siguen siendo los habitantes más pobres de este país a pesar de que es precisamente en sus tierras donde se ha obtenido en los últimos 100 años los recursos energéticos que alimentan y mueven a México entero. Una muestra de esta injusta relación, lo es sin lugar a dudas Chiapas, estado donde según datos oficiales el 54% de la población enfrenta problemas de desnutrición y que sin embargo aporta el 20% del petróleo, el 25% de gas y el 50% de la electricidad que se producen en el país. Los pueblos indios del Golfo de México han sufrido graves impactos producto de la explotación petrolera. A principios del siglo pasado el empresario inglés Weetman Pearson, socio de Porfirio Díaz y de Enrique Creel, estableció en tierras nahuas y popolucas del istmo veracruzano, la primera refinería que existió en México. En 1907 se inauguró la refinería de Minatitlán, hecho que significó el despojo de más de 400,000 hectáreas de tierras indígenas, así como asesinatos y desalojo de pueblos enteros. Aún hoy en la memoria colectiva de los pueblos nahuas, popolucas , totonacas y tenek se mantiene vivo el recuerdo de cómo los pistoleros de las Compañías El Aguila y la Huasteca Petroleum Companay, asesinaban a mansalva a los campesinos indígenas que defendían sus tierras “Me vendes tu tierra o se la compro a tu viuda”, es la frase que aún recuerdan los viejos. Pero no sólo lo despojos de tierras y los cientos de asesinato han agraviado a las comunidades indígenas, otro de los graves impactos que han sufrido han sido los daños ambientales generados por la operación de la industria petrolera. En julio de 1908 en la región huasteca, ocurrió uno de los más siniestros ambientales más graves en la historia de nuestro país, cuando se salió de control la perforación del pozo 3 del campo Potrero del Llano, lo que ocasiono un incendio que duró más de tres años y el derrame de más de 5 millones de galones de crudo que contaminaron tierras, ríos y la Laguna de Tamiahua. Graves daños ambientales han denunciado también los pueblos chontales de Nacajuca en Tabasco, quienes no sólo han sufrido durante los últimos 50 años afectaciones causadas por derrames de hidrocarburos, ya que en una amplia zona del sur de Veracruz y de la porción central de Tabasco la lluvia ácida afecta de manera constante cultivos y producción ganadera. Pescadores y campesinos mixes, huaves y zapotecas de Oaxaca han denunciado reiteradamente los daños ocasionados a sus tierras, ríos y lagunas por la rotura de ductos del sistema Nuevo Teapa-Salina Cruz. Similar es la denuncia de los pescadores y campesinos de la cuenca baja del Río Coatzacoalcos, quienes han visto afectada por la contaminación, su ya de por si mermada economía. Uno de los más graves impactos que ha traído la industria petrolera a los pueblos indígenas, ha sido la destrucción de sistemas económicos regionales. La construcción del complejo petrolero Pajaritos próximo a Coatzacoalcos o de la Refinería de Salina Cruz atrajo a miles de campesinos que se ocuparon como peones de obra por dos o tres años, lo cual genero una grave crisis por el abandono del campo. La destrucción de economías locales trajo como consecuencias, la pérdida de valores culturales, la migración y la desintegración de comunidades y familias enteras, dejando como secuela por ejemplo que la tasa de suicidios en Tabasco se elevara en 10 años más del 300% Las zonas petroleras han sido polos de desarrollo donde a manera de casta privilegiada, los trabajadores petroleros viven apartados del resto de la población y cuentan con servicios a los cuales los habitantes nativos no pueden acceder. Los altos ingresos de este gremio han traído además como consecuencia una gran carestía en los productos de primera necesidad, lo cual ha afectado de manera directa al grueso de la población, cuyos escasos ingresos provienen de las actividades agropecuarias o de la pesca. Es en este momento, en el que se esta definiendo el futuro de un sector estratégico para nuestro país, que se hace necesario impulsar acciones contundentes para frenar cualquier intento privatizador de PEMEX y por supuesto también es prioritario demandar acciones que permitan la erradicación de la corrupción con la que gobiernos priístas y panistas han administrado a la principal industria del país. Pero también es fundamental hacer énfasis en la necesidad de fortalecer las acciones que mitiguen los graves daños ambientales que ocasiona al entorno la operación de esta importante industria. Además de la responsabilidad ambiental con la que debe operar PEMEX es necesario que asuma de manera plena su responsabilidad social, transfiriendo de manera directa recursos a los pueblos indígenas con el fin de promover su efectivo desarrollo, recursos para construir hospitales, escuelas, centros deportivos y para fortalecer las actividades productivas propias de estas comunidades. En el marco de la reforma al sector energético se deben reconocer los derechos históricos que tienen los pueblos indios, ya que estos recursos se localizan en buena medida en sus territorios, lo cual les ha significado hasta ahora muy pocos beneficios y si muy altos costos sociales y ambientales. La modernización de la industria petrolera deberá respetar los derechos de los pueblos indios de México; nuestro país no puede tolerar ya, que en los territorios donde se genera tanta riqueza, sus habitantes sigan sumidos en la pobreza, el abandono y en la explotación. PEMEX es de todos los mexicanos y debe seguir siéndolo, sin olvidar que este patrimonio nacional se encuentra en buena medida en territorios indígenas, cuya población ha pagado un alto costo por ello. No lo olvidemos. |
Miércoles 29 de diciembre de 2010, p. 4
Lúcidos examinadores de la realidad y autores comprometidos murieron durante el año que concluye. Fueron referentes culturales, principalmente en el ámbito de las letras: el escritor Carlos Montemayor, el cronista Carlos Monsiváis, el narrador José Saramago y el filósofo Bolívar Echeverría.
La Jornada recuerda a estas personalidades, hacedores de un valioso legado.
También ocurrieron los fallecimientos del poeta Alí Chumacero; de los historiadores Friedrich Katz y Howard Zinn; de los narradores Tomás Eloy Martínez, J. D. Salinger y Miguel Delibes; y del filólogo Antonio Alatorre, entre otros.
El tenor, maestro, narrador, poeta, ensayista, traductor y activista Carlos Montemayor (Parral, Chihuahua, 1947) falleció en la ciudad de México el domingo 28 de febrero, debido al cáncer que lo aquejó durante meses. En su obra rescató la voz de los colectivos enfrentados al sistema político que les negaba cabida. Indígenas y grupos opositores de izquierda encontraron eco en su creación literaria y reivindicación en su discurso político.
Conocedor de las lenguas hebrea, griega clásica, latina, francesa, portuguesa, italiana e inglesa, tradujo obras clásicas como las Odas de Píndaro, Carmina Burana, poesías de Cayo Valerio Catulo, Virgilio y Safo, así como de poetas tales como Fernando Pessoa y Lêdo Ivo. Al parejo desarrolló una labor de rescate de los idiomas indígenas de nuestro país, que fructificó en un par de volúmenes centrados en éstos y en su poesía.
Otra de las herencias que deja fue recuperar en los libros Guerra en el paraíso, Las armas del alba y Las mujeres del alba, los motivos de los grupos opositores armados de las décadas de los 60 y 70, y el hostigamiento gubernamental a las comunidades que les dieron cobijo. Campesinos, indígenas, estudiantes, han sido masacrados una y otra vez en los países de nuestro continente. La historia de su resistencia es una memoria que dignifica nuestra vida
, manifestó el narrador.
El Premio Nobel de Literatura José Saramago (Portugal, 1922) murió el 18 de junio a la edad 87 años, debido a la leucemia. El novelista, poeta y ensayista conjuntó en su persona la generosidad, los ideales por la justicia social y una escritura profundamente determinada por la realidad. La existencia del portugués se puede caracterizar por su sentencia: El único valor que considero revolucionario es la bondad
.
Es el único portugués que ha ganado el máximo reconocimiento a las letras del mundo, que le fue otorgado en 1998 por su capacidad para volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía
, afirmó la Academia sueca.
“La razón de escribir, en el fondo, no es más que esa: escribir… No escribo para agradar, tampoco para desagradar. Escribo para desasosegar. Me gustaría que todos mis libros fueran considerados como libros del desasosiego”, señaló Saramago en 2009 en torno a su novela Caín.
En El Evangelio según Jesucristo y Caín desnudó a la religión como mitificación de la realidad; y abordó el tema de la razón en los tiempos modernos en su trilogía formada por Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres y Ensayo sobre la lucidez.
Carlos Monsiváis (ciudad de México, 1938), cronista crítico de los fenómenos presentes en la mexicanidad, además de analista de los hechos sociales que han conmovido los cimientos de la sociedad nacional durante los siglos recientes, expiró el 19 de junio debido a complicaciones de una fibrosis pulmonar.
Identificado con la izquierda, el ensayista capitalino reivindicó en sus escritos al individuo y sus derechos como base del entramado social, contra el autoritarismo y la derecha. En esta lid se inclinó por el movimiento de 1968, los ídolos populares, las figuras de izquierda y los acontecimientos que significaban ideas progresistas; también apoyó las luchas de las minorías sexuales y culturales.
La obra de Monsiváis, caracterizada por la ironía frente a una realidad intolerable, fue un revire humorístico frente a los agravios por medio de la sátira política, como en su columna Por mi madre, bohemios, en la cual evidenciaba la ignorancia y exhibía la demagogia de políticos, empresarios, jerarcas católicos y personajes de la vida pública en general.
El editor y poeta Alí Chumacero (1918) falleció el 22 de octubre en la ciudad de México, víctima de neumonía. Fue un amante de la lectura desde su infancia en su natal Acaponeta, Nayarit, y a ella dedicó su vida entera como crítico, ensayista y editor. Entre su creación literaria destaca Poema de amorosa raíz, de los versos más célebres en nuestro país.
Laboró durante más de medio siglo en el Fondo de Cultura Económica y fue una de las figuras centrales del éxito de la casa editora. Ahí, el autor de Palabras en reposo atestiguó el paso de algunas de las mejores obras de la literatura mexicana del siglo XX y fue famoso el rumor, que Chumacero negaba, de haber mejorado la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo con su corrección.
El filósofo marxista e investigador Bolívar Echeverría (1941), referente crítico del capitalismo en América Latina, falleció el 5 de junio en la ciudad de México como consecuencia de un infarto. El ecuatoriano, que adoptó la nacionalidad mexicana, fue autor de una extensa obra sobre modernidad, economía y cultura, y enfocó su trabajo a los ámbitos de la teoría crítica y la filosofía de la cultura.
Echeverría consideraba al barroco en América Latina una forma de resistencia cultural y una modernidad alternativa. “La verdadera fuerza del impulso anticapitalista –escribió– está expandida muy difusamente en el cuerpo de la sociedad, en la vida cotidiana y muchas veces en la dimensión festiva de esta última, donde lo imaginario ha dado refugio a lo político y donde esta actitud anticapitalista es omnipresente”.
Teoría que sostuvo en obras como Conversaciones sobre lo barroco, La modernidad del barroco y Definición de la cultura.
El sábado 16 de octubre, a los 83 años, pereció en la ciudad de Filadelfia Friedrich Katz, a consecuencia de cáncer. El antropólogo e historiador austriaco dedicó su vida profesional al estudio del acontecer en México y América Latina en los siglos XIX y XX. Produjo obras indispensables para entender a nuestro país como La guerra secreta en México: Europa, Estados Unidos y la Revolución Mexicana, De Díaz a Madero: Orígenes y estallido de la Revolución Mexicana y la biografía Pancho Villa, ineludible si se desea comprender al revolucionario.
Howard Zinn (Nueva York, 1922) murió el 27 de enero por una afección cardiaca, . El historiador de izquierda plasmó en su obra el punto de vista de los de abajo durante la construcción estadunidense y fue autor del libro más vendido sobre el tema: La otra historia de Estados Unidos. Referente antibelicista en ese país, el también articulista de La Jornada mantuvo siempre la esperanza en el rescate de la humanidad contra la opresión.
El periodista y narrador Tomás Eloy Martínez, nacido en Buenos, Aires, en 1934, quien logró unificar lo mejor de ambas disciplinas en su obra, pereció el 31 de enero en la capital de su país. Fue autor de una extensa obra que incluye novela, crónica, ensayo, relato, libretos de cine y televisión, donde destacan La pasión según Trelew, prohibida por la dictadura argentina; Santa Evita, traducida a múltiples idiomas, y El vuelo de la reina.
Autor de culto en Estados Unidos, J.D. Salinger (1919) murió el 27 de enero, en New Hampshire. El guardián entre el centeno, publicado en 1951, bastó para colocar al escritor entre los más reconocidos de la literatura moderna de su país y lanzarlo a la fama que siempre despreció.
Miguel Delibes (1920) vivió una España enfrentada por la Guerra Civil y luego la férrea dictadura de Francisco Franco. Es autor de una narrativa del espacio rural español, cruzada por el hambre y la falta de libertades. Su deceso ocurrió el 12 de marzo.
El ensayista y reconocido filólogo Antonio Alatorre, expiró el 21 de octubre a los 88 años. Originario de Autlán, Jalisco, ejerció una labor docente en nuestro país y otras naciones, y fue estudioso de Sor Juana Inés de la Cruz, de quien editó las obras completas. Fue un notable traductor y hacedor de una obra especializada en la que sobresale Los 1001 años de la lengua española.
A lo largo del año también se registraron los decesos de la poeta y traductora Esther Seligson (ciudad de México, 1941); el poeta y especialista en literatura chicana Juan Bruce-Novoa (San José, Costa Rica, 1944-California, Estados Unidos); el escritor y cronista Armando Jiménez (Piedras Negras, Coahuila, 1917-Tuxtla Gutiérrez, Chiapas); el crítico literario Sergio Nudelstejer (Varsovia, Polonia, 1924), y el autor de novela negra Juan Hernández Luna (ciudad de México, 1962).
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