sábado, 19 de julio de 2008 Sociedad abierta:
ERNESTO REYES
La Guelaguetza o la fiesta de los Lunes del Cerro es una tradición oaxaqueña que ha sido apropiada por el aparato gubernamental y los prestadores de servicios turísticos para obtener beneficios políticos y económicos mutuos.
Desde tiempos inmemorables, los oaxaqueños sobre todo de las comunidades indígenas y mestizas, vivimos la guelaguetza como un mecanismo de identificación y solidaridad social, producto de prácticas y creencias que nos legaron nuestros abuelos, aún antes de la Conquista.
En los pueblos se ofrece y se comparte la guelaguetza con los iguales, porque es parte de su vida comunitaria.
Hay visiones diversas sobre la misticidad de los pueblos indígenas y sobre la revaloración de los prehispánico en estos tiempos, debido a que la historia de nuestras tradiciones estuvo casi siempre investigada y difundida por clérigos, y por supuesto, por los conquistadores militares y religiosos.
Sin embargo, aceptando que la tradición de los Lunes del Cerro es como nos la han contado escritores costumbristas, con el peso del catolicismo detrás, al estar asociada con la festividad de la virgen del Carmen del alto y los rituales que los antiguos realizaban para rendir tributo a la diosa del maíz o la fertilidad; aún con todo lo que pudiera parecer falso y/o acomodado para que suene a una "bella" tradición, que se abstrae de las dificultades de los pueblos sojuzgados por la Conquista, la actualización de esta festividad es lo que ahora ocupa nuestra atención.
Es a partir de 1932, cuando por afanes gubernamentales se moderniza esta tradición, las sucesivas administraciones han utilizado la presencia de las delegaciones de las regiones del interior del estado, para convertirlo en espectáculo folclórico que brinda enormes dividendos a un grupo privilegiado de comerciantes que son quienes se benefician de esta festividad. Es cierto que Oaxaca vive el turismo pero hay un grupo de "tiburones" del sector que son los que reciben grandes ganancias. A los demás comerciantes, si bien es cierto que participan de la intensa presencia de visitantes nacionales y extranjeros, les toca la rebanada más pequeña del pastel.
Frente a la comercialización de la Guelaguetza, desde el año 2006, un sector de la población se ha organizado al margen del control político para recordar la festividad, buscando hacer lo contrario de lo que en el sector oficial sólo está en el papel y en el discurso demagógico.
Ante la Guelaguetza comercial, este lunes 21 de julio, el magisterio y la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca ha organizado la presentación de la Guelaguetza popular que pretende, dicen sus promotores, el rescate de lo auténtico, sin que sea fácilmente definible a qué nos referimos con este término.
Lo auténtico también está corrompido o al menos manoseado por el implante, por no decir la imposición cultural de que hemos sido objeto.
El rescate es una empresa difícil, porque los estereotipos en cuanto a indumentaria, danzas y música que nos han vendido a lo largo de la Guelaguetza moderna, son difíciles de borrar; el magisterio de la sección 22, sin embargo, hace esfuerzos por traer a delegaciones que no son las tradicionales, o al menos para incorporar a pueblos que han sido marginados de la invitación oficial.
En el Cerro del Fortin, los pueblos indígenas y mestizos, sus autoridades y los miembros de las delegaciones son usados cada año para rendirle pleitesía al gobernante en turno, lo que ha devenido en la expropiación de las manos y el corazón del pueblo, de una fiesta que es sinónimo de hermanamiento entre iguales.
Quienes en anteriores ocasiones hemos asistido al festejo oficial, vemos con pesar cómo la fiesta es foro para que presidentes municipales, la mayoría del partido tricolor, se luzcan ante el gobernante en turno y sus invitados que normalmente son funcionarios del gobierno federal o empresarios del sector turístico.
Ha sido tan recurrente este modo de asumir los Lunes del Cerro, que para muchos se ha tornado en la normalidad, misma que fue trasgredida hace dos años cuando producto del conflicto que se vivía, se suspendió por primera vez la fiesta en el cerro del Fortin porque no había condiciones para realizarla.
Hace un año- exactamente el 16 de julio- cuando iniciaba la primera edición de los lunes del cerro, una agresión policiaca contra manifestantes de la APPO y el magisterio, empañó nuevamente este evento.
Ahora, el magisterio, sin pretender boicotear el espectáculo a realizarse en el cerro, está invitando a la población en general y al turismo para asistir a este lunes 21 de julio, a partir de las 8 de la mañana, y participar, con "dignidad" y fortaleza, pero también con alegría, en la Guelaguetza Popular, que se celebrará en el estadio deportivo del Instituto Tecnológico de Oaxaca, con acceso libre.
A pesar de que grupos inconformes con esta especie de tregua pactada entre el gobierno y el movimiento podrían finalmente protagonizar un boicot, mucha gente se apresta a ir al Estadio Tecnológico junto con su familia, llevando indumentaria alusiva a las diversas regiones, para que contraste con la que se realizará en arriba del mirador.
Previamente este domingo 20, a partir de las dos de la tarde, frente al templo del Carmen Alto se inicia una Calenda Popular con faroles y demás formas creativas y artísticas para manifestar que no están saldados los agravios cometidos a lo largo de estos últimos meses, y exigir que se haga justicia para castigar a los responsables.
El mensaje que se envía con la celebración paralela, es que la Guelaguetza es una manifestación cultural que no puede estar en manos de políticos y comerciantes depredadores; debe estar en manos del pueblo.
Por ello mucha gente va a ir a la otra Guelaguetza. Vamos a ir.
Ernesto_reyes_647@hotmail.com
tandemmedios@hotmail.com
ernestreyes@prodigy.net.mx
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Miércoles 29 de diciembre de 2010, p. 4
Lúcidos examinadores de la realidad y autores comprometidos murieron durante el año que concluye. Fueron referentes culturales, principalmente en el ámbito de las letras: el escritor Carlos Montemayor, el cronista Carlos Monsiváis, el narrador José Saramago y el filósofo Bolívar Echeverría.
La Jornada recuerda a estas personalidades, hacedores de un valioso legado.
También ocurrieron los fallecimientos del poeta Alí Chumacero; de los historiadores Friedrich Katz y Howard Zinn; de los narradores Tomás Eloy Martínez, J. D. Salinger y Miguel Delibes; y del filólogo Antonio Alatorre, entre otros.
El tenor, maestro, narrador, poeta, ensayista, traductor y activista Carlos Montemayor (Parral, Chihuahua, 1947) falleció en la ciudad de México el domingo 28 de febrero, debido al cáncer que lo aquejó durante meses. En su obra rescató la voz de los colectivos enfrentados al sistema político que les negaba cabida. Indígenas y grupos opositores de izquierda encontraron eco en su creación literaria y reivindicación en su discurso político.
Conocedor de las lenguas hebrea, griega clásica, latina, francesa, portuguesa, italiana e inglesa, tradujo obras clásicas como las Odas de Píndaro, Carmina Burana, poesías de Cayo Valerio Catulo, Virgilio y Safo, así como de poetas tales como Fernando Pessoa y Lêdo Ivo. Al parejo desarrolló una labor de rescate de los idiomas indígenas de nuestro país, que fructificó en un par de volúmenes centrados en éstos y en su poesía.
Otra de las herencias que deja fue recuperar en los libros Guerra en el paraíso, Las armas del alba y Las mujeres del alba, los motivos de los grupos opositores armados de las décadas de los 60 y 70, y el hostigamiento gubernamental a las comunidades que les dieron cobijo. Campesinos, indígenas, estudiantes, han sido masacrados una y otra vez en los países de nuestro continente. La historia de su resistencia es una memoria que dignifica nuestra vida
, manifestó el narrador.
El Premio Nobel de Literatura José Saramago (Portugal, 1922) murió el 18 de junio a la edad 87 años, debido a la leucemia. El novelista, poeta y ensayista conjuntó en su persona la generosidad, los ideales por la justicia social y una escritura profundamente determinada por la realidad. La existencia del portugués se puede caracterizar por su sentencia: El único valor que considero revolucionario es la bondad
.
Es el único portugués que ha ganado el máximo reconocimiento a las letras del mundo, que le fue otorgado en 1998 por su capacidad para volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía
, afirmó la Academia sueca.
“La razón de escribir, en el fondo, no es más que esa: escribir… No escribo para agradar, tampoco para desagradar. Escribo para desasosegar. Me gustaría que todos mis libros fueran considerados como libros del desasosiego”, señaló Saramago en 2009 en torno a su novela Caín.
En El Evangelio según Jesucristo y Caín desnudó a la religión como mitificación de la realidad; y abordó el tema de la razón en los tiempos modernos en su trilogía formada por Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres y Ensayo sobre la lucidez.
Carlos Monsiváis (ciudad de México, 1938), cronista crítico de los fenómenos presentes en la mexicanidad, además de analista de los hechos sociales que han conmovido los cimientos de la sociedad nacional durante los siglos recientes, expiró el 19 de junio debido a complicaciones de una fibrosis pulmonar.
Identificado con la izquierda, el ensayista capitalino reivindicó en sus escritos al individuo y sus derechos como base del entramado social, contra el autoritarismo y la derecha. En esta lid se inclinó por el movimiento de 1968, los ídolos populares, las figuras de izquierda y los acontecimientos que significaban ideas progresistas; también apoyó las luchas de las minorías sexuales y culturales.
La obra de Monsiváis, caracterizada por la ironía frente a una realidad intolerable, fue un revire humorístico frente a los agravios por medio de la sátira política, como en su columna Por mi madre, bohemios, en la cual evidenciaba la ignorancia y exhibía la demagogia de políticos, empresarios, jerarcas católicos y personajes de la vida pública en general.
El editor y poeta Alí Chumacero (1918) falleció el 22 de octubre en la ciudad de México, víctima de neumonía. Fue un amante de la lectura desde su infancia en su natal Acaponeta, Nayarit, y a ella dedicó su vida entera como crítico, ensayista y editor. Entre su creación literaria destaca Poema de amorosa raíz, de los versos más célebres en nuestro país.
Laboró durante más de medio siglo en el Fondo de Cultura Económica y fue una de las figuras centrales del éxito de la casa editora. Ahí, el autor de Palabras en reposo atestiguó el paso de algunas de las mejores obras de la literatura mexicana del siglo XX y fue famoso el rumor, que Chumacero negaba, de haber mejorado la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo con su corrección.
El filósofo marxista e investigador Bolívar Echeverría (1941), referente crítico del capitalismo en América Latina, falleció el 5 de junio en la ciudad de México como consecuencia de un infarto. El ecuatoriano, que adoptó la nacionalidad mexicana, fue autor de una extensa obra sobre modernidad, economía y cultura, y enfocó su trabajo a los ámbitos de la teoría crítica y la filosofía de la cultura.
Echeverría consideraba al barroco en América Latina una forma de resistencia cultural y una modernidad alternativa. “La verdadera fuerza del impulso anticapitalista –escribió– está expandida muy difusamente en el cuerpo de la sociedad, en la vida cotidiana y muchas veces en la dimensión festiva de esta última, donde lo imaginario ha dado refugio a lo político y donde esta actitud anticapitalista es omnipresente”.
Teoría que sostuvo en obras como Conversaciones sobre lo barroco, La modernidad del barroco y Definición de la cultura.
El sábado 16 de octubre, a los 83 años, pereció en la ciudad de Filadelfia Friedrich Katz, a consecuencia de cáncer. El antropólogo e historiador austriaco dedicó su vida profesional al estudio del acontecer en México y América Latina en los siglos XIX y XX. Produjo obras indispensables para entender a nuestro país como La guerra secreta en México: Europa, Estados Unidos y la Revolución Mexicana, De Díaz a Madero: Orígenes y estallido de la Revolución Mexicana y la biografía Pancho Villa, ineludible si se desea comprender al revolucionario.
Howard Zinn (Nueva York, 1922) murió el 27 de enero por una afección cardiaca, . El historiador de izquierda plasmó en su obra el punto de vista de los de abajo durante la construcción estadunidense y fue autor del libro más vendido sobre el tema: La otra historia de Estados Unidos. Referente antibelicista en ese país, el también articulista de La Jornada mantuvo siempre la esperanza en el rescate de la humanidad contra la opresión.
El periodista y narrador Tomás Eloy Martínez, nacido en Buenos, Aires, en 1934, quien logró unificar lo mejor de ambas disciplinas en su obra, pereció el 31 de enero en la capital de su país. Fue autor de una extensa obra que incluye novela, crónica, ensayo, relato, libretos de cine y televisión, donde destacan La pasión según Trelew, prohibida por la dictadura argentina; Santa Evita, traducida a múltiples idiomas, y El vuelo de la reina.
Autor de culto en Estados Unidos, J.D. Salinger (1919) murió el 27 de enero, en New Hampshire. El guardián entre el centeno, publicado en 1951, bastó para colocar al escritor entre los más reconocidos de la literatura moderna de su país y lanzarlo a la fama que siempre despreció.
Miguel Delibes (1920) vivió una España enfrentada por la Guerra Civil y luego la férrea dictadura de Francisco Franco. Es autor de una narrativa del espacio rural español, cruzada por el hambre y la falta de libertades. Su deceso ocurrió el 12 de marzo.
El ensayista y reconocido filólogo Antonio Alatorre, expiró el 21 de octubre a los 88 años. Originario de Autlán, Jalisco, ejerció una labor docente en nuestro país y otras naciones, y fue estudioso de Sor Juana Inés de la Cruz, de quien editó las obras completas. Fue un notable traductor y hacedor de una obra especializada en la que sobresale Los 1001 años de la lengua española.
A lo largo del año también se registraron los decesos de la poeta y traductora Esther Seligson (ciudad de México, 1941); el poeta y especialista en literatura chicana Juan Bruce-Novoa (San José, Costa Rica, 1944-California, Estados Unidos); el escritor y cronista Armando Jiménez (Piedras Negras, Coahuila, 1917-Tuxtla Gutiérrez, Chiapas); el crítico literario Sergio Nudelstejer (Varsovia, Polonia, 1924), y el autor de novela negra Juan Hernández Luna (ciudad de México, 1962).
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