miércoles, 29 de abril de 2009

CONTAGIOS DE MIEDO

Problema de salud-Fisgón

CONTAGIADOS DE MIEDO

Miguel Ángel Vásquez

Para explicar las epidemias y mortandades como necesarias, naturales y controladoras de la vida, desde un sentido más holístico --es decir, no antropocéntricamente, sino viendo a la naturaleza como un todo-- deberíamos releer las teorías del economista y demógrafo Tomás Malthus escritas hace más de 200 años…

Las tácticas del terror o el miedo son instrumentos utilizados en política a todos niveles y desde siempre.

Por miedo al coco el pequeño deja de llorar, sigue al padre o bien deja que la madre vaya al mandado.

Por miedo al infierno en las religiones judeo-cristianas se cumplen los mandatos divinos o se realizan los sacramentos.

Por miedo a reprobar y ser castigado el niño estudia aún cuando preferiría jugar, dormir o ver televisión.

Por miedo al castigo el ciudadano común respeta la ley.

Por miedo a la pobreza o la falta de aceptación social el hombre acumula poder, fama o riqueza.

Por miedo a las naciones vecinas, distantes, amigas o enemigas los gobiernos gastan en armas más que en producir alimentos y realizan guerras preventivas.

Por miedo al desempleo poco menos de un tercio de los mexicanos votó en el 2005 por quien dijo ser "el presidente del empleo".

También pensando en los efectos mediáticos que el miedo a la violencia que genera el narcotráfico causa en la población, el gobierno federal sacó al ejército de sus cuarteles.

Y el miedo sigue ahí.

Después se difundió el miedo a la recesión económica. Este sí muy real y verdadero.

El caso es que ahora, para no variar, el miedo se ha apoderado de los mexicanos con este asunto de la Influenza porcina que ha causado menos de 100 fallecimientos en una ciudad de 20 millones de habitantes y en un país con más de 100 millones de almas.

Es algo muy lamentable para las familias que perdieron a sus seres queridos, pero que de acuerdo con especialistas no alcanza el grado de epidemia.

El asunto es que instintivamente el resto de los problemas nacionales han quedado en segundo término, pues para tener necesidad de comer, vestir, estudiar y distraerse, por citar algunas de las necesidades primarias, lo indispensable es tener vida.

Es decir, que ahora, con esta inusitada guerra, más mediática que médica, contra el virus del moquillo de cerdo todos estamos influenzados, o sea contagiados de miedo.

Y el miedo, vaga recordarlo, es un estado alterado de conciencia, es por lo tanto un pésimo consejero. Ya lo hemos visto antes en México tratándose de elecciones.

Por ello, este comentarista que como millones de mexicanos se ha quemado antes con leche y que por lo mismo ahora hasta al queso le sopla, se pregunta:

¿Qué nueva ley privativa de derechos, qué nuevo impuesto, o qué nuevo desfalco se concina en las más altas y tenebrosas esferas de quienes realmente mandan en México y el mundo?

El punto es que para explicar las epidemias y mortandades como necesarias, naturales y controladoras de la vida, desde un sentido más holístico --es decir, no antropocéntricamente, sino viendo a la naturaleza como un todo-- deberíamos releer las teorías del economista y demógrafo Tomás Malthus, escritas hace más de 200 años, pero ello excede en mucho el objetivo de esta colaboración.

Finalmente, si usted recuerda, hace unos años nos vinieron en México con el cuento del chupa cabras, luego a nivel mundial el tema fueron las vacas locas, después el ántrax --que por cierto se temió que un sobre con ese contenido hubiera llegado a la redacción de un diario local--; posteriormente, la gripe aviar y ahora la Influenza porcina.

Pasado mañana, no lo dude, mutará el virus o la bacteria causante de la roña de perro --no soy médico veterinario, me disculpará el lector-- y seguiremos así, hasta siempre, gobernados por el miedo.

Es para ponerse a temblar, ¿no lo cree usted así?


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